miércoles, 16 de septiembre de 2015

Rompesuelas y Cachobobo. El toro y el imbécil de la Vega


Un año más hemos soportado las patéticas y sanguinarias escenas del Toro de la Vega. Esa especie de “tradición” asesina donde el ser humano, en su instinto más bajo, encuentra placer.  Placer en el derramamiento de sangre animal, que podría ser humana… ¿por qué no? si es de aquellos que se oponen a sus deseos. He visto caras de jóvenes y no tan jóvenes, que mostraban odio destructivo hacia aquellos que se opone a su sentir. Sujetos capaces de alancear a las personas que no piensan como ellos. Sujetos que se creen con derecho a matar al animal sin discusión alguna, como si fueran dueños de las vidas ajenas… Miedo me da. Esos energúmenos, tal como se vio en la agresión a un reportero de TV, son capaces de herir, incluso asesinar desde el anonimato, a quienes no comparten su pensar, a quienes hacen una llamada a la civilización y la conciencia, ausente en este caso.

El violento, el sujeto pedante que se cree con capacidad de cometer cualquier atropello por una mera cuestión de hábitos o costumbres, es un descerebrado que no acaba de comprender el progreso de la mente, la evolución del ser humana hacia una civilización integradora con el propio entorno. Ese patán, culturalmente analfabeto y gaznápiro, representa a la rémora que esta sociedad, este país, tiene para evolucionar, a quienes siguen atados a tradiciones abominables e indignas que degradan al ser humano. Anacronismo ancestral, primitivismo atávico indolente que me recuerda a Mitra, ese dios pagano y su relación con el toro y su “divino” sacrificio.

Pero, en el fondo, estamos hablando de unos sujetos inmaduros, infantiloides que pretenden reafirmarse desde el poder que otorga el dominio de la vida y de la muerte… Sentirse capaz de matar, de arrancar la vida a otro ser, es elevarse a la diestra de un dios que lo creo y decirle: “Mira que poderoso soy, pues tú lo has creado pero yo lo he destruido”, es el reto del mal, de la muerte, al estado del bien, de la vida.

Si alguien necesita batir records, superar peligros, retar miedos y mostrar su valentía para ser mayor, para realizarse, para salir de su nimiedad, tiene otros muchos caminos para hacerlo sin causar daño a ningún ser vivo; puede hacer “puenting”, competir en deportes, crecer en sabiduría, desarrollar su capacidad intelectual o su masa muscular, incluso puede jugar con el toro a modo de estos recortes que pongo en el video… pero si, para ello, necesita derramar la sangre de otro ser vivo lo único que demuestra es su vileza, su inmadurez y su violencia siempre producto de la frustración. Y la frustración mal gestionada solo lleva al trastorno mental y este, en este caso, a la pérdida de identidad humana y a la aparición del instinto asesino a caballo del odio. Hoy vi cara de odio en algunos asaeteadores del toro. Era una cara de odio hacia aquellas personas que se oponían a su crimen, vi una capacidad potencial para clavar la lanza en el costado de los antitaurinos.

Hoy, una vez más, ha sido sacrificado en el altar de la barbarie el pobre Rompesuelas, de la mano de un sujeto miserable que le ha dado muerte, hablo de un tal “Cachobobo” que no sé si hará honor a su apodo… Perdón, creo que es Cachobo, pero es igual pues ha de ser bobo de solemnidad quien pretende su grandeza haciendo barbaridades de esta dimensión.

Ya sé que estamos en un mundo cruel, y no dejamos de reconocer tanta miseria, tanta iniquidad. Guerras, injusticias, refugiados, muerte, hambre, desigualdad, tratos inhumanos, vilezas y violencia forman parte del día a día. Convivimos con ellas con una elevada dosis de indiferencia y puede resultar chocante, para algunos, que nos centremos en esto cuando hay tantas otras cuestiones que merecen nuestra atención, pero eso no eximen de tocar este asunto que es un síntoma más de esa indolencia social, de ese desajuste en la conducta del ser humano que acaba en su manifestación más terrible, como es el desprecio a la vida ajena a caballo de la ausencia de valores y principios humanos que nos hagan evolucionar hacia un mundo mejor.

Señor “Cachobo” y los que actúan como usted, para mí son unos miserables cobardes que se arman de una lanza para matar innecesariamente. Aprenda de aquellos que se arman de su habilidad para competir sin sangre, veo este video de saltos burlando al toro sin tener que matarlo. Pero tal vez sus neuronas no hayan hecho aun las conexiones adecuadas para entender estas cosas y su mente carezca de los valores que requiere una nueva sociedad de concepción panuniversal.

Quien mata a un ser vivo por placer es un sádico asesino en potencia, solo le paran las normas sociales, pero no su conciencia.

A mí me gustan los toros, pero en un espectáculo divertido, sin sangre, como este donde es cuestión de habilidad.


domingo, 9 de agosto de 2015

Nagasaki. Hoy hace 70 años…

Nagasaki antes y después del bombardeo

Hace 70 años, tal día como hoy, una bomba asesina remitida por el poderío americano, acabó, en Nagasaki (Japón), con la vida de 75.000 personas de forma inmediata y otras tantas con posterioridad debido a las heridas recibidas, si bien las cifras siguen siendo aproximadas. Nagasaki era una opción secundaria, tras Kokura, pero el tiempo no permitió ver esta con claridad y se eligió Nagasaki por mejor visibilidad.

Se argumentó para justificar el acto criminal que así se ahorraron muchas vidas que se hubieran perdido en combate si se invadía Japón. Truman tiene el macabro honor de ser el presidente que ordenó el bombardeo. Pero no nos engañemos, fue un acto de terror para doblegar la voluntad de los dirigentes japoneses a la vista de tanto muerto indefenso. Podían haber cogido un objetivo militar, podían, incluso, haber hecho una exhibición en un lugar menos habitado, podían no haberla usado sabedores de sus efectos letales; es más, no atacaron al palacio del emperador ni a la sede del gobierno con semejante ingenio. Pero no, ellos lo que querían era mostrar su poderío militar con aquel portentoso  e infernal artefacto y estudiar sus consecuencias. Entonces decidieron masacrar a la población civil como advertencia al gobierno, mostrando que podrían acabar con todos los habitantes de Japón, con sus ciudades, casas, industrias ya ruinosas y arrasar su territorio. Eso duele y rompe la moral del más aguerrido luchador. El japonés era soldado duro, capaz de encarar al enemigo con coraje, hasta la muerte, y vender cara su derrota, pero la frialdad del más fiero acaba diluyéndose ante el horror de la muerte de civiles inocentes y aflora la sensibilidad de todo ser humano que queda atrapado en esa tragedia de abrumadora deslealtad guerrera; tal vez, sabedores de esto, decidieron obrar de esa otra forma tan cruel. Tras Hiroshima no esperaron un tiempo  prudencial para que se convencieran los japoneses y se prestaran a la rendición, por lo que a los tres días volvieron al ataque.


