miércoles, 17 de julio de 2019

Cómo salir del laberinto.



Cuán difícil es mantener el sentido común, la sensatez y la mente clara, ante los avatares a que el mundo político nos viene sometiendo. Una infinidad de discursos cargados de argumentación, en uno u otro sentido, nos atosiga e intoxica el pensamiento y la racionalidad que requiere el momento. En todo caso, dado que no podemos tomar decisiones determinantes para una solución adecuada de las desavenencias entre los grupos políticos y, a veces descaradamente, entre sus líderes, que donde dije digo ahora digo Diego, solo nos queda el ejercicio mental de intentar comprende lo que dicen, leyendo entre líneas, para poder hacernos una idea de la realidad que nos envuelve en un mar de confusiones.

La derecha ya ha hablado y, en algún caso, parece que no quiere hablar más, como el señor Rivera, craso error desde mi punto de vista que atenta contra el buen ejercicio de la democracia. Siguen, las llamadas tres derechas, con el viaje en plena discusión sobre el lugar que se ocupa en el vehículo. Ciudadanos, el que no quiere hablar con Sánchez, solo quiere hablar con el PP, con nadie más (vaya forma de ejercer la política), pero quiere que el trabajo de consenso con VOX se lo haga el PP, tal vez para mostrar que entre VOX y PP no hay mucha diferencia, lo que le permitiría ocupar un lugar del espectro político más de centra-derecha, dejando a los populares escorado a la derecha, pero, en el fondo, yendo de la mano en las políticas de gobierno; o sea, como la Santísima Trinidad, que Dios es uno y trino, es decir, es una unidad conformada por tres personas divinas relacionadas entre sí: el PP (padre, fundador de la derecha española actual), VOX (el mesiánico hijo que quiere llevarnos al pasado como reserva espiritual de Europa) y Cs. (que pretende ser el Espíritu Santo con su defensa del Neoliberalismo). Lo curioso es que quieren sacrificar a ese hijo dejándolo al margen o escondiéndolo en el maletero del vehículo, pensando que aún no es mayor de edad o que no es presentable por algún tipo de tara… El problema, sobre todo para Cs, es cuando VOX les muestra su DNI de persona mayor avalado por sus votantes y exige sus derechos de representación.

En todo caso, el grupo de Cs, da la sensación que, para evitar se hable de sus incongruencias, anda provocando conflictos al amparo de reivindicar derechos, que, sin ser cuestionables, parece que no vienen a cuento, al entrar en una manifestación a la que cuestionaba su propio manifiesto como causa de reivindicación de la marcha, siendo el caso del desfile LGTBI. Determinadas lecturas podrían llevar a concluir que se busca el conflicto para justificar la segregación en base a las diferencias que no se manifiestan, pero que están latentes, demonizando a aquellos que parecía defender Cs. El feminismo, al que la derecha alude como radical, es contrarrestado por una nueva idea de feminismo al que acaban llamando “Feminismo liberal”. Solo falta que tomen el concepto de VOX aludiendo a “feminazi”. Todo se andará, llegado el caso…

En la izquierda se da otra guerra o circunstancia. Ganó con amplitud Sánchez, vencedor de la batalla de las Navas de Tolosa andaluza (perdone señor Ortega que use esta comparación tan suya), donde derrotó a la sultana Susana y se apoderó del reino. Ahora, tras su manual de resistencia ante el aparato socialista, ha conseguido la sumisión de todos los rebeldes porque, como ya se sabe, el poder aglutina, reúne, asocia… Ese poder de 123 escaños, que es mayoría relativa, no es suficiente y, aunque haya sido refrendado por el encargo real de formar gobierno, ha de buscar apoyos, o neutralizar rechazos para llegar a la investidura. Soy de los que creen que al señor Sánchez, cómo no, le gustaría formar un gobierno monocolor y evitar el grano en el trasero que sería Iglesias en el consejo de ministros y su tendencia al debate pertinaz que cuestione su liderazgo. Ya lo dije antes y sigo manteniéndolo: dos gallos en el mismo corral solo traen disputas por el dominio del patio, aunque Iglesias le prometa fidelidad y respeto, Sánchez no se fía dada la historia y las divergencias no resueltas.

