jueves, 31 de octubre de 2024

Detrás de toda gran fortuna siempre hay una injusticia

 


Opinión | Tribuna

Antonio Porras Cabrera

Publicado en el diario La Opinión de Málaga el 29 OCT 2024 7:00


Es un crimen el aprovecharse del llamado mercado libre para amañar precios, la improductiva ingeniería financiera, la especulación en bolsa, etc.


Es un crimen el enriquecerse a costa de otros, el explotarlos, engañarlos... /

RICHARD VOGEL

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Ahora que está tan en boga, como casi siempre, los asuntos de corrupción y el pelotazo económico, los chanchullos, manipuleos, tejemanejes, componendas, engañifas, artimañas, fraudes, estafas y abusos en general, que llenan los bolsillos de unos cuantos privilegiados desde el poder político o económico, cabe una reflexión profunda sobre la moralidad y ética humana.

Quiero hacer mención a Honoré de Balzac, que fue un escritor singular del siglo XIX francés y principal exponente del realismo en la literatura europea. Digo singular no solo por su interesante historia cargada de éxitos y contratiempos, sino por su propia evolución profesional. Cuando murió, su amigo Víctor Hugo pronunció las siguientes palabras: «A partir de ahora los ojos de los hombres se volverán a mirar los rostros, no de aquellos que han gobernado, sino de aquellos que han pensado». Ojalá fuera así, porque el gran valor del ser humano es su capacidad de pensar y obrar en consecuencia.

Para mí uno de sus grandes pensamientos o sentencias de Balzac fue: «Detrás de toda gran fortuna siempre hay un crimen» (si le parece dura la palabra crimen, cámbiela por injusticia). Cuando uno ve lo que está pasando no le cabe la menor duda. Desde un punto de vista moral y de justicia social, es un crimen el enriquecerse a costa de otros, el explotarlos, engañarlos y manipularlos para hacerse con sus bienes y arrebatarles sus derechos con artimañas. En mi último libro publicado sobre aforismos y apotegmas digo que: «Robar no es, solamente, hacerse con lo que ya tiene otro, sino evitar que consiga lo que se merece».

Especulación

Es un crimen el aprovecharse del llamado mercado libre para amañar precios, la improductiva ingeniería financiera, la especulación en bolsa, etc. Es un crimen producir unos zapatos en Vietnam por 10 euros y venderlos aquí por 100. Es un crimen llenarse los bolsillos desde la especulación y no desde la producción. Por eso, cuando veo una gran fortuna, siempre acabo preguntándome: ¿A quién engañó este vendiendo a 100 lo que le costó 10? ¿Cómo especuló para multiplicar, no ya los panes y los peces que son alimento a repartir, sino los millones? ¿Habrá algo más detestable que deslocalizar una industria, llevarla a un país de sueldos infames y mandar al paro a conciudadanos para sacar un mayor beneficio personal, abusando del trabajador extraño, incluso niños, al que no se le otorgan los derechos laborales que merece? ¿Habrá algo más indigno que un político que concede contratos a una empresa a cambio de beneficios propios y de su partido? Se ha globalizado el movimiento de capitales, pero no de personas y de derechos laborales. En todo caso, la ética no es un marchamo del capital y, por lo general, queda ausente de los principios que rigen sus actuaciones. Si consideramos la exigua confianza que queda en la justicia, debería aclarar esas cuestiones… pero la justicia es ciega, no solo para garantizar su neutralidad, también puede serlo para ver lo que le interesa ver, o sea ciega selectiva.

Pero, volviendo al tema, creo que nadie tiene derecho a poseer en esta vida más de lo que fue capaz de crear, con algunas correcciones razonables e importantes. Esa es la mayor garantía de que, de partida, todos somos iguales, nacemos en cueros y evolucionamos según nuestras capacidades. En contrapartida, los Estados deben garantizarnos la cobertura de nuestros derechos constitucionales y humanos: educación, sanidad, vivienda, etc. Pero, aclaremos, capaz de crear se refiere a bienes materiales e intelectuales y recursos que faciliten la vida a los seres humanos y al sostenimiento del planeta.

