Parece que nos intentan hacer ver
el escrache como un delito, sobre todo aquellos que son objeto del mismo. La
verdad es que yo lo considero más bien una denuncia. En todo caso, pretende
hacer notar una injusticia, exigir a los políticos que cumplan lo prometido y
que legislen de acuerdo a la normativa europea en el caso de los desahucios. Pero
ellos, en lugar de hacer una autocrítica y escuchar el clamor popular, lo
rechazan y practican el victimismo, sin pensar en que las verdaderas víctimas son
los desahuciados. Quieren hacernos ver que sufren violencia y se olvidan de la
violencia que genera poner de patitas en la calle a quien no tiene donde vivir,
para proteger la economía de la banca. La soberbia del político le lleva a
estar por encima del bien y del mal, para autodefinirse como el todopoderoso
que determina la verdad y la justicia, cuando lo que hace es leyes, y la ley y
la justicia no siempre van de la mano. Muchas leyes son injustas.
No se nos escapa a nadie que se
está favoreciendo, en todos los sentidos, a la banca; a esa banca culpable de la crisis financiera
que nos llevó a la crisis económica y de aquí a la crisis política y social, a
la ruptura y, consecuentemente, al desencuentro entre los políticos y la
ciudadanía. Lo que es peor, aún no sabemos dónde nos acabará llevando. Estamos
hartos de ver cómo, no solo, no se nos escucha, sino que al amparo de los votos
se permiten legitimarse para hacer lo contrario de lo que prometieron en un
claro fraude de ley democrática.
A mí, personalmente, el escrache me
recuerda al cobrador del frac que, al fin y al cabo, lo único que hace es poner
en evidencia pública al sujeto que no paga una deuda. En este caso manifiesta el
incumplimiento de lo pactado con los votantes y la evidencia de no cumplir la
norma europea sobre los desahucios, como ya he dicho. El escrache sin violencia
y amenaza, el que usa la prerrogativa de manifestarse, es un derecho
constitucional que emana del ejercicio de la libertad de expresión. En este
sentido, si un político con responsabilidad de gobierno o de legislar al
respecto, se encuentra en su puerta un grupo de gente con carteles que le señalan
algún incumplimiento o algún justo deseo del pueblo, ya que, bajo estas
circunstancias y normativas solo puede expresarse en las urnas y en listas
cerradas la elección de los políticos, lo que condiciona sobremanera sus
posibilidades de sufragio, debería hacer una reflexión, dar las gracias por conocer
esa opinión y hacer un examen de conciencia para ver si se está desviando de su
programa. Pero, me da la sensación de que son conocedores de su patraña, de su
cambio de actitud e incumplimiento de programa o contrato social y lo toman
como una agresión, lo que les lleva a defenderse como gato panza arriba,
intentando, a veces con insultos y manipulación, descalificar al denunciante y
usar el victimismo como arma de defensiva azuzando a su jauría contra ellos.
Lo
curioso es que el presidente
del Tribunal Supremo, Gonzalo Moliner, avaló los escraches antidesahucios como
forma libre de expresión. "En
tanto no sean violentos, que no lo son, me parecen un ejemplo de libertad de
manifestación; si invadieran la intimidad o afectaran a los derechos
fundamentales de las personas, serían rechazables", declaró. Clarividente
declaración que apoya todo lo que digo. Esta autorizada opinión deja en
evidencia a esos políticos que se permiten descalificar esa forma de
manifestarse, además de usar artimañas poco ortodoxas para descalificar a quien
lo practica, como decía más arriba.
Por tanto: el escrache es la manifestación pública de
una denuncia ciudadana sobre algo que no se cumple respecto a la justicia, por
parte de aquellos que tienen la obligación legal de cumplirla. Hablo,
lógicamente, desde mi humilde opinión que, aunque sea psicólogo social, no soy
jurista, pero sí integrante de esa sociedad a la que afecta. Eso sí, como dice
D. Gonzalo Moliner: sin invadir la intimidad o afectar a los derechos
fundamentales de las personas…
10 comentarios:
De manera simplista los veo como un grito de desesperación ante la sensación injusticia. Luego ya entran otras valoraciones, pero a los hijos de los escracheados seguramente les venga bien aprender ciertas lecciones que sus padres seguro no les pueden, o no saben ofrecerles. Bs. familiar.
