viernes, 30 de octubre de 2015

Poema de dolor y de tragedia




Una vez más se fraguó la tragedia en el mar Mediterráneo. Los marginados, los sintecho, los que huyen de la nada buscando una mejor vida, encontraron la muerte en el empeño, y yo quiero llorar con ellos en mis versos.

Poema de dolor y de tragedia

El negro y tenebroso viento
empuja mi espalda con furor
embajador de la miseria,
la hambruna y el dolor.

La trampa del desierto iluminado
por miles de estrellas titilantes
jugó con mi destino
guiando mi huida de la nada
envuelto en arenales
de mágicos cristales
que fraguó mi fantasía
de un mundo mejor.

Corrí entre las montañas
y atravesando ríos
busqué desesperado la otra orilla
que vi tras las cuchillas lacerantes
de almas frías y falaces,
cimientos de muros y fronteras
que fragua la injusticia
a lomos del corcel de la avaricia
valor insigne en un mundo de codicia
que su esencia humana ya perdió.

En un último esfuerzo
tras ser atropellado
engañado y explotado
por mafias desalmadas
me lanzo a la aventura de la mar.

Bajel de imaginaria fortaleza
me reta a travesías de mares escarpados
de olas espumadas de amenazas
de oscuros peligros abismales
de miedos e ilusiones,
huyendo de la miseria y la ignominia
hacia la miel de la abundancia.

Y todos en la barca
para conjurar la fuerza de la parca,
unidos por las manos,
formamos la cadena de la vida
y el ariete que fuerce la frontera
que rompa ese muro insalvable
que el hombre miserable construyó.

Luego,
el mar se va tragando a los amigos
sus manos se escapan de las tuyas
como gélidos peces escamados
que volvieran a su océano profundo
y ves como el abismo los engulle
matando su esperanza e ilusión.

Caronte se los lleva en otra barca
camino mitológico del hades,
a la vez que las guadañas
forjadas en la Europa miserable
van segando las almas indefensas
yugulando con violencia la esperanza
de un mundo mejor.

El mundo de esta vida deplorable
abre su puerta deleznable
hacia el profundo abismo de la nada,
mientras un ave luminosa
guiada por dioses del dinero
revolotea alrededor
entonando estridentes canciones
con  notas disonantes del rotor.

Ahora estaré salvo
los otros se han hundido,
al mar los devoró.
Y a mí,
mañana injustamente,
obviando mi dolor
me volverán indiferentes
a donde vive mi color.








jueves, 22 de octubre de 2015

Me gusta navegar con las velas al viento


El otro día os narré, en mi muro de facebook, cómo se había hecho la foto que coloqué en mi perfil y mi primera experiencia de navegación. A partir de aquí, en plan de añoranza, reviví y reflexione sobre mis vivencias marineras posteriores, llegando a considerarlas como una especie de experiencia espiritual, donde el sentido de lo enigmático y la vida se enlazan para crear un momento de exaltación que hace levitar el espíritu sobre las aguas.

El mar es insondable. Navegar es no pisar tierra, dejarte llevar por el bamboleo del agua en conjunción con el viento. Es como un reto a desenvolverte en un medio desconocido y extraño al medioambiente del hombre. Una huída de la realidad, de los pies en la tierra, para ubicarte en la fantasía de un horizonte que se pierde en su linealidad, marcando el enigma del más allá, de la superficialidad de la nada, pero de la diversidad de las profundidades. Esa monotonía, ese paisaje perenne, te da alas para el pensamiento, para la reflexión en paz y sin interferencias de los accidentes orográficos que pueblan la tierra. Libertad y respeto a las aguas, a su poder envolvente, a lo desconocido e imprevisible, a la transparencia que aglutina miles de forma de vida diferentes.

Pero, algo llama desde esa inmensidad al ser humano. Es su cuna, su génesis biológica, su anagnórisis ancestral, que pretende una regresión a los principios del ser, de la vida, para comprender sus secretos. Hasta la propia Biblia, es su intento de explicar la creación, habla de: “El espíritu de Dios se cernía sobre la faz de las aguas”. En todo caso, la ciencia viene a dar más luz a ello y nos explica cómo la vida se fraguaba entre las aguas, de donde salimos todas las especies desde la concepción darwiniana. Nosotros somos agua, agua en un 73 % aproximadamente. Sin el agua no hay vida y hasta las bacterias más resistentes acaban formando esporas para sobrevivir a su ausencia.

