Opinión | Tribuna
Publicado
en La Opinión de Málaga el 11 SEPT 2024 7:00
Donald
Trump participa en su charla con Elon Musk en X. / Margo Martin / Reuters
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La vuelta al cole en el mundo de la
política es la vuelta a lo mismo, no cambian de curso, por lo que no observamos
proceso evolutivo significativo en cuanto a actitudes y conductas, o a
estrategias y asunción de responsabilidades. Parece que el verano no ha sido
reflexivo, al menos en sentido positivo, para llevar a la ciudadanía el sosiego
que requiere para hacer del país una nación feliz y de pacífica convivencia.
Posiblemente sea así porque no es
ese su objetivo… me refiero a lograr la felicidad del ciudadano, sino el acceso
al uso del poder para otros fines ocultos mucho más elevados. Decía Noam
Chomsky que: «La población general no sabe lo que está ocurriendo, y ni
siquiera sabe que no lo sabe». Esas es la sensación que yo tengo cuando escucho
a los políticos en esos debates absurdos, a veces insulsos, infantiloides y
perfectamente orquestados para llamar la atención sobre algo de importancia
relativa y detraer del debate lo verdaderamente trascendente, o aquellas otras
cuestiones de las que prefieren no hablar porque el cieno que las esconde les
saltaría en la cara.
Esto, que casi siempre fue una
constante en el mundo de la política torticera y manipuladora, no deja de ser
una estrategia, una burda manipulación donde caemos los incautos, que nos
dejamos llevar por los toques de rebato de los pastores o guías que nos marcan
el camino, al que respondemos como hooligans incondicionales; seremos sus
seguidores digan lo que digan o hagan lo que hagan… Trump se permitió decir que
podría disparar en plena calle a una persona y no perdería un voto.
Pero el tema es más grave de lo que
parece. Nos jugamos más de lo que se aprecia y, en determinadas esferas, juegan
a otra cosa, a otra guerra, para lograr objetivos elevados que cambien el
sistema. Se trata de diseñar y construir un futuro que ahora parecería una
distopía, pero que en realidad, si consiguen que la gente lo digiera y lo
tolere, acabará asimilándolo, plenamente sumisa, insertándose en ese proyectos
al que ya han definido con un toque de locura ciertos políticos como Milei (con
su anarcoliberalismo). Incluso, empiece usted a temblar, el propio Elon Musk
propone, con esa carita de niño travieso, pero a la vez impasible, sonrisa
insolente y mirada aviesa (transcribo de msn.com/es-es/noticias): «Elon Musk
plantea la idea de sustituir la democracia por un gobierno liderado por ‘machos
alfa’». A la par que sostiene que nuestra civilización está en juego… un juego
en que él y todos los combativos colegas del mundo financiero globalizado andan
sentados a la mesa del envite a ver quién gana más en la partida. De momento el
disruptivo Trump le propone para ordenar su administración si gana las
elecciones. La cosa, como puede verse está fea, el juego se ha iniciado y nos
quieren desprender del poder soberano que la democracia nos otorga.
Ejerciendo el razonamiento
abductivo, entiendo que han iniciado, ya hace algún tiempo, un proceso de
DECONSTRUCCIÓN. Deconstruir, según el diccionario de la RAE, aplicado a la
literatura, es: «Deshacer analíticamente algo para darle una nueva estructura»,
también, en sentido figurado, aplicado a otros ámbitos. Apliquémoslo pues a la
política.
El futuro viene marcado por un
proceso evolutivo galopante, de la mano de la ciencia, el conocimiento, la
tecnología y la gestión de datos con la llamada Big data, donde la Inteligencia
artificial será determinante, incluso, en parte, sustituyendo a la humana.
Estamos, pues, metidos de lleno en la Cuarta Revolución Industrial, término
acuñado por Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial, en el contexto
de la edición del Foro Económico Mundial 2016. En este orden, el concepto
humanismo pierde su sentido para entender el ser humano como servible al
sistema que será el eje principal de la existencia, donde esos machos alfa
dominarán el mundo, con su inteligencia superior apoyado en la artificial,
mediante recursos tecnológicos inimaginables bajo nuestro limitado conocimiento
actual.
El problema es el sistema democrático
y la estructura social, los Estados y fronteras, el sistema de elección de la
gobernanza, el reconocimiento y ejercicio de la soberanía popular, la ética, la
moral y los principios de esta nuestra cultura como la libertad, la igualdad,
la fraternidad y solidaridad, junto a la justicia social (a la que Milei
califica de aberración). Valores anacrónicos para ellos, que solo son un freno
al progreso entendido a su manera, etc. que son los que ponen el ronzal o
condicionan al mercado libre. Mercado que, para su bien entender, no debería
tener cortapisas, salvo las que se desprendan del combate entre los propios
mercaderes y la necesidad de regularizar el mismo; o sea, un mercado darwinista
donde el poderoso se impone y el que no pueda que arree. El nuevo mercado de
los yuppies financieros de los años 80 elevado a la enésima potencia.
Por tanto el proceso de
deconstrucción consistiría en descomponer, analíticamente, el sistema para, una
vez aislados los principios que los sustentan, proceder a redefinirlos para
reconstruir otro donde los valores renovados permitieran el nuevo orden, donde
el macho alfa pudiera dominar en una sociedad de sumisión e integración en una
estructura funcional perfectamente orquestada. Una sociedad donde el que no
sirve se elimina, o margina, por una u otra vía, y el que sirve se aprovecha e
inserta para mayor gloria del propio sistema y de los intereses de quienes lo
gobiernan.
Para ello, ¿habrá que destruir lo
ya construido para reconstruirlo con las nuevas tecnologías? ¿Será necesaria
una tercera guerra mundial para que desaparezca lo viejo y sobre las cenizas
reconstruir el gran proyecto de su propio Sion? Con tanto miles de millones de
habitantes ¿es sostenible el planeta?, ¿habrá que eliminar a parte de ellos
mediante esa guerra? Terrible tesitura que nos ha de poner alerta…
Puede que ya estén construyendo las
bases para llevar a término la distopía que describe el escritor británico
Aldous Huxley, en su novela ‘Un mundo feliz’, publicada ya hace casi un siglo
(1932). Elon Musk debe habérsela leído y nos habla de los Alfa para dirigirnos.
Tal vez no tarde mucho en llegar la socialización del niño desde el uso de la
hipnopedia o por otro sistema más acorde con las nuevas tecnologías.
¡Cuidadín!, nos distraen con cosas
de orden menor y cotilleos mientras siguen con sus hojas de ruta. «La población
general no sabe lo que está ocurriendo, y ni siquiera sabe que no lo sabe»…
pero las siguientes generaciones ya se enterarán si no somos capaces de
reconducir la situación. De momento hay muchos interesados en destruir para
reconstruir, es un buen negocio si lo hacen ellos… y eso da miedo.
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