martes, 31 de enero de 2012

Andalucía (III)


Encuentro flamenco. Simonet

El flamenco como expresión de un pueblo

Cambiando de tercio. Hay otro aspecto que no querría pasar por alto, ya que ha calado en el pueblo como una forma de expresión que trasciende el folclore para formar parte de un arte representativo y revelador de las vicisitudes e idiosincrasia de los andaluces en los últimos siglos. En este sentido, la cultura popular y su máximo exponente, que es el flamenco, reconocido por la UNESCO en el año 2010 como patrimonio intangible de la humanidad, nos muestra el sufrir y vivir del pueblo andaluz. En muchos casos es un grito de reivindicación ante la patente injusticia que vive el campesino y el sometimiento al poder y a la fuerza de los terratenientes, apoyados por los gobiernos centralistas. Es un pueblo que se siente marginado en la educación, despreciado en su valor, obnubilado por la religión, sometido por la fuerza… en suma, injustamente tratado. Me apoyaré en algunas letras de El Cabrero, gran cantaor flamenco, aunque podría usar las de otros muchos cantaores que confirman este sinsabor, para resaltar le sentir ancestral que ha trascendido a nuestros tiempos y que definiría bastante bien la situación del campesinado andaluz al inicio de esta historia.

El Cabrero en nuestra peña flamenca

En algunas letras, como esta, podemos observar ese canto y justificación de la rebeldía que mana, pasionalmente, del alma andaluza, y que dice:

...No es que yo esté en rebeldía
es que me siento humillado
esta tierra me ha «quitao»
la salud que yo tenía
por un trabajo mal «pagao»...


Otra de sus letras viene a mostrarnos por qué se aplaudió tanto la reforma agraria de la II República, entendiéndola de verdadera justicia. Evidentemente, le ha dado su sangre a la tierra y se ha fusionado con ella, formando parte de sí mismo, por lo que se siente su verdadero dueño. La letra dice así:

...Soy campesino andaluz
y del aire estoy «quemao»
con la mula y el «arao»
le hablo a la tierra de tú
porque mí sangre le he «dao»...

Pero es más, el andaluz se siente universal, no es un nacionalista estricto, pues tiene una visión de la vida más extensa, tal vez por efecto de las múltiples culturas que pasaron por su tierra, por ser descendiente y heredero de ellas. Concibe la tierra como un don de la humanidad y no como una propiedad privada, como clama en esta otra letra:

...No se debe condenar
a un hombre por pedir tierra
porque la tierra es el plato
de toda la humanidad
y no siempre de unos cuantos...


Actuación en nuestra peña

Si bien pudiera parecer un pueblo religioso, su religiosidad se da más en la estética que en la práctica. En términos generales tiene conciencia de que la religión y el poder están aliados para mantener la injusticia que padece, “sostenella y no enmendalla”, aunque profundamente clame a Dios, como último recurso, la justicia que demanda para sí mismo y para el mundo:

...«Pa» que me escuchen los cielos
levanto fuerte la voz
si es verdad que existe un Dios
que tire la vista al suelo
y haga un mundo mejor...

Como punto final a estas citas flamencas que manifiestan el sentir de mi pueblo, de mi gente, de mis ancestros, esta puede ser significativa y concluyente, ya que pone sobre la mesa el anhelo del pueblo andaluz para huir de la situación, de ese encorsetamiento o prisión que le impide ser y desarrollarse como se merece:

...Dale alas y volará
al pueblo de Andalucía
que es un ave «doloría»
que busca su libertad
que le han «negao» «toa» su «vía»...

Actuación en nuestra peña
No pretendo hacer aquí un panegírico del flamenco, pero me gustaría presentarlo como una forma de expresión del pueblo que va más allá de lo que he planteado, puesto que en sus diversos palos muestra todo un abanico de las vivencias, los sentires, emociones, penas, alegrías, amores, desamores… en suma, de sus vínculos emocionales dentro de la estructura social que nos enmarca la convivencia. Para ello solo basta con escuchar las letras del verdadero cante y no de coplas del doloroso folclorismo que nos trajeron los tópicos.

25 comentarios:

Myriam dijo...

El flamenco como grito ancestral del sentir de un pueblo... de ahí su fuerza que rasga la tripa.

Un abrazo

Cayetano dijo...

Porque una cosa es el flamenco que como el blues surge, tremendo y sincero, desde lo más profundo del alma y otra cosa muy distinta el "flamenqueo" barato, casposo y hortera, subproducto cultural que tanto usó y abusó de él el franquismo para "vendernos la moto" de lo genuinamente andaluz.
Un saludo.

jubilada dijo...

uno de mis hijos estudia guitarra flamenca en el Conservatorio de Jaén. Es un músico fantastico que vive el flamenco. Hay muchos jovenes así hoy
Un saludo

Mara Romero Torres dijo...

