sábado, 13 de noviembre de 2010

Hablemos de espiritualidad


En una respuesta al comentario de Jordi en mi artículo “Desde la ética laica, Dios sería laico…” publicado en Grito de lobos, comento: “Personalmente, reconozco, que no tengo muy claro el concepto de espíritu, aunque me preocupa la espiritualidad en su definición más práctica, fundamentada y racional. Creo que merece una reflexión específica.”

Pero esa reflexión también merece ser compartida con todos a quienes les interese el tema, que no somos pocos, pues eso del espíritu está anclado muy hondo en nuestra mente y cultura, por lo que quiero hacerla en este mi blog. Eso sí, intentaré que sea lo más fundamentada y racional posible desde mis limitaciones y punto de vista.

He andado leyendo a lo largo del tiempo, y para esta reflexión aún más, sobre el tema y reconozco que hay tal batiburrillo respecto a la conceptualización de lo espiritual y tantas interpretaciones sobre el asunto, que puede uno acabar más confundido al final que al principio, sobre todo si no tenemos un fundamento o conocimiento de la filosofía. Despréndese de todo ello, que los filósofos se dejaron llevar, en parte, por el llamado espíritu de los tiempos, que es un planteamiento filosófico a caballo de las influencias sociales, políticas y religiosas del momento, desde la perspectiva de un posicionamiento cultural global o de grupo. Si empezamos a ver las distintas definiciones y usos que se da a la palabra “espiritual” podemos vislumbrar, incluso, su polisemia, dado los muy diferentes sentidos que se le otorgan. Pero me quiero quedar, en parte, con las ideas hegelianas, por su aporte más reciente y su sentido otorgado en el vocablo “Geist” que en alemán se traduce por espíritu y también por “inteligencia”… Remarco inteligencia ya que lo relaciona con lo intelectual, la mente pensante y las cogniciones.

No soy yo quien para descalificar a ningún gran maestro de la filosofía, válgame Dios, pero, como sujeto práctico, debo buscar una filosofía o planteamiento que me sirva a mí personalmente para mi desarrollo y entendimiento. No quiero, pues, ser sacrílego en este asunto donde tantos importantes cerebros, a lo largo de la historia, dejaron su impronta, pero mis humildes reflexiones solo pueden tener sentido desde mis capacidades y mediante la computación de los datos que manejo en mi modesta mente, que tiene un bagaje y un acumulo de vida, experiencias, conocimientos y demás que son los que me sirven a mí para mi propio proceso cognitivo. Por tanto, si me lee algún filósofo académico y ortodoxo entienda que mi pretensión no es otra que poner en orden las ideas que llevo dentro, aunque choquen con planteamientos clásicos.

Dicho esto, me gustaría ceñirme al concepto espiritual relacionado con lo intelectual, como ya he dicho. El diccionario de la RAE presenta varias definiciones, pero hay dos, que da como las primeras, que son las que se ajustan más a mi pretensión, como son: “Ser inmaterial y dotado de razón” y “Alma racional” y esto tiene una lectura relacionada con la inteligencia y la mente y sus energías que la gestionan. De todas formas espero dejar claro lo que entiendo por espiritual, a lo largo del artículo.

El ser humano es singular en la creación. Está en un estadio evolutivo muy diferenciado del resto de los animales, y eso de ser pensante, de tener la capacidad del razonamiento tanto inductivo como deductivo, de ir de lo particular a lo general y de lo general a lo particular, lo sitúa en la duda continua, a la par que en la necesidad cognitiva de dar respuesta a la misma. La duda sostenida en el tiempo, para el ser humano, implica cuestionamiento sistemático y, a la larga, conflicto interno.

Hay otro punto, bajo mi opinión no de menor calado, que nos condiciona, como es el saber que somos finitos, que hemos de morir. La angustia de la muerte como algo irrevocable, inapelable y desconocido, que se escapa a la razón, nos crea interrogantes y, por ende, angustia o ansiedad, que hemos de resolver. Nos sentimos el eje de la creación, el epicentro, y pretendemos trascender al más allá como forma de mantener la vida. Si tenemos un alma o espíritu que trascienda tras nuestra muerte seremos inmortales y colmaremos nuestro egocentrismo reafirmándonos como algo superior.

Todo lo expuesto queda enfocado a la necesidad de buscar una verdad que nos satisfaga ese duda, ese interrogante sobre todos los fenómenos que nos rodean, incluidos los naturales. Por tanto, la espiritualidad está cargada de esa curiosidad y necesidad de respuesta, movida por ello. Por lo que me atrevería a traducir espiritualidad por búsqueda de la verdad. Sería ese impulso natural que sienten los seres humanos hacia el conocimiento para sortear sus dudas y dar sentido y estabilidad a su pensamiento, a su vida, y paz interior como ausencia de conflicto interno y, por ende, externo, al pertenecer a un grupo.

Claro está, según y como, ese interés se queda en lo superficial o pasa a lo más profundo. Es decir, damos elementales explicaciones a lo que no conocemos o aceptamos la de los otros sin más cuestionamientos, como por ejemplo la creencias en dioses para cada elemento o duda que nos surja respecto al funcionamiento de la propia naturaleza, dios del viento, de la guerra, del amor, del mar, del… o pasamos a una reflexión profunda que, como es natural, perpetúa la duda, puesto que cada vez que concluimos algo desplegamos otro montón de interrogantes nuevos, pues hemos abierto otra ventana que nos presenta más campos de estudio, lo que garantiza la evolución del conocimiento.

