sábado, 23 de febrero de 2013

Los pilares de la tierra se desmoronan



Absorto anda  uno. El mundo no cambia, pero conforme avanza el conocimiento y la libertad, la libre comunicación y la capacidad de discernimiento de los pueblos, se van descubriendo y contrastando situaciones insostenibles, alarmantes, escandalosas, que hasta ahora habían persistido a lo largo de la historia, pero que no estamos dispuestos  a seguir tolerando. No nos engañemos. La corrupción era una práctica habitual, alegal si se quiere, y en muchos casos las comisiones por obras o actividades ligadas a los servicios públicos eran consentidas y protegidas por la práctica gubernamental. Quiero decir que no estamos descubriendo nada nuevo, sino que estamos constatando algo que no estamos predispuestos a seguir consintiendo cuando se nos dice que hacienda somos todos. Si quieren que tengamos conciencia de Estado, deberán entender que el Estado somos todos y que el servidor público es un bien público y no un gestor arbitrario de las instituciones. Estamos en un país donde existe una sentencia refranesca que lo dice todo: “No me des dinero, ponme donde haya”. Ello sin entrar en otro de los deportes favoritos a nivel nacional, como es el nepotismo (RAE: Desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las concesiones o empleos públicos), que esa es otra. Si eres de mi partido te abro la puerta y si no te la cierro. O sea, esto no es nuevo, pero ya no es tolerable… No se soporta el cinismo con que algunos políticos, que están en partidos pringados hasta el cuello, vayan de salvapatrias, de solución para los problemas que ellos mismos han provocado directa o indirectamente, como puede ser el de la burbuja inmobiliaria creada a finales de los 90. Su discurso da nauseas por mucha argumentación que ostenten en plan eslogan.

El asunto es que el sistema está obsoleto, corrompido, inviable, putrefacto para un nuevo orden democrático. Pero se quiere salvar la parte matriz que lo corrompe: el dinero. El problema no está solo en los corrompidos, sino en los corrompedores, en los que tienen el dominio del dinero. Le metemos mano a los primeros mientras los segundos se van de rositas. Hay que atajar los dos bandos para que un nuevo orden moral empiece a germinar. El corruptor es el instrumento y el corrupto el objetivo. El uno sin el otro no puede existir, pero sí puede crear al otro si existe el uno.

Esta sociedad, este sistema, se ha fraguado y sostenido en varios pilares fundamentales. Los llamaremos los pilares de la tierra, del mundo donde vivimos. Esos pilares se consolidaron al amparo de la injusticia, de la desigualdad, del clasismo y de la ignorancia. Se adueñaron del saber y del poder y ejercieron el mando y ordeno como mejor les plugo. Dueños del conocimiento, controlando la ciencia y la educación, todo era factible. Establecieron clases, sumisas y dominantes, que estructuraron en una sociedad donde la política quedaba a cargo de unos y el trabajo a cargo de otros, donde el de arriba mandaba y hacia lo que le parecía mejor para sus intereses y el de abajo, convencido de su incapacidad para tomar mayores decisiones, y al amparo del analfabetismo, asumía su destino, que era obedecer al que sabe y manda, pensando que obraría velando por el bienestar de quien le servía. Todo ello se conjugaba en una estructura de poder formada en varios pilares, en distintas fuentes que tenían intereses similares y alianzas.