Es aquí donde mi imaginación volaba, donde encontraba un campo de meditación ausente del mundanal ruido conjugado con esa brisa y mar; un mundo de estímulos sensoriales especiales. Línea del horizonte en lontananza, suave brisa acariciando la piel, música de la quilla al separar las aguas y envolverse en su canto, mano izquierda en la caña y en la derecha la pipa, a popa Málaga con su perfil que se pierden en el horizonte del ayer…

Con ese escenario tan inmenso, envuelto entre agua y aire, entre el planeta y el firmamento, entre el fluido de la vida y el cosmos, sientes que eres nada en esa inmensidad, que esa infinitud que te acompaña es incomprensible y enigmática para el hombre que siempre quiso etiquetarlo todo y, cuando no lo pudo, creó los credos para anclarse en una explicación de lo inexplicable.

Sea como fuere, mi sensación era de apertura hacia otro mundo inmenso, de fuga del terrenal y acercamiento a ese firmamento que se unía al mar en el horizonte. Detrás queda todo, delante el reto de lo inescrutable… , estimulante singladura. Entonces cobran su sentido estos versos:

Mi barco velero

La suave brisa
inflándole el velamen
empuja suavemente a mi velero
en todo su esplendor.

Tensa el obenque
y la ajustada botavara,
jugando con amuras,
ciñe con arte milagroso
hinchando la mayor.

La inquebrantable caña
resiste la disputa intransigente
entre la orza y el timón
ciñendo con viento de estribor
en suave derrota y leve inclinación.

El foque tensando va su cuerpo
en juego con la brisa que le riza
para ayudar a la mayor
y tremolando brinca
a capricho y antojo del timón.

El mar, levemente rizado,
abre su cuerpo a la incursión
y el agua se aparta en borbotones
al empuje de la quilla y su presión.

Al fondo un horizonte de utopía
fija la proa y la ilusión,
a popa abierta Málaga
saluda desde lejos con su adiós.

Cuaderno de bitácora
con rumbo hacia otro mundo
cargado de sosiego y de dulzor
evade de la nada de la vida
creando un insólito escenario
preñado de belleza y de abstracción.

Autor: Antonio Porras Cabrera
De mi libro: Eclosión


viernes, 16 de octubre de 2015

La niña de Rajoy… (reflexión humorística).


¡Caray!, ayer me llevé una tremenda impresión. Con esta televisión no gana uno para sustos. Vi un video donde “la niña de Rajoy”, la que nos presentó en las elecciones de hace unos años (por cierto bastante crecidita), entraba en un hospital muy malita, casi a punto de fallecer. Al parecer eso ocurrió hace casi cuatro años. El problema es que, después de tanto tiempo ingresada, parece que ahora es cuando empieza a ponerse algo mejor, cuando se estabilizan sus constantes, aunque sus órganos vitales, que son los que mantienen la vida, los que realmente trabajan por el sostén del sistema, como el hígado o fábrica que realiza la transformación energética, la labor excretora de los riñones, el aporte de oxígeno de los pulmones, la elaboración de alimentos del aparato digestivo, las manos, pies, músculos y huesos, el corazón que bombea y reparte ecuánimemente la sangre que lleva los alimentos a todos los órganos y tejidos del cuerpo, todos ellos, andan aún afectados severamente, funcionando a bajo nivel de efectividad y, en algunos casos, como las partes marginales del cuerpo, en la más absoluta pobreza funcional, tanto que corren el riesgo de necrosis tisular, o sea, de morir por falta de alimento.

No tengo muy claro si la enfermedad que padecía era una infección o un accidente de tráfico. Según algunas malas lenguas, la atropelló un coche de alta gama que conducía la banca y el capital. Ello puede ser verdad, pues es habitual en nuestro país que los grandes representantes del poder extranjero, en connivencia con estos de aquí, vengar de turismo con cierta frecuencia y abusen, al amparo de su pasta, de su dinero, obteniendo privilegios a los que no tiene acceso el ciudadano de a pie.

Algunos cuentan que el problema de que la niña no haya superado aún su patología es que el hospital donde la ingresaron dio preferencia a la cura de las lesiones que la banca y el capital sufrieron en el accidente, que, por supuesto y dado que el vehículo era de alta gama, no fueron letales aunque sí de importancia, a pesar de ser los causantes del percance. Si bien les sometieron a un interrogatorio, como es de rigor, para que no se diga que tienen trato preferente, solo fue durante un Rato, no llegaron a pedir responsabilidades de sus actos a tan significativos personajes. Eso sí, el pago de la factura de la sanación de los agresores (banca y capital) se lo van a pasar a los vecinos de la niña, que no a su padre, que bastante sufrimiento tuvo al enterarse del percance cuando estaba cenando en el Bar Cenas invitado por el dueño.

