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La Opinión
de Málaga, 21 JUL 2024 7:01
El asunto pinta mal, muy mal, para míster Biden, a la
vista de sus conductas, que ponen en tela de juicio sus capacidades para
ejercer la responsabilidad de presidente…
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El caso Joe Biden sigue su camino
hacia el abandono definitivo de su candidatura a la presidencia de los EEUU. La
última cuestión que ha aflorado se refiere a su aceptación de un diagnóstico
médico que le aconseje renunciar a su nominación a dicha candidatura, pues si
hubiera alguna patología que le imposibilitara, ahora o en un futuro inmediato,
se retiraría para dar paso a otra opción con más posibilidades de éxito, sin
esperar a que ‘Dios se lo indique’. El asunto pinta mal, muy mal, para míster
Biden, a la vista de sus conductas, que ponen en tela de juicio sus capacidades
para ejercer la responsabilidad de presidente de la primera potencia mundial,
sobre todo en momentos tan cruciales como este.
Joe Biden ha dado suficientes
muestras de estar aquejado de alguna enfermedad incapacitante para seguir
ejerciendo su función presidencial. A nadie se le escapan actitudes y conductas
incoherentes e inadecuadas, que cuestionan sus facultades mentales para ejercer
un oficio tan complejo en un momento tan delicado. Imágenes que, a mí, me han
generado un sentimiento de compasión ante sus despistes. Ver su papel en el
debate con Trump fue lastimoso. Saltó la alarma y por muchos intentos de
justificación que se dieran, ninguno podía excusar la debacle ante un sujeto
como Trump, versado en la confrontación irrespetuosa, insultante y agresiva,
experto en el cuerpo a cuerpo, que requiere enfrente a un opositor con reflejos
e ideas claras y contundentes. EEUU, al igual que otros muchos Estados
europeos, están inmersos en un proceso de modificación del orden establecido
que puede hacer temblar los cimientos del viejo orden mundial.
Pues, bien, hoy leo en un periódico
digital, creo que en la TV también y algunos medios más lo ha publicado, que ya
tenemos un posible diagnóstico para el caso Biden. Se trata de una ‘Parálisis
supranuclear progresiva’ (PSP), lo que me ha llevado a ‘bichear’ por internet
para conocer mejor esa patología, que tiene similitudes sintomatológicas con el
Parkinson, el Alzheimer e, incluso, la Esclerosis Lateral Amiotrófica, según
algunos estudios. Es una patología que no recuerdo haber estudiado en mis
tiempos en la Facultad de Psicología, si bien la PSP se describió por primera
vez, como un trastorno diferente, en 1964, cuando tres científicos,
Steele-Richardson-Olszewski, publicaron un trabajo haciendo una distinción
entre este trastorno y la enfermedad de Parkinson. Manifiesta características
propias definidas, cuya sintomatología podría coincidir bastante bien con lo
que vamos observando en las conductas de Joe Biden: se paran muy derechos o, en
ocasiones, incluso inclinan la cabeza hacia atrás mostrando una «rigidez
axial». Los síntomas son el resultado de un deterioro gradual de las células
del cerebro (neuronas), principalmente en la región conocida como el tronco
encefálico.
Según U.S. DEPARTMENT OF HEALTH AND
HUMAN SERVICES. National Institutes of Health.
(https://catalogindsih.gov/sites/default/files/publications/paralisis-supranuclear-progresiva.pdf)
‘la parálisis supranuclear progresiva es un trastorno del cerebro poco común
que afecta el movimiento, el caminar (la marcha), el equilibrio, el habla, la
deglución, la visión, el estado de ánimo, el comportamiento y el pensamiento.
La enfermedad es el resultado de daño en las células nerviosas en el cerebro’.
El momento, políticamente, es
complejo. Europa no hizo los deberes, se dejó avasallar por los EE. UU. y su
dependencia militar y armamentística del gigante americano es casi total, ya
que, a través de la OTAN, ejerce el dominio absoluto. Trump es un caso singular
que no está muy dispuesto a asumir el coste de un conflicto militar en Europa,
dejando a los países europeos la iniciativa, eso sí comprando armas a la
industria americana.
Los acólitos de Trump, en la UE,
esperan como agua de mayo que gane las elecciones allende la mar atlántica. El
húngaro Viktor Orbán, Le Pen, Abascal, y algún otro que comulga con sus ideas,
además del propio Putin, con el que ya se entendió y que también espera que
apoye sus reivindicaciones territoriales y deje colgado a Zelenski en la defensa
de la integridad territorial de Ucrania, se frotan las manos ante el cambio en
la Casa Blanca.
Europa, donde se ha frenado a la
extrema derecha en Francia, en Inglaterra y siguen gobernando partidos del ala
moderada de la Socialdemocracia, tendrá problemas con Trump si vuelve al poder.
Trump, ya ha mostrado su prepotencia y despotismo en su mandato anterior y
ahora no será menos. Por tanto, si Biden abandona y surge otra candidatura con
posibilidades de mantener el poder, la cosa cambia para la UE.
Expectante andamos, expectantes
seguimos y, si se confirma que Joe Biden padece PSP, tal vez quepa la
posibilidad de frenar al Milei americano con toda su parafernalia, pero eso
dependerá, posiblemente, de Kamala Harris y sus capacidades no demostradas aún,
aunque puede que nos sorprenda la vicepresidenta, que ejerció de fiscal, si es
ella la elegida para asumir la candidatura.
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