He hablado antes de dioses del mundo pagano, pero también cabe su aplicación a las religiones actuales y su propia génesis. Si el hombre necesita verdades para vivir tranquilo o resignado, démoselas, pero para explicar lo inexplicable, puesto que nuestro nivel de conocimiento no llega a su comprensión, creemos explicaciones sobrenaturales y dogmas que sostengan ese deseado equilibrio.

La cuestión es que en el mundo se presenta un inmenso escenario cósmico donde la mayoría de las cosas son desconocidas, inexplicables como decía, necesitadas de descubrir; no de inventar, el hombre no inventa, el hombre descubre leyes y formas que están, que ya existen, y las aplica. Eso quiere decir que la única verdad que hay está en nuestro entorno, aunque no la comprendamos aún, aunque no la conozcamos, pero que mediante el estudio y desarrollo del conocimiento podremos llegar, o acercarnos más, a ella. Para ello me baso en mi idea de que la duda es la madre del conocimiento, y planteo la continua disposición a cuestionarlo todo en función de las nuevas aportaciones que vayan consolidándose como verdades. Esto se pega de narices con el dogma que pretende sustraer los temas de reflexión al debate.

Concluyendo, entiendo que:
1. La espiritualidad es la búsqueda de la verdad.
2. La verdad está en nuestro entorno.
3. La duda es la madre del conocimiento.
4. El dogma bloquea el conocimiento de la verdad.
5. El acercamiento a la verdad solo se hace desde el cuestionamiento sistemático de todo, hasta conseguir su racionalización final, aunque sea a modo individual.
6. Si dios es la verdad (acordémonos los dioses del rayo, el viento, la lluvia, etc) solo podremos llegar a él mediante el desarrollo de la ciencia y el conocimiento, que nos dará la explicación del fenómeno.
7. En el conocimiento de la verdad no entran solo las leyes naturales y materiales que conocemos, sino lo desconocido y pendiente de descubrir.

Es inquietante eso de la espiritualidad, esa forma de la duda continua, esa idea o necesidad de incrementar el conocimiento, de desarrollarse y elevarse a la verdad en la autorrealización, esa búsqueda sistemática de lo divino a través del entorno y de lo desconocido pero sin dejarse llevar por dogmatismos y prejuicios que nos anclan en lo irracional, esa lucha que a veces agota y puede dejarte en brazos de cualquier religión o creencia, cerrando el problema desde el conformismo y la indolencia intelectual.

Finalmente, quiero hacer alusión a lo colectivo e individual. El espíritu de la colectividad es una tendencia conductual y cultural a creer, ejercer y actuar de una determinada forma que establece el grupo; mientras que la individual se ejerce desde el librepensamiento, desde la elaboración e interiorización de las ideas, opiniones y el conocimiento del propio sujeto, del discernimiento y el libre albedrío. Pienso que el desarrollo de la comunidad social y del individuo se garantiza con el segundo caso más que con el primero. Por tanto, deje usted de creer a pie juntillas todo lo que le dicen y pase a elaborar y digerir sus propios pensamientos y conclusiones, pero tenga siempre la mente abierta, pues el flujo que le llaga es el garante de que la información variada y plural nos dará más amplitud de miras.

37 comentarios:

Eastriver dijo...

En principio te daría la razón en tu planteamiento general, pero como tampoco es plan de darte siempre la razón, digamos que me molesta un poco esa tendencia a mezclar espiritualidad y racionalismo... La gente que hace yoga hoy en día puede hacerla como un deporte, dejando de lado su carga espiritual. Alguien completamente ateo puede seguir las normal del fengshui y aromatizar su casa con sándalo. Acude a la homeopatia y a la acupuntura gente que no cree, y que sin embargo sí cree en meridianos o fuerzas energéticas corporales y terrestres. Se habla de espiritualidad en muchos ámbitos, especialmente muy in, aunque esa espiritualidad en definitiva no tiene nada que ver con trascendencia.

Quiero decir, el tipo de espiritualidad de la posmodernidad es atea o agnóstica, y aunque en principio ello sería una paradoja, cada vez nos lo parezca menos. Podemos no creer pero meditamos y pretendemos ser muy zen.

Probablemente confundimos espiritualidad con sosiego, tan necesario. Hablamos de espiritualidad para referirnos a la paz interna. Y de ello tiene buena parte de culpa el descrédito de la religión digamos oficial. Vamos a oriente y adaptamos las maneras orientales a nuestro presente descreído.

Eastriver dijo...

Antonio, para mí espiritualidad sigue siendo lo que define la RAE. No puedo hablar de espiritualidad sin creer en la trascendencia. El concepto actual de espiritualidad es otra cosa: la paz, la calma, el equilibrio... Que están muy bien, que nos son necesarios. Pero, en estricto, no son espiritualidad.