A esto hay que sumar el proceso de deterioro que sufrió la asistencia sanitaria, pues en esa etapa, el cuadro médico y administrativo del centro hospitalario recortó presupuestos, por lo que hubo de bajar la contratación de personal cualificado, aparecieron falta de recurso materiales, farmacológicos, dietéticos o nutricionales, y aparataje para afrontar el reto de la cura de la niña, por lo que la calidad de la asistencia sufrió un considerable deterioro, lo que justificaría la ineficacia del tratamiento y el que a estas alturas el caso no esté resuelto y la niña siga ingresada sin muchas esperanzas de volver a la situación previa al ingreso.

El caso es que, después de tanto tiempo, la niña sigue casi igual, salvo el cerebro, que con el tratamiento ha mejorado muchísimo, dado que es donde se encuentran los órganos de poder, mientras el resto del cuerpo quedaba tremendamente afectado al no llegar el flujo de sangre necesario para su correcta sanación. Ahora, la niña tiene un cuerpo debilucho, con continuos dolores y molestias, con sus órganos al borde del fracaso y con la motilidad limitada, aunque a nivel cerebral se encuentra lúcida, orientada hacia dónde debe estar y, aunque ha perdido algo de memoria, es solo selectiva, o sea, se acuerda de lo que debe acordarse y olvidó lo que debe olvidar referido a su entorno inmediato: los malos Ratos, los abusos y las juergas en el Bar Cenas con amigos de dudosa catadura y los malos hechos de su pasado inconfesable. Con el tratamiento parece como si le hubieran destruido a martillazos de fármacos y más fármacos el disco duro de su memoria, o al menos las partes más comprometidas para su felicidad y equilibrio mental… o sea, un lavado de mente para evitar la disonancia cognitiva. Eso está bien, pues la conciencia es mala consejera para obtener la felicidad completa.

No obstante, dado que se avecina un partido interesante y quiere el padre que la niña vea como gana el equipo de su papá y que ella le apoye con sus gritos de “¡PAPÁ, PAPÁ!”, le ha animado a salir a la calle, a pedir el alta voluntaria, para acudir al evento, donde la selección española de fútbol se enfrentará al rival, dejando a España, si ganan, en un buen estado de ánimo, dándole el prestigio internacional que conlleva tal hazaña. Para ello, los amigos de papá, que forman el cuadro médico que le atiende, le han hecho una rehabilitación de emergencia y, como anécdota curiosa, pero significativa para acudir al partido, le han pintado en la cara una bandera española…

El resto de la familia anda muy preocupada, pues no ven claro que la niña esté en condiciones de tomar el alta y acudir a ese acto, por lo que temen la recaída que la llevaría a una situación peor de la inicial. El asunto está en que andan pensando en una segunda opinión médica y en la posibilidad de cambiar el equipo asistencial. Se han presentado varios grupos de expertos médicos y hospitales de reconocido prestigio, pero la duda está en cuál es el más adecuado para sanar a la niña y que tratamiento sería el idóneo para que esa sanación fuera integral y no afectara solo a parte del organismo.


¡¡¡Ahora toca discurrir a quién elegimos para que cure a la niña!!!

La cosa no ha cambiado mucho, salvo que tenemos casi 400.000 parados menos, pero con más de medio millón de parados de larga duración más que antes, el fondo reserva de la Seguridad Social se ha rebajado en 25.000 millones de euros y la deuda pública ha crecido en 300.000 millones de euros, o lo que es lo mismo ha pasado de un 69,2% del PIB a un 99,5%. El resto está más o menos igual, con la salud muy deteriorada.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Rompesuelas y Cachobobo. El toro y el imbécil de la Vega


Un año más hemos soportado las patéticas y sanguinarias escenas del Toro de la Vega. Esa especie de “tradición” asesina donde el ser humano, en su instinto más bajo, encuentra placer.  Placer en el derramamiento de sangre animal, que podría ser humana… ¿por qué no? si es de aquellos que se oponen a sus deseos. He visto caras de jóvenes y no tan jóvenes, que mostraban odio destructivo hacia aquellos que se opone a su sentir. Sujetos capaces de alancear a las personas que no piensan como ellos. Sujetos que se creen con derecho a matar al animal sin discusión alguna, como si fueran dueños de las vidas ajenas… Miedo me da. Esos energúmenos, tal como se vio en la agresión a un reportero de TV, son capaces de herir, incluso asesinar desde el anonimato, a quienes no comparten su pensar, a quienes hacen una llamada a la civilización y la conciencia, ausente en este caso.