Efecto de la bomba

Lo curioso es que el mismo Truman creó un organismo en la primavera de 1948, llamado Comisión de Víctimas de la Bomba Atómica (ABCC) con objeto de investigar sus efectos posteriores, las radiaciones, las mutaciones en los nacidos, la evolución de las quemaduras, etc. Pobres ilusos aquellos que pensaran que su objetivo era curar a los heridos y afectados por el desastre… no, según muchos autores, no fue una comisión para curar a los afectados, sino para investigar sobre el nuevo invento, como ya he dicho. Ello llevó, al parecer, a crear grupos de muestra donde se dejó a los aquejados evolucionar a su suerte, otros se sometieron a tratamiento y todos a observación, como se suele hacer en cualquier proceso de investigación. Una maldad más añadida al acto criminal del bombardeo. Las víctimas, pues, fueron doblemente castigadas, con la bomba y con las secuelas y el sometimiento a conejillo de indias.

Mi conclusión es que a los poderosos gobernantes les importa un bledo la vida ajena, y sus decisiones las toman en función de los intereses de los grupos o países dominantes. Es la eterna cantinela enarbolada a lo largo de la historia hasta por entes y organizaciones que, en teoría, tienen un alto contenido humanista, como las propias religiones. “El mal al servicio del bien”, o sea, lo importante es el fin y no los medios; si se ha de matar se mata, si se ha de quemar se quema, si se ha de humillar se humilla…. Pero todo en función del credo o ideas que tiene el que ostenta el poder, con la intención de imponer su modelo de relación social, aunque sea con le terror.

¡Qué curioso! Estas cosas son heroicidades en el bando de los vencedores. Ese bando que todo lo justifica porque ha ganado la guerra, donde los malos son exclusivamente los vencidos, a los que se les demoniza y acusa de todo… siempre se encontrará algo que imputarles para presentarse el vencedor como víctima que actuó en defensa propia. Si no véase nuestra reciente historia: Los rebeldes traidores al orden establecido ganan la contienda y los malos son los perdedores, pues ellos se levantaron para salvar a España… Los fascistas italianos y los nazis alemanes, sus aliados, perdieron la guerra y fueron condenados, pero ellos no… es más, ni siquiera se les investigó por sus crímenes. Si hubieran sido derrotados estarían catalogados de traidores, asesinos y ladrones de la libertad… o sea, criminales delincuentes que se enfrentaron a la ley establecida. ¡Cómo cambian las cosas según quien ejerce el poder y maneja los hilos de la comunicación y la creación de los estados de opinión! De ahí que la historia esté repleta de subjetividad, pues la escriben los vencedores. Luego, el trabajo de investigación de los historiadores académicos, puede arrojar algo de luz sobre el asunto, pero la fabulación histórica ya caló en la población y la reparación es compleja.


Y en fin, en este caso, el objetivo principal era mostrar el poder que se tenía para que nadie pretendiera competir con los EE.UU., establecer el miedo a las consecuencias de otra conflagración, dominar y someter voluntades desde ese miedo que provoca la mortífera experiencia de lo vivido en cabeza ajena, y eso implica lanzarse a una carrera del terror, dado que otros, posteriormente, accedieron al macabro invento de la bomba atómica y solo mediante el pavor a quedar exterminados se acabaría controlando al enemigo. El caso de los misiles rusos en Cuba es clarificador.
 
Vista de la ciudad tras el bombardeo
Y aquí estamos 70 años después, con miles de armas, muchísimo más destructivas que aquellas, en los arsenales. ¿Ustedes creen que si algún día ven sobrepasar el umbral de peligro que han colocado en su listón dudarían en utilizarlas? Pero ese umbral puede ser su orgullo de nación, su soberbia de gobernante o de pueblo, su demencia belicosa que entiende el máximo honor en ganar la guerra, su enajenación mental, su alienación, etc. Yo creo que no dudarían en su uso, siempre habrá un demente, loco o megalómano que se sentirá con el poder supremo de destruir vidas y haciendas sin el menor remordimiento, sobre todo si son del enemigo, ese sujeto que se inventa para ganar poder ante los gobernados. Y si caen civiles, inocentes criaturas infantiles, ancianos y personal ajeno al conflicto, se considerarán como efectos colaterales  inevitables… cualquiera de nosotros puede sufrir un efecto colateral en la lucha entre dos o más energúmenos en los que aflore su instinto asesino desde el egoísmo, el odio y la ira.

Hoy, mi recuerdo y mi pesar vuela a Nagasaki y a sus habitantes, que durmieron felizmente la noche del 8 al 9 de agosto de 1945, sin sospechar, siquiera, que alguien poderoso había jugado con sus vidas y decidido que deberían morir a modo de escarmiento. El dios del trueno no está siempre en la naturaleza, a veces está en la mente enajenada de los hombres. Yo estoy convencido de que la historia no perdonará a esos falsos dioses …


martes, 4 de agosto de 2015

Homenaje a mi padre Q.E.P.D.




1998
Hoy hace diez años que murió mi padre. Acababa de cumplir los 85. Pero para mí no ha muerto porque sigue vivo en mi memoria. Decía un paciente nuestro, al que tratábamos de una patología psíquica, que los muertos viven en la memoria de los vivos, que mientras se mantenga viva esa memoria se mantendrán vivos a los que se fueron. Yo, cada vez que vuelvo a casa de un viaje, sea de mi pueblo de otro lugar más distante, tengo aún la tendencia a acercarme al teléfono para llamarle y decirle: “Papá ya estamos aquí, quedaos tranquilos”. Pero también me acuerdo de él cuando me acerco al espejo y veo en mi cara sus facciones, cuando camino como él y cuando sueño aún con su presencia. ¡Son tantas las cosas que lo traen a la memoria!

