jueves, 15 de enero de 2015

El dinero tiene que servir, no gobernar


He leído por ahí que el papa ha dicho: “El dinero tiene que servir, no gobernar”.  Celebro compartir esta frase que, por cierto, ya hace tiempo que la vengo diciendo yo, aunque sea con otras palabras. Pero lo que intento razonar en esta entrada es que nuestros políticos y gobernantes piensan a la inversa, no ponen como elemento principal de la vida y la sociedad al ser humano, sino al dinero y su dominio sobre todo, en un mercado neoliberal sin cortapisas.
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Cuando las cosas van mal, cuando la crisis ataca, lo que queda demostrado es que se ha de salir de ella mediante una solución adecuada, pero… ¿adecuada para quién? ¿Se ha pensado en que para ser adecuada ha de ser justa y humanitaria? Yo creo que no. Esta crisis fue provocada por quienes pretendían sacar provecho de ella y así lo están haciendo. El asunto está en lo dificultoso que pueda ser implantar soluciones beneficiosas para ellos en un sistema democrático, donde se eligen los gobiernos por el pueblo. Entonces solo cabe engañar al pueblo para que vote un programa que luego no se cumpla y se pueda justificar ese no cumplimiento, de tal forma que te vuelvan a votar a pesar del engaño.

Lo cierto es que, en nuestro caso, ya el gobierno anterior trabajaba a favor del mundo de las finanzas, aunque el presidente, al inicio de la crisis, demandara, en la misma ONU, el control y abolición de los paraísos fiscales y otras ocurrencias atentatorias contra el sistema del que se nutre en la sombra el inhumano entorno del dinero. Por tanto, era de más garantía colocar un gobierno afín, al que no le chirriaran las decisiones desde un punto de vista ideológico. Y a ello se pusieron. Ciertamente que Zapatero se lo puso fácil con su política económica, y derribarlo culpabilizándolo de todo no fue nada complicado (de algo se podría escapar y algo sería culpa de los conspiradores en la sombra que movían los hilos económicos de un mundo globalizado, donde ellos sí tenían el poder de jugar a estrangular la economía de un país si no se sometía). Él era el mismísimo demonio, con tal fuerza y capacidad, que había producido la crisis desde el ejercicio de su responsabilidad de gobierno…nos olvidamos de las hipotecas surprime americanas, de los desfalcos de la banca, de los negocios sucios y mafiosos del mundillo financiero, etc. El bambi, para algunos, se había convertido en maléfico y poderoso destructor… una especie singular de Dr. Jekyll y Mr. Hyde.

Ante esto, la cosa estaba cantada. Un Rajoy prometedor, que nos sacaría de la miseria y crearía puestos de trabajo, reflotaría la economía y volveríamos a ser felices una vez eliminado el maléfico Zapatero… y se le mandó a sus zapatos, cosa lógica dadas las circunstancias.  Algunos pensaban que aquel señor que había llegado al poder sabía lo que había y, además, lo dijo en la campaña electoral. Habló de no pasar líneas rojas, de lo que reforzaría, de lo que no tocaría y de Alicia en el país de las maravillas, de crear puestos de trabajo, de sanear la economía, etc. Su malévola intención quedó de manifiesto cuando, ya en el gobierno, empezó a culpar de todo a la herencia recibida como estrategia que justificara el programa oculto que tenía que aplicar… ¿Pero no habíamos quedado en que ya la sabía?  ¿Cómo culpa de todo al otro si ustedes andan gobernando en la mayoría de las comunidades autónomas, que, además, tienen el mayor nivel de endeudamiento? ¿A quién quieren engañar?

Durante tres años no se ha resuelto el problema, más bien se ha agudizado. Que no me hablen de recuperación económica, pues recuperar es conseguir lo que se ha perdido. Que hablen de frenar o parar la caída libre en la que estamos y que se ha mantenido durante estos años de su gobierno mediante la estrategia de apretar, casi hasta ahogar, para soltar antes de las elecciones y ganar votos. (Ese sistema se usa en una técnica de relajación muscular, llamada relajación muscular progresiva de Jacobson: Tensa el músculo un tiempo, luego lo destensas y cuando desaparece la tensión se nota la relajación). A mí me suena esto a lo mismo: Aprieta, económicamente, el cuello, pero no asfixies, después suelta y el sujeto pensará que lo has salvado… Le has demostrado que tienes el poder de apretar y la benevolencia al no ahogarlo… Eso sí, para ello hace falta dominar los medios de comunicación y manipular la opinión pública, despertando inquietudes y miedos para que al final acabemos diciendo: “Virgencita que me quede como estoy, esto es inevitable y debemos aceptar lo que el gobierno nos propone como mal menor”.  Mientras tanto ellos legislan, como en Luxemburgo, para  satisfacer a las multinacionales y aprietan el bolsillo del contribuyente de a pié para conseguir la pasta que se le ha de pagar a la banco por los intereses de la deuda pública y para salvarla del abismo en que sus propios dirigentes, puestos a dedo en muchos casos, la han metido… el “crimen” económico se premia con la absolución incondicional y sin penitencia. Qué sarcasmo, aquellos que provocaron la crisis burlando el sistema, andan ahora asfixiando a los pueblos para su propio beneficio. Resultado: Gana la banca.

