miércoles, 3 de febrero de 2010

Educación ciudadana

Hoy empezaré mi relato presentando un slide con fotos de mi ciudad: Málaga

Tengo que cambiar mis hábitos. Quiero decir costumbres, no hábitos de monje o similar, que de eso no tengo, aunque de niño me persiguieron. Confieso que no poseo unos hábitos muy saludables. Ando poco porque me canso y me canso porque ando poco. Y la verdad es que me gusta andar solo, por la ciudad y sus calles, mirando sus cosas, viendo a su gente y disfrutando de la brisa del mar que se entremete por sus calles sinuosas, estrechas y cargadas de historia. Málaga es una ciudad para patearla, en el buen sentido de la palabra. El hecho es que, a pesar de lo que digo, lo hago poco, solo de cuando en cuando. Hoy ha sido uno de esos días. He cogido mi máquina de fotos, pues soy un gran aficionado a la fotografía, y mis neuronas y he salido a pasear.

Eso de coger mis neuronas… ¿qué quiere decir? Pues veréis, aparte de plasmar en mi cámara las imágenes de la ciudad en una mañana clara de un febrero luminoso y no muy fresco, me dispongo a pasear en conversación conmigo mismo; es decir, observando, pensando y digiriendo todo lo que se me viene encima. Es un momento de paz, de recogimiento, en el que mi pensamiento vuela libremente, observa, razona y construye sus juicios, saca conclusiones que luego pasan a formar parte de esa concepción de la vida que todos llevamos dentro. Por tanto, preparo mis neuronas y me las llevo de paseo para que se relajen y vivan la vida como espectadoras, para observar mejor la realidad que nos rodea. Es como si las subiera en un helicóptero y, desde arriba, les mostrara el mundo para que ellas me fueran orientando, aclarando las ideas. Es un ejercicio de libertad que se ejecuta en solitario, con mente abierta.

Hoy, aparte de cosechar más de una treintena de imágenes de bellos jardines, plazas y edificios antiguos y modernos, he observado un hecho que entró en el procesamiento neuronal, confirmándome una de mis observaciones cotidianas sobre la conducta humana.

Os cuento: Un taxista, intentando pasar por un lugar prohibido bloqueó a un autobús con unas treinta personas a bordo. El conductor del bus le toca el claxon y el taxista se enoja y le dice, malhumorado, que es solo un momento, que no tenga tanta prisa. Hasta aquí todo normal. Suele ocurrir muy habitualmente un hecho parecido. Pero fijémonos que en el autobús iban treinta personas y que el minuto, o el tiempo que fuere, se ha de multiplicar por treinta. Quiere esto decir que aquel señor le estaba robando un tiempo a cada uno de los pasajeros y no tenía conciencia de ello.

Esto mismo lo he pensado muchas veces en la cola del banco, del supermercado, de una oficina o en la ventanilla de un funcionario. Me pregunto: ¿Es consciente el señor o la señora que atiende a la clientela, de que cada minuto que pierda en nimiedades lo ha de multiplicar por el número de personas que están esperando? Yo creo que no, pero a mí sí me pasa. Intento darme prisa en la gestión cuando hay gente que está a la espera de que termine. Suelo pensar en los demás, en los que vienen detrás, aunque sin agobiarme, claro está. Parece como si el susodicho sujeto hiciera una ostentación de poder, mostrando a los demás que quien manda allí y en el ritmo y orden del trabajo es él exclusivamente. Él no está para servirnos, sino para hacernos un favor. Por suerte cada día hay más buenos profesionales que entienden esta situación y la gestiona adecuadamente.

Ejemplos como este, catalogables de insolidarios, se dan muy habitualmente. Un coche mal aparcado que ocupa dos espacios, un vehículo aparcado en doble fila que se marcha unos minutos sin importarle bloquear a otros, un sujeto que se salta el orden de una espera, una colilla o un papel que se tira al suelo, un perro que defeca en la calle y el dueño ni se inmuta, una persona mayor o embarazada que apenas se aguanta de pie en el autobús y el joven de turno va plácidamente en el asiento, incluso en el reservado a minusválidos… Recuerdo que una vez, en el metro de Viena, íbamos subiendo por unas escaleras mecánicas y una pareja que iba delante ocupaban todo el escalón y bloqueaba el paso. Un señor malhumorado dijo un improperio, ininteligible para mí, y exigió que se dejara libre uno de los lados para que circularan los que tuvieran prisa.

