Hay que pensar |
Estamos en un verdadero momento de crisis
humanitaria. No me refiero a la falta de respuesta a los problemas sociales
únicamente, o al abandono de los necesitados, la insensibilidad ante el
sufrimiento ajeno o al cultivo y desarrollo del egoísmo más sectario, no. Me
refiero a la siembra del “deshumanismo”, si se puede decir así, como causa de
todos esos males.
Si seguimos siendo sectarios, si no empatizamos con
los demás, si nuestro egoísmo nos lleva a despreciar la muerte ajena, ya sea en
el Mediterráneo o en los conflictos que se alimentan desde los despachos, para
vivir mejor nosotros, si seguimos insensibles ante el sufrir, ante la
injusticia, la agresión a la vida, la desigualdad y el desequilibrio económico
y cultural de los pueblos; si nos miramos solo el ombligo y no aflora el
sentido universal de la humanidad donde el ser humano es la clave de todo
desarrollo rompiendo barreras; si nos engañamos pensando que somos los mejores
y que debemos aislarnos de los demás tras nuestras fronteras, para seguir
creciendo a costa de los otros, nos estaremos deshumanizando en un mundo global
que nos pasará factura, porque el mundo será de los poderosos, de los intereses
económicos, de las multinacionales que son números y gente esclavizada a su
servicio, sin importarles el más allá de la cuenta de resultados.
Se ha dicho que “solo la belleza salvará el mundo” (Fiador
Dostoievski, en su novela El Idiota), pero esa belleza se ha de entender dentro
de la filosofía de la tradición platónica, donde sugiere que belleza, verdad y
bien son palabras intercambiables. Por tanto, al mundo lo salvará la verdad,
cuando rompamos esta postverdad o mentira aceptada como verdad desde la emoción
y no desde la razón; lo salvará el bien hacer de la gente desde la bondad y la
justicia.
¿Pero cuál es la verdad? La verdad es que todos somos
seres humanos, que debemos ser tratados y sometidos a los mismos derechos y
deberes, que en nuestras vidas debemos tener las mismas oportunidades de
desarrollo personal e intelectual, que las estructuras sociales y de gobierno
están sometidas a los intereses de unos pocos pasando por encima de los
derechos de los otros mediante la mentira y la manipulación alienante que
ejercen los medios. La verdad es que este mundo se construyó, desde tiempo inmemorial,
a través de la guerra y la imposición, desde el sometimiento y la esclavitud,
desde la explotación del débil por el fuerte, desde la sumisión al poder
establecido por esta violencia dictada por las armas y los credos.
¿Dónde está la solución? SOLO LA CULTURA SALVARÁ EL
MUNDO.
Cultura no es solo conocimiento. Existe una cultura,
llamada social, cuyo sentido es la convivencia entre la gente, las formas y el
respeto a los demás, la justicia solidaria y el justo reparto de los bienes.
Esta cultura es ACTITUD, es saber pensar desde la bondad solidaria que nos
lleva a compartir ese conocimiento; cultura es empatizar con los demás, es
sentirse solidario en una comunión donde, al compartir, crezcamos todos. Cultura
es saber diferenciar los intereses de unos pocos de los intereses colectivos de
la sociedad; es tener la responsabilidad de exigir a quienes mandan que cumplan
con su cometido a la par que nosotros cumplimos con el nuestro desde la
implicación. Cultura es tener el sosiego y la capacidad de ver las cosas desde
la sensatez y el equilibrio racional y emocional para no dejarse arrastrar por
el ímpetu alienante de los otros, sino asumir las argumentaciones sólidas,
respetuosas y razonadas de aquellos que piensan diferente y que encajan en
nuestros valores sociales de humanismo solidario.
Estamos sometidos a una lamentable “externalidad
defensiva”: “la culpa siempre es de los otros”, de los políticos, sin embargo
no aceptamos que los ponemos nosotros con el voto. Los culpables somos nosotros,
los que votamos al malhechor, al pícaro, al sinvergüenza, al ladrón y, tras
pasar la legislatura, los volvemos a votar, cuando no los defendemos a capa y
espada porque son de los “nuestros”. Somos incapaces de ver como se nos marea
con discusiones estúpidas, con “escupitajos” en el congreso o con payasos que
en lugar de hablar de las cosas serias solo manifiestan su histrionismo
buscando la trascendencia personal del político irrespetuoso y, por
consiguiente, antidemocrático (el principal valor de la democracia es el
respeto a las opiniones diferentes para debatirlas con sensatez argumental).
El mundo, si se deshumaniza, se romperá. Se ha intentado
romper muchas veces, muchas guerras cada vez más terribles y mortíferas,
basadas en esa deshumanización, lo han intentado, pero las armas utilizadas no
eran lo suficientemente poderosas… Ahora lo son. Si el odio, el desencuentro, la
arrogancia y prepotencia, la avaricia y el uso del poder desde la imbecilidad
del gobernante que no es capaz de analizar la realidad desde una perspectiva trascendente
a largo plazo, y el encerrarse en localismos y patrias que te exigen la vida y
la sangre para mantener las fronteras que otros ya crearon o que quieren crear
estos, la cosa irá al desastre.
“SOLO LA CULTURA DEL SABER, DE LA SABIDURÍA DEL "SABIO" INDIVIDUAL INTEGRADA EN EL COLECTIVO SOCIAL, SALVARÁ EL MUNDO”. Hagamos un mundo
con un entorno más bello (belleza); más realista, respetuoso y razonable (verdad);
y más solidario y justo para todos (bien). Consigamos el equilibrio que requiere
el sostén de la vida con un crecimiento sostenido y sostenible... solo eso salvará el mundo.
2 comentarios:
Antonio, lo he leído con mucha atención. Hay muchas frases que son para enmarcar. Si no cambiamos y seguimos el bién, la verdad, la belleza, la tolerancia, fracasaremos. Un abrazo, encantado, como siempre de leerte.
Gracias, Prudencio. Es un placer coincidir contigo en mis apreciaciones.
Un abrazo
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