Aylan Kurdi ahogado |
La vergonzosa muerte del niño sirio, Aylan Kurdi a sus
3 años en las playas de Turquía, removió las conciencias de la Europa de los
ricos, la enfocada al mercado, que se mueve por intereses, a veces, inconfesables.
Agitadas las conciencias, Europa se enfrentó a la crueldad de la guerra en
otras tierras al aflorar el terror de sus consecuencias en las playas que
intentaban pisar los fugitivos para salvar la vida. No fue solo Aylan, sino
cientos de muertos los que escupió el mar en la cara de Europa.
La tierra que preconiza la esencia cristiana en su cultura
y conformación entró en contradicción manifestando la hipocresía, defendiendo valores
que traiciona en el día a día. La
acogida del que sufre, la ayuda al necesitado, la solidaridad y caridad
cristiana que defiende esa religión de la que se llena tanto la boca a determinados
políticos y religiosos, quedó destrozada, apartada y olvidada en el desván de
los recuerdos, de donde se saca solamente cuando aparece en los medios, de
forma impactante, el trauma insoportable del sufrimiento infantil, como es el
caso.
Al igual que las aguas del mar, removidas por las
olas, escupen el cuerpo sin vida de Aylan, se remueve la conciencia de los
pueblos ricos y levanta la porquería que se deposita en el fondo, apareciendo turbia,
sucia e insolidaria, pues solo pretende hacer dinero para sus clases dominantes.
Esos gobiernos, y la gente que los apoya, lavan esa conciencia con promesas
atenuadoras de la culpa y hacen actos de constricción con propósito de ayudar…
pero al final no son capaces, o no quieren hacerlo. Una vez más, se vuelve a la
engañifa y la manipulación de sentimientos, a la gestión emocional de los pueblos,
sabedores de que la conciencia, como el agua con partículas en suspensión,
acabará sedimentando la porquería y volverá a aparecer clara si no se profundiza
en ella.
Entonces se criminaliza a la víctima, se asusta al
ciudadano invadido por las hordas migratorias, se les hace ver el peligro que
corre su bienestar y se revierte el proceso hasta expulsar al invasor o
cerrarles la puerta que se les había prometido abierta. El desahuciado, el
perseguido, el desterrado, el menesteroso, acaba siendo culpable y sufridor de una
guerra incontrolada auspiciada por las potencias con intereses mezquinos, una guerra
de la que huye desesperado para evitar el sufrimiento y la muerte de los suyos.
Pero puede que a los poderosos, a los que mueven los
hilos del globo, les importe un bledo la vida o la muerte de la gente sencilla.
En la ruleta de la geopolítica siempre gana la banca. Somos muchos en este
mundo y más los que no sirven para sus intereses. Ellos no forman parte de ese
mercado del “progreso” que les permite seguir engordando sus bolsas, su poder y
su prestigio. El nuevo mundo, el del mañana, no quiere tanta gente, sino
aquella que sea rentable y dispuesta a sucumbir ante el poder de la nueva era. Hay
que callar las voces discordantes, las de aquellos que denuncian y mueven la
conciencia mostrando su suciedad, los que la agitan para mostrar las heces que
la contaminan y despertar en la gente los viejos y eternos valores de
solidaridad y ayuda, de justicia social y de humanismo. Esos son un incordio.
Ante una situación de choque como la que produce la
imagen de un niño ahogado en la playa, se ha de reaccionar hasta calmar la
conciencia, hasta revertirla, para volver a ser como antes, para volver a las
viejas andadas. Ya está. Europa cambia el rumbo y emite una normativa y un
acuerdo con Turquía para que esos indeseables, se queden allá y nos dejen tranquilos,
sin remover conciencias y lejos de la imagen que, con la empatía, nos aterra. Para
ello engordaremos partidos xenófobos que desprecien al insignificante que llama
a la puerta pidiendo ayuda. Es fácil, solo hay que despertar el egoísmo de la
sociedad, el egocentrismo de la vieja tribu, cuestionar su bienestar y mostrar
el peligro… ellos se encargarán de enfocar la cuestión para crecer la semilla
de esa xenofobia. Lo demás lo puede hacer el dinero…
Ahora lo que sigue interesando, una vez esquivado el
lamentable e impactante incidente de la playa, es seguir conformando el nuevo
mundo, las muevas formas y leyes que nos lleven a la dictadura de las multinacionales,
a la neutralización del poder de los Estados, a la sumisión de la sociedad al
poder del dinero. La gente no importa, lo que importan son los mercados que nos
lleven al “progreso material” de un mañana incierto, bajo la injusticia distributiva
de la globalización. Ese es el mundo que nos espera: ¡Viva el TTIP y muera Al
Asad y todo aquél que se oponga al gran proyecto de la Nueva Era!
¿Hacía dónde vas, Europa? |
6 comentarios:
Cuánto me hubiera gustado escribir lo que has escrito tú. Un abrazo
Querida y admirada amiga, compartir la forma y el fondo de los escrito es otra forma de escribir. Sabes que me encanta tu forma de escribir. Un abrazo
Las migraciones han sido frecuentes en la historia por cuestiones de hambre, libertad, derechos...Los hombres y mujeres,desesperados, buscan en otros sitios lo que no tienen donde viven. Estamos en nuestro derecho de buscarlo.