Existe un sinfín de casos significativos, que demuestran un déficit educacional. Es esa falta de conciencia ciudadana, de compromiso y respeto social, que nos caracteriza a muchos españoles y que se contrasta cuando va uno al extranjero, del norte claro, por que si bajamos a África, en cuanto a la limpieza, apaga y vámonos.

En conclusión, cada vez estoy más convencido de la necesidad de introducir en la escuela más formación ciudadana, llámese Educación para la ciudadanía, o como se quiera, lo importante es el contenido de conductas cívicas que faciliten y potencien la convivencia.

34 comentarios:

Abuela Ciber dijo...

Estupendo como siempre nos tienes acostumbrados, las imagenes hermosas, que grato lugar donde moras!!!!!!!

Pienso que esa falta de respeto tal vez porque parte de falta de respeto a si mismo.

Valorizar a la persona tal cual es...igual a las demás y con los mismos derechos de convivencia.

Tu mencionas que al norte no, bueno tal vez el clima, raices diferentes o falso sentido de superioridad que hace que el individuo se esfuerce por ser mejor.

Cariños

Antonio dijo...

Perdona Abu, no quiero que se malinterprete. Con lo del norte me refiero a la diferencia que hay entre la limpieza de las ciudades del norte de Europa, con las del sur y con las del norte de África, que es lo que conozco. Mi ciudad es, comparativamente, mucho más sucia que cualquier ciudad del norte de España y Europa, y más limpia que las de Marruecos, por poner un ejemplo.

Myriam dijo...

¡Preciosas las fotos! Y pensar que yo estuve ahi.... mejor dicho, ¡¡¡cuánto me quedó por ver!!!.

Manejé el auto por la calle principal de Málaga.... Y lo entregué en la Ranfe. La estación es muy linda y eficiente.

Estuve parando en Manilva.
También visité Marbella.
Como sabes, lo conté en mi blog.

LO de la enseñanza de la Educación Ciudadana en las EScuelas; estoy totalmente de acuerdo. Creo que falta un poco en todas partes.

Un abrazo y camina, que caminar hace bien, heheheh
Aquí hace mucho frio y hay tomenta, con viento y lluvia... (la que me despertó)seguiré durmiendo, después de este paseo que acabo de dar por tu ciudad.

Ciberculturalia dijo...

Querido Antonio, veo que tus paseos solitarios por tu preciosa ciudad te cunden muchísimo. Además de traernos un estupendo reportaje fotográfico, nos dejas también toda una importante reflexión.
A mí también me encanta andar en solitario y también dejo a mi mente libre para que según su día vaya apuntando aquello que más le llama la atención.
Un beso

Txema dijo...

Es verdad, la educación para la ciudadanía es más necesaria cada día.

Cuando yo viajaba, sobre todo por Alemania, me quedaba asombrado de la seriedad de los alemanes en su comportamiento ciudadano.

Supongo que habrá excepciones y también problemas, pero me quedé admirado de muchas cosas que son muy sencillas, como las que tú comentas del taxista.

Un saludo.

Gaby Caminos dijo...

Querido Antonio: pensaba que allá las cosas eran distintas... Me encantó la primer parte, donde me llevaste a pasear por tu ciudad junto con tus neuronas...y tu noble y cálido corazón.
Un fuerte abrazo.

Marian dijo...

Hola Antonio, hay cosas que no se aprenden en el colegio, y una asignatura no es capaz de suplir lo que no se enseña, de base, en cada casa; y es que la educación no es cuestión de asignaturas...aunque para mucha gente, sin duda, es una "asignatura pendiente" pues son poco o nada educados
Un saludo
Marian

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

APOYO LA IDEA, ANTONIO... LAS FOTOS, ESTUPENDAS
BESOTES

m.eugènia creus-piqué dijo...