Mi padre fue un gran tipo. Hijo de la Andalucía profunda, luchador con la tierra para arrebatarle la esencia de su savia, para conseguir sacar el fruto de la vid, de la huerta, del trigal u olivar. Trabajó duro desde niño y fue regando con su sudor, y sus infantiles lágrimas, los campos para cobrar la cosecha. No hubo tiempo para escuelas; sus juegos fueron en solitario, guardando las cabras, o labrando los campos, se inventaba sus juguetes y fantaseaba con un mañana más digno. Malos tiempos le tocó vivir. Miseria y trabajo… y, cuando afloraba su vigorosa juventud con la esencia irresistible de su energía vital, una negra nube se cernió sobre su casa, sobre su gente y su pueblo. Las armas le llamaron en contra de su voluntad y fue arrastrado a una contienda indeseada y en el bando discordante a sus ideas. Cuando cumplió los 18 años mi pueblo estaba bajo el mando de los rebeldes, y fue movilizado por la fuerza y obligado a enfrentarse con los que compartía ideas y posición política, con sus primos que luchaban en el otro bando. Él decía que cuando disparaba en el frente tiraba al aire, fuera a darle a alguno de ellos.

En 1974

Luego vendría la mili en África hasta 1945, pasando necesidades, sometido a la disciplina férrea de unos militares triunfantes y soberbios, aunque, al menos, aprendió a leer y escribir mejor y a “defenderse en las cuentas”. Después, tras ser licenciado, el reto de crear un proyecto de vida familiar donde cupieran su mujer, sus posibles hijos y una mínima garantía de subsistencia en tan tremendas circunstancias postbélicas. Trabajo de campo y de cortijo bajo el dominante carácter del señorito mandón e insensible al sufrimiento humano; sujeto al que yo mismo recuerdo con desprecio cuando me viene a la mente el despotismo con que trataba a los campesinos, que andaban buscando un salario en tiempos de cosecha para poder subsistir entre una y otra. Y todo ello, viviendo aterido por el frío del invierno, sabañones, y castigado por el inclemente sol del verano. Tuvo suerte, mi padre, por su honradez y responsabilidad, por su dedicación al trabajo, por saber defenderse en el manejo de los números y letras y, por qué no decirlo, por su obediencia a aquel despreciable sujeto al que servía como manijero y hortelano, del que acabó liberándose definitivamente cuando se fue a atrabajar a la obra del pantano de Iznajar. Luego a Barcelona, a otro mundo distinto, hasta que se jubiló. Duros tiempos, pues, de infancia y juventud. Duro trabajo y dura vida, donde la diversión era recibida exultantemente, cuando se podía acceder a ella. Vino, cante y chascarrillos en el bar donde los hombres eran reyes de ese entorno. Donde se apreciaba un aislamiento del dolor y la fatiga, del sufrimiento y la inseguridad laboral que se respiraba puertas a fuera, donde el vino era un excelente anestésico del flagelo y la amargura.

Con 18 años (1938)
Pero mi padre fue un sujeto inteligente, un gran hombre. Si hubiera tenido la suerte de nacer en una familia con recursos, hubiera sido un gran… lo que fuere, médico, ingeniero, profesor, etc. No fue a la escuela, vivía en unas huertas a 5 kilómetros del pueblo y solo podía acudir a las clases particulares que solían dar los maestros que se desplazaban a la zona. Aprendió las cuatro reglas (ya sabéis, sumar, restar, multiplicar y dividir) y a leer y escribir para defenderse. Luego en el periodo de soldado ocioso en África, se lanzó a aprender vivamente, le encantaba la historia, y recuerdo cuando yo era pequeño que me quedaba boquiabierto escuchando sus clases magistrales. Con pelos y señales, me iba refiriendo fechas, batallas, reyes y personajes que habían dejado huella… aquello eran los cuentos que me contaba, pero no eran tales, sino verdades históricas que hicieron apasionarme por esa materia. Además de eso, me enseñaba matemáticas, caligrafía, geografía, etc. dentro de sus posibilidades. Me hablaba de la familia, de sus ancestros, y me transmitía las vivencias y hazañas que recordaba, como un cronista cargado de autoridad en la materia. Yo creo que adivinaba en mí ese interés que siempre tuvo él por aprender y fijó en mí sus esperanzas. En ese sentido, siento que no le defraudé. Cuando terminé mi primera carrera estudiando y trabajando, él se sintió feliz, cuando hice la segunda, yo me sentí orgulloso de su orgullo. Lo que a él le hubiera gustado conseguir lo estaba consiguiendo en mí… Entonces comprendí una de las máximas o principios que rigen la evolución del ser humano, del desarrollo de la especie: La clave está en conseguir que nuestros hijos sean mejores que nosotros, en que cada generación supere a la anterior, en que nosotros, además de hacer, personalmente, todo lo posible por crecer y evolucionar, tenemos el sagrado deber de inocular en nuestros hijos ese sentimiento, esa motivación, para que ellos crezcan y hagan crecer la sociedad a la que pertenecen desde la dignificación de las personas y la justicia, desde la igualdad y la solidaridad entra la gente, desde el conocimiento, la educación y el desarrollo intelectual de los seres humanos. Es lindo ver que los hijos te superan, que esa trascendencia tuya desde el punto de vista biológico, se completa con esa otra trascendencia intelectual. “Dichoso el que puede disfrutar del éxito de sus hijos, porque habrá proyectado su propio desarrollo a otras generaciones”.



Con 25 años (1945)

Hoy quiero, pues, rendirle este homenaje desde mi recuerdo al cumplirse 10 años de su, digamos, marcha. Tuvo algunos defectos, para mí mínimos, como ser muy austero y sobrio, hasta el extremo de no gozar de cosas que tanto le gustaban, como viajar (de ahí debe venirme a mí ese espíritu viajero), acudir a espectáculos, a restaurantes y celebraciones… no, eso eran banalidades que no iban con él. Se sacrificó él y, con él, nosotros trabajamos a tope para sanear la economía de la casa. Era de la generación que anduvo marcada por la dura infancia, por la lucha sistemática por la supervivencia, donde era muy importante estar preparado para lo peor, las plagas podían llegar en cualquier momento y había que estar alerta y con capacidad de afrontarlas.