Porque las diferencias tan terribles entre el pobre y el rico solo pueden venir de un ejercicio rayando en lo criminal bajo un código ético y moral avieso. Este modelo amoral, cuando no inmoral, está haciendo prevalecer los valores codiciosos sobre los humanos. Eso acredita las tropelías y abusos que padecemos y la dinámica de conflicto y confrontación, de guerra, botín, saqueo y despojo que se ejerce desde el poder y la fuerza no solo de las armas sino de los instrumentos que las leyes consienten. A modo de conclusión, la reflexión de Balzac, no deja de hacernos pensar en que el excesivo enriquecimiento es injusto por definición.

Sistema más justo

Dejemos a un lado el mundo de los políticos corruptos y empecemos a mirar a aquellos que nos traen ideas y pensamientos enfocados a cambiar el sistema hacia otro mejor y más justo. Debemos reemplazar a los políticos corruptos y desleales por otros que sean capaces de gobernar desde la moralidad, la justicia social y los derechos humanos. Apoyemos a aquellos que lo hagan desde la ética y los principios de justicia social pensando en los intereses de la ciudadanía. Necesitamos a los que antepongan los intereses generales a los particulares, las personas al dinero, el desarrollo humano e intelectual a lo material. El objetivo de la política ha de ser la felicidad del ciudadano, su evolución intelectual compartida socialmente para facilitar el crecimiento del colectivo conjugando la libre creatividad de cada uno. Esos deben ser nuestros héroes, los que merezcan nuestra consideración y apoyo. Si queremos una sociedad responsable y comprometida con la salvaguarda del ser humano, debemos hacerlo a través de la educación y la concienciación en valores humanistas.

Pero, esperemos que, a estos héroes, no nos los crucifiquen, como hicieron con Cristo los prebostes del poder establecido, tanto en lo civil como en lo religioso, de la Judea romana… Lo importante siempre ha de ser el ser humano y no las estructuras que lo gobiernan, que solo son herramientas para conseguirlo, pues han de estar a su servicio y no al revés.

Para que el mensaje, o la idea, se entiendan desde otra dimensión, la que sustenta el credo religioso de tanta gente, hay una frase: «Todo rico es un ladrón o hijo de un ladrón», que no he conseguido adjudicar, pues algunos se la imputan a San Agustín, otros a San Juan Crisóstomo, o, incluso, a San Jerónimo, pero que tiene su referente en los propios evangelios, Mateo 19, 23-30: «es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los cielos». Entre esta reflexión con sentido religioso y Balzac hay mucha similitud y muestra que el espíritu humano se siembra en distintas campos de cultivo; lo malo es que se insiste en enfrentarlos para que las ideas no cobren tanta fuerza. Un cristiano y un revolucionario están muy cerca, pero dejando de lado la iglesia representada en su jerarquía aliada con el poder y cuestionando el ejercicio de su dominio…

 

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miércoles, 16 de octubre de 2024

Otoño en la serranía

 

Opinión | Tribuna

Antonio Porras Cabrera

Publicado en el diario La Opinión de Málaga el día 16 OCT 2024 7:00

 

La Tierra está viva y se manifiesta en todos los seres vivientes; si ella muere, muere toda la creación con ella…


El Bosque de Cobre en el Valle del Genal. / L.O.

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El otoño está en pleno apogeo y una de las exhibiciones más increíbles de la naturaleza es la otoñal caída de las hojas. Pero si, además, te encuentras en la Serranía de Ronda, en el Valle del Genal para más señas, rodeado de castaños en los meses de octubre o noviembre, el espectáculo cobra un valor especial. Viajamos por estrechas carreteras, zigzagueando por el bosque, a la espera de una nueva y sorprendente panorámica al pasar el próximo recodo, que ofertará otro paisaje entre montes y valles tintados de verde y cobre. Ya hace fresco y se nota en nuestra faz la caricia de la brisa que lo expande, mientras el sol decae en lontananza bordando de colores las laderas del este tapizadas por un bosque de castaños. ¡Para, para!, esta espléndida visión merece una pausa… La imagen ha de prenderse en la retina para tener la suerte de evocarla y poder disfrutarla en la memoria recordando lo vivido al remembrarla.