Hablar de Iglesias es hablar de los desacuerdos y conflictos surgidos en Unidos Podemos, (ahora Unidas Podemos); la pérdida de votos y escaños en las últimas elecciones generales, autonómicas y locales, el desmoronamiento de algunas alianzas con la periferia, la marcha de Íñigo Errejón y la aparición de su partido en Madrid con posible proyección nacional, y las de Carolina Bescansa, Luis Alegre, Tania González, con un Monedero ausente en las estructuras del partido pero influyente desde bastidores, dejan a Iglesias como único representante de los fundadores del grupo. No olvidemos la crítica desde el sur con Teresa Rodríguez a la cabeza y Kichi, otro tándem conyugal a la usanza de Iglesias y Montero, que siempre crea sospechas, al menos para mí, al estilo Aznar – Botella. Hay un grupo que no sabemos por dónde acabará saliendo. Me refiero a los integrantes de la Izquierda Unida de Alberto Garzón, que conforman un viejo partido con dinámica propia. Lo de la Rioja, apoyando al PSOE el concejal de IU y bloqueando la de UP, puede ser un síntoma a considerar, aunque sea muy aislado e incomprensible el caso.

Por otro lado tenemos un independentismo catalán que ya está claramente en divergencia. Bajo mi modesta opinión, el señor Torra, mea fuera de tiesto, como dicen en mi tierra, y la sombra de la nada se cierne sobre su cabeza. Por un lado Puigdemont, huido de la justicia española, al que no le salen las cosas fuera de casa como él querría y se ve sin el arrope exterior que pretendía, sigue ejerciendo su influencia en Torra; por otro la vieja Convergencia, de la mano de Mas y Cía., ya va tomando posiciones para la nueva batalla que se avecina, donde se volverá, sin renunciar a la vieja aspiración de independencia, a los cauces que establece la Constitución, tan denostada por ellos.  

ERC, que debe estar muy cabreada por la huida de Puigdemont y el sacrificio de su honrado líder (lo de honrado líder no lo digo con sarcasmo, sino porque así lo creo en comparación con el otro) Oriol Yunqueras sometido a prisión, ya habla otro idioma que, salvando las diferencias, permite el sosiego requerido para digerir la situación a nivel general. Por otro lado, el PNV sigue mostrando su sobriedad y disposición a entenderse con quienes no cuestionen lo que ya tienen. Hay otro ramillete de partidos de menor peso que aunque pueden ser un buen auxilio para Sánchez, no representan nada sin el apoyo de Unidas Podemos o la abstención de parte de la derecha.

En estas circunstancias, con una derecha consciente de sus limitaciones a nivel nacional, centrada en resolver las diferencias para gobernar en sus feudos históricos, sabedora de que hay una lucha subterránea por liderar ese espacio y que Rivera y Casado, más que aliados de conveniencia hoy, son rivales en ese segmento ideológico y político mañana, dejan a Sánchez que se rompa la cabeza intentando aglutinar apoyos para su investidura (más adelante pactarán con él para sacar ciertas leyes de su interés adelante, si es que no vamos a nuevas elecciones). De momento les interesa que Sánchez se estrelle, que se vea obligado a negociar con los innombrables, con los independentistas que atentan contra España, con los representantes del poder venezolano, con Podemos, aunque ellos signifique riesgos y cesiones, ya se sabe… “mientras peor mejor para nosotros”, decía alguien de ellos y Valls lo recordaba en su alegato para apoyar a Colau antes que a Maragall. He ahí el dilema, empujarles al abismo para luego decir que se han caído y culparles de ello.

Por otro lado, la izquierda se enfrenta a la desconfianza, casi paranoide, que siempre tuvo entre ellos. Sánchez no olvida lo pasado y piensa, arriesgadamente, que, al igual que con Susana, ganará la partida final. Se siente con el poder otorgado al responsable de formar gobierno y entiende que es su derecho de elegir a sus compañeros de cama, pero olvida que no suma y que a los otros, si quiere que lo cubran, ha de ceder algunas prendas. Sabe que con Podemos no llega a cubrir necesidades, que necesita alguien más y que, al igual que con los medicamentes, hay incompatibilidades que condicionan las cosas. Por tanto, anda intentando dar lo menos posible a sus eventuales aliados (a los independentistas ya les niega la sal estableciendo líneas rojas) y fraguar un gobierno de manos sueltas, bajo la amenaza real de que “o esto o nuevas elecciones”. Pero las nuevas elecciones las carga el diablo y el resultado es imprevisible, aunque el CIS, y otras encuestas, le den más ganador aún que en el pasado, pero el apoyo que ahora tiene se vería diezmado por el hartazgo de su propio electorado y la evidencia de su incapacidad para negociar y acordar con la mayoría que ostenta. No debe olvidar que su mayoría es relativa y comportarse como tal.