El violento, el sujeto pedante que se cree con capacidad de cometer cualquier atropello por una mera cuestión de hábitos o costumbres, es un descerebrado que no acaba de comprender el progreso de la mente, la evolución del ser humana hacia una civilización integradora con el propio entorno. Ese patán, culturalmente analfabeto y gaznápiro, representa a la rémora que esta sociedad, este país, tiene para evolucionar, a quienes siguen atados a tradiciones abominables e indignas que degradan al ser humano. Anacronismo ancestral, primitivismo atávico indolente que me recuerda a Mitra, ese dios pagano y su relación con el toro y su “divino” sacrificio.

Pero, en el fondo, estamos hablando de unos sujetos inmaduros, infantiloides que pretenden reafirmarse desde el poder que otorga el dominio de la vida y de la muerte… Sentirse capaz de matar, de arrancar la vida a otro ser, es elevarse a la diestra de un dios que lo creo y decirle: “Mira que poderoso soy, pues tú lo has creado pero yo lo he destruido”, es el reto del mal, de la muerte, al estado del bien, de la vida.

Si alguien necesita batir records, superar peligros, retar miedos y mostrar su valentía para ser mayor, para realizarse, para salir de su nimiedad, tiene otros muchos caminos para hacerlo sin causar daño a ningún ser vivo; puede hacer “puenting”, competir en deportes, crecer en sabiduría, desarrollar su capacidad intelectual o su masa muscular, incluso puede jugar con el toro a modo de estos recortes que pongo en el video… pero si, para ello, necesita derramar la sangre de otro ser vivo lo único que demuestra es su vileza, su inmadurez y su violencia siempre producto de la frustración. Y la frustración mal gestionada solo lleva al trastorno mental y este, en este caso, a la pérdida de identidad humana y a la aparición del instinto asesino a caballo del odio. Hoy vi cara de odio en algunos asaeteadores del toro. Era una cara de odio hacia aquellas personas que se oponían a su crimen, vi una capacidad potencial para clavar la lanza en el costado de los antitaurinos.

Hoy, una vez más, ha sido sacrificado en el altar de la barbarie el pobre Rompesuelas, de la mano de un sujeto miserable que le ha dado muerte, hablo de un tal “Cachobobo” que no sé si hará honor a su apodo… Perdón, creo que es Cachobo, pero es igual pues ha de ser bobo de solemnidad quien pretende su grandeza haciendo barbaridades de esta dimensión.

Ya sé que estamos en un mundo cruel, y no dejamos de reconocer tanta miseria, tanta iniquidad. Guerras, injusticias, refugiados, muerte, hambre, desigualdad, tratos inhumanos, vilezas y violencia forman parte del día a día. Convivimos con ellas con una elevada dosis de indiferencia y puede resultar chocante, para algunos, que nos centremos en esto cuando hay tantas otras cuestiones que merecen nuestra atención, pero eso no eximen de tocar este asunto que es un síntoma más de esa indolencia social, de ese desajuste en la conducta del ser humano que acaba en su manifestación más terrible, como es el desprecio a la vida ajena a caballo de la ausencia de valores y principios humanos que nos hagan evolucionar hacia un mundo mejor.

Señor “Cachobo” y los que actúan como usted, para mí son unos miserables cobardes que se arman de una lanza para matar innecesariamente. Aprenda de aquellos que se arman de su habilidad para competir sin sangre, veo este video de saltos burlando al toro sin tener que matarlo. Pero tal vez sus neuronas no hayan hecho aun las conexiones adecuadas para entender estas cosas y su mente carezca de los valores que requiere una nueva sociedad de concepción panuniversal.

Quien mata a un ser vivo por placer es un sádico asesino en potencia, solo le paran las normas sociales, pero no su conciencia.

A mí me gustan los toros, pero en un espectáculo divertido, sin sangre, como este donde es cuestión de habilidad.


domingo, 9 de agosto de 2015

Nagasaki. Hoy hace 70 años…

Nagasaki antes y después del bombardeo

Hace 70 años, tal día como hoy, una bomba asesina remitida por el poderío americano, acabó, en Nagasaki (Japón), con la vida de 75.000 personas de forma inmediata y otras tantas con posterioridad debido a las heridas recibidas, si bien las cifras siguen siendo aproximadas. Nagasaki era una opción secundaria, tras Kokura, pero el tiempo no permitió ver esta con claridad y se eligió Nagasaki por mejor visibilidad.