Si que es verdad Antonio, falta mucha conciencia ciudadana, la gente va a lo suyo, a lo que le interesa sín pensar ni un segundo en los demás y cada día va a peor.Tu ciudad es preciosa y la conozco, he estdo ahí tres o cuatro veces.Petonets.

Mar dijo...

Las fotos preciosas, estoy teniendo la suerte de empezar a conocer Málaga.

En cuanto a educación ciudadana, totalmente de acuerdo contigo, quizás sea por eso que me he concienciado a que cuando tengo que ir a algun sitio voy sin hora y con mi libro.

Por suerte en los colegios ya han puesto como asignatura obligatoria Educación a la ciudadania ;)

Besitossssssssss

Antonio dijo...

Hola Myr. Dejaste el auto a lado de casa. Yo vivo frente a la estación de Renfe. Suelo ir al centro comercial a ver cine, tomar una caña, comprar en sus tiendas o pasear. A veces voy a coger, perdón, a tomar el AVE para Madrid. Aquí el significado de coger no es el mismo que por el sur de América, jajaja…
Intentaré caminar y hacer algo de ejercicio aunque el tiempo lo detraiga del blog.
Si vuelves, me lo dices, te mando el número de mi teléfono, me llámas, si te apetece, y nos damos una vuelta por la ciudad.
Un abrazo

Antonio dijo...

Ciertamente Carmen. Para mí pasear y pensar en un verdadero placer, un acto de libertad constructiva desde el punto de vista reflexivo.
Un beso

Antonio dijo...

Txema, a mi me sorprendió el cambio de comportamiento que tenemos cuando vamos a un país donde se guardan unas normas de conducta ciudadana. En Viene a nadie se le ocurría tirar un papel, colillas o envase al suelo, en mi ciudad sí.
Un saludo

Antonio dijo...

Querida Sísifa, encantado de volver a tenerte por aquí. Ya sabes que los seres humanos somos muy parecidos y que entrar en la dinámica de las conductas cívicas es lo importante. Se suele decir, donde fueres has lo que vieres.
Un abrazo afectuoso

Antonio dijo...

Hola Marfian. Ciertamente hay cosas que no se aprenden en el colegio, pero la semilla se va sembrando. Las conductas de los niños tienen una relación muy directa con las de los padres, pero si no se rompe esa dinámica estaremos condenados a seguir siempre igual. Educar a los padres es otro tema que tal vez se debería hacer a través de los medios de comunicación, pero la TV no está por la labor y siguen sembrando conductas agresivas, con personajes patéticos que solo saben pelear, descalificar e insultar.
Un saludo

Antonio dijo...

Mª Ángeles, es que me encanta la fotografía. Incluso hacer montajes en pps, musicados sobre fondos fotográficos.
Un beso

Antonio dijo...

Geni, a mí me encantó la tuya cuando la visité hace un par de años. Tengo algunas fotos colgadas en mi página picasa, a la que puedes acceder cliqueando en álbum de fotos, al margen del blog, entre los contadores de visitas. Es que además hice la mili en Figueras… ¡Qué tiempos aquellos!
Lo de la conciencia ciudadana es la asignatura pendiente.
Besos

mariajesusparadela dijo...

En el colegio y en casa. Con la palabra y con el ejemplo.
Alguien se quejaba un día de las multas...yo me quejo de que haya que ponerlas. Quiero decir solamente hay que tomar medidas sancionadoras cuando la gente no razona por si misma.

Antonio dijo...

Hola Mar. Málaga, al igual que todas las ciudades del Mediterráneo, está abierta al mar y a la calle. Se vive más en la calle que en casa. Es una cuestión de clima, que ha repercutido en el carácter y en la vida social de los pueblos.
Espero que disfrutes de esta ciudad y de tu Mijas.
Un saludo

Antonio dijo...

El palo y la zanahoria, amiga María Jesús, son dos viejas teorías sobre la motivación. El refuerzo positivo y negativo también se considera en el proceso educativo, como tú bien sabes. En suma, premiar lo bien hecho y castigar lo mal realizado, pero explicando y razonando el porqué no está bien hecho. Un castigo sin explicación es crear confusión, con ella es aprender a razonar.

