Una vez más se fraguó la tragedia en el mar Mediterráneo. Los marginados, los sintecho, los que huyen de la nada buscando una mejor vida, encontraron la muerte en el empeño, y yo quiero llorar con ellos en mis versos.
Poema de dolor y de tragedia
El negro y tenebroso viento
empuja mi espalda con furor
embajador de la miseria,
la hambruna y el dolor.
La trampa del desierto iluminado
por miles de estrellas titilantes
jugó con mi destino
guiando mi huida de la nada
envuelto en arenales
de mágicos cristales
que fraguó mi fantasía
de un mundo mejor.
Corrí entre las montañas
y atravesando ríos
busqué desesperado la otra orilla
que vi tras las cuchillas lacerantes
de almas frías y falaces,
cimientos de muros y fronteras
que fragua la injusticia
a lomos del corcel de la avaricia
valor insigne en un mundo de codicia
que su esencia humana ya perdió.
En un último esfuerzo
tras ser atropellado
engañado y explotado
por mafias desalmadas
me lanzo a la aventura de la mar.
Bajel de imaginaria fortaleza
me reta a travesías de mares escarpados
de olas espumadas de amenazas
de oscuros peligros abismales
de miedos e ilusiones,
huyendo de la miseria y la ignominia
hacia la miel de la abundancia.
Y todos en la barca
para conjurar la fuerza de la parca,
unidos por las manos,
formamos la cadena de la vida
y el ariete que fuerce la frontera
que rompa ese muro insalvable
que el hombre miserable construyó.
Luego,
el mar se va tragando a los amigos
sus manos se escapan de las tuyas
como gélidos peces escamados
que volvieran a su océano profundo
y ves como el abismo los engulle
matando su esperanza e ilusión.
Caronte se los lleva en otra barca
camino mitológico del hades,
a la vez que las guadañas
forjadas en la Europa miserable
van segando las almas indefensas
yugulando con violencia la esperanza
de un mundo mejor.
El mundo de esta vida deplorable
abre su puerta deleznable
hacia el profundo abismo de la nada,
mientras un ave luminosa
guiada por dioses del dinero
revolotea alrededor
entonando estridentes canciones
con notas disonantes
del rotor.
Ahora estaré salvo
los otros se han hundido,
al mar los devoró.
Y a mí,
mañana injustamente,
obviando mi dolor
me volverán indiferentes
a donde vive mi color.