¿Cómo me han de extrañar a mí estas cosas que tanto
extrañan, si la extrañeza que a vosotros os deja extrañados a mí ya no me
extraña? (permítanme este juego en redundancia).
Lo extraño sería que un gobierno, con acuerdo solo de sillones, no fuera una jaula de grillos montada por extraños entre sí. Solo cabe, de una vez, hacer un programa claro, conciso y estructurado para ser viable y, a la vez, ser controlable, monitorizado para hacer su seguimiento. Eso es lo único que sería políticamente honrado al ofrecer a la gente un compromiso detallado y firmado para ser cumplido. Luego, quien sea el encargado de llevarlo a efecto es lo de menos, salvo que ese alguien pretenda que su ego se eleve por los aires hasta llegar a los lugares más recónditos del país para mayor honor y gloria suya. De eso, nuestros políticos saben muchos, los egos están por las nubes y la gloria, en el partido, solo se consigue con el éxito en la escalada del poder externo.
Lo extraño sería que un gobierno, con acuerdo solo de sillones, no fuera una jaula de grillos montada por extraños entre sí. Solo cabe, de una vez, hacer un programa claro, conciso y estructurado para ser viable y, a la vez, ser controlable, monitorizado para hacer su seguimiento. Eso es lo único que sería políticamente honrado al ofrecer a la gente un compromiso detallado y firmado para ser cumplido. Luego, quien sea el encargado de llevarlo a efecto es lo de menos, salvo que ese alguien pretenda que su ego se eleve por los aires hasta llegar a los lugares más recónditos del país para mayor honor y gloria suya. De eso, nuestros políticos saben muchos, los egos están por las nubes y la gloria, en el partido, solo se consigue con el éxito en la escalada del poder externo.
Mas, hete aquí que no quieren esos compromisos
comprometedores que les atan las manos, esos programas. Tal vez entienda que
gobernar es hacer lo que les salga de “salva sea la parte” en cada caso,
cuando, en democracia, gobernar es cumplir los programas y compromisos que se
adquieren con los votantes, que, al fin y al cabo, son los verdaderos
gobernantes que delegan en el político su soberanía… ¿no era así? Perdonen
tanta redundancias, pero un programa programado es la mejor programación para
un gobierno de progreso.
Mi extrañeza se dio en un extraño momento en que ERC
y Bildu (también al PNV que ya, de por sí, es bastante sensato mientras goce
los históricos favores de su reino), llamaron a la cordura a los litigantes de
Podemos y PSOE. Patética situación en que dos “enemigos de España”,
parafraseando a la ultraderecha y Cs. (que ya empiezan a parecer lo mismo,
soltando el lastre de los verdaderamente centrados, hoy se fue del partido Francisco
de la Torre con una demoledora carta a Rivera denunciando que ha dejado el
centro para irse al extremo) pedían entendimiento por el bien de la propia
España. Visión sorprendente de estadistas inesperados, catalogados de
rompedores de la patria, temiendo, previsiblemente, el gobierno intransigente
de la santa trinidad de VOX, Ciudadanos y el Partido Popular.
Permitidme un inciso: Qué curioso, el número 155
está dominando España, adquiriendo un protagonismo inusitado: 155 son los votos
de la derecha extensa para frustrar la investidura de Sánchez, 155 las razones
de JxCat para no apoyarlo, 155 el sortilegio para acabar con los
independentistas según el triunvirato. Un número mágico que acaba en 5, que
rima con… hinco.
Y ya no sé si me extraña o no el novedoso discurso
de Rufián, rompiendo su dinámica del pasado cargada de histrionismo, y centrándose
más en reclamar una política de izquierdas que resuelva problemas de la gente
de a pie. Nunca entendí como un partido que se llama de izquierdas, en este
caso ERC, tuvo el estómago suficiente para aliarse con Convergencia (además de
la CUP) como nacionalismos que chocan con la propia ideología de la izquierda
universal. Sorpresa inusitada me causó
cuando confesó públicamente que a él no le había robado España (recuérdese el
viejo discurso trasnochado de España nos roba), sino los Rato, Pujol, Millet y
demás. Bienvenidos sean volviendo a identificar el enemigo verdadero del pueblo
catalán, a los lladres (ladrones) que comparte con España. Parece que ya vamos
volviendo al camino del encuentro. ERC vuelve su cara a la izquierda y puede
que empiece a ver a los suyos, a la gente del pueblo, sin fronteras, unidas por
un común objetivo, que es la justicia social.