Ahora le recuerdo regando la huerta, dirigiendo aquellas cuadrillas de segadores, aceituneros, y campesinos empleados en hacer las labores del campo. Lo recuerdo escuchando la Pirenaica con la voz de la Pasionaria, de Carrillo y otros, prometiendo aquella liberación de la tiranía que nunca llegaba. Lo recuerdo tomando su copa en el bar, o en la casa con su vasito de moriles con su tapa después de llegar del trabajo; con su casco vigilando los edificios en construcción en el mazacote de Bellvitge; caminando por Málaga para hacer su ejercicio habitual… Lo recuerdo, finalmente, postrado en la cama del hospital mientras le afeitaba aquella cerrada barba resistente a la cuchilla agresora… y el día que se fue, tal como hoy hace 10 años, en que salí de la habitación y mientras lo cambiaban aproveché para ver las constantes de la pasada noche y sufrió la parada cardiorespiratoria que se lo llevó definitivamente.

Él lo había querido… incineración y sus cenizas esparcidas por la tierra que le vio crecer. No quiso dejar lápida, nicho o túmulo donde quedaran sus restos, sino disolverse con el viento para ir posándose a su antojo en aquellos lugares de la tierra que le apeteciera, para vivir los recuerdos de su infancia, para asentarse en las huertas que regó de joven, en los campos que cultivó, en los árboles que le dieron sombra, en el río donde se bañaba, que le dio el frescor y el agua para el riego… prefirió disfrutar en libertad el perfume de las flores en primavera, el olor del maduro fruto en el verano, la brisa con la que aventaba la mies en la era, jugar con las hojas de los árboles en su caída libre en el otoño y montar sobre el viento bravucón y sátiro del crudo y gélido invierno...  No quiso quedar preso en una cárcel, en un gélido sarcófago, y prefirió jugar eternamente con el aire, con esos espacios etéreos que le dan dimensión infinita a la energía que mueve este cosmos de vida…

Él no ha muerto, está en el aire que hace bailar las hojas de los árboles, en la brisa que acaricia nuestro rostro, en la tierra que da vida a las plantas que nos nutren… él ha vuelto al todo de la vida de donde salió. Si los panteístas creen que la totalidad del universo es el único Dios, él sigue estando con ese Dios… y yo me siento, hoy más que nuca, panteísta estando a su lado.






¡Cuánto hay que agradecerle a esa generación, que, huyendo de la nada, luchó lo indecible hasta levantar este país! Ellos fraguaron el pasado y sembraron en sus hijos la semilla que sustenta nuestro presente. De nosotros y de nuestros hijos depende ahora, en parte, el futuro...

D.E.P.

viernes, 17 de julio de 2015

¿Dónde está la Europa de la gente?


La insensibilidad y falta de empatía de la Merkel y sus acólitos queda de manifiesto en el incidente ocurrido en una escuela en Rostock, norte de Alemania, con la niña palestina que se puede ver hoy en las noticias de los periódicos (ver prensa). Esa niña, que lleva 5 años en Alemania, que habla perfecto alemán, según parece, y que quiere seguir estudiando, no pedía que vinieran todos los palestinos a Alemania, sino que no se les expulsara a ellos. La dama de hierro no supo o quiso interpretarlo así, mostrando su cara más fría e insensible. La niña lloró desconsoladamente. Esta es la cara inhumana de la Europa alemana. Entonces escribí este poema dedicado a la crisis Grecia. Lo he titulado:

FRÍO INVIERNO
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Negros nubarrones 
se ciernen como una amenaza,
un gélido viento del norte
empuja con saña,
recorre los Alpes
los montes araña
con garra de águila.

Viene de Alemania
cruza los Balcanes
inunda las casas
y esparce la sombra
en la misma cuna 
de la democracia.

La noche se acerca
las tinieblas hablan
y cantan gritando
penas y miserias
de la gente sacra
del pueblo oprimido
al que no permiten 
levante la cara.

De nuevo se asoman 
tras de las montañas
máquinas de guerra 
que son las finanzas,
banca avariciosa
que presta en ganancia
y que nunca pierde
pues pone y retira
como a ella le plazca
gobiernos y mandos
en todas las plazas.

Ese viento frío 
que te rompe y rasga
va calando hondo 
en los desahuciados
en pobres sin techo
en las clases bajas
mientras que los otros
engordan sus panzas
con platos y mesas 
llenos de abundancia.

¿Quién pretende ahora
salir en defensa
de la democracia,
gritar por las calles
por todas las plazas
que ganan la guerra
que no dejan nada,
pues si libremente
bramas y reclamas
puede que te callen
con la ley mordaza?

Estos son aquellos,
de su misma cuna
de su misma casta
te prometen mucho 
y después te engañan,
solo les importa 
ganarse su pasta
mayor patrimonio
mejorar sus casas
tener más acciones
levantar su casta
aunque para ello
mucha gente pobre
tenga que pagarla.

Chiquillo despierta...
¿No ves que te engañan?
Levanta tus ojos
mira tu mañana
que si tú lo observas
verás sus falacias
sus falsas sonrisas
sus rollos y trampas
para que les votes
y seguir haciendo
de su capa un sayo
como su dios manda,
ese dios dinero
que todo lo empaña.


miércoles, 15 de julio de 2015

¿Por qué Tsipras llevó al sur a perder el norte?


Es curioso, pero cuando los políticos hablan lo hacen siempre en defensa propia. Acometiendo al rival sin considerar su responsabilidad pasada. La culpa de lo que pasa en Grecia es de Tsipras, de Syriza. Si ellos no hubieran irrumpido en el poder no habría pasado nada. Como si ya no estuviera Grecia al borde del precipicio donde la condujeron las políticas de sus gobernantes anteriores… esos amigos del PP y del PSOE y servidores del norte. Ante tanto desaguisado, deuda pública, pérdida del PIB, recortes, política de austeridad y sometimiento  a planes de viabilidad inviables, el pueblo griego, al amparo de esa impresión de hundimiento, busca el salvador en Syriza que, con su mensaje, cree que puede  cambiar las cosas antes que dejarlas en manos de esos corruptos, oligárquicos del gobierno que han sido los causantes de la situación.

Un viejo aforismo anarquista dice: “Si votar sirviera de algo, no nos dejarían votar”. Luego llega Charles Bukowski y dice: “La diferencia entre una democracia y una dictadura consiste en que en la democracia puedes votar antes de obedecer las órdenes.”

