Mi abuelo José Porras Perez |
No se extrañarán, los que me conocen, de este texto. Ya saben que, de cuando en cuando, me da por ponerme a escribir sin más que una idea inicial y voy dando cuerpo al texto en función del flujo que mana de mi pensamiento. En este caso, hace tiempo, un familiar me pidió información sobre nuestro apellido, su procedencia y cuanto conocimiento tuviera sobre él. Acumulé datos conforme los fui obteniendo y ayer me los encontré, lo que provocó un deseo de escribir sobre ello y ofrecerlo, no solo a mi familiar directo, sino a todos aquellos que puedan tener interés por conocer algo sobre este apellido. Este es el resultado que, en el apartado Mis cosas de mi blog, coloco para los interesados. Eso sí, el asunto no está exento de una introducción en mi línea habitual de la reflexión.
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Si
nos paramos a pensar eso del apellido paterno no es garantía de una línea de
descendencia segura y única. Una de las razones del machismo a través de la
historia es el control y sumisión de la mujer para garantizar que cuando conciba
sea por acción directa del marido. El control no se ejerció solo por el
sometimiento físico y económico controlando los recursos por parte del macho
guerrero, sino por el propio sistema de valores donde la moral exigía la
fidelidad incuestionable, hasta el punto de que el hombre no se sintiera
engañado por la mujer y fuera el verdadero padre de la criatura. En esta
dinámica entraron las religiones que, por ser las responsables de salvaguardar
los principios morales de forma directa, marginaron en responsabilidad
teológica y de diseño dogmático a la mujer (sobre este tema habría mucho que
escribir, pero no viene ahora al caso). De esta manera, tal como dice Engels en
su libro: El Origen de la Familia la Propiedad Privada y el Estado, el macho
garantizaba que todo el capital y hacienda conseguido a lo largo de su vida
fuera a parar a su verdadero hijo, a la
vez que garantizaba la pureza de sangre en su descendencia.
En
el mundo árabe las mujeres permanecían en el harén sin contacto con varón
alguno para evitar ser fecundadas por quien no fuera el marido, aunque se les permitía relacionarse
con los eunucos, sujetos esclavos sometidos a castración que se encargaban del
servicio y control de los harenes. Esta relación, que en un principio tenía
solo el sentido de servicio, llegaba en algunas ocasiones al contacto sexual,
pues ser eunuco, dependiendo del proceso de esterilización, no significaba
incapacidad para la erección y la eyaculación, puesto que la eyaculación tiene
su origen en el líquido seminal que se produce en la próstata, si bien, al no
tener glándulas hormonales (testículos) no podrían dejar embarazada a la mujer.
No obstante, creo que la erección es de menor duración y consistencia que la de un
sujeto normal.
Esto
de la paternidad, como se ve, es cuestión compleja, sobre todo hasta hace bien
poco, pues en la actualidad, con eso del ADN, se saca de dudas a cualquiera
mediante un análisis no muy complejo. Ahora bien, a ver quién se atreve a pedir
esa prueba sin pelearse con la ofendida mujer. Esa duda del macho, que resultó
una constante a lo largo de la historia, provocó celos y conflictos de pareja,
y los sigue provocando, sobre todo cuando la mujer reclama sus derechos y,
entre ellos, la libertad soberana de usar su cuerpo, lo que provoca el conflicto
si no se tiene conciencia de la responsabilidad y compromiso de fidelidad con la pareja de cara a la reproducción, o sea, de tener y criar hijos comunes. Como
curiosidad respecto al trato legal sobre los hijos nacidos en el matrimonio,
fueran o no concebidos por el marido, el Código Civil Napoleónico consagraba el principio de
la presunción de paternidad (cuyo origen se perdía en “la noche de los
tiempos”, según Bigot de Préameneu): pater
est is quem nuptioe demonstrant. El hijo concebido durante el matrimonio tenía
por padre al marido, ya que la concepción se situaba por ley en el intervalo de
tiempo que iba desde el día 300, hasta 180 días antes del nacimiento (art. 312). O sea, por ley, el padre de un nacido es el marido de la madre,
situación que persiste de forma incuestionable, salvo que se demuestre lo
contrario. Pero dejemos estas cuestiones de tipo fisiológico y legal, que
justificarían por qué el sultán permitía la cohabitación del eunuco con sus
concubinas sin miedo a que rompiera su línea de descendencia y que, por otro
lado, obligaría a la manutención de los críos por parte del marido de la madre,
según el Código Napoleónico.