Se argumentó para justificar el acto criminal que así se ahorraron muchas vidas que se hubieran perdido en combate si se invadía Japón. Truman tiene el macabro honor de ser el presidente que ordenó el bombardeo. Pero no nos engañemos, fue un acto de terror para doblegar la voluntad de los dirigentes japoneses a la vista de tanto muerto indefenso. Podían haber cogido un objetivo militar, podían, incluso, haber hecho una exhibición en un lugar menos habitado, podían no haberla usado sabedores de sus efectos letales; es más, no atacaron al palacio del emperador ni a la sede del gobierno con semejante ingenio. Pero no, ellos lo que querían era mostrar su poderío militar con aquel portentoso  e infernal artefacto y estudiar sus consecuencias. Entonces decidieron masacrar a la población civil como advertencia al gobierno, mostrando que podrían acabar con todos los habitantes de Japón, con sus ciudades, casas, industrias ya ruinosas y arrasar su territorio. Eso duele y rompe la moral del más aguerrido luchador. El japonés era soldado duro, capaz de encarar al enemigo con coraje, hasta la muerte, y vender cara su derrota, pero la frialdad del más fiero acaba diluyéndose ante el horror de la muerte de civiles inocentes y aflora la sensibilidad de todo ser humano que queda atrapado en esa tragedia de abrumadora deslealtad guerrera; tal vez, sabedores de esto, decidieron obrar de esa otra forma tan cruel. Tras Hiroshima no esperaron un tiempo  prudencial para que se convencieran los japoneses y se prestaran a la rendición, por lo que a los tres días volvieron al ataque.


Efecto de la bomba

Lo curioso es que el mismo Truman creó un organismo en la primavera de 1948, llamado Comisión de Víctimas de la Bomba Atómica (ABCC) con objeto de investigar sus efectos posteriores, las radiaciones, las mutaciones en los nacidos, la evolución de las quemaduras, etc. Pobres ilusos aquellos que pensaran que su objetivo era curar a los heridos y afectados por el desastre… no, según muchos autores, no fue una comisión para curar a los afectados, sino para investigar sobre el nuevo invento, como ya he dicho. Ello llevó, al parecer, a crear grupos de muestra donde se dejó a los aquejados evolucionar a su suerte, otros se sometieron a tratamiento y todos a observación, como se suele hacer en cualquier proceso de investigación. Una maldad más añadida al acto criminal del bombardeo. Las víctimas, pues, fueron doblemente castigadas, con la bomba y con las secuelas y el sometimiento a conejillo de indias.

Mi conclusión es que a los poderosos gobernantes les importa un bledo la vida ajena, y sus decisiones las toman en función de los intereses de los grupos o países dominantes. Es la eterna cantinela enarbolada a lo largo de la historia hasta por entes y organizaciones que, en teoría, tienen un alto contenido humanista, como las propias religiones. “El mal al servicio del bien”, o sea, lo importante es el fin y no los medios; si se ha de matar se mata, si se ha de quemar se quema, si se ha de humillar se humilla…. Pero todo en función del credo o ideas que tiene el que ostenta el poder, con la intención de imponer su modelo de relación social, aunque sea con le terror.

¡Qué curioso! Estas cosas son heroicidades en el bando de los vencedores. Ese bando que todo lo justifica porque ha ganado la guerra, donde los malos son exclusivamente los vencidos, a los que se les demoniza y acusa de todo… siempre se encontrará algo que imputarles para presentarse el vencedor como víctima que actuó en defensa propia. Si no véase nuestra reciente historia: Los rebeldes traidores al orden establecido ganan la contienda y los malos son los perdedores, pues ellos se levantaron para salvar a España… Los fascistas italianos y los nazis alemanes, sus aliados, perdieron la guerra y fueron condenados, pero ellos no… es más, ni siquiera se les investigó por sus crímenes. Si hubieran sido derrotados estarían catalogados de traidores, asesinos y ladrones de la libertad… o sea, criminales delincuentes que se enfrentaron a la ley establecida. ¡Cómo cambian las cosas según quien ejerce el poder y maneja los hilos de la comunicación y la creación de los estados de opinión! De ahí que la historia esté repleta de subjetividad, pues la escriben los vencedores. Luego, el trabajo de investigación de los historiadores académicos, puede arrojar algo de luz sobre el asunto, pero la fabulación histórica ya caló en la población y la reparación es compleja.


Y en fin, en este caso, el objetivo principal era mostrar el poder que se tenía para que nadie pretendiera competir con los EE.UU., establecer el miedo a las consecuencias de otra conflagración, dominar y someter voluntades desde ese miedo que provoca la mortífera experiencia de lo vivido en cabeza ajena, y eso implica lanzarse a una carrera del terror, dado que otros, posteriormente, accedieron al macabro invento de la bomba atómica y solo mediante el pavor a quedar exterminados se acabaría controlando al enemigo. El caso de los misiles rusos en Cuba es clarificador.
 