Parece que Tsipras no ha caído en ese pequeño detalle. Es ahí donde se fragua la pérdida del norte por parte del pueblo griego. Hay que saber quién manda, quién dicta y para qué sirve el voto. En la U.E. manda el norte con sus dineros, o sea Alemania, y su intención de meter por vereda las costumbres y hábitos de los países del Mediterráneo, los llamados PIGS, que incluye, como ya he dicho en otras ocasiones, a Portugal, Italia, Grecia y Spain. Se refieren a esas conductas anarquistas, de pillería, de viva la Pepa y continua verbena, de copa de vino y tapa, de siesta y picardía, de fandango y de folclore, de poco trabajar y mucho medrar buscando los subsidios y subvenciones. Se ve que ya leyeron el Lazarillo de Tormes y temen que le hagan un agujero en la copa para escaquearles el vino, o ya vieron que el agujero estaba hecho. Por tanto había que dar un escarmiento al lazarillo y ponerlo en su lugar, usar la vara y sacudirle fuertemente para someterlo o mostrarle la puerta de la miseria. No pensaron que lo que había que hacer era alimentarlo decentemente, permitirle vivir una vida más digna. ¿Visto esto a qué lazarillo había que darle? Pues al más débil, a Grecia que era una muestra de lo que no hay que hacer. Ya se le dio sin tener que darle, ya se le montó en el tren, sin billete de pasaje, por recomendación. Grecia es Europa, Grecia está en la OTAN, Grecia está muy bien ubicada geoestratégicamente, Grecia es…  Había que falsear las cuentas, incluso, para hacerla converger, sin pensar en las consecuencias venideras.

Bien, vayamos al caso. Cuando Tsipras llega al gobierno con la mayoría de los votos, comienza a cometer errores de apreciación propios de un idealista que cree en el poder de los pueblos y no cae en que ellos están ligados a otros pueblos allende los Balcanes:
1.     Craso error 1, piensa que tiene el poder. Ve el caos en que andan, la deuda y una economía moribunda, sometida a control por la U.E. y su Troika, que está condenada a no crecer y, consecuentemente, a no poder salir del oscuro pozo donde se encuentran. Recortes, sueldos miserables, bajada de pensiones, sanidad y educación en peligro, el PIB por los suelos, deuda creciendo en espiral, dos rescates previos inoperantes, pobreza y miseria en la calle. Oscuridad en el túnel del futuro… Se plantea acabar con los recortes, dinamizar la economía y hacerla competitiva para crecer, incrementar el PIB y poder hacer frente a las deudas, pero sin que el pueblo griego siguiera sufriendo tantos recortes.
2.     Craso error 2, entonces, al amparo de sus votos, decide jugar una carta fuerte y confronta con la Troika  de tú a tú… la Troika tiene sus formas, más o menos contigenciales, pero sus fondos son incuestionables. Está dispuesta a negociar pero no a cualquier precio y menos con un deudor que tiene el agua al cuello.
3.     Craso error 3, monta su órdago y se va a Rusia, error imperdonable para la Merkel, que anda a la gresca con Putin por la cuestión de Ucrania. Los EE. UU. levantan la cabeza y ven que el asunto, que parecía doméstico, puede trascender a otra dimensión de geoestrategia mundial y se ponen serios, llaman a la Merkel y le dicen que ande con cuidado que se puede montar la Dios es Cristo por quítame allá esas pajas, o esos euros. Esa llamada al orden no le sienta bien a la jefa alemana y la pone enrabietada. Para ella, es traición lo que ha hecho el niño pequeño y ha de ser castigado. En consecuencia aflora la pérdida de confianza, no por el dinero sino por la deslealtad política al bloque europeo. El sarcástico Putin se puede reír en la próxima entrevista cara a cara.


4.     Craso error 4, mientras se negocia duro, en los despachos, donde se ha de hacer según los gobernantes, con un Varoufakis y sus análisis políticos y económicos, que sientan como el veneno a la Troika, este llama criminales al FMI lo que es considerado como una licencia imperdonable por la señora Lagarde... es otro error y ya van cuatro. No se puede tolerar negociar de tú a tú con un país insignificante para el PIB de la UE, y menos sus bravatas y órdagos desmedidos, para esa clase dominante que lo decide todo y juega al metrópolis con los pueblos de Europa.
5.     Craso error 5, sin negociarlo con los interlocutores o pedir su conformidad, Tsipras se monta un referéndum, pensando que el ejercicio de la democracia impresionará a los de la Troika y respetarán las decisiones del pueblo. Si el pueblo rechaza la propuesta de la UE, entiende que esta debería hacer otra en mejores condiciones (candidez política en un mundo de lobos). Pero para la UE no hay democracia que valga. Bastante tienen ya con cuidar para que no salgan, en los países que la integran, gobiernos de oposición. Es un mal precedente, pues el ejemplo puede cundir por otros países y la cosa complicarse. Hablamos de dinero, y lo relacionado con el dinero no está sometido a democracia sino a las decisiones de sus gurús que pueblan el poder, caiga quien caiga. Así pues, retiran la propuesta inicial y queda Tsipras haciendo equilibrios en el alambre. Salga lo que salga está condenado, ese alambre ya no lleva a ningún lado. Acaba de perder la confianza definitivamente de la Merkel y aflora su férrea voluntad germánica: “A este me lo cargo, cueste lo que cueste” (Todesurteil).
6.     Craso error 6, buscar el apoyo financiero de Rusia o de China es una amenaza intolerable, máxime cuando, solapadamente, se vislumbra la amenaza de cambio de bando, ya que eso quiere decir que puede acabar en su zona de influencia, y la Otan no puede permitirse esas ambigüedades, en Grecia tiene sus bases. Grecia no es negociable geoestratégicamente y. si un gobierno hace el intento de subvertir el orden, se resolverá con un Golpe de Estado si fuera necesario. Bajo mi opinión, los militares griegos, que ya estuvieron en el poder con el golpe de los coroneles desde 1967 a 1974 de la mano de Papadopoulos, cuando largaron al rey Constantino, papá de nuestra reina madre, pueden volver al poder antes que dejar que caiga el melón del lado enemigo. Al fin y al cabo, Grecia está donde está por ser de la OTAN, ¿si no cómo le iban a consentir el maquillado de sus cuentas para entrar? Toque a Tsipras, pues, para que se genuflexe ante la UE con su matriarca al frente, de lo contrario acabará la democracia en Grecia para resolver, de forma patriótica, el caos actual. Peligro, determinados partidos políticos pueden quedar fuera de la ley y, tal vez, algún que otro político enjuiciado y en chirona.  Ya se sabe, orden, justicia, obediencia y a trabajar como fuere para levantar al país... o sea, dictadura militar. El poder sigue estando fuera, en manos de los de siempre, de los que tienen y manejan las finanzas.
7.     Craso error  y ya van 7, su trascendencia internacional. El movimiento político que se ha iniciado en Grecia y que tiene proyección en otros países, debe ser eliminado o sometido. Debe fracasar estrepitosamente para que no se reproduzca en otros lugares. Eso implicaría el cuestionamiento de la propia política de la UE, orientada a los mercados, para pasar a la orientación hacia las personas. Tenían que demostrar que no “Podemos”. Solo aceptarán cambios que no cambien las cosas en su esencia. Dicen los sistémicos que en todo sistema hay una plataforma homeostática que define lo permitido y qué cosas sobrepasan los límites. Por tanto, o se somete Syriza o se elimina de una u otra forma, aunque quede algún verso suelto, del tipo de Varoufakis.



