Sombra
indeleble y tétrica
de
aspecto indomable
que
eleva al cosmos infinito
el
sortilegio del mañana.
Pérfida
crisálida que arrastra
en
su metamorfosis
a
arquetipos quiméricos
de
polícromas mariposas
que
seducen y obnubilan
el
alma confiada.
Alienación
enajenante
miedo,
desasosiego
falsas
esperanzas fundadas en falacias,
cínico
recoveco de la mente
que
siembra la estulticia
matando
la decencia.
Estrellas
rotas de apagados colores
que
solo marcan y definen
caminos
y veredas enrejados
donde
la libertad en su utopía
va
muriendo en el día a día.
Cruel
autoflagelo que injerta en la mente
conciencias
de la culpa,
autocastigo
y humillación
que
solo es lavado
en
la sumisa confesión.
Alma
atrapada por espurios intereses,
tambores
de guerra
que
dominan el ritmo de la vida
amilanando
y sometiendo
a
los ingenuos espíritus dolientes.
Siembra
de la negra codicia
que
te atrapa con grilletes
al
sistema y su estructura
de
vicio y avaricia.
Perfidia,
sumisión
sumisa,
su
misión, su misa,
su
miedo y su dolor,
sufrir
que libera el alma
y
hace llevadera la injusticia.
¿Podremos
romper este terrible cerco
que
atrapa en su espiral incontrolable
la
esencia de lo humano y lo divino
en
el cultivo alienante
de
doctrinas y credos amasados en la nada
para
hacer de argamasa
de
este averno donde se confrontan
el
cielo para unos y el inframundo para otros?
Autor:
Antonio Porras Cabrera
Málaga,
febrero 2015
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