domingo, 25 de junio de 2023

La florida primavera del enamoramiento

 


Hoy tropecé con esta frase de El Principito que me hizo pensar: “Él se enamoró de sus flores y no de sus raíces, y en otoño no supo que hacer”. 
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El enamoramiento es una fase de delirio donde solo se ven las flores, donde la belleza y el esplendor mostrado por el otro arrebatan, pasionalmente, al enamorado hasta sentirse abducido por esa percepción. Es la florida primavera del enamoramiento. Ciertamente, en esa fase, dado el interés por seducir a la otra parte, se suele poner sobre la mesa todo lo bueno que se lleva dentro: esplendoroso colorido, suaves pétalos perfumados de bonanza, promesas de sabrosos frutos del mañana y un hábitat maravilloso centrado en el huerto del amor, hasta conseguir cautivarlo… evitando o escondiendo lo “menos bueno”, lo negativo.

He usado la palabra “cautivarlo” y lo he hecho a conciencia, porque en ese proceso cabe la idea de hacerlo, o hacerla, mío o mía; es decir, atraer a la otra parte hasta la entrega total, hasta conseguir que sea mi cautiva. Mas hay una cuestión de fondo interesante, si se entregan los dos, o solo uno de ellos es el abducido. Si solo se entrega uno, está perdido, el dominio del amo se impondrá o, al menos, lo intentará. Si son los dos, cabe afrontar el futuro con una mayor equidad, en condiciones de igualdad para “negociar” amorosamente los cambios que vayan surgiendo en la evolución de la pareja.

En todo caso, esa situación inicial de mutuo enamoramiento, es un buen punto de partida para elaborar una buena relación basada en el amor, que surge, únicamente, cuando aflora, tras conocer lo negativo y la realidad del otro. Erich Fromm en su libro El Arte de Amar dice: “Cuando estamos enamorados nos parece que nuestra pareja es perfecta y la persona más maravillosa del mundo. Esa es la diferencia entre enamoramiento y el amor… Empezamos a amar cuando dejamos de estar enamorados.”

Pero, ¿cómo logramos que el enamoramiento al diluirse lo hago consolidando el amor? En el afrontamiento de esa realidad desconocida, que poco a poco se va mostrando, podemos encontrar la clave. Cuando las flores se marchitan, cuando el follaje deja al descubierto la desnudez del tronco y de las ramas que sustentaron su esplendor antaño, cuando la belleza seductora y su oferta pasional y placentera se mitigan, si no amamos la planta, si no conocemos sus raíces y sus esencias ocultas, su fortaleza y proyección de cara al futuro, la arrojaremos a la basura y compraremos otra en florida primavera. Necesitamos, pues, un tránsito para, al dejar de ver esa belleza, al desaparecer los ornamentos que cubrían la estructura, podamos percibir la fortaleza y solidez de la planta, del árbol del que nos enamoramos.

Esa primavera del enamoramiento es el tiempo que tenemos, es el regalo que se nos otorga, para consolidar una relación amorosa mediante una posición y actitud abierta para comprender, no solo la realidad presente, sino asumir los procesos de cambio que vayan surgiendo en el día a día. No cabe aquello de: “Tú ya no eres el o la que eras”, estúpida frase que solo pretende mantener un estado inicial insostenible ante los procesos evolutivos del ser humano y su entorno. La cuestión, para sostener y sembrar el amor perenne, si ello es posible, estriba en crecer juntos, en ayudarse entrambos para caminar unidos y sin dependencias o imposiciones, en ir modificando y comprendiendo el propio concepto del amor, pasando de la belleza de las flores y las hojas a la asunción de las raíces, que son los valores personales y humanos que anidan en cada uno, dejando lo efímero para abrazar lo profundo. Eso solo se puede hacer desde el respeto a la otra persona, a su libertad de criterio y decisión, a su propio proyecto de futuro que debe ser compartido, comprendido y respetado sin interferir en la relación. Por el contrario, sería un acto de amor, bajo mi punto de vista, renunciar a la relación cuando esta implica el sometimiento o la coartación de un proyecto vital de desarrollo personal de uno de los miembros. Sería algo así como “te amo a ti y con ello a tu derecho a la libertad. Estamos juntos porque lo dos queremos, porque hemos fusionado nuestras raíces soterradamente, hasta tal punto que las tormentas y huracanes podrán bambolear las ramos pero las raíces le son inalcanzables”.


sábado, 27 de mayo de 2023

¡MAÑANA YO VOTO!