Otra cosa sería qué entendemos por divinidad, por trascendencia, ya sabemos que hay diversas formas de entenderlo. Pero ese sería otro tema. Un abrazo.

Por cierto, siento tanta perorata cada vez que escribes algo, parece infinito lo que me sugiere todo lo que escribes.

IV Encuentro de Poesía en la Red dijo...

Te he dejado in mensaje en facebok
Totalmente de acuerdo!!
Y me alegra muchísimo que estos temas ronden tu curiosidad o interés no se hasta que punto llegan
Pero por poco se empieza!!
Me gustaría que veas la entrada que he puesto sobre el suicidio, tema que escuece.
Besos

IV Encuentro de Poesía en la Red dijo...

Soy MarianGardi, con este enlace sin perfil, no me conozco ni yo.

mariajesusparadela dijo...

En esta ocasión, aplaudo el segundo comentario de Ramón, que seguramente te llevará a realizar un sesudo post sobre la trascendencia.

Jordi Pascual Morant dijo...

Antonio,

explicar en palabras lo que es la espiritualidad, ya de por si nos lleva a una simple aproximación o parecido, como lo puede ser un retrato o un paisaje pintado por muy logrado que esté, a no ser que ese retrato o paisaje exprese la esencia de lo pintado y nos transporte a un sentimiento emocional que no tiene nada que ver con lo racional, pues es imposible de explicar.

Quien más se acerca, dentro de mis limitadas lecturas, al concepto de alma, entendida ésta como un ente invisible que poseen los cuerpos y con capacidad pensante, es Spinoza. Éste filósofo define el alma humana como una parte del entendimiento infinito de Dios, así mismo el pensamiento es un atributo de Dios, o sea Dios es una cosa pensante. El pensamiento es, pues, uno de los infinitos atributos de Dios. Dios, es una sola y misma cosa explicada por diversos atributos. Los cuerpos, entendidos como extensión, son también atributos de Dios, así el alma humana está unida al cuerpo. Así pues, cuanto más apto que los demás es un cuerpo para obrar o padecer muchas cosas al mismo tiempo, tanto más apta es su alma que las demás para percibir muchas cosas al mismo tiempo; y cuanto más dependen las acciones de un cuerpo de él solo, y cuanto menos concurren con él en la acción otros cuerpos, tanto más apta es su alma para entender distintamente. Y por esto podemos conocer la excelencia de un alma sobre las otras, y también ver la causa por la que no tenemos sino un conocimiento muy confuso de nuestro cuerpo, y otras muchas cosas.
A mi entender, la explicación que persiguen las religiones de Dios, entendiéndose éste como un ente absolutamente infinito, esto es, una sustancia que consta de infinitos atributos, cada uno de los cuales expresa una esencia eterna e infinita, se ve condicionada por la propia idea que la sociedad en donde se genera tiene de si misma, como el alma se ve afectada por la idea que un cuerpo tiene de si mismo.

Desde mi sociedad actual puedo situar a dos formas de pensar tan radicales y certeras como Spinoza y Nietzsche.

Y aquí me detengo para no aburrirte más, pero me has tirado de la lengua.

Un abrazo.

emejota dijo...

Solo se que siento, por el hecho de ser consciente de sentir, vuelvo a sentir, esta vez la necesidad de explicárme aquello que siento. A partir de ahí el entorno condicionará mis razonamientos. Quizás a eso también se le pueda llamar espiritualidad.
Suena a perogrullo, pero ante una entrada tan razonada y unos comentaristas tan certeros ¿tu me dirás, qué de nuevo puedo ofrecer en el comentario? Un fuerte abrazo.

emejota dijo...

Ah y abundando en el comentario de Jordi, Spinoza siempre fue uno de mis "favoritos", digo fue porque ya no leo filosofía, ahora solo soy consciente que todavía respiro y me ha dado por la lengua de los pájaros. ¡Cosas de la edad!
De todos modos,hace muchos años, cuando descubrí a Spinoza me sentí muy orgullosa de compartir mi segundo apellido con él, "espinosa", ja,ja, a modo de sincronicidad. Aunque, en realidad, el origen de este "parablo" resultaba una versión verdaderamente espinosa.
Ya ves, vuelvo a derivar, mejor me despido hasta la próxima, otro abracete.

Geni (Maria Eugenia) dijo...

Querido Antonio, me maravilla tus entradas, escoges unos temas muy interesantes.
No sabes cuantas cosas estoy aprendiendo,en cada visita.
Gracias por tu comentario en mi blog.
Besitos guapo.

belijerez dijo...

Mi enhorabuena don Antonio, hoy he leido un post lúcido, genial. En mi opinión.
Para mi la espiritualidad es una forma de vida, no las creencias. Aunque ciertamente nos movemos por creencias o por experiencias (ciencias??)
Hoy en día veo una sociedad muy politeista, vivo en Jerez. Me gustaría experimentar una sociedad-comunidad-democrática, pero esto es otro cantar.

Lo dicho, gracias por su post, ah y SALUD.

MAJECARMU dijo...