Chapó, Antonio!! Precioso, sincero, excelentemente desarrollado y latente homenaje al flamenco, a nuestras raíces. Es mucho más apreciado de lo que muchos se empeñan en reconocer y me ha encantado encontrarlo en tu blog. Un abrazo fortísimo, poetamigo!!

Eastriver dijo...

Antonio, nunca he podido entender eso de los palos... de forma ilustrada quiero decir. Es decir, yo, que soy un negado para ciertas cosas necesito que me digan, una bulería es así o asá, y dale aquí para escuchar una; y así con todas. Si te animas un día a ser pedagógico te lo agradecería mucho, jaja (siempre puedes mandarme a la porra, y yo te lo sabré comprender, e incluso justificar, jaja).

El flamenco, como muchas cosas populares, le debe mucho al descubrimiento y la reivindicación que hicieron personajes cultos e influyentes de finales del XIX y principios del XX. Personajes con la sensibilidad despierta y no acartonada que supieron ver el arte, la particularidad, la singularidad, y reivindicarlos.

Me gusta el flamenco aunque debo decir que sólo un ratito. No por nada, sino porque también necesita uno tener el oído educado, y me temo que lo musical no es mi fuerte (me pasa aproximadamente lo mismo con el jazz). Pero naturalmente le reconozco el valor, en tanto que arte, de expresión artística, y de producto cultural de primer orden.

Hace un año vinieron a pasar un tiempo a BCN unos amigos andaluces, muy amigos de callejear, amantes de la música hasta el agotamiento, buscadores de nuevas experiencias. Y localizaron páginas de internet que servidor no sabía ni que existían en que se detallaban los conciertos diarios que hay en BCN. ¿Por qué pensamos los lugareños que todo lo importante se hace en los grandes espacios, tipo Liceu, teatros, Palau de la Música o Auditori? Pues no, eso es lo grande, lo oficial, pero se ve que en pequeños locales del Raval, del Born y de Gracia hay conciertos estupendos cada día de flamenco (auténtico, no el turístico) y de jazz, y ocasionalmente de tango (BCN fue la tercera patria del tango, tras Buenos Aires y París, ya ves qué cosas). Y dijeron estos amigos que el flamenco de calidad que se hace en BCN no lo sospechamos ni andaluces ni catalanes. Chico, tendré que creerlos, pero te juro que son cosas que se saben poco, no por marginación (en BCN tenemos el estupendo festival "De cajón", patrocinado por el Ayuntamiento y donde vienen todos los grandes) no por marginación, decía, sino porque en este mundo nuestro las propuestas culturales no oficiales se abren paso poco a poco, y sin grandes publicidades, pero parece ser que con un interés del público notable. Y yo lo celebro, tanto por lo que respecta al jazz como el flamenco.

Por cierto, tenemos también aquí notables artistas de flamenco, hijos de esos andaluces que vinieron y contribuyeron a hacernos como somos.

Un abrazo y sigue con esta apasionante serie.

Antonio dijo...

Hola Myriam. La realidad es que el flamenco surge en el siglo XVIII y después va evolucionando hasta donde está. Eso sí, el llamado “cante jondo” u “hondo” es anterior al propio flamenco si bien este último engloba muchos palos del cante. Los palos son distintas formas de cante y existen en torno a 50 palos diferentes.
Besos y gracias por tu visita

Antonio dijo...

Cayetano, creo que el flamenco es tan amplio que da para todo tipo de expresiones sentimentales. Alegría, pena, amor, odio, crítica, admiración, etc. Eso sí, como es un medio de comunicación cultural hubo quien lo supo emplear para modular al pueblo prohibiendo letras que no le interesaban, como tú bien dices.
Un saludo

Antonio dijo...

Azulceleste, por suerte hay esos jóvenes que han volcado su pasión en el flamenco. Yo también conozco algunos. En mi peña flamenca se ha hecho este año un concurso de flamenco donde había un premio especial al cantaor joven.
Un saludo

Antonio dijo...

Gracias Mara por tu comentario. Tú, como buena poeta, sabes que en el flamenco hay mucho de poesía del pueblo y para el pueblo. El cante hondo sale de la raíz de ese pueblo.
Un abrazo

Antonio dijo...

Ramón, ante todo gracias por tu amplio y rico comentario. Mi intención no fue hace un panegírico del flamenco, como digo, pues entonces hubiera necesitado páginas y páginas para reflejar todo su valor local y universal. Aunque su nacimiento se le asigne a Andalucía, hoy está extendido por el mundo y, en especial, por las distintas zonas de España. Cataluña es una de ellas y en especial Barcelona, que es un mosaico de cultura y arte donde se vive y se cultivan absorbiendo la esencia de cada una.
He de confesarte que soy un amante tardío del flamenco, que en tiempos pasados me parecía chauvinista, servil y sumiso al régimen, pero cuando empecé a descubrir el verdadero flamenco y su esencia popular fui cambiando mi opinión. Eso sí, aun sigo sin distinguir bien los palos unos de otros y siempre ando solicitando ayuda cuando tenemos una actuación en la peña. Y eso que hemos tenido una sesión de conferencias sobre el tema dada por expertos que amenizaban el discurso con ejemplos de cante.
Me gusta el flamenco, pero según que cantaores y que palos. No todo me gusta.
Un abrazo

Darío dijo...

