Jubilados |
Se dice que para escribir solo hay
que tener algo que contar y ponerse a ello, pero también podríamos decir que
solo hay que ponerse a ello porque siempre hay algo que contar. Anoche tenía yo
ganas de escribir, pero no sabía qué contar de tantas cosas como tenía… Esta
mañana me siento inspirado por una cuestión, sobre todo por haberme encontrado
con un joven con el que he hablado sobre el tema de las pensiones y la carga
que representan para los que están trabajando. Bueno esa es su teoría, que
están manteniendo a los jubilados aquellos que trabajan, con sus impuestos y
sus cotizaciones.
Craso error, querido joven. Parece
que esta filosofía le está haciendo el caldo a los gobernantes, así podrá
siempre decir que se acabó el fondo de pensiones, cuando realmente han gastado
lo que no debían donde no correspondía y el dinero que depositaron los
ciudadanos durante su vida laboral puede quedar en el aire, lo que sería,
francamente, un desfalco o despojo, o sea, un robo descarado de fondos pensados para otro fin, el asegurar
la subsistencia del jubilado, de nuestros mayores, que ya colaboraron a
levantar esta España, gobernada por tanto mediocre irresponsable y tendencioso,
desde la miseria en que nos la dejó una guerra civil miserable y traidora para
con la ciudadanía de un Estado de derecho inexistente, y sustraído de la
legalidad por grupos de poder que siguen manipulando a su antojo los intereses
de la nación.
Verá usted joven: Durante muchos años, en mi
caso 52 años de cotización, hemos estado pagando a la Seguridad Social una
considerable cantidad en concepto de jubilación. Es decir, le hemos ido
depositando en sus arcas un montante de dinero para garantizar que cuando
llegara el momento nos lo devolverían mediante la pensión correspondiente y de
acuerdo a las condiciones y bases de cálculo que habían establecidas mediante
leyes. La parte de su compromiso consiste en gestionar esos recursos para que,
llegado el momento, puedan garantizar esas pensiones contratadas con el
ciudadano. En el caso de que fuera una empresa privada se le exigiría mediante
juicio, si fuera necesario, que cumpliera con su compromiso contractual, lo que
no exime de estar en esas mismas condiciones al propio Estado Español.
El pensionista no es un funcionario
al que se le paga por el trabajo que realiza, al que se podrá o no despedir,
bajar o negociar el sueldo o exigir compromisos nuevos… En todo caso, el
respeto a las clausulas de un contrato debe ser prioritario y, si fuera
necesario, negociarlo con los representantes de los trabajadores antes de someterlo
a ningún cambio de forma unilateral, lo digo por la alusión que hago al
funcionariado y a todo tipo de relación laboral, claro... Pero en el caso de las
pensiones, no cabe negociación. Lo que se recibe no es un salario, sino el
resultado de un depósito previamente establecido. No dejemos de exigirle a lo
público lo que se le exigiría a la empresa privada cuando actúa como parte
contratante de un seguro de pensiones. Tal vez, bajo la filosofía del sindicato
de clases, deberemos acabar sindicándonos los jubilados como una clase única y
singular que requiere un sistema de negociación y acuerdos diferentes, contando,
además, con la aportación indiscutible de la justicia y los derechos adquiridos
mediante el contrato inicial, o previo, a la propia jubilación. No es de recibo
que no se cumplan acuerdos incuestionables y se baje el poder adquisitivo de la
pensión porque el señor gobernante de turno y los partidos políticos del arco
parlamentario así lo decidan obviando los derechos de una de las partes
contratantes que entregó su dinero en depósito en su momento. Ahora bien, lo que no tiene ni pizca de sentido es que para el mundo político exista una sistemática diferente de cálculo y derechos de jubilación, donde se consiga la pensión con un mínimo tiempo cotizado, que las pensiones no estén sometidas a los mínimos establecidos y que se otorguen a distintas edades de al resto de la ciudadanía. Eso es un privilegio fraudulento y tendencioso por su parte; es decir, reprobable y rechazable por injusto, aunque sea legal.
Así que, querido joven, cambie el
chip y piense que lo que usted paga no es para que me paguen la jubilación a
mí, que ya di el dinero para ello en su momento, sino para que le paguen a
usted la suya el día de mañana. De esa forma estará su mente y su actitud en
disposición de defender sus intereses personales y no sometida al libre
albedrio de los gobernantes de cada momento, que siempre podrían decir no hay
dinero, a pesar del que usted les haya podido dar para salvaguardar su pensión
de futura jubilación. No sea tonto y no asuma la responsabilidad que de ellos
depende. Insisto, usted no paga nada, solo crea fondos para que se los
devuelvan el día de mañana. Los pensionistas de hoy ya los pagaron. Espero que
me haya comprendido y luche por sus y nuestros intereses que son los mismos con
el devenir del tiempo.