Planteamiento actual |
Hace
algún tiempo, en el blog, ya extinto, Grito de lobos, publiqué una entrada sobre
el Zeitgeist que sigue estando de rabiosa actualidad. Hoy quiero publicarla aquí
para aquellos que no la conocieran y poder hacerles partícipes de esa reflexión
seria que me propuse.
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La
palabra Zeitgeist, es una expresión que proviene del alemán “zeit”, que
significa “tiempo” y de “geist”, que equivale a “espíritu”. Se refiere,
específicamente al clima intelectual y cultural dominante de una época.
Recabando en Internet, me apoyo en algunas definiciones y apreciaciones, que
encontré y que comparto, en el siguiente párrafo.
En este sentido, “es un término que se refiere a los caracteres distintivos de las personas que se extienden en una o más generaciones posteriores que, a pesar de las diferencias de edad y el entorno socio-económico, una visión global prevalece para ese particular período de la progresión socio-cultural. Zeitgeist es la experiencia de un clima cultural dominante que define, particularmente en el pensamiento hegeliano, una era en la progresión dialéctica de una persona o el mundo entero. El espíritu de naciones individuales representa un segmento del Espíritu Mundial del que emerge un espíritu universal ilimitado”.
Ese espíritu, que lo forman las posiciones, idearios, creencias, voluntades, principios, actitudes y conductas que prevalecen en los sujetos de una sociedad, es el que conforma el conglomerado o la argamasa que sustenta el sistema social y su proyección de futuro. Por ende, el control y manejo del mismo es de gran valor para predecir y reconducir a las sociedades hacia los objetivos previstos.
Pero hay algunos otros aspectos que me gustaría resaltar. Bajo mi opinión, existe una escala de gradación que va desde el grupo de la familia, a la comunidad, la nación o el estado, hasta llegar a uno mayor, de componente mundial o universal, que abarca a todos los seres humanos. No es más que la aplicación de la teoría sistemática, donde el gran sistema lo forma el cosmos, el universo amplio, mientras que lo demás no deja de ser subsistema, en mayor o menor nivel, de otros sistemas superiores que lo entrelazan todo.
Si somos coherentes, deberíamos establecer prioridades para sostener y mantener el sistema superior, que es el que nos garantiza la supervivencia de los otros subsistemas que lo integran. Estos nos llevaría a identificar cuales son los intereses comunes que comparten los distintos subsistemas para hacerlo prevalecer sobre cualquier otro interés de grupo inferior. Pero la realidad es que hay un juego de poder, donde se procuran beneficios para el poderoso, sin considerar lo lesivo de sus actos para los otros grupos que forman los subsistemas.
En cierto sentido, nuestra sociedad y cultura se desarrolló desde esta miopía. Encapsulados en los principios, creencias e ideologías del grupo, se procuró bogar contra viento y marea hasta hacer prevalecer los intereses de grupo sobre los generales. No importa que el mundo se vaya a la mierda si yo saco beneficio y me salvo, aunque sea de momento y en esta generación. Claro, todo ello tiene relación con el acumulo de poder y la capacidad de decisión.
Hay algo que es una constante en nuestra cultura, como ya he comentado, el que cada grupo sostenga y mantenga la prevalencia de sus intereses sin considerar los generales, los de la sociedad, los de la humanidad en su conjunto. Han obviado los intereses transversales, o sea, aquellos que afectan al conjunto de la sociedad en sentido universal, para defender los de su aldea, perseverando en la línea egoísta y miope de su grupo. Ese ha sido el espíritu de los tiempos, el Zeitgeis, que se ha cultivado desde el poder clásico y tradicional de nuestra sociedad y estados. Lo curioso es que, sabedores, como decía antes, de la necesidad de controlar y dirigir el tránsito de ese espíritu de los tiempos, se ha ido imponiendo un sistema de comunicación, educación y manipulación de la gente para dominar y orientar ese proceso hacia los intereses del grupo dominante. Es decir, cultivar el Zeitgeist que le interesa al poder.
