Portada de mi último poemario. |
Hoy es el día internacional de la poesía, un momento especial para difundirla, darla a conocer e interesar a la gente en esta preciosa y singular forma de expresar un pensamiento, una emoción, un sentimiento, una percepción del entorno elaborada en nuestro interior desde la sensibilidad creativa.
Define, la RAE, a la poesía como: “Manifestación
de la belleza o del sentimiento estético por medio de la palabra, en verso o en
prosa”. Yo encuentro fría la definición, pragmática y académica. Si bien
la descripción es precisa, aparece ausente de la sensibilidad con que la poesía
brota.
Me gusta más la descripción cósmica
que hace de ella Rabindranath Tagore: “La poesía es el eco de la melodía del
universo en el corazón de los humanos”. Le otorga al ser humano (hombre
o mujer) una trascendencia especial, una proyección cósmica que le fusiona con el
universo que le acoge. La poesía, desde esta visión, nos aboca al panteísmo, a
la percepción del todo como la natural divinidad que nos protege e integra. Sí,
estamos inmersos en un cosmos ignoto del que solemos recibir, tal vez
subliminalmente, mensajes y manifestaciones de su ser. Pero estamos tan sumidos
en lo material, en lo inmediato, en aquello que necesita nuestro cuerpo para
subsistir, que olvidamos la proyección espiritual más allá de religiones y
dogmas, de poder y de dominio sobre todo lo que nos rodea, que dejamos de mirar
al cosmos para centrarnos, miopemente, en lo inmediato sin ver más allá del
vergonzoso muro de la ignorancia, obviando donde está la sabiduría y las claves
del universo. La lógica nos ata a la limitada capacidad de su ejercicio en
función de nuestro exiguo conocimiento.
El ser humano no puede ni debe
condicionarse por esa limitación, sino hacer volar su creativa mente hasta descifrar
los versos que definen la verdad, hasta conseguir que el vuelo utópico de la fantasía
le abra las puertas de otras dimensiones, donde habita la esencia creadora de
ese cosmos. La ley mágica que lo rige también está en nuestro interior, pues nos
tutela a todos con su algoritmo universal. Sí, a través de la creatividad, de
la poesía, del arte y del pensamiento abductivo y metafísico, que airea nuestra
mente haciéndola permeable al influjo de energías y los flujos que transitan por
el éter, podremos conseguir burlar el dominio de lo absurdo sobre nuestra
esencia humana y liberarnos de los grilletes que nos atan.
La poesía nos da alas, nos conduce por
la senda que se fragua al caminar; si la visión del cosmos es limpia, nítida y
sublime, podremos desprendernos de cadenas y conjuras terrenales para elevarnos,
hasta fusionar la propia singularidad con el todo; si somos capaces de sentir
la melodía de ese universo, si nuestros corazones se hacen eco de ella y la irradian
a los demás, estaremos ganando la batalle de la vida, la fusión con la creación,
desvestida de credos absurdos y de dogmas que encorseten el camino que cada
cual ha de recorrer en su propia espiritualidad buscando la oculta y enigmática
verdad.
Yo no soy poeta, soy ensayista, pero
en el sentido de ensayar el reto que se asume para descubrir la espiral de
potencialidades que se esconde en mi interior; ensayo poesía, carpintería,
fotografía, prosa o narrativa… porque la vida es un puro ensayo donde se va aprendiendo
en el día a día, mediante el ensayo-error, libre de prejuicios y ataduras.
¡FELIZ DÍA INTERNACIONAL DE LA
POESÍA!
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