lunes, 4 de abril de 2016

Romance del mono y la doncella de Cáceres

(Me gustaría conocer tu opinión sobre este blog para orientarme a la hora de tomar decisiones y cumplir el objetivo que me propuse. Si no te importa, te ruego contestes a una pregunta que aparece al margen izquierdo sobre el asunto. Gracias.) 

En el casco antiguo de Cáceres existe una casa especial. Se trata de la Casa del Mono. Hay varias leyendas al respecto sobre la historia de esa casa y del susodicho mono.  Al parecer vivió allá por el siglo XV un matrimonio formado por un señor mayor y una joven, que no pudiendo tener hijos, optó el marido por regalar a la chica un mono para que hiciera la función de ellos, luego quedó preñada y ocurrieron lamentables hechos que…
Pero, en fin, mejor os leéis este romance que he hecho para explicarlo. Espero que os guste y os divierta. Se lo dedicó a mi amiga Ana García Briones, que, de alguna forma, ha sido la que me incitó a escribirlo.


Romance del mono y la doncella de Cáceres

Paseando en la ciudad
hete aquí que de sorpresa
se me vino a presentar
una casa de nobleza
con misterio singular.

En palacio solariego
según leyenda que había
vivía un falso mancebo
que de moza presumía
esposados por el clero.

Y comento lo de falso
pues era un tipo especial
que ya cargado de años
lo fueron a desposar
con una moza garbosa
de porte espectacular.

De tal coyunta señores
nada se puede esperar
a no ser que el que dispare
tenga un rifle de verdad
buena potencia de tiro
y erecta virilidad.

Como el hombre que era viejo
andaba en su flojedad
más que miembro entre sus piernas
fue badajo pendular
lo que ofertaba a la nena
sin poderlo remediar.

Viendo que no daba fruto
su ayuntamiento carnal
para jugar la muchacha
como si fuera mamá
decide el viejo ladino
regalarle un animal
que era lo más parecido
que encontró con un zagal.

Y pensando de esta guisa
un mono le fue a comprar
para que lo alimentara,
le acunara de verdad
y le cambiara el pañal.

El mono que fue creciendo
se le empezó a espabilar
y estando sola por casa
cuando se fue descansar
lo halló tumbado en su cama
con toda su pubertad
apretada entre las manos
con movida secuencial
que le acabó salpicando
sin poderlo remediar
manchando ropa de cama
y quedando  la muchacha
sin saber lo que pensar.

Le sorprendió ver la cosa
tan firme y en vertical
erguida como  la vela
que alumbraba en el altar.

Y sin pensarlo dos veces
un calor le vino a dar
que le subía por el cuerpo
con emoción especial,
el corazón cabalgaba
a ritmo espectacular
y con el  pecho turgente
y excitación singular
vino a quedar espantada
por una baja humedad
que le regaba el pecado
de su zona virginal.

Cuando vino a darse cuenta
y se lo quiso limpiar
con el roce de la mano
un regustín le fue a dar
que la elevó hasta los cielos
en éxtasis sensual
que le supo a gloria pura
ya sin poderlo evitar.

Descubriendo aquel orgasmo
después se puso a pensar
si no sería mala cosa
hacer coyunta carnal
con aquel mono lascivo
en un acto sexual.

Más mira que tuvo suerte
la moza desvergonzá,
una noche de tormenta
y en ausencia marital
pidió cobijo en la casa
con llamada en el portal
un lozano caballero
de un atractivo especial.

El joven tenía unos ojos
de arrebatar el sentio
y le despertó el antojo
que despierta todo tío
de porte tan principal,
y entre palabra y susurro
la fue dejando embobá.

Se nos olvidó  del mono,
y pensando de verdad
en montar sobre la grupa
de aquel torso muscular
perdió el sueño la muchacha,
quedó en vela al desear
gozar del cuerpo tan firme
que ostentaba aquel zagal.

Era noche de tormenta
donde andaba atormentá
por estampidos tremendos,
el rayo y el temporal.
Quiso mudarse de cama
y evitar la soledad
y se nos fue de puntillas
al lecho del buen chaval
que la recibió contento
como a un sueño singular
y la cubrió con caricias
provocándole un volcán
de pasión y de deseo
que no lo pudo aguantar.

Se entregaron a Cupido
y entre dale que te da
se les pasaron las horas
llegando a la madrugá.

Más contenta que unas pascuas
y sus partes bien regás
se volvió muy silenciosa
hasta su lecho nupcial
evitando que criados
notaran su deslealtad,
pero con culpa infernal
se anduvo comiendo el coco
por su traición marital
en ausencia de marido
que se marchó a comerciar.

Nadie supo lo de aquello
que fue secreto claustral
hasta que pasado el tiempo
la niña empezó a engordar,
viniendo a nacer un crío
de una belleza sin par
que aceptó como su hijo
el astado marital
evitando cometarios
que adornaran su frontal.

Mas hete aquí que aquel mono
despechado y haragán
tomó gran dosis de celos
del bebé de mazapán.

Para evitar competencia
de aquel crío tan desleal
decidió como estrategia
en un acto demencial
lanzarlo por la ventana
y hacerlo descalabrar
en la calzada de piedra
que adornaba aquel lugar.

Ante un drama tan terrible
al mono querían matar
pero el sádico marido
para hacerle sufrir más
decidió atarlo por vida
encadenado al portal
sin apenas movimiento
con criado vigilante
hasta su muerte final.

Esta es la historia señores
de una casa principal
también llamada del mono
que en Cáceres tú veras
si te paseas por su barrio
de corte monumental.

Autor: Antonio Porras
Cáceres, 3 de abril de 2016



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