viernes, 23 de enero de 2015

Exito económico versus desastres social


El Roto, como casi siempre, sigue dando en el clavo con sus viñetas de humor. En esta deja en evidencia la gran incongruencia que hoy, como siempre, se da en nuestra sociedad. Existen dos mundos distintos, con filosofía de vida diferente, con intereses dispares, que tienen que convivir en un mismo tiempo y espacio. En estos momentos y en este lugar se da el conflicto entre el egoísmo que siembra el dinero invertido en los negocios productivos o especulativos, que es lo peor, y el bienestar social, es decir el bien de la ciudadanía. Sociedad y dinero no acaban de encajar… o el bien social no encaja con la opulencia de las minorías que acumulan el capital.

Ayer, sin ir más lejos, leía que el 1% de la población tiene más dinero que el 99% restante… ¡Qué barbaridad! Así convendrás conmigo que quién tiene el dinero tiene la fuerza y la posibilidad del chantaje, por lo que el poder lo ejercen, de una forma directa o indirecta, ellos. Mientras, los gobiernos bailan al son que les tocan.

Yo creo que estas es la base de la indignación que se observa. No es solo la corrupción política, que no deja de ser un elemento sintomático de la sumisión y venta del político de turno ante estos señores de la pasta, sino ver que cada día hay más ricos y más pobres. Más de todo pero en un lado está la pobreza y en otro la riqueza, con lo que el desequilibrio va ganando terreno día a día.

Me viene a la memoria una historieta que se cuenta en mi pueblo sobre un incidente gracioso que se dio en un bar en tiempos pasados. Estaba el señorito tomando unos vinos y al lado un pobre diablo cargado de necesidades. El señorito despreciaba las tapas y no se las comía, diciendo

-         No, tapa no me pongas, no tengo hambre…  

El que estaba al lado dijo

-         Pónselas que ya me las como yo.

Y volviéndose al señorito le dijo

-         Es que tú no lo vas a tener todo, hombre, si tú tienes el dinero yo tengo que tener el hambre.

Pues allá vamos. Ese es el dislate de nuestro tiempo, la deshonra de una sociedad y de unos gobiernos que han antepuesto los intereses especulativos del dios dinero a las necesidades reales de las sociedad. Este sistema es perverso y los éxitos económicos se convierten en desastre social, sobre todo porque no se reparte bien el beneficio del producto, con lo que me viene a la memoria algunas frases interesantes para meditar sobre lo que está pasando:

“Detrás de toda gran fortuna siempre hay un crimen”. (Honoré de Balzac).

“No te confundas, la pelea contra el hambre no está en luchar contra la extrema pobreza, sino contra la extrema riqueza”. (Ixchel Welt seudónimo de Leticia Quiroz).

“La igualdad de la riqueza debe consistir en que ningún ciudadano sea tan opulento que pueda comprar a otro, ninguno tan pobre que se vea necesitado de venderse”. (Jean Jocques Rousseau)

Todo esto, para mí, demuestra la gran injusticia social que se está viviendo en nuestros tiempos. El reparto de los beneficios y de los bienes derivados del producto elaborado no es justo. Por esa justicia deberían velar los gobiernos, pero los gobiernos ya no son de la ciudadanía, ya no la sirven, ahora, atrapados en un mundo donde todo es mercancía, están en una balanza los intereses del poderoso y en la otra los de la población, y el fiel, que debería ser el gobierno, se ha inclinado descaradamente hacia el lado primero. Cuando su mesa esté repleta caerán las migajas de ella para alimentar al resto de la humanidad.


Mientras tanto, cuánta razón tiene El Roro con su frase: ¡¿Qué sistema es este que cada éxito económico es un desastre social?! Ojalá hubiera justicia distributiva y se evitara el desastre. Las cifras macroeconómicas van bien, pero las micro, las que afectan al ciudadano de a pié, van fatal y nos quieren engañar.


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