¿Y ahora qué? Sánchez fracasado en el intento,
Iglesias herido en su ego por el rechazo, los otros pidiendo acuerdos, mientras
siguen en la tele los debates, para fijar el relato de los hechos, sin asumir
nadie la culpa, sin tratar, con la dedicación que requieren, los problemas de
gobierno y el programa que los solucione.
El voto negativo de la señora Montero, en la primera
sesión, para mí fue un error tremendo de táctica y de fondo. Nunca un partido
de Izquierdas debe dar un NO a otro, de la misma ala, rechazando su programa;
en todo caso inhibirse con su abstención y, al no identificarse con ese
programa, dejar que ellos lo defiendan o pacten con otros, luego, según con
quien y lo que pacte, que voten NO. Ahí, Izquierda Unida, mucho más madura, supo
poner los límites, igual que los puso en la Rioja. No hubo razón para votar un
NO, habiendo posibilidades de negociación, salvo que ese NO fueran por despecho
del león herido o una carga irracional, no recomendable, de testosterona. Un
partido de izquierdas, votando junto a la derecha más reaccionaria, contra otro
de izquierdas con el que está negociando, es un escándalo político y cierra
muchas puertas al entendimiento. Una foto que queda para la historia, que le
será echada en cara como arma arrojadiza en el debate.
La izquierda no aprende, las ideologías y el libre
pensamiento, aunque se verbalicen con plena libertad, se han de gestionar desde
la sensatez y, también, desde el pragmatismo, desde la razón y el buen juicio,
respetando a los aliados potenciales, pues si surgen y fomentan las
desconfianzas mejor apaga y vámonos. Sánchez no se fía y cree que Iglesias le
montará un gobierno paralelo. Iglesias dice que tampoco se fía de él y ha de
estar en el gobierno para controlarlo; dos argumentos asimilables de una misma
idea que confirma la mutua desconfianza. Sánchez lo rechaza e Iglesias se
siente herido, cómo no, y delega en sus huestes la batalla, que ya advierten
que vetar a Iglesias es vetar a Unidas Podemos. En ese momento entendí que el
fracaso ya se vislumbraba por la esquina. Iglesias contundente le dijo a
Sánchez que si no pactaban con ellos no gobernaría nunca; mesiánica profecía en
tono amenazante que siembra más ira en el contrincante. La escalada soterrada,
la lucha subliminal, se veía en las caras, en las posturas, en los ojos y la
faz que se mostraba tensa. Estaba claro, aquello solo lo podía arreglar un milagro
de la Virgen de Lurdes, pero ¿cómo iba a aparecer la Virgen, si ellos no creen
en ella (ni yo tampoco, claro), ni le rezan?
El PSOE tiene 123 diputados, UP tiene 42, faltan
algunos para la mayoría en primera votación, pero en la segunda, trabajando
algo a otros partidos, salen las cuentas. Con estos mimbres se ha de construir
la canasta. Hay diferencias que mejor aparcarlas y donde no hay consenso mejor
dejarlo para otro momento; lo importante es definir acuerdos, convergencias,
sinergias… en suma programa de gobierno sin imponer al otro, hacerlo todo por
consenso, que ya estaba medio construido al fraguar los presupuestos que fueron
rechazados por los independistas. Generar confianza para no tener que perder
demasiado tiempo pendiente del “amigo” o colega de gobierno, por si te la pega
en cuanto te des la vuelta, y así poder dedicarse a resolver los problemas
reales de la ciudadanía. La lucha entre la izquierda es un viejo testimonio a
lo largo de la historia. Socialistas y comunistas se enfrentaron casi siempre
por liderar ese campo en Europa. ¿No aprenderán nunca a resolver los problemas
con consenso?
Ayer puse en mi muro de Facebook una frase lapidaria
que dice: "La insólita guerra entre la izquierda, sigue tras la
victoria, hasta perder la batalla". Así es, hasta cuando han conseguido la victoria se enfrentan entre ellos
perdiendo la batalla del encuentro. Luego, si se descuidan, perderán la guerra
y acabará volviendo la derecha derrotada, que ya reunifica sus huestes para el
contraataque. VOX sigue cabalgando en su corcel medieval para entrar en combate
por el flanco derecho, Cs. cubre el flanco izquierdo con parte de sus huestes
en retirada y desacuerdo, y el PP, con Casado malherido, cubiertos sus flancos,
se ubica en el centro del combate sanando las heridas a cubierto. Cuidado, señores y señoras de la izquierda, si hay batalla, pues mientras ustedes discuten si son galgos o podencos, ellos ya tienen conformado un gran ejército.
QUÉ EXTRAÑO ES TODO ESTO
QUE PARECÍA NO EXTRAÑARME.
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