Volvamos
a la cuestión de los apellidos. Ya coloqué en mi blog una entrada llamada: En
mi pueblo nos tocamos todos, que venía a mostrar la compleja mezcla de sangre
que llevamos a cuestas, pues si subes hacia tus ascendentes irás multiplicando
el número de tus apellidos en una progresión geométrica que dobla en cada
generación el número de la anterior. Eso sin entrar en la seguridad o no de que
quien te da el apellido te haya engendrado, claro. Se suele decir: “Los hijos
de mi hija mis nietos son, los de mi hijo sábelo Dios”. No obstante, nos
solemos identificar más con el del padre que con cualquier otro de los apellidos de nuestros
ancestros, dado que es el que vamos arrastrando de generación en
generación.
Centrándonos
en el tema del apellido Porras, podremos decir que tiene bastante extensión a
lo largo y ancho de España, basten algunos ejemplos y solo referidos a sujetos
que lo llevan como primer apellido: Según el Instituto Nacional de
Estadística (INE) hay un total de
14.735 sujetos apellidados Porras en primer lugar, siendo las provincias de
Málaga (2.376), Madrid (2.302), Barcelona (1.821) y Córdoba (1.415) los de mayor cantidad.
La de Burgos, que se considera la cuna del apellido, como veremos más adelante,
solo tendría 281 sujetos con ese primer apellido. Claro que esto debería
ponderarse en función de los habitantes de cada provincia para ver el
porcentaje sobre la masa total de sujetos. En este sentido aplicaremos el por
mil habitantes y resultaría: Total de España 0,316 por cada mil habitantes;
Málaga 1,459 por mil; Madrid 0,358 por mil; Barcelona 0,330 por mil y Córdoba
1,779 por mil, de donde resulta que el mayor índice de apellidos Porras lo
encontraremos en la provincia de Córdoba, seguida de Málaga. La tercera sería
Cáceres, que no ha sido incluida en cuanto a la cantidad total, pero tiene
1,147 por cada mil, siendo Burgos la cuna, como decía, también goza de un alto
índice de apellidos Porras, con un 0,772 por mil, ocupando el cuarto lugar
ponderado a nivel nacional.
Pero
ya puestos, y a modo de curiosidad, superarían la media del Estado, que es de
0,316, las siguientes provincias, además de las ya mencionadas: Álava, 0,445; Badajoz,
0,440; Cádiz, 0,454; Cuenca, 0,809; Granada, 0,409; Palencia, 0,398; Salamanca,
0,495; Sevilla, 0,392; y Toledo, 0,342. Estos datos se pueden consultar, como
ya he dicho, en el INE (Instituto Nacional de
Estadística) cliqueando en el texto
completo se carga el enlace a esa página.
Ya
conocemos la incidencia del apellido Porras en las distintas provincias de
España, pero nos falta ir a su procedencia. ¿De dónde viene ese apellido y
cuales han sido los avatares que lo han diseminado por el país? Empezaré por el
inicio, tomando algunas informaciones, lógicamente de difícil contrastación,
pero que corren por las redes sociales, o sea, por internet:
Según
algunos entendidos es un apellido de origen galo (Vease
enlace). “No es un apellido
ocupacional como algunos autores afirman, sino por el contrario es un apellido
noble. Refiere una historia gala que el rey Alarico 1, fue retado a duelo por
un etíope que se hacía acompañar de un enorme mastín. Sin embargo como este no
podía rebajarse a pelear con un plebeyo, uno de sus primos que lo acompañaba le
pidió que le concediera el honor de batirse por él. El rey accedió y su
pariente escogió como arma una porra o macana.