Vista de la ciudad tras el bombardeo
Y aquí estamos 70 años después, con miles de armas, muchísimo más destructivas que aquellas, en los arsenales. ¿Ustedes creen que si algún día ven sobrepasar el umbral de peligro que han colocado en su listón dudarían en utilizarlas? Pero ese umbral puede ser su orgullo de nación, su soberbia de gobernante o de pueblo, su demencia belicosa que entiende el máximo honor en ganar la guerra, su enajenación mental, su alienación, etc. Yo creo que no dudarían en su uso, siempre habrá un demente, loco o megalómano que se sentirá con el poder supremo de destruir vidas y haciendas sin el menor remordimiento, sobre todo si son del enemigo, ese sujeto que se inventa para ganar poder ante los gobernados. Y si caen civiles, inocentes criaturas infantiles, ancianos y personal ajeno al conflicto, se considerarán como efectos colaterales  inevitables… cualquiera de nosotros puede sufrir un efecto colateral en la lucha entre dos o más energúmenos en los que aflore su instinto asesino desde el egoísmo, el odio y la ira.

Hoy, mi recuerdo y mi pesar vuela a Nagasaki y a sus habitantes, que durmieron felizmente la noche del 8 al 9 de agosto de 1945, sin sospechar, siquiera, que alguien poderoso había jugado con sus vidas y decidido que deberían morir a modo de escarmiento. El dios del trueno no está siempre en la naturaleza, a veces está en la mente enajenada de los hombres. Yo estoy convencido de que la historia no perdonará a esos falsos dioses …


martes, 4 de agosto de 2015

Homenaje a mi padre Q.E.P.D.




1998
Hoy hace diez años que murió mi padre. Acababa de cumplir los 85. Pero para mí no ha muerto porque sigue vivo en mi memoria. Decía un paciente nuestro, al que tratábamos de una patología psíquica, que los muertos viven en la memoria de los vivos, que mientras se mantenga viva esa memoria se mantendrán vivos a los que se fueron. Yo, cada vez que vuelvo a casa de un viaje, sea de mi pueblo de otro lugar más distante, tengo aún la tendencia a acercarme al teléfono para llamarle y decirle: “Papá ya estamos aquí, quedaos tranquilos”. Pero también me acuerdo de él cuando me acerco al espejo y veo en mi cara sus facciones, cuando camino como él y cuando sueño aún con su presencia. ¡Son tantas las cosas que lo traen a la memoria!

Mi padre fue un gran tipo. Hijo de la Andalucía profunda, luchador con la tierra para arrebatarle la esencia de su savia, para conseguir sacar el fruto de la vid, de la huerta, del trigal u olivar. Trabajó duro desde niño y fue regando con su sudor, y sus infantiles lágrimas, los campos para cobrar la cosecha. No hubo tiempo para escuelas; sus juegos fueron en solitario, guardando las cabras, o labrando los campos, se inventaba sus juguetes y fantaseaba con un mañana más digno. Malos tiempos le tocó vivir. Miseria y trabajo… y, cuando afloraba su vigorosa juventud con la esencia irresistible de su energía vital, una negra nube se cernió sobre su casa, sobre su gente y su pueblo. Las armas le llamaron en contra de su voluntad y fue arrastrado a una contienda indeseada y en el bando discordante a sus ideas. Cuando cumplió los 18 años mi pueblo estaba bajo el mando de los rebeldes, y fue movilizado por la fuerza y obligado a enfrentarse con los que compartía ideas y posición política, con sus primos que luchaban en el otro bando. Él decía que cuando disparaba en el frente tiraba al aire, fuera a darle a alguno de ellos.

En 1974

Luego vendría la mili en África hasta 1945, pasando necesidades, sometido a la disciplina férrea de unos militares triunfantes y soberbios, aunque, al menos, aprendió a leer y escribir mejor y a “defenderse en las cuentas”. Después, tras ser licenciado, el reto de crear un proyecto de vida familiar donde cupieran su mujer, sus posibles hijos y una mínima garantía de subsistencia en tan tremendas circunstancias postbélicas. Trabajo de campo y de cortijo bajo el dominante carácter del señorito mandón e insensible al sufrimiento humano; sujeto al que yo mismo recuerdo con desprecio cuando me viene a la mente el despotismo con que trataba a los campesinos, que andaban buscando un salario en tiempos de cosecha para poder subsistir entre una y otra. Y todo ello, viviendo aterido por el frío del invierno, sabañones, y castigado por el inclemente sol del verano. Tuvo suerte, mi padre, por su honradez y responsabilidad, por su dedicación al trabajo, por saber defenderse en el manejo de los números y letras y, por qué no decirlo, por su obediencia a aquel despreciable sujeto al que servía como manijero y hortelano, del que acabó liberándose definitivamente cuando se fue a atrabajar a la obra del pantano de Iznajar. Luego a Barcelona, a otro mundo distinto, hasta que se jubiló. Duros tiempos, pues, de infancia y juventud. Duro trabajo y dura vida, donde la diversión era recibida exultantemente, cuando se podía acceder a ella. Vino, cante y chascarrillos en el bar donde los hombres eran reyes de ese entorno. Donde se apreciaba un aislamiento del dolor y la fatiga, del sufrimiento y la inseguridad laboral que se respiraba puertas a fuera, donde el vino era un excelente anestésico del flagelo y la amargura.