Haz volar conmigo tu imaginación. Ubiquémonos en una vaguada orientada al oeste, sentados en una sólida roca, con un sol extenuado que se pierde pausadamente en el horizonte, otorgando con su luz una espléndida policromía a las nubes que pincelan el cielo. Los castaños, expuestos ya a un suave viento, que se va levantando poco a poco, envalentonado por la inminente ausencia del sol, van agitando dócilmente sus ramas al ritmo que el aire les marca. Al horizonte se nos presenta la montaña con su falda cubierta por un manto de hojas de marrón dorado, un color cobrizo, que se han ido desprendiendo de las ramas tremolantes del castaño. Justo al frente, un árbol nos tamiza la luz del sol, que parece jugar con nosotros en un continuo guiñar entre el follaje ya caduco. Las hojas caen lentamente, planeando en una danza mágica al compás melodioso de la música que tañe la brisa vespertina, sacudiendo a las ramas; van buscando el lugar adecuado donde cubrir el suelo y abonar la tierra para la próxima cosecha. Los tallos desvestidos de su frondosidad, empiezan a mostrar sus esqueletos presintiendo su confrontación con el gélido invierno. Ya saben que al volver la primavera el brote surgirá con savia nueva, las hojas le vestirán de verde intenso y la flor anunciará ya el fruto cierto. El ciclo que ahora cierra no es de muerte, sino de letargo en el camino hacia otra vida, que cada primavera se despierta para recorrer la senda prometida.

Y mientras vemos el tránsito del sol, el lento caminar de las nubes otoñales, el oscilante movimiento de las ramas, las hojas que planean buscando su acomodo, el vuelo de las aves camino del descanso y el sosiego de la noche, nosotros, seres pensantes, intentamos digerir tanta belleza, tanta expresión de vida mecida en la frágil cuna de la naturaleza. Ese mundo, ignoto para los urbanitas, nos despierta el profundo sentir que hemos ahogado en un mar de ruidos y ajetreos que la ciudad nos impone para desconectarnos de la tierra madre y de sus frutos, de la vida natural, llevándonos al artificio creado por el hombre para cubrir necesidades inventadas, para sentirse superior cuando, en el fondo, seguimos siendo nada.

Tal vez, a la vista de estos montes, al contacto con la brisa y el crepúsculo que precede a las enigmáticas sombras de la noche, observando el vuelo de los pájaros o descubriendo los ciclos de la vida en el castaño, tomemos real conciencia de que el ser humano es otro producto de la tierra, que ejerce como madre nutriente y protectora, que perdona los agravios que sus hijos le infligimos mientras va perdiendo su energía hasta la muerte. La Tierra está viva y se manifiesta en todos los seres vivientes; si ella muere, muere toda la creación con ella.

Y ahora, amigo y amiga, sigamos el camino a nuestra casa, pero con la conciencia centrada en el sostén de la existencia, en la Tierra y en sus nutrientes frutos que nos alimentan. Entre tanto, tras esta experiencia, habremos aprendido a amar las esencias de la vida, que es un regalo que nos ofrece la madre naturaleza… ¿seguiremos agrediendo a quien nos nutre o tomaremos conciencia de que estamos inmersos en un todo que sustenta nuestra esencia?

Con la brisa del ocaso y el anaranjado horizonte de belleza singular, producto de un sol que se resiste a sucumbir a la penumbra de la noche, me viene a la memoria Baruch Spinoza y esa concepción ‘panteica’ de un todo universal que nos acoge en el cosmos infinito, como un dios omnipotente y protector, donde nos integramos en equilibrio con nuestra propia existencia, ese todo somos todos en una concepción holística de la vida.