Este dio muerte al etíope y al perro. Y su pariente
le concedió un título nobiliario por tal hazaña. Concediéndole así mismo el
privilegio -exclusivo del rey- de usar la flor de lis en su escudo. El escudo
original es un perro blanco con una macana o porra colgando del cuello en un
campo de azur -dorado o amarillo- con cinco flores de lis.
El apellido originalmente era Porres, sin embargo la
castellanización del mismo Porras, ocurre porque los hijos segundos del noble
Porres, que no pudieron acceder a los titulas y fortuna de su padre se
dedicaron a ser soldados de fortuna. Por lo que fueron contratados por el reino
de España para desalojar a los moros de la península Ibérica. Lo que lograron,
posteriormente a ello les fueron concedidos titulas nobiliarios por sus
servicios a la corona y se contrajeron matrimonio con damas españolas. La casa
fuerte de la familia está en Valdeporres, Provincia de Burgos, España”.
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Existen
otras aportaciones que sustentan diferentes visiones, más o menos documentadas,
como es esta publicada en el enlace del Ayuntamiento de la Merindad de
Valdeporres:
“Porras y
Porres es el mismo apellido. Este linaje, uno de los primeros de Castilla, tuvo
su solar y propiedades al Norte de la provincia de Burgos. A falta de documentación
los genealogistas han acudido a una explicación fabulosa haciéndoles
originarios de Francia y remontándoles, nada menos, que a tiempos de Clodoveo.
Allí debido a cierta hazaña, ganaron las porras de su escudo. Este origen les
venía además muy bien para explicar el empleo como motivo heráldico de las
cinco flores de lis.
Según un
descendiente, al casar D.ª Blanca con Sancho el Deseado trajo de mayordomo a
Castilla a Pedro de Porras «el qual se quedó a vivir en Castilla y pobló un
valle que llamó de su apellido que es el valle de Porres, en las montañas de
Burgos». Desde aquí se extendería el linaje a otras partes de España, sobre
todo Andalucía, Zamora y Segovia. La rama de América también existió. Un famoso
descendiente sería San Martín de Porres «Fray Escoba».
Las crónicas
nos hablan a menudo de sus intervenciones políticas, algunas tan apasionadas y
desgraciadas como en las Comunidades. En las pruebas de las órdenes militares
se les consideró siempre «como la primera nobleza de esta tierra».
Los más
antiguos documentos dan a entender que fue el valle de Valdeporres y no la
familia quien dio nombre a la zona, puesto que ya aparece con esta denominación
en 1133. Según el Becerro de las Behetrías el pueblo de Porres no les
pertenecía. Cidad, en cambio, aunque era behetría tenía por señor a Rui López
de Porres.”
(Los
interesados en conocer toda la información que se da en este enlace pueden
cargarlo cliqueando aquí).
En
todo caso, lo que parece confirmarse es que el apellido Porras proviene de la
Merindad de Valdeporres, situada al
norte de la provincia de Burgos. Desde allí se extendió por toda la península a caballo de batallas contra los árabes durante todo el periodo de la conquista. La gente proveniente de esta merindad formó parte de los ejércitos cristianos y/o se fueron asentando en las zonas conquistadas conforme se consolidaba el dominio de las mismas. El resultado final es esta dispersión a la que he aludido al principio, con apellidos Porras por toda le geografía española; si bien los movimientos migratorios de la segunda mitad del pasado siglo, han provocado el desplazamiento de muchos de los actuales habitantes de las zonas industriales y urbanas, dejando más despoblado el mundo rural.
Volviendo al tema de las merindades, como sabrás, conforman una
comarca del norte de Burgos limitando con Cantabria. La de Valdeporres tiene
como municipio principal el de Pedrosa de Valdeporres y es partido judicial de
Villarcayo. Pocos habitantes, 440 en 2015, y una superficie de 120 Km2.