 


Sábado 27, día de reflexión.

Es curioso eso de día de reflexión. Yo, que no he visto ningún debate, que escasamente he seguido las noticias en la campaña electoral, que he empezado a pasar de discursos políticos y promesas, no voy a reflexionar nada en este día sobre la orientación de mi voto.

Mi reflexión empezó hace cuatro años, tras las elecciones anteriores… y no me atrevería a calificarla de reflexión sino de observación. Desde ese momento fui viendo lo que hacía cada uno de los partidos que buscan el voto y los resultados de sus actos. Le fueron quitando puntos los intentos de manipulación, las falsas noticias que crearon o difundieron sobre el contrincante, la posverdad utilizada, las gratuitas descalificaciones del oponente, la ausencia de un programa definido que les comprometiera dedicándose a mostrar la maldad del otro, sus campañas de intoxicación, el plumero de la intolerancia y de la imposición ideológica, sus actos antidemocráticos negando los derechos de los demás, la falta de respeto a las normas constitucionales y la descalificación del diferente, el pensamiento enquistado resistente a la argumentación lógica con la tendencia sistemática a venderte principios y valores anacrónicos que definen una actitud singular y excluyente, etc. Todo esto pone en negativo el valor de la política… Estamos inmersos en un proceso de marketing donde lo importante no es ser el mejor sino el menos malo. No es lo mismo elegir la mejor entre varias opciones, que buscar la menos mala. La primera situación dignifica la política, la segunda la degrada.

Las campañas electorales suelen ser artificiosas, con claros componentes histriónicos, excesiva teatralización y rivalidad que crea desasosiego entre la ciudadanía cuando siembra el conflicto y el desencuentro… donde se vierten un conjunto de promesas de difícil cumplimiento, no por ser imposible hacerlo, sino porque una vez llagados al poder se buscan mil excusas para no cumplirlas y poner en marcha su programa oculto con objetivos inconfesables en algunos casos, que benefician al colectivo social que le apoya, que no al votante.   

Por otro lado, no es de recibo ver cómo proliferan las obras cuando se acercan las elecciones, cómo la ciudad aparece más limpia y cuidada, cómo se reparan aceras, se repintan las líneas de la calzada o se resuelven problemas que llevaban fastidiando al ciudadano desde mucho tiempo antes. En estas elecciones, después de varios años esperando, parece que vamos a recuperar el puente que une calle Salitre con el museo del CAC. Al menos algo es algo, aunque sea por puro marketing. Lo malo sería que hayan tenido el proyecto hibernando a la espera de las elecciones municipales.

Tal vez deberíamos valorar cómo se gestiona los lugares públicos, calle, aceras y plazas, ocupadas por negocios que arrebatan en exceso los espacios al uso ciudadano, los proyectos urbanos que rompen la armonía identitaria de la ciudad o las situaciones que hacen inhabitables determinados barrios del centro invadido por un turismo irracional de borrachera y bajo aporte económico, o de la periferia olvidada. Eso no se ve en tiempos de campaña, sino a lo largo de toda la legislatura y a ello me refiero cuando hablo de una observación continua más que de reflexionar el último día.

Lo que sí tengo claro, es que votaré, siempre votaré, al partido que más se acerque a lo que pienso, o en blanco o nulo, pero votaré. Votaré porque esa es la esencia de la democracia, y la gente de mi generación, que rompió las cadenas de la dictadura, valora mucho aquel esfuerzo para hacer valer su voz, su voto, como forma de expresar su opinión, deseo o voluntad ante unas elecciones. De no votar estamos renunciando a ese derecho y causando un deterioro al sistema representativo, pues renunciamos a nuestra soberanía y decisión, sabedores de que siempre habrá alguien que ejercerá el poder y la gobernanza, en este caso, sin contar con nuestra opinión..


¡MAÑANA YO VOTO!

 

jueves, 13 de abril de 2023

Poemas de abril

                             

  Mis últimos poemas del mes de abril, publicados en mi muro de facebook  
                        



                        MÁLAGA Y EL PUERTO

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Agazapado,

tras el intenso follaje del pinar,

se observa el puerto.

