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Afectado por el virus Ébole en África |
Acaba de aterrorizarme la TV. El Ébola se extiende. Un
médico estadounidense ha vuelto a su país infectado, por lo que se han tomado
medidas espectaculares para su traslado e ingreso en un centro asistencial. Creo
que esta espectacular puesta a punto acaba creando una tremenda alarma social. Los
americanos ya dicen que pondrán en circulación una vacuna específica, aunque no
está suficientemente contrastada, para frenar la epidemia. Han muerto cerca de
700 personas en África.
Me ha venido a la memoria el caso de la Gripe A, el
trasiego que se montó, la alarma que se creó, el miedo que se propagó y la cantidad de
vacunas que vendieron los laboratorios a los acojonados Estados, ante el temor
de que la población se volviera contra sus gobiernos y les acusara de
irresponsabilidad por dejar a la ciudadanía indefensa ante tal amenaza. Luego,
tras comprar millones de vacunas a estos laboratorios, no se usaron ni la
cuarta parte. Todo acabó oliendo a chanchullo, a chantaje de las multinacionales
farmacéuticas, para ganar unos cuartos y dar salida al producto. Incluso hubo
quien dijo que era una maniobra orquestada por ellos para ostentar y utilizar el
poder que se desprende del miedo. El chantaje a los gobiernos es una realidad
que sigue estando a la orden del día, chantaje que se facilita cuando los gobiernos
juegan al mismo juego, cuando son de los suyos y no de los nuestros. También lo
hace la banca y el mundo financiero, como se está viendo con la crisis. El
neoliberalismo es el marco perfecto para hacerlo, ya que se somete a los
Estados a esa ley de mercado libre que lo define como regulador del sistema, neutralizando
la actividad reguladora que todo gobierno debe ejercer sobre la organización comercial
que lleve a un comercio justo y razonable.
Pero volvamos al tema. La verdad es que la gripe común,
según que datos se manejen, acaba con la vida de entre 250.000 y 500.000 personas
al año en todo el mundo, algo así como 500 veces más que este Ébola. En España
entre 1.500 y 4.000 fallecimiento al año. A uno le sorprende la forma de tratar
estos temas y, siendo sanitario y psicólogo social aún más, en tanto se sospecha
de intereses ocultos, de extrañas manos que mueven los hilos para crear las
condiciones sociales que permitan, mediante el miedo y la alarma social,
justificar cualquier gasto o actuación que lleve a llenarse las arcas de las multinacionales.
La inversión para neutralizar esta incipiente epidemia, aunque el virus se
conoce desde 1976 en que se aisló la cepa en Zaire, es un negocio prometedor
para los laboratorios si se propaga al mundo civilizado, pues será cuando la
alarma social sea más efectiva para presionar a los gobiernos occidentales.
Hasta ahora han caído varios cientos de sujetos africanos. Es curioso, y
líbreme dios de ser mal pensado, que todos estos inventos se suelen dar en
África, un excelente campo de cultivo para la investigación. Pero ahora ya
tenemos un contagiado dentro de los EE. UU. que, por cierto, era un luchador
contra esta epidemia, uno de los que están en primera fila y caen antes que los
demás.
Pero no seamos suspicaces y volvamos a otra comparativa. Fijémonos
en lo que dicen en la página web de la WFP referido al Programa Mundial de
Alimentos: La desnutrición contribuye con la muerte de 2,6 millones de niños
menores de 5 años, un tercio del total global. La ONG Acción contra el Hambre
en su nueva campaña en España, denuncia que actualmente 10.000 niños mueren de hambre al día. Y luego, Unicef
denuncia que 19.000 niños mueren al día por causas evitables. Mirad que estamos
hablando solo de niños. Pero las armas ilegales matan a 245.000 personas al
año. Los errores médicos, las medicinas ilegales y las legales, las drogas, el
tabaco, los accidentes de tráfico y de trabajo, la guerras y conflictos internacionales
y civiles, las… las… las… En Gaza ya van, en menos de un mes, más de 1700 muertos y más de 7000 heridos...
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Afectados por el virus de la guerra en Gaza |
Qué curioso, montamos un
dispositivo impresionante para presentar lo malo que es el virus Ébole, que es malísimo sin duda, pues acaba con 700 personas al año, pero apenas damos
crédito a lo demás. Hablamos de vacuna contra el virus, pero no cortamos de
raíz el hambre y la miseria de los pueblos del tercer mundo, los conflictos
bélicos, las muertes evitables a lo largo y ancho del globo terráqueo.
Me da pena. Me da pena
porque veo en todo ello intereses ocultos, marginalidad según los grupos
afectados, indiferencia por parte del poder ante los desamparados. Parece ser
que el dios dinero, que mueve la economía, la inversión y los principios de
actuación del mercado, no pondrá nunca su ojo en esta gente, ya que no es
rentable para sus intereses. Deberán morir de hambre, de enfermedad, de frio o de calor… qué más da, si no son de los
nuestros, si no tienen nada con qué pagar el esfuerzo que hemos hecho para
conseguir el medicamento que les cure, o el nivel de desarrollo de nuestra
industria y economía. Es su sino, su Karma, si ellos no consumen, nosotros lo
consumiremos por ellos.
Dios ha muerto, lo mató
otro dios menor llamado dinero. Quienes creen en su Dios verdadero, en el de la
justicia, el amor, la igualdad, el que defiende al ser humano contra las atrocidades
del sistema irracional que nos embarga, debería fortalecer la lucha para matar
al dios menor y hacer que reine el Dios mayor, el que hace del hombre un ser
humano, fraternal y racionalmente integrado en el sistema de vida del planeta.
No importa que ese Dios sea uno u otro, o que uno sea agnóstico o ateo, si en
el fondo dios es una energía que llevamos todos dentro a la que hay que despertar
librándonos de quienes lo raptaron y lo hicieron suyo de forma excluyente.
Busquemos la vacuna contra
el Ébola, pero también contra Israel que va matando más que el propio Ébola,
contra Hamas que cultiva el odio sembrado por Israel, contra el integrismo, el
fanatismo y la soberbia, contra el egoísmo desmesurado que desprecia la vida
ajena, contra todo aquello que lleve a la muerte de gente que no hayan cumplido
su proceso de vida creativa.
"El ser humano merece vivir para crecer,
evolucionar y morir en paz".