¿Globalización? |
Siempre
hemos querido y publicado la igualdad entre los seres humanos. Hemos
denunciados las injusticias y expolios de las potencias respecto al tercer
mundo y los países subdesarrollados. De pequeños dábamos nuestras limosnas para
el Domund con la intención de ayudar a los negritos africanos, de la mano de la
Santa Madre Iglesia y sus misiones. Nos repele ver a los niños de ese tercer
mundo trabajando, siendo explotados por los usureros o buscando su sustento en
la basura, sufriendo enfermedades y hambre. En resumen, es un suplicio, para
toda la gente de una real buena
voluntad, ver la injusticia y las diferencias que hay en este mundo; sobre todo
para los que pregonamos la igualdad, la solidaridad y la justicia social, entre
otros valores humanistas. Por tanto, la tendencia a globalizar el mundo, a
hacer de él una unidad equitativa e igualitaria, sería un propósito sano y
coherente con estas ideas. La globalización, pues, ha de ser una buena cosa.
Eso querría decir que el principal objetivo de la misma deberían ser las
personas, el conseguir un equilibrio racional en el uso de recursos del planeta
y el consumo de los mismos.
Bien,
pues no es ese el enfoque que se le dio a esa globalización humanista que
propongo y defiendo, sino el tumbar fronteras para las mercancías y poder
vender y comprar de todo en todos los sitios; o lo que es lo mismo, liberalizar
el mercado de aranceles e impuestos que condicionaban las exportaciones y las
importaciones. Este planteamiento se enmarca en un proyecto del Nuevo Orden
Mundial. Ya sabréis lo escrito sobre ese concepto… conspiración,
illuminatis (iluminados),
masonería, mundo financiero, el Club Bilderberg, los
Neoconservadores, etc… Todo ello lleva a una gran confusión sobre esa idea del
nuevo orden mundial, pero a la vista de cómo se van desarrollando las cosas,
podemos deducir o inferir que es el dios dinero el que la está realizando.
La globalización implicaría que los que tenemos
mucho hemos de perder algo y los que no tienen nada han de ganar mucho, hasta
conseguir un justo reparto de las riquezas y recursos que nos ofrece el planeta. Lo que se establece es un sistema de vasos
comunicantes que por la propia presión tiende a equilibrase. De donde hay un
mayor nivel de vida, con el consiguiente coste de producción elevado, se
producirá un flujo hacia el otro lugar de bajo nivel siempre que la producción
se establezca allá a un menor coste. Es el caso evidente de lo que está pasando
con China y los países emergentes, donde los salarios son más baratos.
La gran mentira y explotación, lo impresentable,
incluso morboso, del sistema, lo injusto
y recriminable moral y éticamente, es la actuación y el objetivo de las
multinacionales. Suelen deslocalizar empresas rentables para llevarlas a
lugares donde el coste de la mano de obra es ridículo, donde trabajan por una
miseria y se explota, incluso, a los niños. Después venden el producto
elaborado en los países desarrollados a precios muy superiores al coste, como
si se hubieran producido acá.
¿Qué es lo que ha pasado? Siguiendo con el símil de
los vasos comunicantes, estos señores han colocado una espita o llave de paso
en la tubería que une los dos puestos y han hecho una derivación hacia sus
bolsillos, o lo que es lo mismo, han robado al que produce y al que compra, a
la vista de la diferencia entre el coste y el precio final. Así el mísero
seguirá siendo mísero y pobre y el rico se irá enriqueciendo, mientras el paro
en los países desarrollados se incrementa y el trabajo en los países pobres también.
Este desequilibrio traumático se da, y se seguirá dando en el futuro, hasta
empobrecer a la ciudadanía media y aparecer nuevos ricos, rayando en lo mafioso,
en los países pobres, que son los testaferros y valedores del sistema empresarial
multinacional. Obsérvese los nuevos ricos chinos con su ostentación y opulencia
mientras se siguen explotando a la clase productora y socialmente baja, incluso
a la infancia, cosa incomprensible en un Estado que se llama comunista, pero
que usa un control férreo sobre la sociedad, propio de estos sistemas, para
permitir esta situación.
No, esta no es la globalización humanista que
requiere el mundo. En todo caso, debería ser aquella que racionalmente
delimitara el uso de recursos, ajustado a las necesidades verdaderas del ser
humano y no a la de los mercaderes, para hacer sostenible un progreso paulatino
y sólido de la humanidad. Mientras tanto es el mundo financiero el que manda en
el orbe, en todo el planeta, tal como se puede ver. Nosotros estamos de
rodillas ante él. Nuestro políticos plegados a sus designios e hipotecados en
un juego morboso que nos lleva a la pobreza como colectivo social y de Estado. Si
no lo evitamos el futuro no es democrático, nuestro voto no servirá para nada y
el gobierno mundial dependerá de los dictámenes de las multinacionales y del
mundo financiero, o sea, del dinero, mientras el ser humano vale una mierda,
con perdón, y solo se le reconocerá si es útil para el sistema productivo y
consumista, como ya he dicho en otras ocasiones.
11 comentarios:
Antonio, no te preguntas como es posible que hayamos llegado a este punto con todo lo que hemos luchado para que las cosas fueran como dices. Tan equivocados estábamos? Tan mal lo hicieron nuestras generaciones y las pasadas? Realmente resulta desesperante, ello me obliga a hacer todo tipo de equilibrios razonadores. Bsss familiares.
La verdad, amiga emejota, es que el asunto es peligroso, pues si queremos justicia e igualdad deberemos tener en cuenta que dentro del reparto acabaremos algo perjudicados, aunque deberían ser las grandes fortunas las perjudicadas, pero al loro, que la cosa no es tan fácil...
Besosss
La desigualdad se capitaliza en poder para unos pocos, pero este sistema injusto no sobrevive a la especie que lo permite (o lo sufre) y esta condicionado por el planeta (o sus recursos) que la sustenta.
La desigualdad tiene un efecto mucho más pernicioso que el inmediato del moral, sus efectos se extienden, a lo largo del tiempo, haciendo que muchas especies, recursos y, a la postre, la propia especie que lo provoca, se extinga.
Magnifico tratado sobre la NO globalización. Es así, como lo cuentas. Han desaprovechado la gran oportunidad del humnismo.
Graciaa y besos.
Globalizar la cultura, el pan, la sanidad, el bienestar... no la mierda financiera.
Un saludo.
Globalizar el dinero no es la solución. El dinero no es humanista.Las ideas sí pueden ser humanistas.Globalizar las ideas, que pensemos lo que realmente nos conviene a todos,paises desarrollados y subdesarrollados,y seguir en la misma línea.
Un abrazo, amigo Antonio.
Antonio, más de lo mismo, pero ahora globalizado con los vasos comunicantes que pones de ejemplo.No quiero profundizar, nos merecemos algo mejor.Trabajo digno,educación y sanidad. Pero es todo lo contrario..., a no desesperar, ¿que habremos hecho para merecer esto?. Salud y energía positiva para tí , los tuyos y todas las personas que piensan bien. Un abrazo amigo.
A veces, Ibso, pienso que se crearán un mundo exclusivo los poderosos y dejaran excluidos a los demás.
La globalización, amiga Isolda, al menos para mí, solo tiene sentido si es desde el sentido humanista.
Un beso
Buenas noches. Hace poco leí que sin lugar a dudas vamos camino (entre otras cosas que has mencionado) hacia el momento de que no exista la jubilación. Se trabajará toda la vida hasta que te llegue la hora de morir. ¿Será verdad? (y dando gracias por trabajar). Saludos desde Alhama de Almería.
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