 

Málaga se cubre de un tenue azul celeste

reflejo de la luz de su farola

en un mar sosegado que con la tarde duerme.

La catedral se esconde entre las ramas

mostrando su esplendor de torre ausente.

 

El sol se marcha 

dejando por testigo de su hazaña

una franja de luz anaranjada

de utópico horizonte de esperanza

en el eterno retorno de la vida

que volverá mañana al alba,

mientras los rayos de luz de las farolas

penetran en el agua,

matando la penumbra de la noche

que de occidente ya cabalga.

 

El puerto, de puro resplandor, es una isla

de vida y diversión para la gente,

la brisa de la mar sedosa y delicada,

como luna de miel,

acaricia la cara de puro enamorada.

 

Y Málaga, recostada en la arena de su playa,

jugando al rebalaje entre la espuma blanca

busca la caracola que siembre la esperanza

donde sus hijos vivan una vida de paz y de alianza.

 

© Antonio Porras Cabrera

Málaga, 11 de abril de 2023


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EN ABRIL NACEN LAS FLORES

(A mi nieta Carmen por su cumpleaños)

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Abril con su primavera

siempre fue el mes de las flores

que con perfume de amores

fue fraguando la manera

de sembrar con sus olores

el verdor de la pradera.

 

Abril vuelve a conjugar

es sus tardes luminosas

aquellas bocas dichosas

que se atreven a besar

los pétalos de  las rosas

entre las olas del mar.

 

Este abril que ya domina

se nos muestra esplendoroso

lleno de amor luminoso

por un sol que en la colina

con espíritu celoso

ejerce de Celestina.

 

Nunca un abril se ha quedado

sin ver brotar a la flor

sin el lujoso esplendor

que siempre llevó a su lado

entre pasiones y amor

de joven enamorado.

 

Porque quien nace en abril

entre eclosiones de flores

tendrá una vida feliz.

 

© Antonio Porras Cabrera

Málaga, 10 de abril de 2023

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LA PROCESIÓN

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No tengo pasión ninguna

por esta pasión que hoy

a tanta gente apasiona,

es pasión de padecer

con muerte y crucifixión,

con martirio de sayón

al Señor del Gran Poder.

 

Yo prefiero la pasión

que transforma el padecer

en camino de ilusión,

que permite sostener

en tu vida la visión

que Cristo vino a traer

haciendo un mundo mejor.

 

Pero el fracaso es clamor

al ver a la procesión

que celebra su dolor

y se olvida del amor

como forma de expresión

del mensaje de su Dios.

 

¡Este mundo va a peor!

 

© Antonio Porras Cabrera

                            Málaga, Semana Santa 2023


miércoles, 12 de abril de 2023

El estado de la salud

 


Parece que los cambios necesarios en nuestro sistema de salud pública no afloran y se sostienen en el tiempo con las mismas problemáticas. La dicotomía asistencia primaria vs hospitalaria persiste enfocada no tanto al bien común de la ciudadanía, sino a los intereses económicos de las multinacionales y el mundo empresarial que pesca en el mar de la asistencia curativa, más que en el de la preventiva.

He aquí un artículo que publiqué en 1987 en el diario SUR sobre el tema y que se mantiene de rabiosa actualidad, pues no hemos evolucionado mucho por el camino de la política sanitaria desde hace casi 36 años. Persiste el interés en el negocio antes que en la propia salud integral del ciudadano... Transcribo el viejo texto convencido de su actualidad.

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EL DERECHO A LA SALUD (Publicado por Diario Sur el 8/8/87, pag. 23 - OPINIÓN)

El derecho a la salud es uno de los más preciados por el ciudadano, puesto que, consecuentemente, implica el derecho a la vida. La salud no se puede entender como el mero hecho de la ausencia de enfermedad, sino que es un concepto mucho más amplio y difícilmente definible, en cuanto responde más a un estado personal o individual resultante de la conjunción de tres factores como son el biológico, el psicológico y el social, que a una definición rígida y aplicable a todo ser humano. Cabría recordar aquí esa frase tan “manida”, pero tan real de: “No hay enfermedades, sino enfermos”, pero aplicada al concepto de salud. Por tanto, un individuo se acercaría más a la salud total, cuanto mejor y más adecuada respuesta emitiera ante un estímulo dado en cualquiera de los tres factores o áreas a que me he referido.

