ESTILO OSCURO, PENSAMIENTO OSCURO
Hoy mi amigo Víctor me trajo a
colación un artículo de Azorín titulado: Estilo oscuro, pensamiento oscuro, que
reproduzco más adelante. Tal vez habría que considerar que lo importante es lo
que se dice y cómo se dice para que se entienda. A veces leemos algo expresado
de forma oscura e incomprensible, bien por los términos empleados, por la
construcción sintáctica o lo hiperbólico del texto. ¿Esa expresión es hija de
un pensamiento oscuro? Claro que habría que considerar la tendencia a elaborar
un discurso culto como forma de reafirmación personal o exposición magistral.
Pero esos matices, en algunos casos vinculados con el ego, tal vez escapen a lo
que Azorín describe como objetivo comunicacional por la claridad, aunque se reafirmarían
con ella.
Refiere Azorín aludiendo a
Bejarano, que “Las cosas deben colocarse según el orden en que se piensan y
darles la debida conexión. Mas la dificultad está… en pensar bien.”
Yo siempre dije que el arte de
comunicar está en hablar el idioma del que escucha, o sea en garantizar que el
texto del emisor puede y debe ser entendido por el receptor al que va dirigido. Por tanto el
recurso a la sencillez ha de ser el eje que vertebre el discurso, aunque la
complejidad del pensamiento propio venga determinado por dudas subyacentes o la
propia inseguridad en lo expuesto.
En todo caso, dejo el texto de
Azorín y cada cual que interprete lo que dice según y cómo lo perciba…
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Todo debe ser sacrificado a la
claridad. «Otra cualquiera circunstancia
o condición, como
la pureza, la
medida, la elevación
y la delicadeza,
debe ceder a
la claridad». ¿No es esto bastante? Pues para los puristas
lo siguiente: «Más vale ser censurado de un gramático que no ser entendido».
«Es verdad que
toda afectación es
vituperable; pero sin
temor se puede
afectar ser claro».
La única afectación excusable será la de la claridad. «No basta hacerse entender; es necesario
aspirar a no poder dejar de ser entendido». Sí, lo supremo es el estilo sobrio
y claro. Pero ¿cómo escribir sobrio y claro cuando no se piensa de ese modo? El
estilo no es una cosa voluntaria, y ésta es la invalidación y la inutilidad
—relativas— de todas las reglas. El estilo es una resultante... fisiológica.
«Cuando el estilo es oscuro,
hay motivos para
creer que el
entendimiento no es
neto». Estilo oscuro, pensamiento
oscuro. «Se dice
claramente lo que
se escribe claramente
del mismo modo,
a no ser que haya razones para
hacerse misterioso». ¡Admirable de exactitud y de penetración! Recomendamos la
sencillez y tornamos a recomendarla. ¿Qué es la sencillez en el estilo? He aquí
el gran problema. Vamos a dar una fórmula
de la sencillez. La sencillez, la dificilísima
sencillez, es una cuestión de método. Haced lo siguiente y habréis alcanzado de
un golpe el gran estilo: colocad una cosa después de otra. Nada más; esto es todo. ¿No
habéis observado que el defecto
de un orador
o de un
escritor consiste en que coloca
unas cosas dentro de
otras, por medio
de paréntesis, de
apartados, de incisos
y de consideraciones pasajeras e incidentales? Pues bien: lo
contrario es colocar las cosas —ideas, sensaciones—, unas después de otras.
«Las cosas deben
colocarse —dice Bejarano—
según el orden
en que se
piensan y darles
la debida extensión».
Mas la dificultad está... en pensar
bien. El estilo no es voluntario. El
estilo es una resultante fisiológica.
AZORÍN. Artículo publicado en Un
pueblecito. Riofrío de Ávila.
Madrid, Espasa Calpe (Colección
Austral, n. º 611, 2ª ed), 1957, pp. 47s.