Estos son algunos datos de interés sobre ella (según la propia información del municipio publicada en su página web):
"Los ríos Nela y Engaña, en su cuenca alta, vertebran
este territorio en el que se asientan recostados en las laderas meridionales de
los Montes del Somo la docena de pequeños pueblos que componían la antigua
Merindad de Valdeporres y que hoy, junto con los tres que pertenecieron a la
Junta de Puentedey, constituyen el municipio denominado Merindad de
Valdeporres.
El río Nela y los Montes del Somo, en las estribaciones de la Cordillera Cantábrica, son los dos ejes en torno a los que se han desarrollado los pueblos de esta histórica merindad castellana. El aprovechamiento forestal y ganadero ha sido el principal recurso para las gentes que desde tiempos remotos pueblan esta zona de la montaña en la cuenca del Alto Ebro. Durante los últimos siglos se desarrolló en las dos vertientes de estos montes un singular modo de vida ganadero relacionado con un peculiar sistema de trashumancia, la “muda”, que generó la denominada cultura pasiega con la que los pueblos de Valdeporres, algunos muy estrechamente, han estado vinculados.
El río Nela y los Montes del Somo, en las estribaciones de la Cordillera Cantábrica, son los dos ejes en torno a los que se han desarrollado los pueblos de esta histórica merindad castellana. El aprovechamiento forestal y ganadero ha sido el principal recurso para las gentes que desde tiempos remotos pueblan esta zona de la montaña en la cuenca del Alto Ebro. Durante los últimos siglos se desarrolló en las dos vertientes de estos montes un singular modo de vida ganadero relacionado con un peculiar sistema de trashumancia, la “muda”, que generó la denominada cultura pasiega con la que los pueblos de Valdeporres, algunos muy estrechamente, han estado vinculados.
La presencia del Neolítico
Las gentes del Neolítico que poblaban estas montañas
dejaron huellas de su paso en forma de grandes construcciones de piedra de
carácter funerario. Los dólmenes son cámaras rodeadas por grandes bloques de
piedras hincadas, cubiertas por una gran losa, que servían como enterramientos
colectivos vinculados a un clan o familia extensa. Normalmente se cubrían con
un gran túmulo de tierra formando un círculo.
Algunos de estos monasterios tenían nombre propio, ya que eran de propiedad particular, y aparecen reflejados en documentos medievales entre los siglos XI y XIV.
En Villavés al parecer existió un pequeño eremitorio, según se deduce de la mención que hace de él el documento fundacional del monasterio de Oña del año 1011. En su iglesia de San Juan Evangelista se conserva un tímpano semicircular con una inscripción del año 1159.
La iglesia de San Pelayo, en Puentedey, también conserva elementos románicos como el tosco tímpano que muestra la lucha de un guerrero con una serpiente.
La presencia señorial
A pesar del gran poder que tuvieron en esta
zona familias como los Porres, los Manrique y los Velasco, a partir del
siglo XVI casi todos los pueblos pasaron a ser de realengo y, agrupados en
la Merindad de Valdeporres, formaron parte del Corregimiento de las siete
Merindades de Castilla Vieja. Quintanabaldo, Brizuela y Puentedey, que no
formaban parte de la Merindad, siguieron siendo de señorío de los Porres hasta
la abolición de los señoríos a comienzos del siglo XIX.
La merindad hoy
Mercados artesanales y animadas fiestas patronales,
como la matanza de San Martín de las Ollas, la Cucaña o el Belén Viviente de
Puentedey, añaden color en los pueblos de la merindad."
Bueno, pues de aquí parece que procedemos los
Porras. Siempre me atrajo esta zona y he visitado algunos de sus pueblos como
Orbaneja del Castillo, Frías, Oña, etc.
y visitaré, en cuanto pueda, Villarcayo, Medina de Pomar o Espinosa de
los Monteros, además del propio Pedrosa de Valdeporres.