Alhucema dijo...

Falta educación ciudadana...en realidad falta educación...
Bellas fotos de Málaga, Antonio.
Un beso.

Peter Pantoja Santiago dijo...

...¡Excelente!

Aparte, nos invita e incita a conocer un más los diferentes entornos de tu tierra y a su ves reafirmamos nuestro constante platicar sonre la igualdad y derechos de todos.

Es una mezcla de todo, una estrategia que es grata.

Por eso cuando viajo o simplemente en turismo local ntambién, plasmar detalles en cada foto te abre las profundidades de tu ser interior para ver la vida tan diferente, es lo que me ha sucedido en esta pasada visita a Sevilla, Galicia y Portugal, no se que sucedió especialmente allí en Galicia, pero observar a tantas personas, percibir un poco su esencia, plasmar las fotos con la familia de mi amigo Pablo, su esposa e hijos, ese compartir diario donde plasmamos muchos detalles, me recuerdan al observar las mismas la diversidad de la vida pero la igualdad de valores, y ese algo que cambio, realmente se que esta alli muy dentro de mi y sabes que es lo mejor, que uno desea ampliarlo porque sabe que trajo mucha luz y muchos deseos de poder continuar creciendo como persona y como ser humano.

es la magia de plasmar detalles Antonio, que luego sabes que te obsequia muchos resultados gratos.

Peter

Antonio dijo...

Pues sí, Inma, falta educación, pero no de esa educación hipócrita y teatrera, sino de la convencida del respeto y consideración a los demás por propia convicción.
Un beso

Antonio dijo...

Gracias Peter. La vida es ese camino que vamos haciendo al andar, al compartir, al pensar y meditar para mejorar la convivencia, en aras a la justicia, la comprensión y el entendimiento entre la gente.
Un abrazo

JUAN PAN GARCÍA dijo...

Cada día se echa más en falta esa educación, Antonio, la gente se acostumbra a ella y no protesta, y, si lo hace, la propia familia o los amigos te tildan de intransigente.
Me sucede cuando voy por la acera y la tienen ocupada a todo lo ancho tres o cuatro personas que charlan sin darse cuenta que los peatones se deben tirar a la calzada para pasar, con el consiguiente riesgo.
Cuando a la hora de entradada y salida del colegio las madres padres dejan los coches de cualquier manera y detienen la circulación y se arma el caos con todos los vehículos haciendo sonar el claxon al mismo tiempo, sin que la policía haga nada.
Cuando estás en la cola de alguna entidad y llega uno nuevo y el que está delante de ti lo llama y le dice que se ponga al lado, que le estaba guardando el sitio.
Lo del autobús es para liarse a guantazos: eso de ver a una embarazada o anciano octogenario de pie, tambaleándose,mientras unos niñatos permanecen sentados y hablando entre ellos o por el móvil es vergonzoso.
En fin, no acabaríamos nunca. Pero sí sabemos que la culpa la tenemos nosotros que hemos criado esta generación de cachorros que no distinguen entre libertad y libertinaje.Los que hemos aprobado leyes que impiden corregirlos cuando se merecen.
Un tema interesante, ilustrado con magníficas fotos.Gracias.
Saludos.

MarianGardi dijo...

Bellisimas fotos y eso de llevar a pasear a las neuronas es una delicia, se lo pasa uno en grande, te felicito por ese paseO tan necesario.
Besos

Antonio dijo...

El problema de los jóvenes no es nuevo. Desde siempre ha habido conflictos generacionales y rebeldía juvenil. Tal vez por eso sea necesaria la educación, para integrarlos en una conducta social determinada.
Sócrates decía, y mira que hace tiempo, lo siguiente:
Los jóvenes de hoy aman el lujo, tienen manías y desprecian la autoridad. Responden a sus padres, cruzan las piernas y tiranizan a sus maestros.
Un abrazo amigo Juan

Antonio dijo...