 

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domingo, 13 de octubre de 2024

Un año de terror y muerte

 

Opinión | Tribuna

Antonio Porras Cabrera

 Publicado en el diario La Opinión de Málaga el 13 OCT 2024 7:00

https://www.laopiniondemalaga.es/opinion/2024/10/13/ano-terror-muerte-109226997.html

 

Una vez más la religión guía y orienta la debacle en las mentes abducidas, alienadas e integristas que, con pensamientos enquistados, se resisten a la argumentación lógica…

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Hoy, 7 de octubre, cuando escribo este texto, se cumple un año del terrible atentado que realizó Hamás matando, hiriendo y secuestrando a innumerables ciudadanos de Israel; persiste clavado en el alma el terror de aquel momento. Ponerse en la piel de quienes, estando disfrutando de una fiesta plena de juventud e ilusión o en su confortable hogar, fueron masacrados por sujetos de mente perversa atrapada en su militante dogmatismo hasta la absoluta alienación, solo causa pavor y rechazo, al constatar hasta donde podemos someternos los seres humanos a la barbarie y la crueldad cuando nos dejamos llevar por la obsesión y el integrismos de corte religioso o ideológico.

Mas si parecía que no cabía más crueldad y terror, durante este año hemos asistido a otra barbarie terrorista de dimensiones descomunales. Israel, o mejor dicho el gobierno de Netanyahu, ha superado lo inimaginable justificándolo en su derecho a defenderse, defensa que nadie le niega. Pero una cosa es la defensa y otra la venganza y la destrucción indiscriminada, no solo del identificado como enemigo, sino de multitud de inocentes ciudadanos donde prevalecen los niños y las mujeres, hasta elevar su número a más de 4 decenas de miles de muertos gazatíes, junto a la destrucción y devastación sistemática de gran parte de la franja de Gaza, esa especie de cárcel al aire libre en que se ha convertido la zona. Después será Líbano y todo el entorno sospechoso de apoyar a los terroristas. Los ataques a Siria, Irak e Irán, son una escalada que nos puede llevar a un conflicto de dimensiones incalculables.

Una vez encendida la mecha de la guerra es difícil apagarla, porque las emociones la alimentan y las soflamas la incendian hasta extremos inusitados. Esa espiral se proyecta con fuerza irresistible, sin pensar en las consecuencias a niveles generales o en cómo afectará al inocente mundo que todo lo envuelve.

No hay más que comparar los horrores e imágenes de hoy hace un año, con las imágenes actuales de calles y casas devastadas, de edificios derruidos por las bombas, de hospitales destrozados, de gente que deambula por las calles sin casa donde acogerse buscando cómo subsistir en la debacle. Si las primeras llevaban al horror, las segundas son terroríficas. Israel, o mejor dicho su Gobierno presidido por Netanyahu, también ejerce el terror entre la totalidad de los ciudadanos palestinos, sin discriminar culpables de inocentes. Aludiendo a la justicia y al derecho a la defensa propia, se venga de unos actos terribles y condenable como los acaecidos hace hoy un año a manos de Hamás.

Anclados a su fe, de manos de la Torá o Pentateuco que sustenta y justifica la providencial elección del pueblo israelita por Dios como su pueblo escogido, se establece una teocracia (aunque esté disfrazada de democracia en este momento), compensada con el otorgamiento de la Tierra Prometida a sus seguidores al llegar a la tierra de Canaán tras la huida de Egipto. Este anacronismo histórico, que pretenden revivir transcurridos dos mil años de la diáspora, no respeta la evolución de la historia, los derechos de los pueblos y de la gente que nació y vivió secularmente en estos parajes llamados Palestina.

Una vez más la religión guía y orienta la debacle en las mentes abducidas, alienadas e integristas que, con pensamientos enquistados, se resisten a la argumentación lógica. Aluden a su religión y podrán encontrar en la Biblia o el Corán infinidad de pasajes donde el propios Dios les invita a la destrucción y cruel muerte de sus enemigos. Porque la Biblia, el Antiguo Testamento, fue escrita para eso, para ejercer de argamasa en un pueblo que vaga buscando asentarse definitivamente tras conquistar la Tierra Prometida.

