Cuán difícil es mantener el sentido común, la
sensatez y la mente clara, ante los avatares a que el mundo político nos viene
sometiendo. Una infinidad de discursos cargados de argumentación, en uno u otro
sentido, nos atosiga e intoxica el pensamiento y la racionalidad que requiere
el momento. En todo caso, dado que no podemos tomar decisiones determinantes
para una solución adecuada de las desavenencias entre los grupos políticos y, a
veces descaradamente, entre sus líderes, que donde dije digo ahora digo Diego,
solo nos queda el ejercicio mental de intentar comprende lo que dicen, leyendo
entre líneas, para poder hacernos una idea de la realidad que nos envuelve en
un mar de confusiones.
La derecha ya ha hablado y, en algún caso, parece que
no quiere hablar más, como el señor Rivera, craso error desde mi punto de vista
que atenta contra el buen ejercicio de la democracia. Siguen, las llamadas tres
derechas, con el viaje en plena discusión sobre el lugar que se ocupa en el
vehículo. Ciudadanos, el que no quiere hablar con Sánchez, solo quiere hablar
con el PP, con nadie más (vaya forma de ejercer la política), pero quiere que
el trabajo de consenso con VOX se lo haga el PP, tal vez para mostrar que entre
VOX y PP no hay mucha diferencia, lo que le permitiría ocupar un lugar del
espectro político más de centra-derecha, dejando a los populares escorado a la
derecha, pero, en el fondo, yendo de la mano en las políticas de gobierno; o
sea, como la Santísima Trinidad, que Dios es uno y trino, es decir, es una
unidad conformada por tres personas divinas relacionadas entre sí: el PP (padre,
fundador de la derecha española actual), VOX (el mesiánico hijo que quiere
llevarnos al pasado como reserva espiritual de Europa) y Cs. (que pretende ser
el Espíritu Santo con su defensa del Neoliberalismo). Lo curioso es que quieren
sacrificar a ese hijo dejándolo al margen o escondiéndolo en el maletero del
vehículo, pensando que aún no es mayor de edad o que no es presentable por
algún tipo de tara… El problema, sobre todo para Cs, es cuando VOX les muestra
su DNI de persona mayor avalado por sus votantes y exige sus derechos de
representación.
En todo caso, el grupo de Cs, da la sensación que,
para evitar se hable de sus incongruencias, anda provocando conflictos al
amparo de reivindicar derechos, que, sin ser cuestionables, parece que no
vienen a cuento, al entrar en una manifestación a la que cuestionaba su propio
manifiesto como causa de reivindicación de la marcha, siendo el caso del
desfile LGTBI. Determinadas lecturas podrían llevar a concluir que se busca el conflicto
para justificar la segregación en base a las diferencias que no se manifiestan,
pero que están latentes, demonizando a aquellos que parecía defender Cs. El
feminismo, al que la derecha alude como radical, es contrarrestado por una
nueva idea de feminismo al que acaban llamando “Feminismo liberal”. Solo falta que
tomen el concepto de VOX aludiendo a “feminazi”. Todo se andará, llegado el
caso…
En la izquierda se da otra guerra o circunstancia.
Ganó con amplitud Sánchez, vencedor de la batalla de las Navas de Tolosa
andaluza (perdone señor Ortega que use esta comparación tan suya), donde
derrotó a la sultana Susana y se apoderó del reino. Ahora, tras su manual de
resistencia ante el aparato socialista, ha conseguido la sumisión de todos los
rebeldes porque, como ya se sabe, el poder aglutina, reúne, asocia… Ese poder
de 123 escaños, que es mayoría relativa, no es suficiente y, aunque haya sido
refrendado por el encargo real de formar gobierno, ha de buscar apoyos, o
neutralizar rechazos para llegar a la investidura. Soy de los que creen que al
señor Sánchez, cómo no, le gustaría formar un gobierno monocolor y evitar el
grano en el trasero que sería Iglesias en el consejo de ministros y su
tendencia al debate pertinaz que cuestione su liderazgo. Ya lo dije antes y
sigo manteniéndolo: dos gallos en el mismo corral solo traen disputas por el
dominio del patio, aunque Iglesias le prometa fidelidad y respeto, Sánchez no
se fía dada la historia y las divergencias no resueltas.