A mí personalmente, amiga Marian, el pasear me relaja y me inspira. Es un ejercicio sano y reconfortante.
Besos

Belkis dijo...

Hermosísimas las fotos y muy atinado tu comentario sobre la importancia de la educación para lograr mas respeto entre los conciudadanos. El respeto es la base del entendimiento. Un abrazo muy grande Antonio

Antonio dijo...

Gracias Belkis, por tu comentario. La fotografía me encanta y siempre voy cámara en ristre. Cuando visité Murcia por última vez me traje una buena colección de imágenes.
Un gran abrazo

Myriam dijo...

ANTONIO: dalo por hecho, te aviso. Si, Si, vuelta pro la ciudad y una pasadita pro tu bodeguita, hehehhee.

Gracias pro la Invitación y saludos.

Elisa dijo...

Me ha encantado esta reflexión, por que suelo pensar mucho en ello (aunque tengo que reconocer que yo me pongo bastante cascarrabias); si todos fueramos un poco más conscientes de las consecuencias de nuestros actos para los demás.... iba a decir que seguro que seríamos más cuidadosos, pero creo que me equivocaría. Quiero compartir una experiencia y una duda: todos los días, cuando voy en coche a trabajar, y cuando vuelvo al mediodía, me encuentro en la misma situación: en un caso es por una salida de la autopista y en otro por una obra, pero en ambas situaciones unos de los carriles (el mío) está atascado y parado. Todos los días hay muchos coches (no uno ni dos) que utilizan el segundo carril para avanzar más rápido y "colarse" en el último momento. Con este comportamiento provocan que el atasco se alargue y los que estamos en nuestro carril tengamos que esperar más para poder pasar (solo tienen en cuenta su beneficio, pero no la pérdida de los demás). Uno o dos coches no es algo significativo, pero cuando uno lleva diez minutos parado y ve como coches y más coches le adelantan para colarse, pues yo personalmente me mosqueo. Tengo tres opciones: colarme yo también, que no me parece ético; aguantar en mi sitio, pero no dejar pasar a nadie delante de mi (que es lo que hago, pero me provoca conducir muy crispada, a parte el riesgo de accidente); o cambiar mi itinerario (por uno más largo) para evitar la situación. Me he dado cuenta de que habrá muchas situaciones en la vida en las que tendré que elegir entre hacer las cosas mal (un comportamiento poco ético), seguir por mi camino intentando cambiar las cosas (aunque eso me fustre y me cabree) o cambiar mi camino para no encontrarme con problemas. Todo esto de la carretera, que es una experiencia real, también es una metáfora de otra situación en la que me encuentro; al final, además de cascarrabias soy un poco cabezona, y siempre sigo mi camino y por mi carril. Lo bueno es que, al menos en la carretera, no soy la única.

Antonio dijo...

Querida amiga Elisa, la experiencia que cuentas es muy común entre la gente. Son muchas las veces que uno se plantea, con cierta intolerancia, las conductas de los demás y su repercusión en las buenas relaciones y la concordia.
A veces pienso que la gente nos es madura, pero que nosotros, que somos gente, tampoco lo somos y no aceptamnos esa inmadurexz, cuando la madurez implica aceptar y tolerar las limitaciones de los demás.
No sé si algún día seremos capaces de consensuar unas normas de copnvivencia q2ue nos permitan evitar esta situación de conflicto.
Un beso

Jose G. Torres dijo...

HOLA ANTONIO
EXCELENTE TU CONCEPTO ACERCA DE LA EDUCACION CIUDADANA Y LO QUE REPRESENTA PARA CADA UNO DE NOSOTROS DE MANERA TANTO INDIVIDUAL COMO COLECTIVA, ES CIERTO NUESTRO TEJIDO SOCIETAL CADA VEZ ESTA MAS DETERIORADO COMO CONSECUENCIA DE NUESTROS ACTOS MEDIATICOS Y NUESTRO AFAN POR HACER LAS COSAS SIN DETENERNOS SIQUIERA A PENSAR EL MAL QUE PODEMOS CAUSAR A NUESTROS SEMEJANTES.

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