Para Iglesias estos puede ser el canto del cisne. Rodeado de críticas, fracasado el proyecto inicial de “sorpassar” a los socialistas, huidos en combate muchos de sus camaradas ante su liderazgo impositivo, con partidos alternativos brotando en su trigal, tal vez con una Izquierda Unidad cuestionando su integración en el grupo y con la losa del recuerdo de su no apoyo en el pasado al PSOE dejando gobernar a la derecha de Rajoy, solo le queda ostentar un protagonismo personal que le dignifique y de solidez ante los suyos, para no caer en el abismo de la indiferencia, cuando no de la sustitución (pero cuidado que esa actitud puede elevar su ego por las nubes y ser más dura la caída). Difícil lo tiene ante esta tesitura. Si se radicaliza con Sánchez puede entar en la catalogación de extremista, si se somete, incluso formando parte del consejo de ministros, puede dar la sensación de sucumbir al PSOE y ejercer de alter ego. Sabe que no puede imponer, a quien es encargado de formar gobierno, su propio gobierno, que solo le queda negociar para evitar la catástrofe y el desencanto del electorado en general que vieron a las nuevas fuerzas políticas aflorar como una solución y no como un problema. Ahora toca la toma de decisiones desde el análisis racional de los resultados y las circunstancias que de ello se derivan. Un líder, un estadista solvente e inteligente, es aquel que sabe tomar las decisiones en cada momento, priorizando resultados, en función de las contingencias que aparecen. La ofuscación es contraria a la inteligencia y la capacidad de negociación y consecución de los mejores resultados es propio de un buen líder. Tal vez, ahora, no le interese a Iglesias entrar en el gobierno, sino ejercer su papel de líder aliado, pero diferenciado, que defiende y controla, desde la bancada del Congreso, la ejecución de lo pactado, hasta recomponer su situación personal en Podemos.

En esta situación no es cuestión de puestos en el consejo de ministros, sino de programa pactado y comprometido para toda la legislatura. Creo que es un error garrafal no hablar de acuerdos programáticos, de fijar políticas de consenso, de establecer medidas a tomar para mejorar la vida del ciudadano, de establecer compromisos en áreas de especial sensibilidad social como el empleo, la sanidad, la educación, la igualdad de derechos, la dependencia, las pensiones, la libertad y cohesión social, etc. Este es el campo de negociación. No importa que esté Iglesias o no, lo importante es dónde puede ser más eficaz para hacer cumplir esos acuerdos, en el supuesto de que los haya.

Por tanto, acuerdo programático entre PSOE, Podemos, PNV y otras fuerzas que puedan hacer valer sus votos para investir a Sánchez como presidente. Negociación a calzón bajado, para que no haya malas interpretaciones y malentendidos, hasta conseguir definir un programa común que pueda ser asumido por todos los que participan. Con ese programa que forme Sánchez su gobierno con algunas condiciones razonables en su estructura que se acuerden en el proceso de negociación, que no dejan de ser secundarias bajo mi punto de vista o, al menos, de segundo orden. Por eso no entiendo la consulta de Iglesias a los militantes de Podemos sin haber pactado nada, para solo pedirles que se definan sobre una de las posibles soluciones hipotéticas y radicalmente diferentes sin considerar la posibilidad de otras intermedias que pueden resultar de una negociación en marcha. Lo malo es que las respuestas, salvo que sea solo para que Iglesias se blinde ante un no acuerdo o esgrimir un tono de amenaza o férrea posición intransigente, sirve, pues, para atarle las manos, atrapado en una dicotomía extrema sin considerar los espacios intermedios… Yo no la hubiera hecho, pero doctores tiene la Iglesia, mas no sé si contará entre ellos con San Pedro (Sánchez) y San Pablo (Iglesias). En todo caso, a uno, le queda solo esperar que la cordura, si es que existe y no son los egos y las ansias de poder los que dominan la situación, se imponga y entiendan lo que decimos los votantes.

Cada vez, esta situación política, se parezca más al laberinto del Minotauro. Dédalo (que son ellos) ha construido un laberinto de donde es difícil salir, para que Minos encierre al Minotauro (la vieja dictadura) y ahora están atrapados en su propia creación. Solo saldrán con imaginación y arrojo, como hizo Dédalo junto a su hijo Ícaro, creando unas alas de cera para salir volando y escapar del encierro. Mas solo cabrá el éxito si lo hace con prudencia y no caen en la tentación de volar tan alto que el sol derrita las alas (como le pasó a Ícaro) y los arroje al mar pereciendo ahogados en sus profundidades.

PRUDENCIA, IMAGINACIÓN, SOSIEGO Y ACTITUD CONSTRUCTIVA PARA SALIR DEL LABERINTO, ESO ES LO QUE PIDO Y DESEO…



2 comentarios:

Myriam dijo...

laberinto, pero nos has dado un hilo de Ariadne fenomenal.
A mi me aclara un montón.

Gracias, Antonio.
PD. Me alegro de verlos tan , peor tan bien a los dos.
(en FB) Besos a ambos y feliz verano.

Antonio dijo...

Gracias, Myriam. Me alegro que te haya servido para aclarar algo.
Un beso y feliz verano.

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