El libro de Josué 1-12 cuenta cómo tras la liberación de Egipto, les fue asignada por Dios la tierra de Canaán, sin contar que allí ya vivía otra gente. Se refleja en esta parte una matanza sistemáticas de quienes ocupaban esa tierra antes de la llegada del pueblo israelita. El sionismo revisionista del Likud se fundamenta en este pasaje y otros de la Biblia para justificar su dominio en la zona, porque es una donación de Dios a su pueblo. ¡Manda huevos!, como diría Federico Trillo. Lo sionistas se pasan por el forro toda la historia que vino después.

Tras todo lo expuestos se ve que Israel, y sus valedores, en su infinito orgullo y supremacismo, pretende hacerse con todos los territorios que le fueron otorgados en la Biblia por asignación divina, cueste lo que cueste y pese a quien pese, aunque ello implique una confrontación de dimensiones incalculables para toda la humanidad. Frente a ellos, otros integristas y dogmáticos, que secularmente habitaron esos lugares se resisten a ser desalojados y consideran al Estado Judío un invasor al que hay que destruir.

Con estos mimbres ¿cómo se ha de esperar una solución pacífica?, salvo que sea impuesta y tutelada por las grandes potencias y la ONU. Bueno, la ONU es un decir porque Israel se la pasa por el arco del triunfo, como ha demostrado siempre y ahora nombrando ‘persona non grata’ al secretario general de la misma en un acto de desprecio al organismo internacional. Por tanto, estamos abocados a la violencia, a la guerra y al terror para imponer el orden y, de esta forma, perpetuar el conflicto, porque el terrorismo se alimenta de la violencia. Israel, con esta actitud, no acabará con él, sino que lo potenciará dando argumentos a los adoctrinadores y alienadores de las mentes integristas desde la emoción y el odio que genera la confrontación.

El Estado Judío se siente fuerte y amparado por su ‘Primo de Zumosol’, que le protege dado que hay coincidencia de intereses por causas concomitantes: la geoestrategia de los EEUU y los intereses expansionistas de un Israel, gobernado por el Likud aliado con los integristas, que mantiene vasos comunicantes, a nivel económico, con la metrópolis americana.

Decía en otra ocasión que la paz impuesta es sumisión, mientras que la paz verdadera es la acordada entre las partes. No habrá paz hasta el pacto, pero presiento que al igual que hace Putin, se pretende la paz impuesta desde el poder de las armas, o sea el sometimiento. Eso me recuerda a la famosa frase mafiosa: «Le vamos a hacer una oferta que no podrá rechazar».

Luego estamos nosotros, los espectadores. Los que asistimos al espectáculo más o menos compungidos, carentes de fuerza para hacer nada salvo gritar nuestro espanto y advertir que ese no es el camino. Pero me temo que, al final, nos salpicará la sangre derramada, hasta hacer que sea la nuestra la que se derrame en un conflicto irracional y perverso, donde el ser humano dejará aflorar el odio y su más cruel instinto de conservación para, en su paranoia, eliminar al enemigo que pretende eliminarnos en una escalada simétrica irrefrenable. Parece que todo está concatenado. ¿Quién movió los hilos del terror aquel 7 de octubre para desembocar en esto y con qué objetivo?

Hamás y Netanyahu ejercen el crimen de guerra, encarnan el satánico instinto de la destrucción y la muerte y quienes les apoyen son cómplices y reos condenables por ello. ¡Los seres humanos queremos vivir en paz, pero no nos dejan…!

 

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miércoles, 9 de octubre de 2024

Hay una gran oportunidad en cada crisis

 

Opinión | Tribuna

Antonio Porras Cabrera

Publicado en el diario La Opinión de Málaga el 09 OCT 2024 7:00

Nuestra capacidad de razonamiento debe ser capaz de discernir entre la verdad y la mentira, entre lo que es de nuestro interés y lo que no lo es…



El dilema radica en ser súbditos del autoritarismo o «soberanos demócratas» realizados en libertad. / l.o.