El desenlace estaba cantado. La fuerza está del lado de la pasta y de quien la tiene, puesto que el juego está establecido así. Tsipras ha de claudicar ejemplarmente para que sirva de escarmiento a otros pises como España sobre todo, Portugal e Italia. Ha de ser humillado haciéndole firmar un acuerdo aún más draconiano que el anterior. Objetivo eliminarlo políticamente y esperar que vuelvan los otros, los suyos, de nuevo al poder para aflojar la cuerda.

Ahora nos quedan muchas dudas sobre Europa:

1.     ¿Es esta la Europa que queremos los ciudadanos?
2.     ¿Seguirá Alemania con su política de recortes para potenciar su economía mientras ve como se hunde la de sus vecinos y coaligados, mientras la miseria y las necesidades afloran en la periferia?
3.     ¿Es la política alemana la que interesa para el buen desarrollo de la Europa de la gente?
4.     ¿Todo esto no es una advertencia a los países que, como España, andan ahogados por sus deudas?
5.     ¿Tenemos opción alguna para, desde el ejercicio de la democracia, poder cambiar o dirigir las cosas en esta Europa que se nos ha impuesto desde los mercaderes?
6.     En España hay otras muchas dudas, pero sobre todo me pregunto a qué y con quién juega Rajoy, ya que nuestra deuda pública está en torno al billón de euros, pues ha subido un 39% durante su gobierno, mientras la privada y la familiar han bajado considerablemente. Por eso, sospecho que España, en estos momentos, es el perrito faldero de la Merkel.
7.     Y la gran duda, qué nos espera amigos, porque el futuro es inescrutable. Hemos perdido nuestra soberanía económica, nuestra democracia real y, por ende, la capacidad de gestionar nuestros intereses… si el dinero manda, el imperio alemán está llegando al Mediterráneo con la obligada pasividad de Francia… Inglaterra sigue encerrada en su isla, los EE. UU. desde el inalcanzable cielo, nos observan por si hubiera que intervenir. Tal vez se esté fraguando el IV Reich y nosotros, los despreciables PIGS, sin saberlo. Si puedes asfixiar a un pueblo con el dinero, no necesitas tanques para que se rinda… ¿Volverá Rajoy a Hendaya para entrevistarse con la Merkel?

No haremos caso al aforismo anarquista y seguiremos votando, no le tienen miedo al voto, pues para lo que sirve… En todo caso siempre tendrán sus medios de comunicación para crear opinión en la línea que les interesa. La inmensa mayoría es “sometible” desde el sentimiento y las emociones… los racionales y lúcidos son pocos… es bueno dejarlos como un testimonio de un ser humano que no se debe extinguir, como una rara avis que, a veces, nos recuerda que somos seres pensantes y tenemos la capacidad de discernir.

Mientras tanto, creo que el Tsipras genuflexo ante la dama deja bien claro quien manda, ahora queda saber si estamos  en disposición de subvertir las cosas… es decir si Sabemos, Queremos y Podemos hacer otra Europa más humana.




viernes, 10 de julio de 2015

Lucidez y felicidad



Hace ya algunos días vi una entrevista en la tele a Arturo Perez Reverte donde hablaba de la dificultad para ser feliz cuando se tiene lucidez. Decía, entre otras cosas: “Ser lúcido y español siempre aparejó mucha amargura” frase puesta en boca de uno de los personajes del Capitán Alatriste, y él refería que la lucidez en España es muy triste porque ves cosas incluso que querrías no ver… Por otro lado me acordé de las noticias aparecidas en prensa sobre la enseñanza de la asignatura de religión en las escuelas públicas y de sus contenidos. En uno de ellos se hablaba, si no recuerdo mal, de la incapacidad del ser humano para alcanzar por sí mismos la felicidad sin acercarse a Dios. Luego me encontré con la frase del gran filósofo  Friedrich Nietzsche (ver biografía:


“¿Buscamos paz, tranquilidad y dicha? No; buscamos solo la verdad, aunque esta fuese repulsiva y horrible. Aquí se separan los caminos de los hombres: ¿quieres paz espiritual y felicidad? Cree; ¿quieres ser un apóstol de la verdad? Entonces busca.”

Si entendemos que la felicidad, en un sentido amplio, es un estado anímico consciente donde la satisfacción y el contento con el entorno y el interior del sujeto es constante, habría que ver si es conseguible desde el pensar y discernir, analizando ese entorno y el propio e individual mecanismo emocional y conductual. De aquí mi pregunta: ¿Puede ser feliz, en su sentido más amplio, el hombre lúcido?

A  partir de aquí me he parado a pensar en la propia esencia del ser humano y en la situación social que ha ido creando a lo largo de la historia. Nuestro país no sale bien parado de este análisis, tal como yo lo veo. Luego cada cual, sacará sus propias conclusiones. Estas son las mías.

El hombre lúcido, por su propia capacidad de ver y analizar la realidad, acaba abocado a la infelicidad. Todo ello se enmarca en el sentimiento de desesperanza y desasosiego que emana de la compresión de la mentalidad del colectivo social y ciudadano que puebla nuestro país. El hombre lúcido ve más allá de aquello que le muestran, con mayor profundidad y con criterio más analítico y, por supuesto, descubre y enmarca la dinámica de nuestra cultura popular en un sentido más críptico, más oscuro y enigmático, con la desesperanza que otorga el saber hasta dónde da de sí el sistema imperante.

