Parece que nos andan confundiendo o nos quieren
confundir, con lo que está pasando en Grecia. Quieren hacernos ver que el malo
es Alexis Tsipras y Syriza, que ellos han traído todo el mal a ese país y lo
van a llevar a la desgracia, cuando, en realidad, no han gobernado hasta ahora.
Aquí, Rajoy y su gente, están cansados de decir que
los males de España los trajo Zapatero… otra forma de manipular y no asumir su
responsabilidad, ya que gobernaba en la mayoría de las autonomías y ya son casi
cuatro años de desventura y recortes, de desigualdad e incremento de las
diferencias entre pobres y ricos. Los males, señores, los trajo la banca con sus
políticas de ingeniería financiera, de economía especulativa, que siguen sobre
la mesa o, mejor dicho, sobre la bolsa.
El hecho, volviendo a Grecia, es que quienes la dejaron
como unos zorros, en la más absoluta miseria y desgobierno, en una profunda
crisis económica con la deuda insufrible y pesada como una losa, fueron los
gobiernos anteriores que manipularon hasta las cifras para entrar en el euro, y
que, estableciendo un paralelismo, son los homólogos del PP y el PSOE nuestros. Pero, una vez en la
trampa, tampoco tomaron iniciativas soberanas para preservar al pueblo griego y
sus intereses y se sometieron a los designios de la troika y sus adalides, antes
de dejarse llevar por la parte humana que identifica al ser (eso) humano.
Tsipras y los griegos, en su desesperación, se están
revelando contra esa losa, contra esas cadenas que les quieren colocar y parece
coherente que rechacen las exigencias de la UE, no por ser más o menos injustas,
que ya lo son, sino porque están hipotecando a toda Grecia y a sus generaciones
venideras y, además, la deuda es impagable. La asfixia mata y antes de morir se
pelea para liberarse de la mano que te aprieta. Por eso mandaron a freír
espárragos a los partidos responsables del desaguisado y eligieron a quienes les
prometían, dentro de esa desesperación, la defensa de su dignidad como pueblo.
Hay momentos en que la política debe imponerse a los
intereses del sistema financiero, a la banca, que siendo promotora de la crisis,
se le ha salvado y rescatado con el dinero de todos los ciudadanos a través de
los Estados… y así pagan ahora. Pero cuando los gobernantes no hacen políticas
orientadas a los beneficios y desarrollo de las personas, sino que son servidores
del sistema financiero, no cabe esperar mucho de ellos, salvo que el sistema
financiero, o sea, sus amos, vean que el negocio no les sale y pidan a sus
políticos cambios de estrategia para no perder.
Esos es lo que se está negociando en este momento. A
los mandatarios de la UE no les interesa que salga Grecia del Euro, pero sí que
se someta a los criterios del sistema que representa el FMI y el BCE, por muy
duros que sean… los unos y los otros lo saben y tensan la cuerda esperando que
no se rompa, pues si se rompe ambos bandos caerán a un vacío donde la
desconfianza llevará a la quiebra de toda la organización.
Yo me pregunto: ¿Tienen almas determinados
sujetos que defienden los intereses del dinero en contra de las personas?
Cuando veo a esa señora del FMI, que me recuerda una garza con su prestancia y
prepotencia, con su cara marmórea a modo de esfinge egipcia, percibo, a modo no
verbal, que no tiene sentimientos humanos, que solo piensa en los beneficios de
la economía de mercado financiero, que es más especulativo que productivo. Yo
creo que anda cabreada por las declaraciones de Yanis Varoufakis, ministro griego de economía, que calificó al FMI de criminal. Lo curioso es que su antecesor en el
FMI, el señor Dominique Strauss-Khan, acaba rompiendo una lanza a favor de
Grecia planteando que se asuma la deuda por una vía política a través de los
bancos y los estados… ¿Será una estrategia del palo y la zanahoria, del
poli bueno y el poli malo?
En resumidas cuentas: Cuando al fin un gobierno, con
mayor o menor riesgo, asume que los ciudadanos soberanos son los que deben
decidir sobre un asunto de tamaño interés, como es las exigencias de la UE,
solicitando un referéndum, le saltan encima los responsables del desaguisado,
como son los partidos que gobernaron antes, y se ponen las manos en la cabeza.
No los comprendo… o mejor dicho, sí los comprendo, pues ellos no pidieron la
opinión del ciudadano para cambiar algo tan importante como es, en nuestro
caso, el artículo 135 de la Constitución, lo hicieron solitos, a hurtadillas, sin
explicar claramente lo que ello significaba. Yo creo que Tsipras es más
demócrata que ellos, al menos pide la opinión de su pueblo antes de tomar una
decisión de tan importante trascendencia.