Una cuestión final es reflejar algunos personajes célebres de este apellido, de los que resalto tres:
Os dejo un mapa de la zona y la distribución de las merindades por si os apetece pasaros por allá.
Una cuestión final es reflejar algunos personajes célebres de este apellido, de los que resalto tres:
- Gerónimo de Porras Mendez, poeta y sacerdote antequerano que nació en 1603 y murió en 1643, dejando como legado sus Rimas Varias, publicadas en 1639 en su ciudad natal. Es poco conocido y su obra está por estudiar más en profundidad.
- Belisario Porras Barahona, (1856-1942) que fue tres veces presidente de Panamá.
- Raúl Porras Barrenechea, (1897-1960), fue un importante político peruano, presidente del senado y ministro.
Os dejo un mapa de la zona y la distribución de las merindades por si os apetece pasaros por allá.
11 comentarios:
Qué interesante todo lo que has escrito!!! Nunca supe de dónde venía mi apellido y ahora me he entusiasmado (ya sabes que me llamo Porras Flores). Gracias por tu magnífica aportación, y como siempre, que Dios te bendiga. Gracias.
Celebro que te guste, Rosa. Son curiosidades, más que otra cosa, sobre los ascendentes de uno, que seguro se han diluido en tantos otros cruces de sangre y apellidos, como digo.
Un abrazo
Buenas tardes Antonio
He leído su artículo: "Sobre el apellido Porras." Si Ud quiere saber algo más serio sobre el apellido Porras/es debería leer los dos volúmenes siguientes:
LOS PORRAS ORIGINARIOS DE VALDEPORRES. (I) CASA DE VIRTUS Y CIDAD. LÍNEA TRONCAL. (Desde su origen).
Editor: Asociación Cántabra de Genealogía, 2017.
ISBN: 978-84-944850-8-4
Los Porras originarios de Valdeporres: Casas dimanadas de la línea troncal (Santa Cruz de Andino, Condado de Valdivielso, Agoncillo, Extramiana y Espinosa de Monteros).
Editor: Asociación Cántabra de Genealogía, 2018.
ISBN: 978-84-948282-0-1
Soy el autor de los dos libros y le puedo asegurar que he investigado y escrito los dos volúmenes con total seriedad, eliminando todas las fantasías, mitos, errores y falsedades que hasta ahora estaban publicadas. Son caso 1300 páginas y en cada uno de los libros va un Apéndice Documental, con más de 220 documentos transcritosy donde se puede comprobar y cotejar la veracidad de las genealogías publicadas en ambos volúmenes.
Reciba un cordial saludo de Javier
Super .. Yo tambien me apellido porras
Agradezco su invitación, señor Polanco, a conocer sus dos obras y lo pongo aquí, por si hubiera interesados en ello. Yo, de momento, me di por satisfecho con esa información aunque no esté suficientemente contrastada, como digo en la entrada más arriba.
Un cordial saludo y feliz año 2019.
Siempre he querido conocer los origenes de mi apellido "Porras"
Soy salvadoreño y espero algun dia poner pie sobre tan bellos parajes y platicar amenamente con otros avidos e intrepidos aventurero, compartiendo historias y contemplando uno de esos bellos atardeceres de rojos salvajes, admirando preciosas cordilleras, rios y nubes encendidas con majestuosas pinceladas multicolor de esas que nos regala nuestro Creador.
cnporras@gmail.com
Gracias por tan maravilloso documento. seria muy importante para mi mantener contacto con usted . saludos Juan R. Porras.
Mi nombre es Mario Porras Otero y soy de colombia, que interesante saber un poco más de nuestros apellidos, para enseñarle a los hijos de donde provienen nuestros ancestros
Siemrpe me causo curiosidad mí apellido. Gracias por el artículo.
Saludos desde Cali, Colombia.
Atentamente;
Nelson Fabián Porras Guevara
Interesante artículo. Fco. de Asis Porras de Espinosa de los Monteros y Espinosa de los Monteros, de Córdoba (Bujalance) España.
Gracias por su estimulante coemntario, Curro.
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