Con 18 años (1938)
Pero mi padre fue un sujeto inteligente, un gran hombre. Si hubiera tenido la suerte de nacer en una familia con recursos, hubiera sido un gran… lo que fuere, médico, ingeniero, profesor, etc. No fue a la escuela, vivía en unas huertas a 5 kilómetros del pueblo y solo podía acudir a las clases particulares que solían dar los maestros que se desplazaban a la zona. Aprendió las cuatro reglas (ya sabéis, sumar, restar, multiplicar y dividir) y a leer y escribir para defenderse. Luego en el periodo de soldado ocioso en África, se lanzó a aprender vivamente, le encantaba la historia, y recuerdo cuando yo era pequeño que me quedaba boquiabierto escuchando sus clases magistrales. Con pelos y señales, me iba refiriendo fechas, batallas, reyes y personajes que habían dejado huella… aquello eran los cuentos que me contaba, pero no eran tales, sino verdades históricas que hicieron apasionarme por esa materia. Además de eso, me enseñaba matemáticas, caligrafía, geografía, etc. dentro de sus posibilidades. Me hablaba de la familia, de sus ancestros, y me transmitía las vivencias y hazañas que recordaba, como un cronista cargado de autoridad en la materia. Yo creo que adivinaba en mí ese interés que siempre tuvo él por aprender y fijó en mí sus esperanzas. En ese sentido, siento que no le defraudé. Cuando terminé mi primera carrera estudiando y trabajando, él se sintió feliz, cuando hice la segunda, yo me sentí orgulloso de su orgullo. Lo que a él le hubiera gustado conseguir lo estaba consiguiendo en mí… Entonces comprendí una de las máximas o principios que rigen la evolución del ser humano, del desarrollo de la especie: La clave está en conseguir que nuestros hijos sean mejores que nosotros, en que cada generación supere a la anterior, en que nosotros, además de hacer, personalmente, todo lo posible por crecer y evolucionar, tenemos el sagrado deber de inocular en nuestros hijos ese sentimiento, esa motivación, para que ellos crezcan y hagan crecer la sociedad a la que pertenecen desde la dignificación de las personas y la justicia, desde la igualdad y la solidaridad entra la gente, desde el conocimiento, la educación y el desarrollo intelectual de los seres humanos. Es lindo ver que los hijos te superan, que esa trascendencia tuya desde el punto de vista biológico, se completa con esa otra trascendencia intelectual. “Dichoso el que puede disfrutar del éxito de sus hijos, porque habrá proyectado su propio desarrollo a otras generaciones”.



Con 25 años (1945)

Hoy quiero, pues, rendirle este homenaje desde mi recuerdo al cumplirse 10 años de su, digamos, marcha. Tuvo algunos defectos, para mí mínimos, como ser muy austero y sobrio, hasta el extremo de no gozar de cosas que tanto le gustaban, como viajar (de ahí debe venirme a mí ese espíritu viajero), acudir a espectáculos, a restaurantes y celebraciones… no, eso eran banalidades que no iban con él. Se sacrificó él y, con él, nosotros trabajamos a tope para sanear la economía de la casa. Era de la generación que anduvo marcada por la dura infancia, por la lucha sistemática por la supervivencia, donde era muy importante estar preparado para lo peor, las plagas podían llegar en cualquier momento y había que estar alerta y con capacidad de afrontarlas.

Ahora le recuerdo regando la huerta, dirigiendo aquellas cuadrillas de segadores, aceituneros, y campesinos empleados en hacer las labores del campo. Lo recuerdo escuchando la Pirenaica con la voz de la Pasionaria, de Carrillo y otros, prometiendo aquella liberación de la tiranía que nunca llegaba. Lo recuerdo tomando su copa en el bar, o en la casa con su vasito de moriles con su tapa después de llegar del trabajo; con su casco vigilando los edificios en construcción en el mazacote de Bellvitge; caminando por Málaga para hacer su ejercicio habitual… Lo recuerdo, finalmente, postrado en la cama del hospital mientras le afeitaba aquella cerrada barba resistente a la cuchilla agresora… y el día que se fue, tal como hoy hace 10 años, en que salí de la habitación y mientras lo cambiaban aproveché para ver las constantes de la pasada noche y sufrió la parada cardiorespiratoria que se lo llevó definitivamente.