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«Hay una gran oportunidad en cada crisis».

Albert Einstein

 

Toda crisis implica un proceso de cambio y esta se presenta como una oportunidad para quienes la viven o sufren. Por tanto es importante la habilidad en resolverla y el enfoque que se le dé a la nueva situación tras superarla. De ahí que encontremos tanta confrontación política a nivel nacional y mundial. Depende de quién tenga el mando o el poder de decisión, podrá adoptar las medidas que estime más adecuadas, y el enfoque será uno u otro. En nuestro caso la confrontación política se da entre una socialdemocracia y un neoliberalismo y los adláteres de ambos, que defienden intereses no homogéneos.

El PP viene ejerciendo su actividad política con la intención de derogar el ‘Sanchismo’, como ellos plantearon en la campaña de las elecciones pasadas. Su estrategia pivota en torno a esa idea con objeto de alcanzar el poder y tener la posibilidad de pilotar el cambio al que nos vemos obligados para afrontar la crisis y desembocar en un nuevo orden mundial. Su pretensión es suplantar al PSOE en la responsabilidad de gestionar la crisis y, por ende, los millones que nos vienen desde Europa con su Plan de recuperación. Este plan es el mayor paquete de estímulo jamás financiado a través del NextGenerationEU; o sea, una oportunidad única para salir fortalecidos de la pandemia, transformando la economía y creando oportunidades y trabajos para esa Europa del futuro. Hay dinero, pues, hay intereses, y de ahí el empeño en gestionarlo y utilizarlo para desarrollar las políticas propias del partido según su ideología.

Objetivos

En el fondo subyace la idea de implementar su proyecto. Los estrategas que planifican cualquier proyecto siempre lo hacen en función de objetivos y esos objetivos tienen uno, llamado macroobjetivo, que es la misión principal del proyecto. Los demás están sujetos, tanto a medio como a corto plazo, a la consecución del macro de forma escalonada. El gran objetivo, el macro o la misión, está condicionado por valores y principios que los enmarcan desde una ética más o menos sostenible, el pragmatismo, la viabilidad y, sobre todo, el espíritu del tiempo, que conforma la opinión pública, a lo que en sentido hegeliano se le llamó Zeitgeist. No hablo del ‘Movimiento Zeitgeist’ de Peter Joseph, eso sería otra cuestión novedosa a considerar, sino de la argamasa que, según el tiempo histórico en que se vive, se da para aglutinar los grupos sociales y sus objetivos en torno a valores y principios compartidos. Por tanto, en política, en cada macroobjetivo subyace una ideología que lo sustenta, una idea como eje del mismo. Yo me atrevo a plantear una cuasi dicotomía donde la idea se encauza hacia un lado u otro y que se resume en dos orientaciones: «El ciudadano al servicio de la economía, o la economía al servicio del ciudadano».

Por otro lado, los sistémicos dirían, en su concepción de la sociedad como sistema, que, al ser este abierto, está sujeto a cambios muy dinámicos por la influencia de factores y variables que inciden en su funcionamiento, a los que se ha de ir adaptando. La evolución del conocimiento, el progreso científico y tecnológico y otras muchas variables de desarrollo social están en ello. Por tanto, sería ese proceso, llamado homeostático, el que ha de ir asimilando tal incidencia para mantener el sistema en interacción, consiguiendo un estado en equilibrio dinámico que permita que el mismo persevere en el tiempo, asimilando los cambios necesarios para ello; pero la clave está en lo que refería en al párrafo anterior: «Quién sirve a quién». El dilema radica en ser súbditos del autoritarismo o «soberanos demócratas» realizados en libertad.