Hablar de Iglesias es hablar de los desacuerdos y
conflictos surgidos en Unidos Podemos, (ahora Unidas Podemos); la pérdida de
votos y escaños en las últimas elecciones generales, autonómicas y locales, el
desmoronamiento de algunas alianzas con la periferia, la marcha de Íñigo Errejón
y la aparición de su partido en Madrid con posible proyección nacional, y las
de Carolina Bescansa, Luis Alegre, Tania González, con un Monedero ausente en
las estructuras del partido pero influyente desde bastidores, dejan a Iglesias
como único representante de los fundadores del grupo. No olvidemos la crítica
desde el sur con Teresa Rodríguez a la cabeza y Kichi, otro tándem conyugal a
la usanza de Iglesias y Montero, que siempre crea sospechas, al menos para mí,
al estilo Aznar – Botella. Hay un grupo que no sabemos por dónde acabará
saliendo. Me refiero a los integrantes de la Izquierda Unida de Alberto Garzón,
que conforman un viejo partido con dinámica propia. Lo de la Rioja, apoyando al
PSOE el concejal de IU y bloqueando la de UP, puede ser un síntoma a considerar,
aunque sea muy aislado e incomprensible el caso.
Por otro lado tenemos un independentismo catalán que
ya está claramente en divergencia. Bajo mi modesta opinión, el señor Torra, mea
fuera de tiesto, como dicen en mi tierra, y la sombra de la nada se cierne
sobre su cabeza. Por un lado Puigdemont, huido de la justicia española, al que
no le salen las cosas fuera de casa como él querría y se ve sin el arrope
exterior que pretendía, sigue ejerciendo su influencia en Torra; por otro la
vieja Convergencia, de la mano de Mas y Cía., ya va tomando posiciones para la
nueva batalla que se avecina, donde se volverá, sin renunciar a la vieja
aspiración de independencia, a los cauces que establece la Constitución, tan
denostada por ellos.
ERC, que debe estar muy cabreada por la huida de Puigdemont
y el sacrificio de su honrado líder (lo de honrado líder no lo digo con sarcasmo,
sino porque así lo creo en comparación con el otro) Oriol Yunqueras sometido a
prisión, ya habla otro idioma que, salvando las diferencias, permite el sosiego
requerido para digerir la situación a nivel general. Por otro lado, el PNV
sigue mostrando su sobriedad y disposición a entenderse con quienes no cuestionen
lo que ya tienen. Hay otro ramillete de partidos de menor peso que aunque
pueden ser un buen auxilio para Sánchez, no representan nada sin el apoyo de
Unidas Podemos o la abstención de parte de la derecha.
En estas circunstancias, con una derecha consciente
de sus limitaciones a nivel nacional, centrada en resolver las diferencias para
gobernar en sus feudos históricos, sabedora de que hay una lucha subterránea
por liderar ese espacio y que Rivera y Casado, más que aliados de conveniencia
hoy, son rivales en ese segmento ideológico y político mañana, dejan a Sánchez
que se rompa la cabeza intentando aglutinar apoyos para su investidura (más adelante
pactarán con él para sacar ciertas leyes de su interés adelante, si es que no
vamos a nuevas elecciones). De momento les interesa que Sánchez se estrelle,
que se vea obligado a negociar con los innombrables, con los independentistas
que atentan contra España, con los representantes del poder venezolano, con
Podemos, aunque ellos signifique riesgos y cesiones, ya se sabe… “mientras peor
mejor para nosotros”, decía alguien de ellos y Valls lo recordaba en su alegato
para apoyar a Colau antes que a Maragall. He ahí el dilema, empujarles al
abismo para luego decir que se han caído y culparles de ello.
Por otro lado, la izquierda se enfrenta a la
desconfianza, casi paranoide, que siempre tuvo entre ellos. Sánchez no olvida
lo pasado y piensa, arriesgadamente, que, al igual que con Susana, ganará la
partida final. Se siente con el poder otorgado al responsable de formar gobierno
y entiende que es su derecho de elegir a sus compañeros de cama, pero olvida
que no suma y que a los otros, si quiere que lo cubran, ha de ceder algunas
prendas. Sabe que con Podemos no llega a cubrir necesidades, que necesita
alguien más y que, al igual que con los medicamentes, hay incompatibilidades
que condicionan las cosas. Por tanto, anda intentando dar lo menos posible a sus
eventuales aliados (a los independentistas ya les niega la sal estableciendo líneas
rojas) y fraguar un gobierno de manos sueltas, bajo la amenaza real de que “o
esto o nuevas elecciones”. Pero las nuevas elecciones las carga el diablo y el
resultado es imprevisible, aunque el CIS, y otras encuestas, le den más ganador
aún que en el pasado, pero el apoyo que ahora tiene se vería diezmado por el
hartazgo de su propio electorado y la evidencia de su incapacidad para negociar
y acordar con la mayoría que ostenta. No debe olvidar que su mayoría es
relativa y comportarse como tal.
Para Iglesias estos puede ser el canto del cisne. Rodeado
de críticas, fracasado el proyecto inicial de “sorpassar” a los socialistas, huidos
en combate muchos de sus camaradas ante su liderazgo impositivo, con partidos
alternativos brotando en su trigal, tal vez con una Izquierda Unidad cuestionando
su integración en el grupo y con la losa del recuerdo de su no apoyo en el
pasado al PSOE dejando gobernar a la derecha de Rajoy, solo le queda ostentar
un protagonismo personal que le dignifique y de solidez ante los suyos, para no
caer en el abismo de la indiferencia, cuando no de la sustitución (pero cuidado
que esa actitud puede elevar su ego por las nubes y ser más dura la caída).