Los emigrantes sirios creyeron en la Europa que les ha decepcionado. No sólo a ellos. A muchos occidentales también. ¿Qué les importa a los políticos un puñado de miserables huyendo del terror de la guerra si sus electores dejarían de serlo?. Europa así rompe con los valores humanos, éticos, religiosos,sociales, que le suponíamos,como bien dices, Antonio. Un abrazo.
Prudencio, tienes toda la razón, pero en este caso, cuando hablamos de refugiados de guerra, estamos hablando de gente que huye de la muerte, de una muerte que se siembra en las mentes de otros sujetos que la cultivan y la provocan. Esas mentes, en muchos casos, habitan en las clases dominantes de esos propios países a los que piden acogida.
Un abrazo
Tienes toda la razón Antonio,sigo tu blog por la cercania de motivos poeticos, de inquietudes sociales, de raices andaluzas... desde la complicidad de leer a personas sabias y buenas.
Yo participo de cada una de estas lineas tuyas, y pienso, y sufro, y escribo, y lucho, y lloro mi impotencia!!. Pero estoy contigo, y con tantos gritos desgarrados por el dolor y la injusticia, por el silencio... Una pequeña reflexión de estos locos días:
Reflexiones sobre los refugiados
Vivimos en un mundo donde el individualismo, los miedos y egoísmos nos está sumiendo en la incultura. En la peor versión de la Ilustración.
El “homo sapiens”, es un ser evolucionado, o debiera serlo y vivir cordialmente, solidariamente, en sociedad; aunque solo fuera por instinto primario, egoísta y evolutivo.
El liberalismo económico no fomenta los valores de la solidaridad, solo la competencia feroz, egolatrías y el beneficio de unos pocos.
Esta forma, deshumanizada, de entender la sociedad, solo necesita del pueblo para sus “negocios”. Necesita de gobiernos y leyes que defiendan su “propiedad”. Algunos olvidan para quién gobiernan, se ponen descaradamente al servicio de la “economía neo-liberal”. Olvidan valores elementales de justicia. Olvidan, marginan a personas sin crear posibilidades de vida digna.
Se apoyan ambos, en pueblos sometidos a la incultura, a los miedos...
En miedos y xenofobias, en personas mal formadas, privadas de libertades y razonamientos analítico y crítico. Encuentran así, fácilmente, aliados en “los nacionalismos trasnochados”. Se apoyan en las cruzadas religiosas de algunas iglesias, o el fundamentalismo conservador de algunos de sus miembros. Los derechos humanos más elementales, son pisoteados bajo la mirada cómplice de los estados y organizaciones de estados supranacionales.
La humanidad está llena de ejemplos de bondad, en todos los pueblos y religiones. La vida niños, de mujeres, de cada persona... ha de estar por encima de cualquier interés o litigio.
La educación, el saber, la razón y la palabra, las únicas armas ante cualquier conflicto.
[…] “Yo os enseño, en fin, o pretendo enseñaros, el amor al prójimo y al distante, al semejante y al diferente, y un amor que exceda un poco al que os profesáis a vosotros mismos, que pudiera ser insuficiente” […] (2347-48 de Juan de Mairena, A.Machado).
[…] “Contra el celebre latinajo, (Si vis pacem, para bellum),yo enseño: si quieres paz, prepárate a vivir en paz con todo el mundo. Mas si la guerra viene, porque no está en vuestra mano evitarla, ¿qué será de nosotros -me diréis- los preparados para la paz?. Os contesto: si la guerra viene vosotros tomaréis partido sin vacilar por los mejores, que nunca serán los que la hayan provocado, y al lado de ellos sabréis morir con una elegancia de que nunca serán capaces los hombres de vocación batallona”. (Sobre la guerra y la paz de Juan de Mairena, A. Machado).
No hay que poner barreras, hay que fomentar la paz y la justicia entre todos los pueblos.
Es humillante, no hay bastantes adjetivos para los gobernantes y malas personas de la Europa que se hace llamar “solidaria, culta, justa, libre”... que cierra fronteras y mata personas inocentes, indefensas. Nos recuerdan, demasiado, a los exterminios nazis.
Mariano Jurado A. Marzo 2016.
Perdona Antonio mi atrevimiento y gracias por estar ahí , en la brecha del pesamiento y la justicia.
Gracias Mariano, por compartir mi pensamiento e inquietudes. Posiblemente, ante esta tendencia del siglo XXI, con neoliberalismo inhumano y un capitalismo salvaje, una de las pocas cosas que nos quede sea La Palabra, como diría Blas de Otero. Pero la palabra tiene más fuerza que los ejércitos, pues crea ideas y, consecuentemente, actitudes y conductas, educa y trae cultura y conocimiento, lo que lleva a mejores decisiones de los humanos si es respetada.
La palabra ha de ser el arma del futuro, si sabemos educar y desarrollar a la sociedad desde el pensamiento libre y el idealismo racional.
Un abrazo
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