sábado, 8 de marzo de 2025

8 de marzo, día internacional de la mujer

 

Opinión | Tribuna

Autor: Antonio Porras Cabrera

Publicado en el diario La Opinión de Málaga el 08 MAR 2025 7:01

https://www.laopiniondemalaga.es/opinion/2025/03/08/8-marzo-dia-internacional-mujer-115058591.html

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La historia, en general, ha sido cruel con la mujer, especialmente en la etapa de la dictadura, hasta que su lucha fue capaz de abrir una ventana al mundo


Manifestación Feminista 8M de 2024 / GREGORIO MARRERO

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Es sabido que la celebración el 8 de marzo del día internacional de la mujer manifiesta la exigencia de los derechos de las mujeres, a la par que sensibilizar a la sociedad y potenciar la igualdad real de género. Así se reivindica el feminismo, entendido tal como lo define la RAE: «Principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre», y a la vez, en una segunda acepción: «Movimiento que lucha por la realización efectiva en todos los órdenes del feminismo».

Este año se cumple medio siglo de la muerte de Franco, bajo cuyo régimen fuimos educados los integrantes de mi generación, nacidos en torno a los años 50. Sufrimos una educación machista, donde se conjugaban principios ideológicos del llamado Movimiento, reafirmados con el adoctrinamiento ejercido por un clero misógino que relegaban a la mujer a un papel de sumisión al varón en el marco de su fe católica. La propia Sesión Femenina, dirigida por Pilar Primo de Rivera, difundía, sembraba y cultivaba un perfil de mujer bajo la idea de que su misión era la sumisión. El rol de esposa debía ser de sacrificio y entrega a la familia, de sometimiento a la supremacía del esposo y/o a unas leyes que la mantenían en la marginación respecto a la toma de decisiones, siempre dependiente del varón. Su sufrimiento y entrega se les pedían como un acto de amor y de dignidad y virtud. Las excepcionalidades a estas conductas podrían verse solo en espacios familiares críticos con esas dinámicas o, en orden familiar interno, donde la relación de pareja se modificaba en función de conflictos de poder según el carácter de la mujer se imponía con vehemencia al apocado y timorato marido.

Machismo residual

Para mejor explicarme recurriré a la metáfora del ordenador que ya usé en otros momentos: nuestro cerebro, con su capacidad intelectual, es asimilable al hardware (conjunto de los componentes que integran la parte material de una computadora, salvando las distancias, claro está); el software (conjunto de programas, instrucciones, datos y reglas informáticas para ejecutar ciertas tareas en esa computadora), es comparable a los valores y principios con que nos educan, a los programas docentes que nos instalan a lo largo del proceso educativo y de socialización. Este tipo de programas serán determinantes a la hora de ejercer nuestro propio razonamiento y, por ende, condicionará nuestra percepción y valoración de la realidad que nos envuelve dentro de una cultural social enmarcada en ese tiempo.

En nuestro cerebro los softwares no se pueden eliminar, por lo que arrastraremos de por vida aquellos que nos inocularon de niños, por lo que cualquier cambio se ha de realizar sobre la base del ya instalado, dejando en el fondo del almacén los principios derogados, por lo que pueden aflorar desde el subconsciente en un momento dado; como ejemplo pongo el lapsus. Con ello vengo a indicar que todos los educados en mi infancia sobrellevamos lo que yo he llamado una dosis de machismo residual, compatible con el ‘micromachismo’. Pero, a su vez, desde la propia evolución social, hemos ido asimilando la necesidad del cambio, hasta lograr un estado de igualdad entre hombres y mujeres mediante una actitud de apoyo al feminismo y su lucha, lo que nos ha llevado a erradicar conductas machistas de nuestro repertorio. Por ello somos especialmente críticos con los recuerdos de nuestra infancia, donde nuestra madres eran víctimas de aquel machismo imperante, que asumían como algo normal, incluso lo promocionaban dentro del sistema educativo a sus propios hijos e hijas. Era habitual que la madre exigiera a la hija que sirviera a sus hermanos, cosiendo, limpiando, cocinando, etc. y la formara en habilidades consecuentes con ese servicio para hacer de ella una mujer competente a la hora de buscar un buen casamiento. En general el hombre no iba al mercado, no cocinaba, no lavaba ni limpiaba la casa, no cosía la ropa ni planchaba, etc. quien hacía eso era catalogado de mariquita para su deshonra.