De todo lo anterior se desprende que la política sanitaria debe ser redefinida, en parte, y enfocada hacia la salud y no hacia la curación exclusivamente, de acuerdo con los objetivos establecidos por la OMS en Alma-Ata.

Hasta hoy los sistemas sanitarios se orientaron básicamente hacia la curación con el consiguiente apoyo en centros y técnicas específicamente curativas, como son los hospitales. Esto ha hecho que la mayor parte del esfuerzo económico se realice en aras de una mejor asistencia hospitalaria, quedando relativamente en el olvido el medio asistencial extrahospitalario.

Si hacemos una incursión retrospectiva hacia las últimas décadas, comprobaremos mejor la situación actual y, consecuentemente, podremos realizar un mejor diagnóstico de la misma.

Nuestro país, que entra en la década de los 40 prácticamente desolado por la guerra y aislado posteriormente a nivel internacional tras la evolución de la II guerra mundial, encuentra graves dificultades para su reconstrucción, permitiéndosele subir al tren del progreso en uno de los últimos vagones a un precio considerable. La dependencia tecnológica, que se mantiene en nuestros días, es claro reflejo de ello, amén de otras que no vienen al caso desarrollar.

En estas circunstancias fue necesario el replanteo y estructuración de un sistema sanitario adecuado. Pero la respuesta no fue, a mi entender, la idónea. Basándose en la expansividad que permitían unos ingresos considerable, mediante las cuotas que empresarios y trabajadores aportaban a la Seguridad Social y en el bajo coste inicial de la misma, se entró en una espiral difícilmente controlable a largo plazo. Se construyeron macrohospitales en las grandes ciudades, dejando a un lado a las comarcas y al medio rural, se dotaron de sofisticados medios, olvidando los aspectos elementales en la atención extrahospitalaria; se potenció la superespecialización y se dejó en relativo abandono al médico y practicante de cabecera o cupo. En resumen, sufrió un gran empuje el medio hospitalario (que era necesario), y se olvidó el extrahospitalario (donde también lo era). Esto confirma, en parte, el hecho de que el esfuerzo iba encaminado hacia la curación y no hacia la prevención y la salud. De todas formas, esta circunstancia no deja de tener un “tufillo” extraño, en cuanto las multinacionales hacen “su agosto” (enlácese esto con la dependencia tecnológica a que me refería antes). Lógicamente los “agostos” económicos para estas empresas (fármacos, electromedicina, aparataje, materiales varios, etc.) son más sustanciosos con la curación que con la prevención.

Es en este punto donde, a mi entender, se demostró una miopía proyectiva. Eran excelentes circunstancias (había poco hecho) para plantear una filosofía sanitaria enfocada más hacia la equidad y la salud, que para las superestructuras hospitalarias. Sin embargo, los grandes presupuestos se dirigen hacia los hospitales y se vacía del contenido económico necesario el resto de la asistencia. Diría más, incluso a nivel institucional, no se tuvo la intuición suficiente para dar opción a un cambio posterior que permitiera planteamientos y reformas consecuentes con la evolución socio-económica previsible. La situación actual y los pasados conflictos en el área sanitaria dan fe de ello, en gran medida. El sistema sanitario ha demostrado ser un gran “monstruo”, difícilmente manejable (gestionable), en tanto que tiene tentáculos anclados en multitud de intereses, tanto económicos como socio-profesionales o de filosofía asistencial.

La situación actual se objetiva en una gran estructura sanitaria, de difícil gestión, con una capacidad especializada en “respuestas terminales” a la enfermedad con poco potencial preventivo y de atención primaria, impregnada de intencionalidad curativa, pero falta de capacitación para promover la salud.

Los nuevos tiempos, que a nivel sanitario se apoyarían en la conferencia de Alma-Ata, con su lema de “Salud para todos”, requieren un cambio considerable en la filosofía asistencial. No se puede negar que en los últimos años hemos vivido un proceso evolutivo sin precedentes, sobre todo, a nivel tecnológico y de servicios. Pero cabe preguntarse: ¿Ha servido este para hacer al hombre más libre, más integro, más dueño de sí mismo? Las respuestas pueden ser varias, pero nunca un sí rotundo, en todo caso un “sí, pero…”.