Pero la ciencia avanza, el conocimiento salta las fronteras y escapa al control de los antiguos adoctrinadores y surge un espíritu crítico en el pueblo, que deja de ser analfabeto para desarrollar su capacidad de discernimiento, de razonar en justicia y de reivindicar principios y acciones que se enfoquen al bien común, a la evolución de las personas como seres humanos y no como máquinas al servicio del señor, del capital, del dinero y la producción de bienes materiales y la especulación del mercado. Todo esto hace aparecer una masa crítica que busca otro sistema alternativo, que cuestiona la esencia de esos pilares morbosos que sostienen una sociedad injusta, alienante y deshumanizada. Se abren los ojos y ya no se tolera y asume el abuso, la arbitrariedad, la injusticia social, la iniquidad y el atropello. Se cuestionan esos pilares y se destapa su verdadera esencia, su perversidad, su inmoralidad, su corrupción e indignidad.
Y permítaseme enumerarlos:
1.     Los reyes. Hoy conviven con el descrédito forjado en la familia real, con la sospecha y la presunción, con el cuestionamiento de su funcionalidad. A pesar de gozar de inmunidad (qué curioso, eso de la inmunidad y su tinte totalitario) los asuntos sucios de la casa real, el urdangarinazo, les deja en muy precaria situación a nivel popular.
2.     El Gobierno. Mentiroso e incumplidor de sus promesas, falaz en sus apreciaciones, con sospecha de corrupción por doquier y sus cínicas explicaciones, le lleva a tener un presidente con una puntuación de aceptabilidad ridícula, menor que la propia oposición en todas sus manifestaciones.
3.     Los políticos. Sálvese quien pueda. Forjados en partidos totalitarios, de nula o poca democracia interna, donde el líder y su camarilla decide y quien se mueve no sale en la foto. Extrañas cuentas internas, sobres, corrupción, financiación ilegal o alegal, etc… Prebendas, placeres, dominio, estatus, corazas y privilegios…por no decir más.
4.     La justicia. Politizada en sus órganos de poder, sometida a viejas prácticas con leyes anticuadas y acciones sospechosas apartando a jueces que le meten mano a asuntos intocables. Lenta, pesada y excesivamente burocratizada, con pocos recursos en esta era tecnológica… de medida fiabilidad en su operatividad.
5.     Las finanzas. Ese mundo especulativo, codicioso y avariento donde el dinero está por encima de cualquier otra cosa. Que se saben poseedores del poder de comprar cualquier voluntad, del chantaje económico, de la capacidad de frenar o hacer andar la economía de un país… Acorralan a los gobiernos y a la ciudadanía con sus préstamos y sus hipotecas e hincan de rodillas al más pintado.
6.     La empresa. Que siendo un medio de desarrollo, de producción de bienes para servir al ciudadano, un lugar de encuentro de esfuerzo común de gente e inversores, acaba siendo un lugar de explotación, desalmado y deshumanizado donde el dinero está por encima de cualquier otro interés.
7.     La religión. De la religión no hablo mucho, solo os remito a esta dirección: http://internacional.elpais.com/internacional/2013/02/21/actualidad/1361475495_345880.html Podréis ver como sigue latente y en forma el sistema tradicional de funcionamiento del Vaticano, con sus corrupciones y sus perversiones, con el dinero, el sexo y la lujuria dominante, con sus alianzas por mantener el poder y sus tejemanejes, sus conspiraciones, etc. Léanse algunos libros que circulan por ahí y que dejan malparado al papado y su estructura en su historia más extensa, como La Puta de Babilonia o Biografía no Autorizada del Vaticano y otros. Pero párense un momento a ver, por otro lado, su papel en el adoctrinamiento y en la sumisión, en el sufrimiento y el deber, en el sometimiento y la gloria que conlleva, en la fe en el dogma y el acatamiento total y absoluto a los padres de la iglesia, a la doctrina incuestionable e infalible del papa y sus manifestaciones dogmáticas. En todo caso, las religiones a nivel general son la amalgama que fragua una sociedad y si esta es injusta la religión que la moldea lo es también. Los católicos son cristianos y antes que la religión y sus manifestaciones terrenales, está el mensaje de Cristo, y ese no se practica, sino que se ha manipulado y tergiversado hasta enfocarlo al interés de la estructura dominante. Arduo trabajo les quedan a los verdaderamente creyentes en la doctrina cristina hasta purgar a su iglesia, si es purgable y si es su iglesia de verdad y no la engañifa.
8.     El ejército. El ejército es de su amo. Trabajó para quien lo mandó y en su esencia está la obediencia al mando sin rechistar. ¿Quién lo domina, quien lo manda? Esa es la cuestión, que tiene un poder inmenso de persuasión a base de fuerza y que puede ser lanzado y usado a conveniencia. El 23F de 1981, hoy hace 32 años, fue un día memorable. Estuvimos a punto de sucumbir ante energúmenos que entendían que la patria era el territorio y los valores antidemocráticos que ellos defendían. Que la gente no es patria sino servidores de ella y que el ciudadano no es soberano sino súbdito. Puede que el ejército no sea el de antes, no lo dudo, pero las tornas en él cambian con mucha facilidad, como pasó el 18 de julio de 1936.