Ahora bien, hay un peligro inminente para el sistema
que se ha dado el mercado europeo. Puesto que Europa se ha construido por y
para los intereses de los grupos económicos y se ha dejado en segundo término
los intereses de la ciudadanía, que anda condicionada a la evolución de los
grupos de poder establecido, se presenta, con el caso de Grecia, una especie de
Caballo de Troya, donde pueden anidar las ideas de compromiso social, de
justicia distributiva, de un nuevo contrato social europeo que centre la gestión
económica en un mayor equilibrio entre los intereses de las personas y del
capital. Les temen a que proliferen los defensores de la línea griega; de los
que, hartos de tanta especulación, corrupción, venta y sumisión de los
políticos a los designios de las oligarquías dominantes, pidan una cambio
radical en la economía y las finanzas.
Tsipras sabe que tiene en frente a poderosos
enemigos de la idea de la justicia distributiva. Los usureros de la banca han
demostrado su posición a lo largo de la historia… (ya lo decía el mismo Thomas
Jefferson, que no era, precisamente, del partido comunista). Ellos le
intentarán poner de rodillas y calcularán fríamente cómo actuar para seguir
ganando, pero, también para dar un escarmiento a los que pretendan seguir su
ejemplo. Posiblemente, en esta etapa, la
luche esté entre los pueblos y la banca y quien consiga dominar en los estados y
gobiernos ganará la guerra. ¿Se impondrá la dictadura en la sobra de las
economías, o conseguiremos desarrollar una democracia real donde prime la
soberanía ciudadana? ¿Arrasarán las multinacionales en el control del mercado
y, por ende, conseguirán la sumisión de los pequeños y medianos empresarios que
tendrán que trabajar para ellos y sus grandes empresas de distribución? ¿Se
impondrá el capitalismo salvaje en contraposición a una economía humanista?
La batalla está servida, las piezas están colocadas
para abrir fuego y los medios se controlan. Cuando digo medios me refiero a los
medios de comunicación, pues esta guerra es una guerra de opinión, de
posicionamiento, de defensa de modelos, de control del pensamiento y de
inocular ideas, principios y valores que consoliden su política económica. Si
vemos las tertulias políticas iremos descubriendo a sus artilleros más afamados
e intransigentes, de piñón fijo y machacón, que no ceden ante nada, con
pensamientos enquistados, resistentes a cualquier argumentación por mucha
lógica que tenga.
Ante tanto fuego de artillería pesada, a través de
la tele, de la prensa, de la radio, etc. es complejo mantener las ideas claras,
la mente sosegada y crítica y no dejarse llevar por las emociones y los sentimientos
partidistas clásicos. Es dificultoso hacer una reflexión profunda de cara a una
nueva etapa donde la estructuración del sistema sea más justo y equilibrado… y
eso cuesta muchas desazones y desconsuelos. Para ello hay que dejar de ser
gregario y procurar la independencia de criterio, razonando, para salvar la propia
identidad aunque se clame en el desierto. Cada sujeto pensante, bajo el
paraguas de la argumentación, debe decir lo que estime para establecer sinergias.
Me preocupa Tsipras, me preocupa Grecia, pero, sobre
todo, me preocupa Europa en su conjunto y España en particular. Porque, en el
fondo, Grecia, Europa y España, solo deben ser las patrias de sus habitantes y
estos la esencia de las políticas que se desarrollen. La U.E. se ha creado
desde el interés del mercado y no desde los intereses de sus ciudadanos, desde
el poder de sus economías más fuertes, como la alemana que pretende colonizar y
dirigir al resto de la UE. ¿Serán capaces nuestros políticos de reorientar sus miradas
hacia sus pueblos, o habrá que desarrollar otra camada de políticos que vean y
orienten la cuestión de forma diferente?
Grecia necesita una salida económica, pero desde la política
al servicio de las personas no de las instituciones financieras. Después de Grecia
nos toca a nosotros y otros más… la Comunidad Económica Europea (CEE) sembró su
semilla desde el mercado y sus intereses, hasta llegar a la UE, pero… ¿hemos evolucionado
hacia los intereses del ciudadano o se han afianzado los iniciales?
Tal vez, haya una esperanza. Qué se redefina todo el
sistema, que la economía se racionalice, que se asuman las deudas desde el
conjunto de los estados y que se parta
de cero dentro de un marco más racional, más humanitario. Si se empobrece el
conjunto de Europa, si el euro se devalúa, será para dar sensatez a una Europa
de los pueblos en sinergia con su sistema económico al servicio de su desarrollo.