Sopesar las cosas |
Hoy es día de reflexión, según dicen…
como si no lo fueran los demás días, cuando la reflexión ha de ser una
constante en la vida de cualquier ser humano. Mediante ella analizamos el
pasado y el presente y vamos intentando comprender la realidad que nos
envuelve, la repercusión de nuestros actos, y los de los demás, en la vida personal
y en el entorno social.
Ahora, tras los innumerables y
variados mensajes que el mundo de la política nos ha lanzado en estas fechas de
campaña electoral, pretenden que decidamos, que reflexionemos. No sé muy bien si
persiguen que digiramos tanto mensaje, a veces absurdo, contradictorio y
malintencionado, excesivamente partidista y poco clarificador sobre una
realidad europea, que es la que nos interesa. Se nota la descolocación del PP
que sigue, erre que erre, intentando presentar estas elecciones como un
plebiscito contra, el llamado por ellos, “sanchismo” en un intento de desconectar
a Pedro Sánchez del partido socialista, como intentando separar “sanchismo” y
socialismo, tal vez con la intención de anatemizar a Pedro y reivindicar a sus
opositores dentro del partido.
Esta especie de locura o insensatez
fue caballo de batalla en las elecciones anteriores, “derogar el sanchismo” era
el lema, ya sabemos todos como terminó, con la mayor frustración de un parido
que vendió la piel del oso entes de cazarlo. Ahora, tras los últimos resultados
electorales, donde en Galicia le fue mal al PSOE, en el País Vasco les fue bastante
bien y en Cataluña ganaron las elecciones, las cosas siguen prácticamente como
estaban, con un PP anclado a la ensoñación y al deseo de acabar como fuere con
el liderato de Sánchez, al que acometen por todos los flancos posibles, ya sean
propios o de su entorno, con la intención de desprestigiarlo, cosa que vienen
haciendo desde el principio.
Seguramente hay suficientes
argumentos para criticar a Sánchez, muchos de ellos los podemos compartir, pero
cuando se ve el ensañamiento, incluido lo de miento, de una forma tan evidente,
solo cabe pensar que el deseo de alcanzar y ejercer el poder que tienen es tan manifiesto
que acaba sembrando la duda sobre sus intenciones y ejerciendo de boomerang. Su
programa se reduce a resolver los problemas de España quitando a Sánchez. Pero,
¿cuál es en realidad el programa del PP? ¿Es algo oculto que va más allá de lo
presentable y solo cabe denostar al contrincante para que, sin pedir mayores
explicaciones, se le otorgue el voto como mal menor, como escape a una
situación calamitosa?
Pero reflexionemos. La economía va bien,
la creación de empleo crece y el paro baja, el SMI sube sustancialmente y las
previsiones de crecimiento para nuestro país son bastante buenas comparadas con
el entorno. Hemos salido de la pandemia relativamente bien gracias a las políticas
de protección a la empresa y al trabajador mediante los ERTEs y una aceptable
política de vacunación. El coste de las energías, que estaba disparándose, se
consiguió controlar bastante bien con iniciativas que la propia UE acabó asumiendo
y adoptando. En resumen, un más que aceptable resultado de gestión, que no
permite al PP centrar sobre ella el debate, pues el balance lo dejaría en evidencia.
Por tanto solo cabe buscar otros puntos débiles, aunque fueren de menor
incidencia, para magnificarlos y hacerlos parecer de una importancia suprema.
No sé qué recorrido pueda tener el
caso Begoña, si es que lo hay, pues parece ser que no se sustenta la
investigación sobre sólida base, según la UCO y la fiscalía (a las que el PP siembra
de sospecha). El caso Koldo parece más consistente y debemos apoyar que se
esclarezca, desde la presunción de inocencia, que es una garantía procesal de
nuestra Constitución. Pero no se habla con tal contundencia, o se mantiene a
bajo nivel, el asunto de la pareja de Ayuso, donde sí están reconocidas y confirmadas
las irregularidades por el propio autor, y algunos otros casos que subyacen en
el mundo del PP.
No parece lógica su postura,
defendida por sus agresivos guardianes, con Tellado a la cabeza, cuando son
incapaces de la más mínima autocrítica. La historia del PP está plagada de
casos de corrupción, condenas incluidas, con unas obras en su sede pagadas con
dinero negro, un tesorero en la cárcel, una historia truculenta de sobres y
libretas de anotaciones, una defenestración del líder anterior por sacar a
relucir la posible mordida del hermano de Ayuso y un amplio etc. que los
cuestiona como ejemplo de limpieza ética a seguir. Parece que la histriónica
agresividad es una buena defensa ante el uso de la razón del contrario.
Lo curioso es que, a pesar de todo esto,
se ha conseguido demonizar al “sanchismo” apartando la vista de los hechos relatados,
obviando sus propios pecados mayores para orientarnos hacia la paja del ojo ajeno. Pero,
en fin, todas estas cosas cada cual ha de valorarlas, en un día como este, antes
de ir a las urnas, aunque ya se tengan más que valoradas, visto lo visto.
Yo entiendo que para juzgar los mejores
programas, lo más adecuado es mirar lo que han hecho y no lo que dicen que quieren
hacer. Yo, al menos, ahí centro mi reflexión. El PP gobierna en varias
comunidades y nos da información para comparar con los demás.
Lo lamentable es que la campaña electoral
de estos días se haya centrado sobre un plebiscito entre PP y PSOE, Feijóo y
Sánchez. Se nos ha hurtado el debate sobre la esencia de estas elecciones y
siguen, erre que erre, con la eterna diatriba sobre Pedro Sánchez.
Mañana veremos lo que pasa, yo
seguiré reflexionando para decidir mi voto. Eso sí, hoy no iré al rezar el
rosario a calle Ferraz…
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