Antonio,me gusta tu post,te entiendo,aunque no comparto mezclar racionalismo y espiritualidad. La razón humana es limitada y el espíritu es inmensidad...Quizá algún día la ciencia pueda explicarlo,pero de momento no lo alcanza.
Me gusta la duda,la sinceridad,el estar abierto a nuevas teorias y perspectivas...Veo que tú lo estás y ello me acerca bastante a tí.
Te diré que aprendí a conocer el espíritu a través de la religión hace muchos años...Pero,llegó un momento,que maduré y elegí,como tú haces, mis teorías y sentimientos.
La naturaleza fué mi mejor maestra y compañera y ella siempre me habla de la belleza de las cosas y de las personas.Esa belleza conlleva unos valores y virtudes,que dan sentido a la vida...Mi espíritu,aprendió de la naturaleza,que su orden y sabiduría escondía un gran Creador.Ese Creador,lo vislumbro en las circunstancias,que nos enseñan por medio de la "causalidad.."Todo lleva un orden interno,que la razón no puede explicar...El Universo está tirando de nuestro espíritu que se identifica plenamente con la "armonía de las esferas..."
Antonio,cada cual siente su espíritu y lo explica a su manera...Pero,a la razón aún le queda mucho para alcanzar "la luz primigenia",que ilumina la espiritualidad.
Te dejo mi respeto,mi admiración y mi cariño,porque estoy muy cerca de ti,amigo.
M.Jesús

LUNA LLENA dijo...

Hola Maestro,un placer leerte.
Discrepo en el punto 4, pienso que es una plataforma para seguir avanzando, del 5 pienso que desconocemos el Todo y con respecto al 6 y al 7, creo que la Verdad absoluta escapa a nuestro alcance.
Hay una cita de Einstein que dice "Cada día sabemos más y entendemos menos" y otra, "Cuanto más avanza la evolución espiritual de la humanidad, más verdadero me parece el camino a la religión genuina,no está en el miedo a la vida, a la muerte y la fé ciega, sino en mantener un conocimiento racional"
Si existen universos paralelos, si existe la antimateria, si sabemos que somos energia no solo materia,
¿Porque no imaginar?
Mis propios pensamientos y conclusiones son producto de mi esperiencia, puedo decir que soy muy intuitiva y me han pasado cosas que cientificamente no tienen esplicación.
Creo imagino, que la espiritualidad, vive con nosotros, solo tenemos que despertarla, si se activa es pura energía.

Un abrazo.

Ana dijo...

Para mí la espiritualidad no es nada, creo en lo que se ve y en lo que se toca, lo demás es cosa de cada mente, somos libres de pensar lo que queramos.

Un abrazo.

carmen dijo...

La espiritualidad fundamenta la libertad.
Porque puedo pensar y volverme sobre mi misma-reflexionar- que es la madre del cordero, es por lo que me doy cuenta que no estoy en el mundo cosificado y postrado como una piedra, sino libre. Soy el único ser al que la libertad le permite pensarse. Y porque me pienso soy libre.

El misterio del ser está siempre a nuestro lado. No nos podemos ajusar a un esquema. Somos mucho más de lo que llegamos a vislumbrar de nosotros mismos.

Dios o no Dios. Y las dos opciones son posibles. Por qué en unos la fe y en otros no, también nos supera.
Creo que a la libertad la condicionan las emociones, y a las emociones la condicionan todo un sistema psicofísico que se me escapa.
Pero si tengo que decirme por un principio elijo a Dios. Lo siemto dentro de mí como presencia de ser imagotable. Y con Ël aparece el sentido del amor y de la eternidad como deseo absoluto del que ama: Tú no morirás!!

Un abrazo, Antonio

Antonio dijo...

Queridos amigos, amigas y lectores, el título de esa entrada ya es de por sí una invitación a la participación y una manifestación de duda que pretende dilucidarse mediante la aportación de cada cual y las conclusiones propias, de cada uno, de los participantes en el debate.

La foto que acompaña al escrito está tomada a conciencia para orientar en el camino que lleva a ese mundo desconocido, cósmico, que es la propia esencia de la vida. Yo os invito a pararos ante ella y mirarla fijamente, ver que pensamientos e ideas surgen ante la imagen. Un camino hecho por el hombre, en madera, con barandillas, que lleva a una galaxia, al cosmos, al universo desconocido que encierra la verdad, el espíritu del conocimiento, lo mágico, nuestro propio principio y fin. Algo liviano y perecedero, como ese camino de madera, ante algo inmenso, de millones de años de vida, infinito…

Tal vez una imagen diga más que mil palabras. Tal vez esta imagen y este comentario os de una información mayor y más completa, sobre mi concepción de la espiritualidad, que el propio escrito…

También quiero agradecer los preclaros comentarios de muchos de vosotros por lo que me ayudan a entender y comprender el tema.

Antonio dijo...

Es cierto amigo Ramón, que no siempre se puede estar de acuerdo en todo, pero para eso está el debate, para las divergencias o la aportación de matices que enriquezcan. Como refería, no ando con el concepto muy claro de la espiritualidad. Pero sí estoy convencido de que el impulso último que la mueve es la búsqueda de la verdad, no en el sentido cartesiano y matemático de la vida, aunque también, sino en todo lo relacionado con la esencia del ser humano, dígase material, volitivo, imaginario, etc… en suma con su comprensión de la vida y su raíz última. Al menso así lo pienso.