Él lo había querido… incineración y sus cenizas esparcidas por la tierra que le vio crecer. No quiso dejar lápida, nicho o túmulo donde quedaran sus restos, sino disolverse con el viento para ir posándose a su antojo en aquellos lugares de la tierra que le apeteciera, para vivir los recuerdos de su infancia, para asentarse en las huertas que regó de joven, en los campos que cultivó, en los árboles que le dieron sombra, en el río donde se bañaba, que le dio el frescor y el agua para el riego… prefirió disfrutar en libertad el perfume de las flores en primavera, el olor del maduro fruto en el verano, la brisa con la que aventaba la mies en la era, jugar con las hojas de los árboles en su caída libre en el otoño y montar sobre el viento bravucón y sátiro del crudo y gélido invierno...  No quiso quedar preso en una cárcel, en un gélido sarcófago, y prefirió jugar eternamente con el aire, con esos espacios etéreos que le dan dimensión infinita a la energía que mueve este cosmos de vida…

Él no ha muerto, está en el aire que hace bailar las hojas de los árboles, en la brisa que acaricia nuestro rostro, en la tierra que da vida a las plantas que nos nutren… él ha vuelto al todo de la vida de donde salió. Si los panteístas creen que la totalidad del universo es el único Dios, él sigue estando con ese Dios… y yo me siento, hoy más que nuca, panteísta estando a su lado.






¡Cuánto hay que agradecerle a esa generación, que, huyendo de la nada, luchó lo indecible hasta levantar este país! Ellos fraguaron el pasado y sembraron en sus hijos la semilla que sustenta nuestro presente. De nosotros y de nuestros hijos depende ahora, en parte, el futuro...

D.E.P.

viernes, 17 de julio de 2015

¿Dónde está la Europa de la gente?


La insensibilidad y falta de empatía de la Merkel y sus acólitos queda de manifiesto en el incidente ocurrido en una escuela en Rostock, norte de Alemania, con la niña palestina que se puede ver hoy en las noticias de los periódicos (ver prensa). Esa niña, que lleva 5 años en Alemania, que habla perfecto alemán, según parece, y que quiere seguir estudiando, no pedía que vinieran todos los palestinos a Alemania, sino que no se les expulsara a ellos. La dama de hierro no supo o quiso interpretarlo así, mostrando su cara más fría e insensible. La niña lloró desconsoladamente. Esta es la cara inhumana de la Europa alemana. Entonces escribí este poema dedicado a la crisis Grecia. Lo he titulado:

FRÍO INVIERNO
----------------

Negros nubarrones 
se ciernen como una amenaza,
un gélido viento del norte
empuja con saña,
recorre los Alpes
los montes araña
con garra de águila.

Viene de Alemania
cruza los Balcanes
inunda las casas
y esparce la sombra
en la misma cuna 
de la democracia.

La noche se acerca
las tinieblas hablan
y cantan gritando
penas y miserias
de la gente sacra
del pueblo oprimido
al que no permiten 
levante la cara.

De nuevo se asoman 
tras de las montañas
máquinas de guerra 
que son las finanzas,
banca avariciosa
que presta en ganancia
y que nunca pierde
pues pone y retira
como a ella le plazca
gobiernos y mandos
en todas las plazas.

Ese viento frío 
que te rompe y rasga
va calando hondo 
en los desahuciados
en pobres sin techo
en las clases bajas
mientras que los otros
engordan sus panzas
con platos y mesas 
llenos de abundancia.

¿Quién pretende ahora
salir en defensa
de la democracia,
gritar por las calles
por todas las plazas
que ganan la guerra
que no dejan nada,
pues si libremente
bramas y reclamas
puede que te callen
con la ley mordaza?

Estos son aquellos,
de su misma cuna
de su misma casta
te prometen mucho 
y después te engañan,
solo les importa 
ganarse su pasta
mayor patrimonio
mejorar sus casas
tener más acciones
levantar su casta
aunque para ello
mucha gente pobre
tenga que pagarla.

Chiquillo despierta...
¿No ves que te engañan?
Levanta tus ojos
mira tu mañana
que si tú lo observas
verás sus falacias
sus falsas sonrisas
sus rollos y trampas
para que les votes
y seguir haciendo
de su capa un sayo
como su dios manda,
ese dios dinero
que todo lo empaña.


Alienación y librepensamiento

Opinión | Tribuna Por: Antonio Porras Cabrera Publicado en el diario La Opinión de Málaga el día 13 SEPT 2025 7:00 https://www.laopin...