¡Caray!, ayer me llevé una tremenda impresión. Con
esta televisión no gana uno para sustos. Vi un video donde “la niña de Rajoy”,
la que nos presentó en las elecciones de hace unos años (por cierto bastante
crecidita), entraba en un hospital muy malita, casi a punto de fallecer. Al
parecer eso ocurrió hace casi cuatro años. El problema es que, después de tanto
tiempo ingresada, parece que ahora es cuando empieza a ponerse algo mejor,
cuando se estabilizan sus constantes, aunque sus órganos vitales, que son los
que mantienen la vida, los que realmente trabajan por el sostén del sistema,
como el hígado o fábrica que realiza la transformación energética, la labor
excretora de los riñones, el aporte de oxígeno de los pulmones, la elaboración
de alimentos del aparato digestivo, las manos, pies, músculos y huesos, el
corazón que bombea y reparte ecuánimemente la sangre que lleva los alimentos a
todos los órganos y tejidos del cuerpo, todos ellos, andan aún afectados severamente,
funcionando a bajo nivel de efectividad y, en algunos casos, como las partes
marginales del cuerpo, en la más absoluta pobreza funcional, tanto que corren
el riesgo de necrosis tisular, o sea, de morir por falta de alimento.
No tengo muy claro si la enfermedad que padecía era
una infección o un accidente de tráfico. Según algunas malas lenguas, la
atropelló un coche de alta gama que conducía la banca y el capital. Ello puede
ser verdad, pues es habitual en nuestro país que los grandes representantes del
poder extranjero, en connivencia con estos de aquí, vengar de turismo con
cierta frecuencia y abusen, al amparo de su pasta, de su dinero, obteniendo
privilegios a los que no tiene acceso el ciudadano de a pie.
Algunos cuentan que el problema de que la niña no
haya superado aún su patología es que el hospital donde la ingresaron dio
preferencia a la cura de las lesiones que la banca y el capital sufrieron en el
accidente, que, por supuesto y dado que el vehículo era de alta gama, no fueron
letales aunque sí de importancia, a pesar de ser los causantes del percance. Si
bien les sometieron a un interrogatorio, como es de rigor, para que no se diga
que tienen trato preferente, solo fue durante un Rato, no llegaron a pedir
responsabilidades de sus actos a tan significativos personajes. Eso sí, el pago
de la factura de la sanación de los agresores (banca y capital) se lo van a
pasar a los vecinos de la niña, que no a su padre, que bastante sufrimiento
tuvo al enterarse del percance cuando estaba cenando en el Bar Cenas invitado
por el dueño.
A esto hay que sumar el proceso de deterioro que
sufrió la asistencia sanitaria, pues en esa etapa, el cuadro médico y
administrativo del centro hospitalario recortó presupuestos, por lo que hubo de
bajar la contratación de personal cualificado, aparecieron falta de recurso
materiales, farmacológicos, dietéticos o nutricionales, y aparataje para
afrontar el reto de la cura de la niña, por lo que la calidad de la asistencia
sufrió un considerable deterioro, lo que justificaría la ineficacia del
tratamiento y el que a estas alturas el caso no esté resuelto y la niña siga
ingresada sin muchas esperanzas de volver a la situación previa al ingreso.
El caso es que, después de tanto tiempo, la niña
sigue casi igual, salvo el cerebro, que con el tratamiento ha mejorado
muchísimo, dado que es donde se encuentran los órganos de poder, mientras el
resto del cuerpo quedaba tremendamente afectado al no llegar el flujo de sangre
necesario para su correcta sanación. Ahora, la niña tiene un cuerpo debilucho,
con continuos dolores y molestias, con sus órganos al borde del fracaso y con
la motilidad limitada, aunque a nivel cerebral se encuentra lúcida, orientada
hacia dónde debe estar y, aunque ha perdido algo de memoria, es solo selectiva,
o sea, se acuerda de lo que debe acordarse y olvidó lo que debe olvidar
referido a su entorno inmediato: los malos Ratos, los abusos y las juergas en
el Bar Cenas con amigos de dudosa catadura y los malos hechos de su pasado
inconfesable. Con el tratamiento parece como si le hubieran destruido a
martillazos de fármacos y más fármacos el disco duro de su memoria, o al menos
las partes más comprometidas para su felicidad y equilibrio mental… o sea, un
lavado de mente para evitar la disonancia cognitiva. Eso está bien, pues la
conciencia es mala consejera para obtener la felicidad completa.
No obstante, dado que se avecina un partido
interesante y quiere el padre que la niña vea como gana el equipo de su papá y
que ella le apoye con sus gritos de “¡PAPÁ, PAPÁ!”, le ha animado a salir a la
calle, a pedir el alta voluntaria, para acudir al evento, donde la selección
española de fútbol se enfrentará al rival, dejando a España, si ganan, en un
buen estado de ánimo, dándole el prestigio internacional que conlleva tal
hazaña. Para ello, los amigos de papá, que forman el cuadro médico que le
atiende, le han hecho una rehabilitación de emergencia y, como anécdota curiosa,
pero significativa para acudir al partido, le han pintado en la cara una
bandera española…
El resto de la familia anda muy preocupada, pues no
ven claro que la niña esté en condiciones de tomar el alta y acudir a ese acto,
por lo que temen la recaída que la llevaría a una situación peor de la inicial.
El asunto está en que andan pensando en una segunda opinión médica y en la
posibilidad de cambiar el equipo asistencial. Se han presentado varios grupos
de expertos médicos y hospitales de reconocido prestigio, pero la duda está en
cuál es el más adecuado para sanar a la niña y que tratamiento sería el idóneo para
que esa sanación fuera integral y no afectara solo a parte del organismo.
¡¡¡Ahora toca discurrir a quién elegimos para que
cure a la niña!!!
La cosa no ha cambiado mucho, salvo que tenemos casi 400.000 parados menos, pero con más de medio millón de parados de larga duración más que antes, el fondo reserva de la Seguridad Social se ha rebajado en 25.000 millones de euros y la deuda pública ha crecido en 300.000 millones de euros, o lo que es lo mismo ha pasado de un 69,2% del PIB a un 99,5%. El resto está más o menos igual, con la salud muy deteriorada.
4 comentarios:
Genial, Antonio... Buen finde
Gracias, Mª Ángeles. Un abrazo
Hola Antonio. Muy logrado la similitud del enfermo terminal con la situación española desde hace años.
Recuerdo que en un artículo tuyo de hace tiempo deseabas que salieran políticos honrados a la escena política. Creo que ya está sucediendo. Aunque habrá que verlos en activo.
Un abrazo.
El problema con los políticos, amigo Prudencio, es que cuando salen,dado que no tienen demostrada su honradez, sino más bien es dudosa en la mayoría de los casos, se acaba diciendo que el valor, en este caso la honradez, se le supone y luego pasa lo que pasa.
Arremetió Aznar contra la corrupción del PSOE, cuando ya, en su propio partido había serias dudas sobre su financiación con el caso Naseiro, y la gente se lo creyó. Ahora estamos viendo el mayor expolio de la cosa pública en manos de los liberales, tanto del PP como de CIU, sin olvidar a los otros que gobiernan.
Ojalá surja esa clase política nueva cargada de honradez, pero eso no se dará hasta que la propia ciudadanía lo sea y exija a ellos que también lo sean. En todo caso es un problema de educación ciudadana, pero la iglesia prefierre seguir educando en las conductas clásicas, adoctrinando y acusando a los demás de adoctrinar.
Un abrazo
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