Emejota, excelente comentario, amiga mía...
Besosss
Este gobierno y los principios del neoliberalismo parten de una ideología que pretende excluir de responsabilidad por las acciones y decisiones de quienes detentan el poder económico, y en este caso también el poder político.
El escrache simplemente busca señalar a quienes toman las decisiones que llevan a cientos de miles de familias a la calle. Este robar a los pobres para dar lo obtenido a los ricos, lleva inexorablemente al abismo de desigualdades sociales y a la destrucción de todo el tejido productivo del país, por parte del sistema financiero. El colapso del Estado será la consecuencia lógica. El "adelgazamiento" del Estado esconde el saqueo de todo lo que es público por parte de quienes pretenden esconder el fracaso de la gestión privada, acusando a todo y a todos, buscando una impunidad que lleva a criminalizar a quienes se atreven a denunciarlos.
Camino, la deuda del sector privado es inmensa, mayor que la pública, pero han descubierto la forma de recuperarse mediante el hundimiento de lo público y el traspaso de sus bienes a lo privado. El fracaso del sistema neoliberal se ha hecho evidente, pero están haciendo una huida hacia adelante que la pagaremos los más desfavorecidos. El sistema está en crisis y está fagocitándose a sí mismo hasta acabar en la miseria de las clases pobres. El capitalismo tiene la capacidad de acabar con el mundo y lo está consiguiendo.
Saludos
Antonio, de acuerdo contigo en la exposición y desarrollo del "escrache", aunque no me guste esa palabra. Sabes tan bien como yo, que un gobierno que al huir hacia adelante de su mala gestión, en un área ( por desgracia tan sangrante como esta ), jamás diría que se ha equivocado.
Claro que dicen, a "grosso" modo que, ¡ diez millones de votos nos amparan !,pero nunca diran, que el 20% de ese total,son del pesebrismo que les rodea, el 60%, proviene del miedo y la ignorancia, y el otro 40 restante, ( que sería simbólico) del capital en todas sus facetas manipuladoras. Evidentemente, todo esto lo saben ellos , juegan con las cartas marcadas.
En fin, el único recurso que tenemos,(que es bueno), es que el personal cada día se da más cuenta de su juego, y cada vez le queda menos tiempo para descubrir sus fullerias.
Un abrazo,amigo.
Modesto, la política,por desgracia, se nutre de mucho lacayo, de otra parte de mediocres, de gente que no quiere ni pensar, de gente que solo va a defender sus propios intereses y de algunos idealistas que andan relegados de la escena principal. Así nos va...
Un abrazo
Ya lo he oido más de una vez que esta palabra no gusta. Quizás sea porque su origen sea argentino y tampoco estaba dedicado a parecerse al "hombre del frac" "la pantera rosa" o algún otro. A mi no me parece mal..a que les molesta? En un blog leí el cabreo de una esposa, su marido es político, que cuando su hijo sacó al perro a pasear se encontró la puerta llena de papeles -no habia nadie , estaba vacio de gente- "pobres hijos mios, que susto" dijo la esposa del político...
Que susto sus hijos, pero que susto los hijos de los pobres que salen a empujones de sus casas y quizás no entren más (le contesté yo)
Un abrazo, Antonio.
Josep, yo, como ves, intento clarificar la diferencia entre delito y denuncia en función de la conducta de los sujetos, tal como dice Gonzalo Moliner. Que se llame escrache u otra cosa me es indiferente, pero el hecho es que estamos ante una circunstancias donde los políticos han hecho de su capa un sayo y hay que recordarles como son las cosas, tras la traición a sus propios programas.
Un abrazo y creo que estamos de acuerdo...
Los escraches nacen de la desesperación de muchos, el desahucio es la desesperación total,ante una ley injusta de los poderosos. Un abrazo, amigo Antonio.
Prudencio, el dolor del ser humano debería tener unos límites, pero el dinero y la codicia pasan esa barrera sin inmutarse ante ese dolor.
Un abrazo
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