Bien, y dicho todo esto, queridos amigos lectores, ¿no os parece que estos pilares de la tierra se están desmoronando y que sería bueno que al menos algunos se desmoronaran, para poder reconstruir el edificio de la convivencia ciudadana? ¿Que este sistema es insostenible si no se le da al ciudadano el papel que requiere en los nuevos tiempos? ¿Que hay que regenerarlo todo, limpiarlo y extirpar lo inservible? ¿Qué tenemos que fraguar a los ciudadanos del mañana desde otra perspectiva más humana, racional y libre para que ellos puedan asumir el papel de responsables y dinamizadores de la sociedad?

Podría seguir planteando cuestiones, pero creo que cada cual ya tiene en su mente un sin fin de ellas. La mayoría estamos de acuerdo en que este sistema está muerto y debe cambiar sus pilares antes de que nos arrastre a la debacle final, al caos y a la destrucción de los recursos naturales, a la propia desaparición de la especie. En todo caso, lo que pretendo es acercarme a una realidad y compartir con vosotros esta reflexión para ver si mis hijos y nietos pueden tener una vida digna, al igual que los vuestros. Pido excusas, porque hoy también se me fue el dedo en la extensión, pero todo lo dicho era necesario manifestarlo para dar sentido a las ideas que os muestro y analizar los hechos.


16 comentarios:

Isabel Martínez Barquero dijo...

Estoy de acuerdo con todo lo que expresas, querido Antonio. Todo se desmorona, nada es firme y zozobramos con el barco a la deriva. Lo malo, lo realmente aterrador, es que no somos capaces de articular un sistema de pensamiento alternativo, sólo certificar el mal absoluto en que vivimos. Sé que es difícil tener una visión que nos permita salir de este sistema obsoleto, porque ninguno de los discursos nos convencen. Ojalá pronto surja la chispa, esa idea ilusionante que nos movilice y nos haga ver claro hacia dónde debemos tirar. Entre tanto, masticamos desaliento y tristeza.
Un abrazo.

AURORA GÁMEZ dijo...

Pues si Antonio, estos son los pilares sobre los que se asienta esta sociedad capitalista, sexista, androcéntrica e injusta. Pues que se caigan, lo realmente difícil va a ser cimentar unos buenos pilares desde el conocimiento, la generosidad, el humanismo, la igualdad ... que deseamos tanto.
Tu aportas tu pensamiento, gracias por ello, estoy segura que sirve. Ya sabes granito a granito se hace una playa.
Un abrazo, Aurora

Ana Márquez dijo...

Si Cristo volviera, sólo entraría en el Vaticano con un látigo, como lo hizo en el templo de Jerusalén, y estaría sacudiendo sotanas hasta que un guarda suizo le descerrejara un tiro por "hereje".

También es cierto que muchos misioneros anónimos (conozco a algunos de primera mano) sí llevan a la práctica las enseñanzas de Jesús, pero, como tú dices, para que "purguen" a su Iglesia de todo el mal que la aqueja necesitarían un brío, decisión y libertad de acción de los que quizás no disponen.

Te dejo un vídeo que te gustará:

http://www.youtube.com/watch?v=MVaeT3sg4t0

Sí, todo va mal... Ya pararemos en algún sitio, Antonio. Un besazo.

luna llena dijo...

Querido Antonio, no pidas excusas, yo te doy las gracias porque solo dices verdades, necesitamos que personas independientes del Poder, ciudadanos honrados y lúcidos nos recuerden que un Mundo nuevo es posible.
Yo también me pregunto ¿Que futuro les espera a mis hijos y nietos? algo esta cambiando, los pilares están podridos,y sí se pueden tirar,seguro que no sera fácil.
No podemos esperar nada de políticos, banqueros, obispos, reyes...ahora, más que nunca en la historia, sabemos lo que son han acumulado tanta mierda que se van a ahogar en ella.
Un abrazo.

emejota dijo...