Para mí la palabra creer no lleva asociada la aseveración, es decir, si digo yo creo me limito a mi creencia, pero eso no quiere decir que los demás tengan que creer, pues el tema del credo no suele ser tangible, no se presenta como una verdad absoluta y universal para todo el mundo, que pueda ser sustentada en argumentaciones irrefutables.

Precisamente hago hincapié en el sentido de trascendencia que se da en la espiritualidad, en tanto va más allá de la propia vida y pretende estructurar y comprender otra dimensión, real o falsamente imaginada. Por tanto, la espiritualidad tiene un componente imaginario que satisface, al modo freudiano, necesidades no cubiertas de nuestro ego y su trascendencia, a la par que implique, como decía, la búsqueda de la verdad. No obstante, la trascendencia es una realidad objetiva en tanto el proceso evolutivo de la especia ya la garantiza a través de nuestros descendientes y de las ideas y formación que les dejamos…

Bueno, como somos de mente abierta ambos, imaginemos que nuestro cuerpo es el continente ideado, el campo de cultivo, para soportar la evolución de un “espíritu energético” que se inocula desde la llamada Energía Cósmica Universal, entendida como el dios del que formamos parte y al que volvemos tras cultivarla, mejorarla, desarrollarla, etc. para perfeccionar el todo, el dios universal o esa energía…

Me ando por las ramas de la fantasía, pero ¿por qué no creer eso en lugar de creer en el dios hecho a imagen y semejanza del hombre? Yo no niego que sea así pero carezco de toda argumentación lógica para sustentar que ello sea verdad. Me preocuparé de buscar, si fuera posible, si se ajusta a la verdad esta teoría, la estructuraré y enlazaré con los principios y valores que considere necesarios para el desarrollo de la vida y el objetivo que se desprende de lo planteado y acabaré creando una religión con todos aquellos que se sumen a esa idea de Dios, aunque ya andan esas teorías danzando por ahí.

Como puedes ver, yo también soy bastante perorato. Empiezo a escribir y las ideas me fluyen con tal intensidad que los dedos no me siguen en el teclado, por lo que tengo que repasarlo todo para eliminar errores ortográficos y al final tengo que cortar para no ser un coñazo…

Un abrazo

Antonio dijo...

Hola Marian. Entre en tu Factbook y vi que habías colgado esta entrada para darla a conocer a tus amigos. Gracias. De todas formas, a la vista de los comentarios que se despierta en nuestros blogs, la gente que solo nos vista en facebock se pierde las aportaciones de los visitantes y el debate que se suscita. Estos temas siempre fueron de mi interés y creo que seguirán siéndolo hasta que me muera, convencido de que aún andaré detrás de la duda armado con la pregunta.

Iré a ver esa entrada sobre el suicidio… tema complejo por su singularidad, referida a la toma de decisiones de cada sujeto y el estado que las propicia.

Besos

Antonio dijo...

María Jesús, creo que me vas conociendo por tu invitación a tocar el tema de la trascendencia. De todas formas entiendo dos modos de trascendencia, la que pretende hacerlo en el más allá y la que trasciende en este mundo. Es esta última la que puede estar justificando la existencia de nuestros blog, querer dejar constancia de nuestra existencia, del pensamiento y razones que sostuvimos haciendo el camino al pasar por esta vida.

Antonio dijo...

Jordi, entiendo, por lo poco que te conozco, que eres un personaje singular, aunque todos lo seamos en mayor o menor medida, tú destacas por la originalidad y por esa mente con gran capacidad tanto imaginativa como racional.

Con tu permiso, cuando hablas del retrato del paisaje, lo cambiaré por otra pintura más abstracta, donde cabe más aún la interpretación del sujeto que la observa. El mensaje que intenta transmitir el pintor no suele ser nítidamente interpretado por el observador y, además, suelen ser diferentes según el espectador de turno. Quiero decir que hay, bajo mi punto de vista (y pido excusas por adentrarme en un mundo que no conozco como lo puedes conocer tú, el mundo de la expresión artística), una individualidad interpretativa diferencial con respeto a cada cual. Tal vez, esta idea sea transvasable al concepto de espiritualidad con las salvedades que se estimen portunas.

Reconozco que la filosofía no es mi fuerte, pues a lo largo de mi vida no tuve el tiempo necesario para imbuirme en ese mundo tan interesante, al tener que trabajar y estudiar a la par, pero también soy un amante del pensamiento de Spinoza y de su evolución que tanto influyó en los planteamientos rousonianos y en la propia revolución francesa. La racionalidad de Spinoza en la línea descartiana, si bien con salvables diferencias, le hace fusionar los principios de Descartes (el pensamiento, la extensión y Dios) en lo que él llama la sustancia divina infinita, que según la perspectiva que se adopte, se identifica bien con Dios o bien con la Naturaleza. Y es precisamente ahí, donde enmarco mi discurso personal, en esa idea del dios inmenso que lo abarca todo y que conforma la Naturaleza en sí mismo desde la perspectiva holística. Todo es Dios, el pensamiento es Dios. Enlazo esto con ese planteamiento fantasioso que le refiero a Ramón.