Pero no me quiero desviar. El asunto está en que hay un importante número de gente pensante, con criterio propio, que no se deja influir por los medios de comunicación que tienen a su servicio y critican y dan, o proponen, soluciones diferentes. Y este cabreo general con quienes te han engañado, ayudando a la banca y a las multinacionales y hundiendo la economía de las familias, provoca que aparezcan grupos críticos con alternativas que no les interesa a los especuladores financieros, a los que te prestan a un 10% el dinero que tú les dejas en depósito sin interés alguno y el que le deja el Banco Central Europea a interés irrisorio. Rechina también que en este país aún no se haya considerado la dación en pago ante el impago de la hipoteca. Y entonces llega el cabreo, la gente sale a la calle y no se soluciona nada mientras se legisla para penalizar el derecho a manifestarte, o sea, para neutralizar el movimiento de quejas. Ese movimiento se acaba convirtiendo en partido político y al poder establecido, que recuerda la alternancia programada entre liberales y conservadores de Sagasta y Cánovas, solo se le ocurre demonizarlo, acusarlo de populista (la palabra populista se centra en pensar en beneficio del pueblo) y sembrar el miedo.

Cuando uno ve que los partidos políticos están sometidos a poderes y a decisiones que se escapan al ejercicio democrático y obedecen o se venden a intereses ajenos a la propia sociedad, engañando en sus programas, corrompidos y anclados en las prebendas que ellos mismos se otorgan, es normal que acabes pensando que forman una casta, al igual que es normal que ellos se defiendan para no perder esas prebendas, sobre todo cuando las ideologías han desaparecido y el espíritu humanista se ha tirado por la borda en beneficio del dios dinero, mediante la traición al buen ejercicio del oficio de la política.

Entonces llega Rajoy y dice en Gracia, aludiendo a Syriza: “Prometer lo imposible genera frustración”.  Solo el  cinismo político puede justificar una afirmación de  tamaño calado, proviniendo de un señor que propuso una cosa y ejecutó otra, lo que en román paladino es un fraude electoral. A lo mejor es que, aludiendo a su caso y en un análisis racional, justifica el nacimiento de estos grupos dada la frustración social que se ha producido ante el incumplimiento de su propio programa. Eso sí, ahora trabajan para seguir con el engaño, para mostrar que se han creado puestos de trabajo (no hablan de la calidad y tiempo de dedicación, ni del nivel de ingresos de las familias que, incluso, trabajando están en la miseria, ni de la bajada de las cantidades económicas en las cotizaciones de la Seguridad Social), hablan de luchar contra la corrupción cuando en sus filas es una plaga que toleran y pretenden que la gente se olvide de la pérdida de derechos y del incremento de las diferencias entre ricos y pobres. Su discurso, y el de los otros, es patentizar lo malos y peligrosos que son los advenedizos porque ellos nos traerán el caos.

Nos engañan como a chinos, tal vez su objetivo sea que trabajemos como ellos, que ganemos como ellos y que nos sometamos como ellos… ya no gritan y exigen el cumplimiento de los derechos humanos en China, lo dejan para que veamos a dónde podemos llegar y, comparativamente, lo bien que estamos…

La globalización se ejerce mediante vasos comunicantes para equilibrar el mundo, pero esos vasos los controlan ellos y se nutren y enriquecen con ello, el equilibrio se busca en la igualdad a la baja, el flujo que debería enriquecer al explotado del país subdesarrollado se lo quedan ellos, nuestro nivel baja, pero el de los otros no sube, solo sube el del mundo financiero hasta adueñarse de todo, han hecho un “shunt” o derivación para succionar ese flujo desde una entelequia del derecho internacional que avala la globalización. Cuánta razón tenía Thomas Jefferson cuando decía: “Considero que las entidades bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que las fuerzas militares… Si los ciudadanos americanos permiten a los bancos privados controlar la moneda, primero mediante la inflación, y después mediante la deflación, la banca y las corporaciones que proliferen alrededor (de los bancos) despojarán a los ciudadanos de toda la propiedad hasta que sus hijos se queden sin casas en un continente que conquistaron sus padres y a quienes pertenece todo lo que haya alrededor”.

Ante el tremendo montaje de control y dominio sobre la economía europea y mundial que se han organizado, ahora le tienen miedo a que se funden movimientos contestatarios y alternativos que le puedan redefinir el sistema o que les exijan la vuelta a la situación anterior en derechos laborales. Si el ejemplo de Syriza en Grecia prolifera por Europa el desequilibrio que hay en beneficio de ellos quedará neutralizado y no podrán seguir con su política de dominio y control del poder de los Estados de la UE. ¿Con quién se identificará el ciudadano? “El dinero tiene que servir, no gobernar”



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