La salud se ha visto incrementada, pero no lo suficiente. Han desaparecido enfermedades y se han controlado otras, pero han aflorado patologías desconocidas basadas en gran medida en el sistema de vida. El ciudadano tiene más información, pero no toda la precisa y necesaria. La enseñanza está más al alcance de la mano, pero no es la adecuada para “ser”, sino más bien para “estar”. La riqueza se ha incrementado, pero no está bien repartida. Etc., etc. de “peros…”.

Por tanto, cuestionemos la situación, critiquémosla y sacaremos conclusiones que nos permitan redefinirla y estructurar un sistema sanitario integral, adecuado a nuestras necesidades como ciudadanos de pleno derecho. Pero no caigamos en el error típico de criticar para que otros hagan… La crítica debe aportar alternativas en las que nos hemos de implicar. Nadie tiene derecho a exigir que se construya algo a su gusto si no participa en ello de forma decidida.

En estos días se han celebrado varios foros de enfermería en nuestra provincia. En ellos se han intentado analizar los 38 objetivos que se han planteado cumplir los países del área europea de la OMS y la implicación que enfermería tiene en ellos. Las conclusiones, que espero sean publicadas en su día, han sido varias. Además de quedar de manifiesto el entusiasmo de un colectivo de profesionales por aportar algo para mejorar la salud de sus conciudadanos, yo me atrevería a desprender dos importantes conclusiones:

1. Educación para la salud.

2. Potenciación de la atención primaria.

La educación para la salud es un concepto que engloba una “filosofía de vida”, una actitud, tanto colectiva como individual, encaminada a dar a conocer al individuo y su medio, aspectos relacionados con su “funcionamiento” bio-psico-social para hacerle más conocedor de sí mismo y de forma más integral. Esto hace replantearnos la enseñanza en las propias escuelas, la utilización más eficaz de los medios de comunicación en este sentido, la concienciación del ser humano al respecto. Un ser es más libre en cuanto más autonomía y conocimiento de sí mismo tiene, lo que le lleva a una mayor independencia. Por otro lado, los técnicos en salud tenemos un papel de principal importancia en esta educación. Nuestra función educativa, tanto del individuo sano como enfermo, debe ser asumida y respetada en su totalidad, para lo cual nuestros propios sistemas de formación deben de reajustarse y ser enfocados en ese sentido de forma más decidida.

Potenciar la atención primaria implicaría ir desplazando el eje sobre el que pivota la asistencia, desde el medio hospitalario al extrahospitalario. Este es un proceso lento, pero debe ser decidido. Los resultados se plasmarían a medio y largo plazo, asumiéndose en atención primaria la mayor parte de la resolución de los problemas de salud y apoyándose en la atención secundaria y terciaria para los casos más complejos. Al mismo tiempo, cabe suponer que se podría llevar a término un corrimiento paulatino de los presupuestos económicos con arreglo a la situación, sin quedar descapitalizado en ningún caso el medio hospitalario.

Es evidente que los centros de salud, donde se debe realizar la atención primaria, son pocos y están mal dotados aún. Pero de nada nos servirá rodearnos de estos centros si no les llenamos de contenido. Se necesitan unos profesionales con un nuevo sentido de la asistencia, capacitados para ella, enfocada hacia la promoción y prevención de la salud, además de la curación y rehabilitación. Esto implica la inclusión de otras profesiones no tan comprometidas, hasta hoy, en la asistencia sanitaria; me refiero a psicólogos, veterinarios, sociólogos, asistentes sociales, etc.

No obstante, la creación de un centro de salud, por sí solo, no puede garantizar la consecución de los objetivos descritos. Se necesita una cooperación multisectorial, una actitud más participativa de la población, incluso un incremento de la cooperación internacional para resolver los problemas comunes. No se puede dejar solos a los profesionales de la salud, hay que apoyarlos, dotarlos de los medios adecuados cuando los objetivos son claros. La Administración debe mantener una política sanitaria consecuente, con miras al futuro, planificando un proceso metódico que permita el cambio paulatino del sistema. En ello estamos y eso queremos los profesionales. Esperemos que la Administración dé nuevos impulsos a la atención primaria, que los frenazos perceptibles sirvan para tomar nuevas fuerzas y evitar errores, pero en ningún caso que se aborte la reforma del sistema sanitario.