Cuando dices: “A mi entender, la explicación que persiguen las religiones de Dios, entendiéndose éste como un ente absolutamente infinito, esto es, una sustancia que consta de infinitos atributos”…me abres otra interesante puerta, pues si todo es Dios cada una de las partes debe tener algo de ese Dios y a su vez, la potencialidad de comprenderlo y desarrollarlo, mediante esos atributos desconocidos que lo adornan. Mirando al interior, a nuestras capacidades y atributos, podremos desenvolver la espiral del conocimiento y las potencialidades que llevamos dentro. Acercándonos más a ese Dios del Cosmos, la Naturaleza, que nos mantiene integrados en un sistema de vida y desarrollo del que formamos parte.

Con respecto a la divergencia entre Nietzsche y Spinoza comparto contigo esa apreciación que también me suceded, pero me tranquiliza el saber que la verdad tiene muchas caras, es poliédrica y solo la vemos parcialmente.

Un abrazo y os seguiremos tirando de la lengua

Antonio dijo...

Emejota, de tu comentario, me quedo con eso de que te ha dado por la lengua de los pájaros. Es una hermosa forma de acercarse a la Naturaleza, con mayúscula, la de Spinoza.

Por otro lado, el entorno como bien dices, es el que te proporciona los estímulos y las condiciones en que te has de desenvolver y, por ende, el condicionante del propio pensamiento. Bajo mi punto de vista, los entorno, por su complejidad, tienen un matiz individual, lo que lleva a que cada cual vea una cara diferente de la realidad y la compute mentalmente para traerla a su conciencia, quiera o no hacerlo.

Un gran abrazo

Antonio dijo...

Gracias, Geni. Yo pienso que la elección del tema es importante, a la par que el propio desarrollo que yo le dé, pero los comentarios y el debate que se realiza va mucho más allá y lo hace más enriquecedor aún.

Mil besos para ti

Antonio dijo...

Gracias a ti Belijerez, por tu vista. Seguro que los diferentes coimentarios que se aportaron te servirán, al igual que me sirven a mí mismo, para ir más lejos aún en el desarrollo y conocimiento del tema.

Me apunto a ese deseo de una sociedad-comunidad-democrática, pues está falseada.

Salud, también para ti

Antonio dijo...

María, creo que todos estamos en el camino de comprender esas cuestiones que refieres, en mayor o menor medida. Espero que las distintas aportaciones te puedan ayudar como a mí mismo.

Besos

Antonio dijo...

Majecarmu, entiendo que se así esa divergencia, faltaría más… El racionalismo es el proceso que lleva a intentar entenderlo todo mediante el uso de la razón, mientras que la espiritualidad abarca también el componente imaginario, inmaterial, incluso especulativo e hipotético, asentado en lo desconocido, con base en la propia trascendencia…

Sinceramente, he de decirte que yo dejé la religión cuando la sentí como un corsé que me ataba el pensamiento. Me lancé a la ruptura de prejuicios filosófico-religiosos y me identifiqué con la idea de librepensador intentando ver qué había en mi interior, consciente de que si ellos decía que todos somos hijos de Dios, yo como hijo de Dios, debo llevar en mi interior la respuesta a esas dudas que me planteaba. A partir de aquí busqué en mí la racionalización de la verdad con mente abierta, sin negar ni afirmar aquello que desconozco, pero sin creer en dogmas y principios religiosos que me encorsetaron para sostener un sistema cobradamente inoperante en ese sentido.

Es cierto lo que dices, cada uno siente y explica su vivencia espiritual a su manera, puesto que no hay nada concreto que lo defina para generalizarlo, ya que no está racionalizado, lo que lleva a dar explicaciones muy diversas cargadas de intuición y bases hipotéticas personales, por lo que puedes danzar y volar sobre todo lo que quieras, ahora bien, lo racional está muy limitado y solo se puede plantear desde el conocimiento estricto, lo que limita mucho, dado lo poco que sabemos. El reto está en saber cada vez más aunque caigan creencias y planteamientos espirituales.

Mi conclusión final es que mientras más sé y conozco más me doy cuenta de lo poco que soy y sé. Pero eso no me agobia, sino todo lo contrario me tranquiliza al ver mis limitaciones.

Gracias por esa despedida, sabes que yo también me siento cerca y que la palabra es el camino del acercamiento…

Antonio dijo...

Estupendo Luna Llena. Veamos las discrepancias.

El punto 4, el que dice aquello de que el dogma bloquea el conocimiento de la verdad se basa en la propia definición dogma: Proposición que se asienta por firme y cierta y como principio innegable. Si es innegable no puede ser cuestionada y si no es cuestionada encorseta el conocimiento en tanto no da opción a debatirlo.

Veo que pones Todo con mayúscula, lo que puede traducirse por un sustantivo “El Todo” holístico ¿tal vez Dios? Ese todo es evidente que no podemos conocerlo ni ahora ni nunca. Cuestionarse todo es otra cosa, es el eterno deseo de saber la verdad de cada cosa que se nos presenta, es la curiosidad natural por entender el entorno y a nosotros mismos.

Por tanto, es evidente, y estoy de acuerdo contigo, el conocimiento de la verdad es inalcanzable, es como la utopía, pero la espiritualidad tiende a su encuentro.

