Es terrible que hoy, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, las portadas de los medios de comunicación estén cubiertas por la noticia del asesinato de dos mujeres por sus novios o maridos; bueno no diré de dos mujeres sino de una mujer y una niña pues la chica solo tenía 14 años, que da un tinte aún más dramático a la cuestión.
En el primer caso, ese hombre, por
decirle algo, asesina, en presencia de su hijo de 11 años, a su compañera y
madre del chaval a tiro limpio y después se suicida. Creo que debió invertir el
orden y empezar por lo segundo así hubiera evitado una muerte. Pero ni la
presencia del niño le impidió hacerlo, lo que denota una tremenda perversión o
maldad. A uno le cuesta comprender qué circunstancias se han de dar para que un
sujeto sea capaz de semejante crimen y atrocidad… ¿pasión, odio, psicopatía,
trastorno o alienación pasajera?, tal vez solo sea un puro machismo de un
personaje que se cree dueño o amo de su esposa porque la ideología machista así
se lo ha hecho saber a lo largo del tiempo.
En realidad, por su edad, no tiene
ni siquiera el atenuante, si es que cabe esta figura legal en este caso, de
haber sido educado en los tiempos pretéritos, cuando se oía aquella canción de
exaltación al machismo titulada “El preso número nueve”, que yo recuerdo
escuchar en la radio en los años 50 del pasado siglo, donde se apostillaba el
credo machista en un régimen que lo predicaba y defendía como cuestión de
honor, al estilo musulmán. Aquel planteamiento no ha desaparecido, pues sigue
vigente en muchos de los nostálgicos del viejo régimen.
Yo preferiría que, a estas alturas,
el machismo fuera mucho más residual, incluso que ya hubiera sido erradicado,
pero es una asignatura pendiente dado que, esta, no se supera por un importante
núcleo poblacional; sigue siendo sostenido y difundido por grupos ideológicos y
políticos en su propia ideología, a la par que continúa en ámbitos religioso
con la marginación de la mujer.
Lo malo, y eso es lo más
descorazonador, es que el otro asesinato nos hiere la esperanza de lograr su
erradicación. El hecho dado, o sea un chico de 17 años mata a una niña de 14 al
amparo de esa ideología, nos avoca al momentáneo fracaso de las estrategias
empleadas. Mientras haya un solo asesinato habremos fracasado, al menos
parcialmente, ya que no hemos conseguido establecer en nuestra cultura social dónde
están los límites que definen el derecho y la libertad propia y de los demás.
Por tanto, hoy no es un buen día
para el tránsito del machismo al feminismo, dadas las circunstancias. Los dos conceptos, como bien sabemos, no
son antónimos aunque acaben en ismo ambos. El machismo, según el diccionario de
la RAE es: “Actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres”,
mientras el feminismo sería: “Principio de igualdad de derechos de la mujer y
el hombre”. Si después de leer la definición de ambos conceptos alguien no lo tiene
claro, debería hacérselo mirar, porque o no sabe leer e interpretar la lectura
o anda atrapado en erróneos pensamientos enquistados en calcificadas y rígidas
mentes cerradas a la evidencia. El machismo va contra un derecho, es
prepotencia e imposición, el feminismo es la igualdad que busca proteger ese
derecho, así como la lucha por conseguirlo.
Tomar conciencia del problema es el
primer paso para conseguir erradicarlo. La obligación de todo intelectual es el
desarrollo y evolución del ser humano y con ello la elevación de los valores
humanistas que lleven a una sociedad mejor y más avanzada, más excelsa o excelente.
En ello debemos estar y a ello debemos ir. La erradicación de la violencia
contra la mujer, y de todo tipo de violencia, hacen del ser humano un ente más cercano
a esa excelencia.