El hombre (cuando digo hombre lo uso en sentido genérico, incluyendo hombre y mujer, por supuesto) lúcido conoce la historia, los avatares por los que fue pasando nuestro país y las formas diversas de manipulación y subordinación a los que sometieron, desde la incultura y el analfabetismo, a nuestro pueblo. La educación y formación ciudadana en el ejercicio del pensar fue yugulada a lo largo de los tiempos. El adoctrinamiento no fue para aprender a pensar y discernir, para desarrollar la mente, la inventiva, la creatividad y el libre pensamiento, sino para acatar y someterse a los dogmas y principios que determinaban las clases dominantes. Subordinación al poder establecido, acatamiento del credo religioso y sumisión al mismo eran los valores que se desarrollaban y mostraban a lo largo del proceso educativo. Aprender a pensar por sí mismo era un atentado a la autoridad, una licencia intolerable al colectivo social. No se predicaba que las cosas se hacen por convicción, por un método racional, por discernimiento y análisis de la realidad que nos rodea, sino porque sí, porque lo dice la autoridad, porque el de abajo está para obedecer al de arriba, que es el que sabe, el que tiene la capacidad para tomar las decisiones. Fuimos un pueblo de rebaño guiado por sus pastores desde tiempo inmemorial, discursos desde el púlpito nos conducían a la obediencia ciega, al dogma incuestionable y al sometimiento, gente sumisa (su misa y su homilía).

Tres votos marcaron la actitud religiosa, la elevación a lo más sagrado de la orientación humana: Pobreza, castidad y obediencia. Pobreza, para aprender a soportar las penuria de la miseria como exaltación de un credo que nos llevaría a disfrutar de la gloria en el más allá, sin rebelarse, aguantando estoicamente los avatares de la vida, los sufrimientos. Castidad, no sé muy bien para qué, salvo para neutralizar el hedonismo que pudiera producir el placer sexual y la felicidad que conlleva y, por ende, al apetito desordenado de la sexualidad (apetito  desordenado que se da cuando ese necesidad no está bien cubierta y se opta por cubrirla con cualquier otro elemento que se tenga a mano, sea pederastia, o cualquier otro forma de satisfacerla, de lo contrario te llevará a la frustración y esta a la inestabilidad del carácter, cuanto menos). Todo esto lleva más esfuerzo que enseñar una buena educación sexual. Por tanto se toleró y potenció el ejercicio de la muerte y la sangre derramada en combates y castigos y se proscribió la sexualidad como algo malo y animal, cuando en realidad es lo contrario. Obediencia, ciega obediencia a los representantes de Dios en la tierra, a los pastores, aliados con el poder, que estaban encargados del adoctrinamiento y la educación de los pocos que tenían acceso al saber. La gestión del dogma era de ellos, de su infalibilidad incuestionable. Fueron los dueños del saber hasta tal punto que se permitieron la elección de los libros y materias que debían preservarse, eliminando, cuando no destruyendo, aquellas obras que pudieran ir contra su credo y su dogma. Los monasterios centraron la actividad de control y distribución del conocimiento.  Por si era poco, llenaron la vida de anatemas, de prohibiciones y pecados, hasta el punto de crear mentes atormentadas por el mismo… mentes culposas que generan la necesidad de un autocastigo que lleve desde la infelicidad autoculposa a la felicidad de la liberación del pecado… Pero he aquí el cultivo de un perverso sistema donde el pecado conlleva la liberación, siempre placentera, a través del sufrimiento, donde no te libera la razón, sino la pena o castigo que has de sufrir para volver a quedar impoluto (esto merece una reflexión aparte).

Cuando el Siglo de las Luces, o la Ilustración, llamó a nuestras puertas, el poder establecido se las cerró con un portazo en la cara, pues era un atentado a su autoridad, a su capacidad de control de sus súbditos y vasallos y a esa estructura adoctrinadora que sustentaba el sistema. Pudo entrar una brisa fresca por la ventana de aquellos que, teniendo la mente abierta, estaban en disposición de aprehender esos conocimientos y actitudes; pero poco, eso sí, pues el sistema los anatemizaba, los excluía como endemoniados que pretendía subvertir las cosas y cuestionar la soberanía del mismísimo rey, que lo era por la Gracia de Dios (Franco también lo fue y así lo ponía en sus monedas) y de la Santa Madre Iglesia.

En Europa afloran las ideas liberales emanantes de la Ilustración, y la burguesía renovadora y progresista va sembrando sus ideales, que se confronta con la concepción de patria y rey, para hablar de ciudadano soberano y de sus derechos, bajo el lema de Libertad, Igualdad y Fraternidad. ¿Y a partir de aquí qué pasa? Pues que se pierde la “Guerra de la Independencia” para pasar a la situación previa de dependencia de la autocracia imperante, que la Constitución de Cádiz, que era un leve despertar del sueño de la sumisión histórica, cae en saco roto de la mano de un Rey Felón y miserable, como era Fernando VII. A este, que traicionó a su patria entregando el trono a José Bonaparte, lo reentronizan a la sombra de las otras recelosas monarquías de Europa. Su vileza se muestra cuando llegado al poder, para lo que tuvo que jurar su acatamiento de la Constitución, traiciona su juramente, intriga contra esa Constitución, la abole y persigue a los liberales que le apoyaron, dejando una de las etapas más negras de nuestra historia, como fue la llamada década ominosa (1823-1833).  En esta década se ejercita la lucha entre hermanos y España queda desgajada de las tendencias políticas liberalizadoras de Europa, donde la revolución francesa fue sembrando ideología, mientras aquí, todo lo que sonara a liberalismo era tachado de afrancesado y traidor a la patria. El siglo de las luces no dejó de ser un leve resplandor en esta España nuestra, un relámpago intenso que iluminó las mentes, pero que una vez apagado devolvió esas mentes a la más profunda oscuridad que conlleva la falta de libertad y el control del pensamiento.

