23 de junio de 2024
Porras Cabrera, Antonio
En el mundo de las ideas, del libre pensamiento y el derecho a ejercerlo y manifestarlo públicamente, existen variables o diferentes reacciones ante esas manifestaciones por parte del receptor del mensaje; o sea, de quien las escucha.
Partamos de la base de que la expresión de las ideas, en un sistema de
libertad, es lícita. No lo es el intento de someternos a ese pensar
colonizando, nuestro propio pensamiento, mediante la imposición del ajeno,
cuando lo esencial es educarnos a pensar en libertad y responsablemente.
Si partimos de una actitud constructiva que, teniendo conciencia de que la
verdad y la razón están sometidas a variables no siempre compartidas por todos,
nos permite, con mente abierta, valorar y discernir sobre el pensamiento ajeno,
pero tras esa valoración hay, como mínimo, tres actitudes o posicionamientos
respecto a la idea analizada. Podríamos hablar de esos tres términos que
propongo considerar según el nivel de conformidad con esa idea expresada, que
son: afinidad, respeto y tolerancia, que en ningún caso son lo mismo,
observándose importantes matices.
Pero antes quiero traer a colación la palabra EMPATÍA como un referente
actitudinal que facilita la comprensión y la capacidad de ponerse en el lugar
del otro para mejor interpretar su pensamiento, actitud y conducta respecto a
los demás, en todo caso, la empatía allana una mayor afinidad facilitando el
ejercicio. Los otros tres conceptos surgen, o deberían surgir, cuando, tras un
análisis empático de las expresiones ajenas, optamos por aceptarlas y hacerlas
propias o rechazarlas.
Otro factor modulador es la amistad, ya que se fundamente en una consolidación
previa de ese sentimiento y a través del tiempo. La amistad conlleva,
implícitamente, un sentimiento amoroso al que la RAE define como: afecto
personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se
fortalece con el trato; o sea, que existe de por si una cierta afinidad
instaurada y fundamentada en el respeto y la credibilidad. Un amigo es aquel
con el que puedes pensar en voz alta, suelo decir yo. Platón creía que los
verdaderos amigos buscan vivir vidas más auténticas y plenas relacionándose
entre sí de manera auténtica y enseñándose mutuamente lo que implica un
cultivo sistemático de la AFINIDAD.
Respecto al concepto de RESPETO a las ideas ajenas, que, lógicamente, va
implícito en la afinidad, cabe entenderlo como una actitud personal ante un
planteamiento racional y razonable, debidamente argumentado y con ánimo
constructivo, que no pretende imponerse, sino aportar esa visión al contertulio
como propuesta para ampliar su visión del asunto tratado. Loable planteamiento
coloquial sin el ánimo pedante del dogmático. Podemos no compartir ideas,
credos, principios o valores culturales, pero respetamos que cada cual defienda
y cultive los suyos desde su propia libertad, siempre y cuando esos valores o
principios no sean lesivos, delictivos, deleznables e inasumibles por nuestros
propios valores, tratados siempre con mente abierta y razonablemente crítica.
Otro asunto es la TOLERANCIA, al menos para mí. Recurro de nuevo a dos
acepciones del concepto que define la RAE, como las que se ajustan más a la
esencia del verbo tolerar, que de por sí mismo provoca una paradoja con el
respeto. Según el diccionario de la RAE, tolerar: Del lat. tolerāre. 1. tr.
Llevar con paciencia. 2. tr. Permitir algo que no se tiene por lícito, sin
aprobarlo expresamente.
Respetar es aceptar la divergencia, tolerar es aguantar, sobrellevar
determinados pensamientos ajenos a pesar del rechazo a la idea, en base al
derecho a la libertad de los demás para ejercer su libre pensamiento, aunque no
lo compartas y ni siquiera te apetezca debatirlo. La idiotez se tolera en
cuanto el idiota existe, pero no se respeta como algo constructivo. En todo
caso, dejaremos de tolerarlo en cuanto pretendan imponérnoslo por la fuerza, la
coacción o el adoctrinamiento.
Concluyo:
Afinidad: Coincidencia de ideas que te pueden acercar al contertulio por el
sendero de la amistad y el afecto, en el campo de la comprensión y el
enriquecimiento mutuo.
Respeto: A las ideas divergentes presentadas desde la lógica argumental con
razonamiento crítico constructivo y no dogmático impositivo, aunque no estés de
acuerdo con ellas.
Tolerancia: Soportar y aguantar la expresión de las ideas irracionales.
Permitir algo que no se tiene por lícito, sin aprobarlo expresamente. En
religión y política serían los planteamientos integristas y dogmáticos,
tolerables mientras no vengan a imponerlos por dictado o signifiquen la
comisión de delitos al llevarlos a término o implementar la idea rechazada.
Es decir: 1º Bienvenido a quien comparte mi ideología y concepción de la vida;
2º Respeto al juego democrático y las diferencias de opinión dada la diversidad
del pensamiento a caballo del complejo evolutivo individual; 3º Rechazo la idea
que me agrede y pretende someterme, aunque la tolero como un ejercicio de
libertad de pensamiento mientras no intenten implementarla y colonizar mi
pensamiento anulando mi propia libertad.
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