Difícil lo tiene ante esta tesitura. Si se radicaliza con Sánchez puede entar
en la catalogación de extremista, si se somete, incluso formando parte del
consejo de ministros, puede dar la sensación de sucumbir al PSOE y ejercer de
alter ego. Sabe que no puede imponer, a quien es encargado de formar gobierno,
su propio gobierno, que solo le queda negociar para evitar la catástrofe y el
desencanto del electorado en general que vieron a las nuevas fuerzas políticas aflorar
como una solución y no como un problema. Ahora toca la toma de decisiones desde
el análisis racional de los resultados y las circunstancias que de ello se
derivan. Un líder, un estadista solvente e inteligente, es aquel que sabe tomar
las decisiones en cada momento, priorizando resultados, en función de las
contingencias que aparecen. La ofuscación es contraria a la inteligencia y la capacidad
de negociación y consecución de los mejores resultados es propio de un buen
líder. Tal vez, ahora, no le interese a Iglesias entrar en el gobierno, sino
ejercer su papel de líder aliado, pero diferenciado, que defiende y controla,
desde la bancada del Congreso, la ejecución de lo pactado, hasta recomponer su
situación personal en Podemos.
En esta situación no es cuestión de puestos en el
consejo de ministros, sino de programa pactado y comprometido para toda la
legislatura. Creo que es un error garrafal no hablar de acuerdos programáticos,
de fijar políticas de consenso, de establecer medidas a tomar para mejorar la
vida del ciudadano, de establecer compromisos en áreas de especial sensibilidad
social como el empleo, la sanidad, la educación, la igualdad de derechos, la
dependencia, las pensiones, la libertad y cohesión social, etc. Este es el
campo de negociación. No importa que esté Iglesias o no, lo importante es dónde
puede ser más eficaz para hacer cumplir esos acuerdos, en el supuesto de que
los haya.
Por tanto, acuerdo programático entre PSOE, Podemos,
PNV y otras fuerzas que puedan hacer valer sus votos para investir a Sánchez como
presidente. Negociación a calzón bajado, para que no haya malas
interpretaciones y malentendidos, hasta conseguir definir un programa común que
pueda ser asumido por todos los que participan. Con ese programa que forme
Sánchez su gobierno con algunas condiciones razonables en su estructura que se
acuerden en el proceso de negociación, que no dejan de ser secundarias bajo mi
punto de vista o, al menos, de segundo orden. Por eso no entiendo la consulta
de Iglesias a los militantes de Podemos sin haber pactado nada, para solo
pedirles que se definan sobre una de las posibles soluciones hipotéticas y
radicalmente diferentes sin considerar la posibilidad de otras intermedias que
pueden resultar de una negociación en marcha. Lo malo es que las respuestas, salvo
que sea solo para que Iglesias se blinde ante un no acuerdo o esgrimir un tono
de amenaza o férrea posición intransigente, sirve, pues, para atarle las manos,
atrapado en una dicotomía extrema sin considerar los espacios intermedios… Yo
no la hubiera hecho, pero doctores tiene la Iglesia, mas no sé si contará entre
ellos con San Pedro (Sánchez) y San Pablo (Iglesias). En todo caso, a uno, le
queda solo esperar que la cordura, si es que existe y no son los egos y las ansias
de poder los que dominan la situación, se imponga y entiendan lo que decimos
los votantes.
Cada vez, esta situación política, se parezca más al
laberinto del Minotauro. Dédalo (que son ellos) ha construido un laberinto de
donde es difícil salir, para que Minos encierre al Minotauro (la vieja
dictadura) y ahora están atrapados en su propia creación. Solo saldrán con
imaginación y arrojo, como hizo Dédalo junto a su hijo Ícaro, creando unas alas
de cera para salir volando y escapar del encierro. Mas solo cabrá el éxito si
lo hace con prudencia y no caen en la tentación de volar tan alto que el sol
derrita las alas (como le pasó a Ícaro) y los arroje al mar pereciendo ahogados
en sus profundidades.
PRUDENCIA, IMAGINACIÓN, SOSIEGO Y ACTITUD
CONSTRUCTIVA PARA SALIR DEL LABERINTO, ESO ES LO QUE PIDO Y DESEO…
2 comentarios:
laberinto, pero nos has dado un hilo de Ariadne fenomenal.
A mi me aclara un montón.
Gracias, Antonio.
PD. Me alegro de verlos tan , peor tan bien a los dos.
(en FB) Besos a ambos y feliz verano.
Gracias, Myriam. Me alegro que te haya servido para aclarar algo.
Un beso y feliz verano.
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