Historia cruel

La historia, en general, ha sido cruel con la mujer, especialmente en la etapa de la dictadura, hasta que su lucha fue capaz de abrir una ventana al mundo por donde recibir el aire fresco de la libertad, como ocurrió en torno al proceso de transición. Hasta entonces se había cultivado la sumisión ante su señor, al que servía como esposa para parir y cuidar a sus hijos y someterse a sus deseos carnales en una relación no exenta de contenido ‘objetal’, o sea como un objeto de deseo y servicio. Fue marginada en la toma de decisiones trascendentes, ante un machismo supremacista que la relegaba a un nivel inferior obviando la importancia de su rol familiar, aunque la casa dependía de ella y su buen hacer «como ama de llaves» por no decir sirvienta.

En mi memoria se instalan recuerdos de mi infancia sobre el maltrato otorgado a la mujer, sobre todo a la mujer campesina. Yo veía como después de concluir su labor, en muchos casos de labranza, ya fuera recogida de aceitunas, siega, escardar la tierra, etc. nuestras madres debían entregarse a la labor de la casa, cocinar, limpiar, lavar la ropa y planchar, coser incluyendo confeccionar ropa para los hijos, y todo lo relacionado con el mantenimiento del hogar. Los hombres, sin embargo, se permitían acudir al bar, tomar sus vinos, jugar, cantar y conversar o discutir sobre temas variopintos.

En determinados pueblos de la Andalucía profunda, carentes en aquellos tiempos de agua corriente en las casas, incluso sin luz eléctrica en algunos casos, las mujeres tenían que acudir al lavadero público, cargadas como mulas, con un barreño con la ropa sucia para, una vez lavada a mano en gélido invierno, volver a casa barreño en cadera para seguir el proceso de secado, hasta la plancha.

Soportar conductas

La mujer, una vez casada, debía soportar estoicamente las conductas de su marido, incluso el maltrato, pue si lo denunciaba, cosa que no estaba bien vista, el peso de la culpa podría caer sobre ella: «algo habrás hecho cuando tu marido te pega» se solía decir en determinados círculos machistas. Tiempos difíciles aquellos donde el machismo llegaba a justificar el maltrato con frases como: «cuando llegues a casa pégale a tu mujer que si tú no sabes por qué ella lo sabrá».

Por suerte y debido en gran medida a la lucha de las mujeres y hombres defensores de la igualdad de género, las cosas cambiaron. Mi generación rompió con aquello y fuimos pioneros en el apoyo a la mujer para crear una nueva etapa. Dentro de la dinámica revolucionaria para desbancar al sistema de la dictadura, tomó especial relevancia la toma de conciencia en la lucha por el feminismo, que nos ha llevado al momento actual. Pero hay algo de suma importancia, como la educación de nuestros hijos e hijas en un ambiente de respeto a la igualdad, que ha contribuido a que las relaciones de pareja actuales se centren en una mayor equidad, respeto a la libertad individual y compromiso compartido en la labor del hogar y crianza de los hijos.

En una de mis conferencias, que titulé ‘Proceso evolutivo de la relación de pareja’, me apoyé en tres canciones para hacer patente esa evolución cronológica: la primera ‘El preso número nueve’, que deja de manifiesto la tolerancia con el asesinato de la mujer en un crimen machista por infidelidad, y que la recuerdo sonando en las viejas radios en los años 50; la segunda ‘Aïcha’, de Amistades peligrosas, donde la mujer reivindica el respeto y su valor, para concluir con otra canción de Merche, la cantante gaditana, titulada ‘Abre tu mente’, que exhorta a romper con el maltratador y vivir una vida en libertad. Si miramos por el retrovisor, volver al pasado sería una catástrofe sin paliativos para la igualdad entre hombres y mujeres.



 

1 comentario:

Prudencio dijo...

La vida de hombres y mujeres así era. No había conciencia de la idingnidad en la que voviámos . La política y la religión amparaban a los hombres en lo que les convenía. Estamos viendo la luz; un hombre es una persona y una mujer es una persona. Iguales derechos y deberes. ¡Tanto tiempo sin ver esto! En la oscuridad.

8 de marzo, día internacional de la mujer

  Opinión | Tribuna Autor:  Antonio Porras Cabrera Publicado en el diario La Opinión de Málaga el 08 MAR 2025 7:01 https://www.laopini...