Respeto y tolerancia

En esta dinámica, los esquemas clásicos de relación, donde el respeto y la tolerancia se imponen, siguen siendo, en el fondo, la forma más sana ya que, psicológicamente, no crean disonancias cognitivas, pero se anda buscando su modificación para dar cabida a otros intereses de poder. La democracia, que guarda la esencia de esos valores, está siendo cuestionada como modelo político y afloran alternativas autoritarias que la cuestionan. Una es el presidencialismo autoritario, ese Gran Hermano tipo Putin o Xi Jinping por poner algún ejemplo, otra el modelo económico controlado por la Banca y las multinacionales que escapan al poder de los gobiernos.

La globalización debilitó a los Estados y empoderó a las multinacionales y los grandes capitales… Cuidado con los Elon Musk que andan merodeando para el asalto final de la mano de una clase política neoliberal, o anarcoliberal como dice Milei, que denuesta al Estado y pretende reducirlo a la mínima expresión. La crisis es una buena oportunidad para ello… hasta tal punto que, si fuera necesario para alcanzar el objetivo, se puede crear otra que desestabilice el sistema. Obsérvese lo ocurrido en la crisis de 2008: la banca la creó con las hipotecas subprime y salió ganando, pues no la dejaron caer y le aportaron ingentes cantidades de dinero del bolsillo del contribuyente para sostenerla, quedando las arcas del Estado endeudadas.

Desequilibro

En el fondo, retomando la idea del balanceo entre economía y ser humano, las políticas que se vienen practicando van desequilibrando esa relación en detrimento del factor humano, donde el desarrollo personal y autorrealización no son los principales objetivos del plan, sino el control del flujo económico y su canalización hacia las grandes fortunas.

Como decía antes el dilema estaría en ser súbditos del autoritarismo o «soberanos en democracia», alienados o críticos, sumisos o libres, mediocres o idealistas. Nuestra capacidad de razonamiento debe ser capaz de discernir entre la verdad y la mentira, entre lo que es de nuestro interés y lo que no lo es, en ver lo que nos afecta prioritariamente y sobre lo que tenemos y debemos opinar para votar correctamente y evitar que nos arrebaten ese y otros derechos, para no ser manipulados.

 

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miércoles, 2 de octubre de 2024

Discursos peligrosos sobre las pensiones

 

Opinión | Tribuna

Antonio Porras Cabrera

Publicado en el diario La Opinión de Málaga el 01 OCT 2024 7:01

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Si a usted, joven o no tan joven trabajador, le dicen que las cotizaciones que le detraen de su nómina, en concepto de pensión, son para abonar las pensiones de los jubilados, no se deje engañar, lo que usted paga ha de servir para garantizar su propia jubilación, o sea el pago de su futura pensión.

Existe una tendencia ya contrastada a asociar el pago de las pensiones con una solidaridad intergeneracional, donde el joven trabajador paga, con sus cuotas, las pensiones de los antiguos trabajadores ya retirados. Este discurso tendencioso y mal intencionado o, al menos, totalmente falaz, puede causar un conflicto al considerar el joven que él asume la carga del pensionista mediante sus cotizaciones.

Lo malo de este planteamiento es que si el trabajador en activo, sujeto de las retenciones que establecen su cotización para su futura pensión, acaba asumiendo que es la generación siguiente la que carga con el pago a los pensionistas, se verá atrapado en un discurso irracional, además de falaz y tendencioso, que le pondrá contra las cuerdas cuando le toque el cobro de su propia pensión. Entonces le podrán decir que no hay suficientes cotizante para cubrir sus derechos de renta. ¿Con qué cara le va a exigir a la Administración que cumpla con sus compromisos, tenga o no recursos para ello? Le podrán decir que no hay dinero, pero no se ha de dejar llevar por la idea de que el mismo se ha gastado pagando otras pensiones que no son la suya, puesto que su cotización lo es para su propia pensión.