Un abrazo

Antonio dijo...

Estupendo, Ana, tienes una menta práctica y racional. Es cierto el pensamiento es libre y en función de cada cual lo desarrolla.

Un abrazo

Antonio dijo...

Carmen, sigo tu discurso y casi piso por el mismo lado, pero hay matices. Para mí la libertad es la esencia del ser humano, por eso me cuestiono todo, porque he sido dotado de la capacidad de comprender y entender las cosas desde mis limitaciones, sabiendo que puedo llegar más lejos en cuanto más ande y más cuestione, y que la libertad implica el uso responsable de ese pensamiento para llegar a la verdad. Por eso me defino como librepensador. Mientras más pienso más libre me hago, mientras más concluya por mí mismo más elevaré mi conocimiento y mi capacidad de pensar, entonces más calidad de libre tendré.

Por eso no creo en dogmas incuestionables, sino en que la limitación de mi pobre visión se amplia cada día con el incremento del conocimiento. Busco y no defino lo que busco, salvo que sea identificado con esa verdad absoluta que integra el cosmos y que nunca podré comprender en su integridad. Siempre estará a mi lado ese misterio del ser que tú bien dices. Y no necesito, de momento concluir nada sobre él, solo saber que no es comprensible para mí, y no voy a llamarle Dios.

No, no sé lo que es Dios, a qué le llaman Dios, salvo a ese Dios que me enseñaron y que siguen enseñando en las religiones, con el que no estoy nada de acuerdo, pues lo veo como un constructo interesado, dirigido y manipulado por los jerarcas de las diferentes iglesias de las que no voy a hablar ahora.

Sobre los asuntos de la fe soy especialmente desdeñoso a ella. Puedo tener confianza en alguien, cierta comprensión ante algo que desconozco, pero nunca llegar a la fe incuestionable sobre algo. La fe es definitiva, excluyente, no admite rebatir nada porque uno está seguro por arte de ella de algo que no está probado, es por tanto intuición y la intuición engaña.

Por eso dices verdad “El misterio del ser está siempre a nuestro lado. No nos podemos ajusar a un esquema. Somos mucho más de lo que llegamos a vislumbrar de nosotros mismos”. Yo entiendo que la fe acaba ajustándome al esquema, al esquema que nos forjemos sobre la existencia y valores adjudicados a ese Dios en el que uno pueda tener fe.

Complejo asunto este de las creencias y no creencias, pero cada cual es muy dueño de gestionar su pensamiento.

Un abrazo afectuoso

Myriam dijo...

Entiendo la espiritualidad desde la fenomenología y no desde lo teórico.
O sea: vivencia pura.

(y la diferencio de la religiosidad: con sus dogmas y etcs)

Besos y muy buena semana

Antonio dijo...

Hola Myriam. Totalmente de acuerdo en eso de la diferenciación entre religiosidad y espiritualidad.
Pero cuando dices fenomenología hablas más del enfoque hegeliano o del husserliano? Porque supongo que las teorías fenomenológicas las descartas, por lo que dices.
Besos

Peter Pantoja Santiago dijo...

...Como siempre en temas como este, es cuestion de fe, tenemos libre albedriod e creer o no creer, yo en lo personal soy creyente de Dios, respeto a mis amigos que no son creyentes, el respeto es mutuo, simplemente es cuestion de respeto, resptar mutuamente el que crea o el que no porque todos somos parte de este habitat.

Antonio dijo...

Por supuesto, amigo Peter, el respeto es la base del entendimiento. Lo que yo creo es de suma importancia para mí, pero eso no quiere decir que lo sea para los demás, puesto que para ellos prima su propio pensamiento y creencias. En todo caso mi posicionamiento abierto a la comprensión de los demás hace más fácil el entendimiento y el propio desarrollo. Lo malo de esta sociedad es que mucha gente pretende imponer como verdades absolutas su visión de las cosas, descalificando el pensamiento y las creencias de los otros.
El debate abierto, libre y respetuoso es el que nos permite el encuentro con los demás.
Un saludo

Txema dijo...

¿Debemos entender búsqueda de verdad como lograr una respuesta única y con el riesgo de caer el dogmatismo?

¿Debemos entender trascendencia en sentido unamuniano-agónico?

¿Y la duda, la loamos como propinía Brecht?

¿Debemos aspirar a ser a ser un super hombre aristocrático a través de la espiritualidad?

Saludos

Antonio dijo...

Txema, créeme, esperaba con interés tu aportación siempre tan lúcida y propia para la reflexión.

Como habrás visto defino la búsqueda de la verdad como una cuestión asintótica, es decir como algo utópico, puesto que somos incapaces de comprender la verdad absoluta desde nuestra limitada mente y posición, por lo que rechazo el dogmatismo como bloqueante, finiquitante de la búsqueda, lo contrario sería paradójico.

