El 28 de marzo de 1942, hace ya 79 años, murió Miguel Hernández en la cárcel de Alicante a los 31 años. Su legado lírico es de los más importantes de la poesía española. Hoy glosamos su memoria con este poema en su honor.
La Parca en Alicante
busca a su presa
de manos del verdugo
tras de la guerra.
yace en su celda
vestido con su pena
tras de la reja.
cerrada y pobre:
escarcha de sus días
y de sus noches,
alimento de sangre
de amor y duelo
por el hijo que sufre
sin su consuelo.
de su almohada,
con su desierta mesa,
sobre la cama?
¿Florecerán los besos
en el mañana
o vencerá la Parca
con su guadaña?
mató las armas
y los aceituneros
lloran al alba.
con ilusiones
por dejar la mancera
con sus canciones,
no podrá liberarse
de las cadenas
que lo traban al campo
como condena
por ser nacido
dentro de la pobreza
de su destino.
lleva su premio
de roja sangre y muerte
al cementerio,
marcha el poeta
como verso y semilla
para la tierra.
con que el odio del hombre
siembra la tierra.
2 comentarios:
Muy merecido homenaje.
Qué triste morir tan joven y encarcelado
y asesinado por un crimen que no cometió
porque no mató a Primo de Rivera, ¿no?
Un abrazo
No, él solo fue un activista político desde la cultura y su militancia. En la guerra fue comisario político, perteneciente al partido comunista. Solía leer poemas a los soldados para motivarlos y subirles la moral. Le condenaron a muerte por ello y le conmutaron la pena por cárcel, donde murió de tuberculosis en estado casi de abandono aquel fatídico 28 de marzo de 1942.
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