Esa España decadente desde antes de Carlos II, que soportó una guerra de sucesión cuyas secuelas persisten aún, que solo Carlos III supo enderezar temporalmente, seguía gobernada por la oligarquía, por los grupos de poder y malandrines aduladores de reyes ineptos que preferían tener sus validos, cuyo deporte nacional era el nepotismo (eso sigue más o menos ahora) y el ejercicio del mangoneo y la corrupción.  Se instauró, pues, en el ejercicio político, esa forma de gobernar putrefacta e inmoral que se completó con la tragedia de luchas fratricidas por el dominio de la corona y las ideologías (las tres guerras carlistas, una primera república ahogada y la humillante derrota en la guerra de Cuba supuso un shock traumático para los engañados españoles que se creían que aún eran una potencia mundial). Un siglo XIX trágico precursor de otro siglo venidero, no menos sangriento y traumático, para este sufrido pueblo. Luego vendría el intento de ocupar y dignificar aquel ejército, maltrecho moral y militarmente, que acabó en otro drama de sangre y muerte, como fue la guerra de Marruecos, con sus desastres del Barranco del Lobo en 1909 y el de Annual en 1921, a caballo de corruptos generales de intendencia, que llevó a la muerte a miles de ciudadanos inocentes enrolados por narices para defender el honor patrio y su imperialismo frustrado.

Resultado: un pueblo descontento, desilusionado y rebelde con el poder establecido. Con ganas de romper con aquella oligarquía plutocrática dominante y, simbólicamente, llamado “a cabalgar, a cabalgar, hasta arrojarla a la mar”. Las ideologías liberales, socialistas, anarquistas y comunistas se alían para establecer un sistema nuevo, a través de la II República, quitando la soberanía al rey y dándosela al pueblo mediante su voto. Son momentos de ansias de cambio, de reivindicación democrática, de reclamo de igualdad, de libertad, de sueños y utopías. Se avecinaba la revolución pendiente, aquella que yuguló Fernando VII, la que no permitió el poder establecido con la iglesia a la cabeza junto al resto de poderes fácticos. Se potencia la docencia y educación, se crean escuelas, se acerca el saber al pueblo bajo la influencia del extinto Giner de los Ríos y de la mano de su sobrino Fernando de los Ríos, defensor del socialismo humanista, desde una perspectiva reformista y no revolucionaria y dentro del marco político de la democracia liberal burguesa. Parecía que la cosa empezaba a despegar, que el pueblo analfabeto rompería sus cadenas desde el saber mediante la educación. Arduo trabajo al que la república dedicó un especial empeño, sabedora que solo desde el conocimiento se hace a los pueblos libres.

Mala suerte. En Europa corrían vientos de confrontación y conflicto ideológico. El fascismo italiano y el nazismo alemán estaban en auge; el comunismo quedaba lejos geográficamente, pero su expansión y consolidación en Rusia desde la primera guerra mundial había sido total. Las potencias democráticas burguesas o liberales estaban expectantes, inseguras de qué hacer y un posible conflicto en España era cuestión de segundo orden para sus intereses, por lo que se declararon cínicamente neutrales cuando el levantamiento militar.

En estas circunstancias se volvía a cernir sobre España la sombra de una nueva yugulación del proyecto liberalizador. La llamada derecha, los conservadores del espíritu político y religioso que imperaba en el país, no estaban dispuestos a soportar la pérdida del poder y su dominio sobre el gobierno español. La España que se estaba engendrando no se podía consentir. Había que remarcar su intolerancia, la violencia que practicaba, el atentado a la propiedad privada y los principios patrios, etc. había que potenciar y provocar conflictos y confrontaciones que hiciera insostenible la situación hasta levantar contra ella a quienes tenían el poder de la fuerza. Mientras, merodeando por la frontera, estaban los regímenes europeas que buscaban el dominio del continente; por un lado la Rusia comunista y por otro dos de los más beligerantes, los fascistas italianos y los nazis alemanes. Los rebeldes, según se desprende del análisis que plasman un nutrido grupo de intelectuales en el libro “Los mitos del 18 de julio”, fueron fraguando su rebelión orquestadamente con el fascismo italiano, bajo el paraguas de la Alemania de Hitler, desde el mismo momento en que ganó el frente popular en febrero de 1936. Una vez más, aparecía las dos Españas, la de “Vivan las Caenas” y “Viva la Pepa” del siglo XIX.

El poeta describió la situación perfectamente:

Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.
Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios.
una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.

Después ya se sabe lo que pasó. Ganaron los rebeldes, los que defendían los valores patrios clásicos y el poder de los grupos oligárquicos que lo había ostentado desde siempre. En la postguerra fueron años duros para los vencidos, donde lo importante era eliminar al enemigo, al que pensaba de otra forma… años de controlar el pensamiento, de defender y adoctrinar en el nacionalcatolicismo e imponer, por la fuerza si era menester, una política intolerante con las diferencias. Tiempos de humillación y de muerte, de terrorismo de estado y de cadáveres en las cunetas a modo de escarmiento. Pero, posiblemente, eso hubiera sido lo mismo si hubieran ganado los otros. El asunto es que de nuevo se manifestaban las  dos Españas con toda su virulencia y su incapacidad de comprenderse y de llegar al entendimiento pacífico y a una estructuración del estado que permitiera zanjar las diferencias y modernizar España. Volvíamos a ser la reserva espiritual de Europa y el orgullo patrio del imperio perdido.

Por suerte, hubo una transición donde se pudieron conseguir algunos acuerdos, acordes con el momento, para permitir un cambio hacia otra dimensión. Ya no existía el fascismo, ni el nazismo, que pudiera justificar y avalar internacionalmente esa ideología. Las potencias democráticas, que habían permitido la subsistencia del viejo régimen, como un mal menor, por cuestiones geoestratégicas y el dominio de las bases militares americanas, exigían cambios para aceptar en su seno a esa España que empezaba a renacer de las cenizas de la dictadura franquista. Se pactó una especie de no agresión con base en el pasado, se dejaron las injusticias cometidas por el viejo régimen en standby y se intentaron lanzar pelillos a la mar con tal de ser aceptados por la comunidad europea. Ello ha significado la no reparación de la historia, el no cerrar las heridas del pasado y mantener un ambiente enrarecido al entender gran parte de nuestra sociedad que no se ha hecho justicia, ni se han lavado y curado las heridas.

Cuando se hace este análisis de la historia, con la mayor lucidez posible, no se encuentran motivos para fundamentar sentimientos de felicidad, en todo caso afloran deseos de cambiar esto, pero se sabe que no habrá cambios hasta que no haya una política educativa que los permita y que nos forme en el respeto a la diversidad y nos enseñe a empatizar con los demás, a sentirnos hermanados, amigos, y no rivales perennes con esa carga histórica. Hace falta, pues, cambios a nivel individual y social.



Alienación y librepensamiento

Opinión | Tribuna Por: Antonio Porras Cabrera Publicado en el diario La Opinión de Málaga el día 13 SEPT 2025 7:00 https://www.laopin...