 

Antonio Porras Cabrera

(Agosto de 1987)

jueves, 2 de marzo de 2023

AHORA TOCA FLAGELARSE



Bueno, ya pasó el 28F, día de Andalucía. Día de festejos y alegría, de autocomplacencia y alabanza, de orgullo y reafirmación del ser andaluz. Se oyeron lindas canciones, entrega de nombramientos de hijos predilectos, con discursos exultantes y autocomplacientes, de exaltación patria y chauvinismo. No hay nada mejor que esta tierra, somos la leche, la estrella de oriente; “hombres de luz, que a los hombres, alma de hombres les dimos”.

Mas comprendiendo que esta tierra es singular, que está cargada de historia y de influencia de gran cantidad de conquistadores que la invadieron y que fueron dejando su semilla en estos lares, comprendiendo, como digo, todo eso y mucho más, no cabe tanta autocomplacencia, tanta alegría y deleite, tanta satisfacción y contento. Tenemos muchas sombras que nublan el futuro y lo hipotecan. Si miramos al resto de España nos encontraremos cifras y datos desconsoladores: somos los penúltimos (16º) en RPC (Renta per cápita), en alfabetización estamos en el puesto 15º, con elevado fracaso escolar (21.9% en tasa de abandono) el informe PISA nos sitúa en el último puesto de España en competencia científica, y penúltimos en competencia lectora y matemáticas. No salimos bien parados de esta comparación interterritorial.

Sin embargo, tenemos una gran capacidad organizadora (qué bien organizamos los desfiles procesionales y las ferias), una sobredosis de ingenio (escuchen las letras geniales de los carnavales), una buena dosis de creatividad, de contenido lírico (tierra de poetas y artistas), etc. Entonces… ¿por qué esas virtudes no dan su fruto en esta tierra y seguimos a la cola del país? Tal vez no estén bien orientadas hacia el progreso, hacia el desarrollo de la comunidad… O puede que subyazca un problema de cultura social, de hábitos y motivaciones anclados a un pasado y a una estructura de valores sociales dignos de revisión para establecer claros objetivos. Podría ser esa tendencia a vivir la vida con una filosofía Carpe diem: “vive cada momento de tu vida como si fuese el último”. Estoy convencido de que cada uno de nosotros, en el fondo, hemos hechos ese análisis existencial del andaluz desde la autocrítica, de lo que no estoy tan seguro es de que hayamos coincidido en el diagnóstico final.

De todas formas, yo sí creo en este pueblo. Pero se ha de levantar, lavarse la cara y mirarse al espejo, perder sus complejos, abandonar el servilismo y agarrar el protagonismo, la libertad y la responsabilidad en su propio desarrollo, tomar verdadera conciencia de sus potencialidades y de sus limitaciones, para conocerse, a fin de comprender que el camino no es una fantasía sino un ejercicio activo, un trabajo para ir haciéndolo en el día a días… “se hace camino al andar”.

La genialidad es efímera si no se enmarca en una actividad resultante de ella, si no se plasma en algo que la materialice para que sea efectiva. Seamos geniales, seamos creativos, seamos comprometidos para hacer de esta tierra algo más de lo que es, no caigamos en el chauvinismo, en la autocomplacencia que adormece a la gente ―para qué cambiar nada si ya somos los mejores―, los mejores no somos pero podemos ser de los primeros si nos lo proponemos.

lunes, 27 de febrero de 2023

ESTILO OSCURO, PENSAMIENTO OSCURO

 

ESTILO OSCURO, PENSAMIENTO OSCURO

 

Hoy mi amigo Víctor me trajo a colación un artículo de Azorín titulado: Estilo oscuro, pensamiento oscuro, que reproduzco más adelante. Tal vez habría que considerar que lo importante es lo que se dice y cómo se dice para que se entienda. A veces leemos algo expresado de forma oscura e incomprensible, bien por los términos empleados, por la construcción sintáctica o lo hiperbólico del texto. ¿Esa expresión es hija de un pensamiento oscuro? Claro que habría que considerar la tendencia a elaborar un discurso culto como forma de reafirmación personal o exposición magistral. Pero esos matices, en algunos casos vinculados con el ego, tal vez escapen a lo que Azorín describe como objetivo comunicacional por la claridad, aunque se reafirmarían con ella.