El peso de la masa popular es inmenso, por lo que es imprescindible buscar su adhesión mediante la creación de principios y valores que les convenza, por una u otra forma (de ello habría mucho que hablar) para dejar en manos de unos cuantos el poder de decisión. Para ello contamos con el proceso de socialización mediante el cual se establece un sistema de aprendizaje de los principios y valores que priman en esa sociedad, como qué es el bien y el mal, la moral, ética y conductas aceptables y reprobables o rechazables. Esta es una de la cuestiones que justifican la oposición de determinados grupos de poder, como la propia formación desde la religión, a aceptar un sistema de formación que incluya la Educación para la Ciudadanía calificándola de adoctrinamiento, mientras ellos la han practicado desde tiempos inmemoriales. Es por tanto, el miedo a perder las riendas y el control del Zeitgeist lo que les lleva a esta oposición.
Ahora se está librando uno de los combates más importantes de la historia. Un combate para establecer y gestionar un Zeitgeist que beneficie a cada grupo en litigio y/o a sus aliados, en contraposición a otra línea de concepción universal que aglomera todo lo que integra el sistema de vida del planeta. Hay grandes grupos identificados e identificables, como son las religiones, el capitalismo, los estados, las ideologías políticas, los propios políticos, etc… Todos ellos medran en beneficio de un sector, pero es poco habitual encontrar a grupos que objetiven el bien del ser humano en su globalidad, identificando los valores e intereses transversales que los unen. Más bien al contrario, manipulan, tergiversan y crean tendencias y opiniones para desligarnos de esa visión global. Para ello se visten de humanistas, defensores de derechos universales, de ONUs y demás, pero solo hay que ver como evolucionan los organismos internacionales para darse cuenta de que están al servicio del poder de las grandes potencias.
Por tanto ese es el gran reto, bajo mi modesta opinión. Crear un movimiento tendente a modificar ese espíritu de los tiempos para orientarnos hacia una gobernanza de interés mundial, donde prevalezca el desarrollo de las personas sobre las cosas, el ser sobre el tener, el espíritu sobre la materia, puesto que la materia es un instrumento para facilitar el desarrollo del espíritu, o intelecto, que se sustenta en parámetros vitales de la vida animal como continente. El cuerpo es soporte de la actividad intelectual y para ello deben estar cubiertas sus necesidades básicas, de lo contrario su actividad primordial sería procurar el sustento para evitar la muerte, en detrimento del desarrollo intelectual. De eso saben muchos los que controlan los recursos para hacer posible la nutrición, pues si el sujeto se ha de dedicar a conseguir el sustento con dificultad, evitamos que su actividad se oriente al desarrollo de sus potencialidades como ser humano en evolución, dejándolos reducidos, de esta forma, a meros instrumentos de nuestros intereses como grupo dominante.
Visto está que tenemos un sistema obsoleto. Que nuestros partidos políticos, nuestra democracia y los grupos de poder, a los que aludí anteriormente, no saben, pueden o quieren cambiar las cosas. Habrá que reconsiderar el papel de las religiones, de los estados, de los partidos políticos, de los propios políticos, del capitalismo, de la democracia, del sistema en sí mismo, hasta llevarlo a garantizar la cobertura de las necesidades básicas mínimas para la subsistencia del ser humano en todos y cada uno de los lugares de la tierra, solo por el hecho de vivir se tiene derecho a comer y disfrutar de lo que la tierra genera como madre nutriente.
Por tanto, el ser humano, por definición, está en un proceso evolutivo, en una revolución continua, que le hace crecer y desarrollarse, para lo que necesita incluir, en ese espíritu de los tiempos, el concepto de cambio continuado para adaptarse al incremento del conocimiento y al desarrollo tecnológico, con objeto de hacerlo más grande y más sabio.
Os propongo la creación de un Zeitgeist donde prevalezca y se garantice, como macro objetivo el alimento, la vivienda digna y cubrir todas las necesidades básicas de la ciudadanía, para darle a cada cual la oportunidad de ejercer su propio desarrollo intelectual. Potenciar un espíritu sustentado en la idea del ser humano, en su conjunto universal, como elemento central de la preocupación del sistema. Se ha de entender que el desarrollo no es tal si no es sostenido y sostenible, inmerso en un contexto que considere la naturaleza, el planeta y las especies que lo puebla; que el progreso no es tener más, sino ser más como sujeto humano, intelectual, pensante... Y por qué no, clarificar los conceptos de maldad y bondad, revertir el concepto de propiedad hasta dejarlo en aquello que cada cual sea capaz de producir desde sus propios medios sin sustraer el producto de los demás, y un etc. digno de debate, que dejo abierto…