La trascendencia, sin entrar en mayores consideraciones, la entiendo como una necesidad desde el propio egocentrismo del ser humano, que requiere su perpetuación y, por ende, su rechazo a la muerte. Meterse en un mundo imaginario, necesario para consolidar unas expectativas que trasciende a la propia viva, y que nos reafirman como hijos de un dios también imaginario, que nos ubica en otra dimensión respeto a esta vida, es algo imprescindible y deseable para la paz interior cuando se ha aceptado que somos seres sobrenaturales y poseedores de un alma, trascendente ella a otra oscura dimensión de energías inconscientes, que suponemos existen sin tener certeza absoluta, pero sí la autosugestión necesaria para creer en esa otra dimensión que nos satisfaga todas las dudas inexplicables que nos asaltan.

Sí loaría la duda, pero desde esa especie de interés que provoca en el ser humano la necesidad del conocimiento, anclado en la idea que describía en el párrafo anterior sobre el egocentrismo, buscando, desde la inseguridad y la conciencia de las propias limitaciones, la realidad de un entorno que nos sobrepasa en cuanto a su conocimiento. La duda solo tiene sentido si va acompañada del interés por conocer las cosas y por la humildad y apertura de mente que nos permite acometerla desde esa modestia.

No sé muy bien a qué te refieres con eso de “superhombre aristocrático”… tal vez sea aristotélico, pero no lo sé… De todas formas, sí creo que la vía de la espiritualidad, entendida como la tendencia a la búsqueda de la verdad absoluta o verdad final o total, al entendimiento de la trascendencia y el conocimiento de lo subconsciente que nos envuelve, es el camino adecuado, pero sin subterfugios, veredas y dogmas que nos condicionen. Pero, para ello hay que desvestir la palabra espiritualidad de las connotaciones religiosas que la han revestido y condicionado a lo largo de la historia y conceptualizarla en la línea que yo entiendo. Bueno, eso es lo que yo pienso y de momento, claro.

Un saludo

Txema dijo...

Antes que nada permíteme que te agradezca tu elogio. Muchas gracias, aunque me parece un poco excesivo.

Pero Antonio, la verdad sí existe. Otra cosa es que no sepamos encontrarla.

Puede ser entonces utópica su búsqueda. Tendría eso algún sentido, más allá de una especie de narcisismo intelectual?

Si, me refiero a lo que Nietzsche llama hombre aristocrático equivalente al hombre espritual como contraposición a la vulgaridad cristiana que según él se ha cargado cualquier modo de belleza y espritualidad.

Sobre la duda, si no lo conoces, te recomiendo el poema de Brecht sobre el asunto. Es defintivo.

un abrazo.
Por lo tanto

Antonio dijo...

Amigo Txema. Nunca dije que la verdad no exista, sino que nosotros estamos muy limitados para conocerla, al menos de momento. Sigo diciendo que por narcisismo intelectual, por reto natural de lo enigmático, o por lo que fuere, tendemos a buscar esa verdad para, entre otras cosas, sentirnos cómodos cognitivamente. Si no la queremos buscar la damos por encontrada de nuestra mano o de la mano de otros que son doctos y los seguimos.

Gracias por la aclaración sobre el hombre aristocrático u hombre superior de Nietzsche. Soy su admirador en muchas cosas, aunque solo sé lo poco que sé de él y de su pensamiento, me pasaré por la biblioteca para ampliar mis conocimientos. De todas formas me pregunto si la idea del hombre aristocrático no establece de por sí una escala o niveles maslowianos…

El poema Loa a la Duda, es de una interesante profundidad y yo, que suelo decir que la duda es la madre del conocimiento, estoy de acuerdo que solo tiene sentido si no nos paraliza:
Son los irreflexivos los que nunca dudan y los reflexivos los que nunca actúan. ¿De qué le sirve poder dudar a quien no puede decidirse?
Con ello entraríamos en la duda sobre la duda y la gestión de la duda… que lleva un componente significativo de la capacidad de afrontamiento de las situaciones…

Un abrazo y gracias por tus aportaciones. Ya sabes el tema es hablemos de espiritualidad…

Desde mi Interior dijo...

Hola Antonio:
Primero que todo, es un placer volver a tu página y ver tus planteamientos sobre determinados temas, que por lo general, si no siempre, son muy interesantes.
El tema de la espiritualidad me ha obsesionado por años. He tratado de encontrar o buscar la verdad. Pero he concluído que cada quien escoge lo que más le haga sentir bien dentro de tan variadas filosofías. Y creo que de lo que se trata (a mi entender) es de buscar la trascendencia, el encuentro con nuestra esencia. Y de ahí, ser mejores humanos, con nosotros mismos y con el prójimo.
Un gran abrazo.
Me puedes encontrar en www.desde-mi-interior.com
(Shanty)

Antonio dijo...

Hola Shanty, me das una gran alegría con esta visita y comentario. En primer lugar por volver a tener noticias tuyas y después por lo que aportas siempre desde esa búsqueda que planteas.
Visité tu página y ahora escribo bajo el influjo de la música que cuelgas en ella. Eres una artista de especial sensibilidad.
Creo que la palabra clave es esa la trascendencia. Luego vendrá cuales son los motivos que nos llevan a ello y a esa necesidad de trascender. Son muchos y muy buenos los comentarios que se han ido colgando a esta entrada y merecen que haga otra entrada con mis conclusiones personales. Creo que la haré, pues a mí me ha servido de mucho cada idea o comentario que se ha expuesto.
Un abrazo

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