Es importante que la retención de las cuotas, que todo trabajador paga de cara a consolidar su propia pensión, no puede ser nunca justificada como un aporte para pagar a los ya pensionados, dado que a estos se les retuvo en su tiempo la correspondiente cuota mientras ejercían su actividad profesional. Otra cosa sería exigirle al Estado, como agente asegurador y, por tanto, garante del sistema, que cumpla con su compromiso, haya gestionado bien o mal las retenciones que le practicaron en su día al trabajador.

No debe ser una carga

La generación que hoy cobra su pensión no puede ni debe considerarse una carga, porque lo que pretende únicamente es que se cumpla el contrato firmado en su día con la Administración, en función de las propias leyes que esta emitía y a las que se debe para cumplir lo establecido. Muchos empezamos a cotizar a los 16 años y lo hemos hecho, prácticamente, durante medio siglo. Por favor, no nos cuestionen nuestro derecho a exigir que se nos devuelva lo abonado en función de las leyes que nos obligaron a ello.

Otra cosa será qué han hecho los gobiernos, habidos a lo largo de este tiempo, con la recaudación que fueron ejerciendo. España ha crecido y se ha enriquecido, ha mejorado sus infraestructuras, sus servicios, su sistema sanitario con la creación de infinidad de hospitales y centros sanitarios, sus escuelas y red ferroviaria, sus carreteras y aeropuertos, en suma ha alcanzado un alto nivel de desarrollo... Todo ello se ha fraguado durante el periodo en que aquella generación de jóvenes, que iniciamos nuestra actividad laboral a los 16 años o incluso antes, coincidiendo con el entorno de la llegada de la democracia, batallamos denodadamente para conseguirlo. Muchos, tras trabajar 8 horas, nos íbamos a estudiar al instituto nocturno para poder conseguir una mejor formación o acceso a la universidad para contar con una titulación universitaria. Luego, desde una posición de sacrificio, nos volcamos en conseguir que nuestros hijos completaran sus estudios sin tener que pasar por lo que habíamos pasado nosotros.

Neocapitalismo

Ahora, cuando un sistema neocapitalista, fundamentado sobre una ideología neoliberal, que cuestiona derechos y pretende la redefinición de tantas cosas, intentando sembrar la falacia para crear actitudes provechosas a sus intereses, ahora, digo, se quiere cambiar el chip, o sea pasar del derecho que tiene todo cotizante a percibir la pensión ya cotizada, por la idea de que la generación siguiente ha de soportar la carga. Ello produce un efecto de confrontación intergeneracional, porque el joven trabajador, atrapado en este discurso, caerá en la trampa y verá al pensionista como un rentista a su cargo de cuya responsabilidad se ha de librar, creando incomprensión cuando no animadversión hacia ese colectivo que le lastra.

En el fondo subyace la idea de la privatización de la pensión, donde la empresa aseguradora cobra la cuota y mantiene el compromiso de pago. Pero… ¿qué pasa si esa empresa privada se encuentra en la tesitura de que no tiene fondos para garantizar la pensión en un futuro porque los pagos superan los ingresos? Seguramente quedará en quiebra y se verá afectado el cotizante. En el primer caso el Estado es el garante, en el segundo la cosa cambia al ser una empresa privada sometida a las leyes del mercado como negocio lucrativo que es, por encima de cualquier componente solidario.

Siguiendo con la idea que planteaba días pasados en mi artículo sobre la Deconstrucción del sistema, andan redefiniendo situaciones para crear un estado de opinión que les permita una mejor situación para defender nuevos postulados en el nuevo orden mundial. Esta es una de ellas. Peligrosa para el mundo de los pensionistas, y más peligrosa aún para el mundo del trabajador en activo que «paga el ayer y no se garantiza el mañana».

Por tanto, hablemos con propiedad. No es la cuota del trabajador actual la que paga la pensión del jubilado, pues esta es para garantizar su propia pensión, es el Estado el que ha de resolver como cumplir con el compromiso adquirido con los que ya son pensionistas y cotizaron en su tiempo según las leyes que este impuso. Si caemos en la trampa nos la meterán doblada, además de crear una confrontación de intereses intergeneracionales con el conflicto social correspondiente…

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