Refiere Azorín aludiendo a Bejarano, que “Las cosas deben colocarse según el orden en que se piensan y darles la debida conexión. Mas la dificultad está… en pensar bien.”

Yo siempre dije que el arte de comunicar está en hablar el idioma del que escucha, o sea en garantizar que el texto del emisor puede y debe ser entendido por el receptor al que va dirigido. Por tanto el recurso a la sencillez ha de ser el eje que vertebre el discurso, aunque la complejidad del pensamiento propio venga determinado por dudas subyacentes o la propia inseguridad en lo expuesto.

En todo caso, dejo el texto de Azorín y cada cual que interprete lo que dice según y cómo lo perciba…

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Todo debe ser sacrificado a la claridad. «Otra  cualquiera  circunstancia  o  condición,  como  la  pureza,  la  medida,  la  elevación  y  la  delicadeza,  debe  ceder  a  la  claridad».  ¿No es esto bastante? Pues para los puristas lo siguiente: «Más vale ser censurado de un gramático que no ser entendido». «Es  verdad  que  toda  afectación  es  vituperable;  pero  sin  temor  se  puede  afectar  ser  claro».  La única afectación excusable será la de la claridad.  «No basta hacerse entender; es necesario aspirar a no poder dejar de ser entendido». Sí, lo supremo es el estilo sobrio y claro. Pero ¿cómo escribir sobrio y claro cuando no se piensa de ese modo? El estilo no es una cosa voluntaria, y ésta es la invalidación y la inutilidad —relativas— de todas las reglas. El estilo es una resultante... fisiológica. «Cuando el estilo  es  oscuro,  hay  motivos  para  creer  que  el  entendimiento  no  es  neto».  Estilo oscuro, pensamiento oscuro.  «Se  dice  claramente  lo  que  se  escribe  claramente  del  mismo  modo,  a  no ser que haya razones para hacerse misterioso». ¡Admirable de exactitud y de penetración! Recomendamos la sencillez y tornamos a recomendarla. ¿Qué es la sencillez en el estilo? He aquí el gran problema.  Vamos a dar una fórmula de la sencillez.  La sencillez, la dificilísima sencillez, es una cuestión de método. Haced lo siguiente y habréis alcanzado de un golpe el gran estilo: colocad una cosa después de otra.  Nada más; esto es todo.  ¿No  habéis  observado  que  el  defecto  de  un  orador  o  de  un  escritor  consiste  en  que  coloca  unas  cosas  dentro de  otras,  por  medio  de  paréntesis,  de  apartados,  de  incisos  y  de  consideraciones  pasajeras e incidentales? Pues bien: lo contrario es colocar las cosas —ideas, sensaciones—, unas después de otras. «Las  cosas  deben  colocarse  —dice  Bejarano—  según  el  orden  en  que  se  piensan  y  darles  la  debida  extensión».  Mas la dificultad está...  en pensar bien.  El estilo no es voluntario. El estilo es una resultante fisiológica.

AZORÍN. Artículo publicado en Un pueblecito. Riofrío de Ávila.

Madrid, Espasa Calpe (Colección Austral, n. º 611, 2ª ed), 1957, pp. 47s.

miércoles, 22 de febrero de 2023

Soneto a Antonio Machado


Hoy se cumplen 84 años de la muerte de Antonio Machado en Colliure, Francia. Como suelo hacer cada año, le dedico este poema, un soneto, a su memoria.

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A  ANTONIO MACHADO

(en el 84 aniversario de su muerte)

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Pesado y largo resultó el camino

que paso a paso transitó el sendero

de derrota, dolor y desespero

en la guerra que denotó tu sino.

 

Tu caminar de vate peregrino

sucumbió ante la Parca aquel febrero

lluvioso, destemplado y pordiosero

que marcó finalmente tu destino.

 

Mas no fue en vano tu osada aventura

la semilla de ayer sembró el futuro

para ofrecer la lírica  ventura

 

de espíritu poético y maduro

al fraguar en las almas la hermosura

del pregón de poeta insigne y puro.

 

© Antonio Porras Cabrera

Málaga, 22 de febrero de 2023





Alienación y librepensamiento

Opinión | Tribuna Por: Antonio Porras Cabrera Publicado en el diario La Opinión de Málaga el día 13 SEPT 2025 7:00 https://www.laopin...