Sin querer pecar de dura y desalmada conviene reconocer que somos herederos de dichos pilares corruptos, ¿qué me dices de las propinas?... algo tan inocente en los estamentos más humildes. Y mejor no sigo.
Solo se que cada vez se menos, que siempre opiné que habría que construir sobre un sistema de valores sólido, la bonhomía y tal, pero si abriera el pico estaría repitiendo, sin intención, tan solo como fruto de la lógica humana más aplastante lo que tantos sabios de la antiguedad nos llevan diciendo sin parar: Confucio, Buda, Cristo, hasta el mismísimo Alonso Quijano, ayyyy, será que tocan tiempos de derrumbe, ciclos dentro de ciclos, esperemos que la destrucción de paso a algo mejor, aunque me consta que perfecto no será, ... y mira que me gustaría, pero ¿qué espacio quedaría para los sueños y las utopías? Bs familiar.

Antonio dijo...

Cierto, Isabel. Las alternativas no surgen, no se ve un esquema claro de lo que debería ser el futuro, pero hay cosas que marchan ya y son imparables, como la globalización, de la que espero escribir pronto.
Un abrazo

Antonio dijo...

Aurora, ya sugieres unos nuevos pilares: conocimiento, generosidad, humanismo, igualdad… El problema es cómo se crean o fabrican esos pilares si no es a través de la educación. Pero la educación está en manos del poder y siguen alienando y conformando sujetos sumisos y con poca capacidad de crítica, sujetos mediocres sin carga ideológica.
Un abrazo

Antonio dijo...

Ana, tienes más razón que una santa. Si Cristo viniera los echaba a zurriagazos del Vaticano, pero, al igual que pasó antes con los fariseos, lo crucificarían previamente por blasfemo y demás… ¿No crees?
Besos y me voy a ver ese youtube

Antonio dijo...

Gracias a ti Luna llena, por compartir mis inquietudes y reflexiones. Las cosas están cambiando, pero ¿hacia dónde? es difícil predecirlo.
Un abrazo

Antonio dijo...

Emejota, la corrupción está en la propia esencia del pueblo español, o del ser humano, tal vez, no nos engañemos, pero la sociedad de la comunicación deja en evidencia las cosas que antes no se conocían y eso fuerza las ocas hacia un cambio necesario para una convivencia justa y en paz.
Besoss

Caminante dijo...

La honestidad, la ética, es algo que se aprende; por tanto cultural. Nosotros, los menores de 70 años, no hemos tenido ejemplo de honestidad alguno, salvo Tierno Galván. Quizás olvide a alguien; lo que supone que, salvo que la hayas "mamado" en otras fuentes, no tienes referente al que seguir. Así nos vemos, así nos va; con la mitad de la población votando a los desvalijadores.
Un abrazo

PAQUITA

Antonio dijo...

Cuanta Razón tienes, Paquita (Caminante). No obstante la ética se sigue viviendo en las casas en las microculturas familiares y se va sembrando a pesar de la nefasta influencia de la TV y de los noticiarios, d elas películas y de los malos ejemplos.
Es un placer encontrarte por aquí.
Un abrazo afectuoso

Prudencio dijo...

Recordando a Gabriel García Márquez,todo lo que dices,todos los temas,y todos los estamentos que tocas, se podrían resumir en dos: el amor al dinero, y/o al poder. ´
Todo tiene que cambiar, y no sabemos hacia dónde ir. Aquí es donde internet tiene mucho que decir. El ciclo de internet y la era digital creo que llegará a cambiarnos tanto como aún nadie puede imaginar, porque no se quedará tal como hoy lo conocemos.
Y creo que para bién porque burlará todas la dificultades.
Yo creo en internet para bien en muchas facetas de la vida, aunque en otras lo veo mal, pero aprenderemos a discernir su uso.
Enhorabuena por tu magnífico artículo éste. Es para releerlo a fin de no olvidar que hace falta un cambio, otro ciclo. UN abrazo, Antonio

Myriam dijo...

Ay amigo, es hora de que vayamos edificando otros pilares, antes de...

Besos

Antonio dijo...

Bueno, Prudencio, el dinero es poderoso caballero de siempre, pero ahora con la globalización empieza a reinar en todo el mundo.
Un saludo

Antonio dijo...

El problema, amiga Myrian, es que estos pilares se defienden como gato panza arriba y neutralizarán a todos aquellos que aparezcan nuevos, hasta que se acaben desmoranando estos por sí mismos.
Besoss

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