Me hace ilusión un pueblo unido con la impronta de luchar contra todo ente injusto, ya sea religión o política. Un abrazo.

Antonio dijo...

Joven Cuervo, cuando la gente toma conciencia de la injusticia y del descalabro que sufre por ella, puede empezar a unirse contra el ente que le agrede, pero con el sistema manipulando, a través de sus medios de comunicación y sus técnicas de marketing, este ente no solo sale intacto, sino que pone a gobernantes afines.
Un abrazo

MarianGardi dijo...

bella entrada haciendo honor a la bella Andalucía.
Bonitas las canciones!!
Un abrazo

Antonio dijo...

Gracias, Marian. El flamenco es un transmisor de la esencia del pueblo llano andaluz.
Besos

Nerina Thomas dijo...

Es algo pendiente que tengo. Aprender a bailarlo.
Me maravilla.
Gran explicación.
Muchas gracias.
Saludos

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

buenos dias mi apreciado Antonio: eres sincero, muy directo y tu letra es sencilla y armoniosa; me ha gustado mucho, quiero más...
un abrazo grande

JUAN PAN GARCÍA dijo...

El flamenco, un interesante artículo sbre una seña de identidad andaluza, aunque en otras comunidades también arraigó y se dan buenos cantaores.
La verdad es que soy profano en ese arte y no distingo entre los diferentes palos: sabes que me desarraigaron desde chico de esta tierra y por ello aprendí de otras culturas.Pero hay una estilo de flamenco que nunca me canso de escuchar: el estilo de Lole y Manuel o la poesía cantada de Paco Herrera. Y como mañana es tu cumpleaños, te dejaré una canción de este último en tu muro de facebok. Abrazos para ti y Lola

JUAN PAN GARCÍA dijo...

Se me olvidaba mencioan a Antonio del Patrocinio, padre, cuyos fandangos me erizan la piel. Ahora mismo recuerdo este:
"Aceitunera, aceitunera,
vareando la aceituna
con tus manos arrecías,
eres tú mi compañera"
Otro abrazo, anda que conmigo no vas a pasar frío

Antonio dijo...

Nerina, yo no sé bailar flamenco, me gusta pero como cada palo tiene su baile cuando es bailable, la cosa se complica. Lo más conocido, en plan folclórico, son las Sevillanas, la Rumba, etc. Pero el baile flamenco puro es diverso en función de los palos a que acompañe.
Saludos

Antonio dijo...

Mª Ángeles, por tus palabras y aprecio. Seguiré con esta serie que no solo es descriptiva, sino que vuelco en ella mis conclusiones y bisión dela historia diversa de nuestro país.
Besos

Antonio dijo...

Gracias, Juan, por ese delante de obsequio para mi cumpleaños. Será un placer recibirlo. A mi me pasó algo parecido en el asunto del desarraigo. Al final acabé valorando el flamenco de otra forma, cuando vi que no era servilista y sumiso al régimen, que es como lo interpreté en su aspecto folclórico franquista.
Excelente los fandangos de Antonio de Patrocinio.
Un abrazo para ti y Carmen.

María dijo...

Excelente entrada, me gusta andalucía me parece una región con encanto.

Un beso.

Antonio dijo...

Gracias, María, siempre es un placer tenerte por aquí.
Besos

Josep dijo...

Antonio, perdón, el momentario lo he borrado yo por equivocación.

Yo no quisiera quedar como un descortes, pero digo un poco como Ramon. Estoy competamente segugo que hay que entender para que te guste. Fíjate, a el le pasa con el jazz y a mi con la sardana, en serio, un rato me encanta, pero al final me cansa. Otra cosa seria la sardana emblemática, pero creo que esto es otra cosa.
Un abrazo.

Antonio dijo...

Josep, la expresión de la verdad nunca debiera ser considerada como descortesía, tal vez habría que ver como se dice asertivamente para que la gente la entienda sin probelmas. Ya he comentado que en mi juventud no me atraía el flamenco, es más, lo asociaba al chauvinismo franquista, como nos lo vendían. Pero luego, descubrí en sus letras y algunas de sus músicas (sus palos) que tenía enjundia y me acerqué a él. Ahora lo aguanto un buen rato, pero no más de dos horas, salvo que sea una actuación amena y variada de los palos que me gustan. A mí me gustaba ir por la plaza de Sant Jaume y disfrutar de las sardanas, cuando no, incluso, entrar en algún coro. Pero siempre valorando la dosis…
Un abrazo

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