(Romance
de humor)
Juntáronse
tres parejas
en
plena luna de miel
en
un hotel de Canarias
para
pasárselo bien.
Una
en sus tiempos pasados
fue
novicia en un convento
hasta
que la tentación
la
apartó de aquel invento.
Otra
ejercía de enfermera
en
un moderno hospital
teniendo
como objetivo
la
infección nosocomial.
La
tercera de las chicas
maestra
de profesión
iba
impartiendo docencia
a
la menor ocasión.
Los
chicos eran amigos
de
una manera informal
pues
todo se lo contaban
al
encontrarse en el bar.
Tras
de la noche de bodas
se
bajaron para el bar
los
chicos sin compañía
quedando
a desayunar.
Cumplidos
con los saludos
empiezan
a comentar
como
se vivió la noche
de
goce y sexualidad.
Todos
fueron explicando
su
experiencia conyugal
con
sus flamantes esposas
en
el tálamo nupcial.
El
de la novicia dijo
que
no la llegó a catar
negando
el preservativo
por
un mandato papal.
Luego
habló el de la enfermera
que
antes hubo de aguantar
sus
lecciones preventivas
de
transmisión sexual.
Los
dos chicos compungidos
dejaron
clara evidencia
de
que la próxima noche
no
tendrían tanta paciencia.
Dado
que el otro no hablaba
con
un cansancio patente
le
preguntaron al joven
cómo
le fue su expediente.
Pues
a mí me ha sorprendido,
dijo
el muchacho cansado,
de
tanto hacer el amor
me
ha dejado atolondrado.
Cuenta
chiquillo, confiesa,
que
a dos velas nos quedamos
¿Tiene
furor uterino?
tu
explicación esperamos.
Ya
sabéis que ella es maestra
y
ejerce su profesión,
tras
la primer experiencia
me
examinó la lección
y
me dijo muy severa:
“Haces
el amor fatal
a
repetirlo cien veces
para
poder aprobar”.
Y
aquí me tenéis amigos,
hecho
una calamidad
recelando
de otra noche
que
no la podré aguantar.
Autor:
Antonio Porras Cabrera
Málaga,
9 de marzo de 2021
2 comentarios:
Jajaja... La deformación profesional que no tiene enmienda.
Maribel, somos lo que somos estemos donde estemos, jajaja.
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