sábado, 21 de noviembre de 2015

Ya son 40 años




MIENTRAS UNOS DESCANSAN EN SUS TUMBAS FARAÓNICAS REVESTIDOS DE BOATO, HONOR Y HONRA, OTROS SIGUEN SUFRIENDO EL OLVIDO EN LAS CUNETAS...

TRAS 40 AÑOS DE LA MUERTE DEL DICTADOR, SUS VÍCTIMAS SIGUEN PIDIENDO JUSTICIA, MIENTRAS LOS HIJOS DE FRANCO LE SIGUEN OFRECIENDO OLVIDO Y SU DESPRECIO.

HOY QUIERO TRAER AL PRESENTE SU RECUERDO PARA QUE NO MUERAN NUNCA EN NUESTRA MEMORIA.


El olvido es la deshonra, es la muerte histórica de los asesinados y arrojados a las cunetas. Es volverlos a matar ahora, cada día, pues deberían renacer para dar fe de los hechos y de la memoria, de sus vivencias y verdades, para contrarrestar a las verdades y cuentos que nos presentaron sus asesinos, en este contexto político afín al que ellos defendieron y por el que murieron, como es el sistema democrático. Y digo renacer para volver a enterrarlos en sus tumbas desde la honestidad y el reconocimiento, para que gocen del honor y consideración de los ciudadanos que se identifican con los principios y valores de la democracia.

El olvido es dejar las cosas como están, como las dejó el gran dictador, como las pactaron sus herederos ideológicos, con la historia falseada, para ceder sin perder, para seguir ganando, para mantenerse en sus trece sin condenar el totalitarismo franquista, despreciando a los vencidos, a los que lucharon por la Democracia que se intentó plasmar en la República.

El olvido es la connivencia y la complicidad con los crímenes de un pasado que claman justicia para que se sepa qué y cómo pasó todo. El que olvida y no exige la verdad, el que acepta como mártires a religiosos y a los del bando ganador, mientras se olvida de los otros y los desprecia, es cómplice del crimen de lesa humanidad. Al crimen se puede, incluso, perdonar, pero no olvidar, es más, para hacer justicia histórica y aprender del pasado se han de clarificar todos los hechos y explicarles a estas generaciones, que no tomaron parte en ellos, lo que realmente pasó. Ellos no deberán sentir vergüenza por las atrocidades que cometieron sus abuelos, pero deben saberlo para evitar que se produzca de nuevo.

El cinismo de algunos se ve cuando se les llena la boca con la defensa de las víctimas del terrorismo de ETA y del integrismo islamista y se olvidan de otro mucho mayor, de más trascendencia y muerte, que sigue condicionando la convivencia entre los españoles y lastrando su futuro, como fue el terrorismo de la guerra y, sobre todo, la posguerra, época de dolor, de marginación, humillación, desprecio y sometimiento de los que no comulgaban con el franquismo; castración de pensamiento e ideas, manipulación, adoctrinamiento ideológico y religioso excluyente, miedo a la represión si te salías del cascarón que te habían diseñado y colocado, sumisión sumisa… “su misión” era la defensa a ultranza del régimen y su ideología, todo ello aderezado con los mandamientos propagados desde “su misa” dominguera y de fiestas de guardar, desde el control del pensamiento en confesión, desde la creación, de la mano del clero, de una conciencia represora de cualquier intento de pensar libremente, aquel clero que paseaba al dictador bajo palio y bendecía sus actos mientras tamizaba las ideas de los feligreses.

Los españoles de cualquier ideología o credo merecemos un reencuentro desde la lealtad histórica, desde la clara intencionalidad del acercamiento, desde el rechazo a un pasado vergonzoso y cruel, para poder darnos la mano y arrojar, definitivamente, los fantasmas del ayer que van lastrando el presente y condicionan el futuro.

Parafraseando a Arias navarro: ¡ESPAÑOLES, FRANCO NO HA MUERTO!, no estará muerto hasta que no se le entierre finalmente en la tumba de la historia que merece por sus actos. Franco debe morir definitivamente y dar paso a otra era que trate por igual a todos los muertos y dejen en la memoria justa aquella etapa. Se honró a los vencedores desde la misma guerra, a la par que se denostó y deshonró a los vencidos, y ahora se les sigue castigando con el olvido. No se pueden quejar los familiares de los muertos del régimen franquista y deberían empezar por comprender las exigencias sociales y familiares para clarificar la historia y dar el adecuado trato a los españoles cuyos cuerpos permanecen en fosas comunes.

Pues bien, como el olvido es la muerte, yo quiero hoy acordarme de los asesinados que yacen en la cuneta para que sigan vivos en nuestra memoria, pues los otros ya han sido honrados y elevados a los altares desde el mismo momento que el régimen ganó la guerra.

Por tanto: ¡HONOR A LOS DEFENSORES DE LA REPÚBLICA Y LA DEMOCRACIA QUE YACEN EN LAS CUNETAS!


Señores gobernantes: ¿Cuándo toca honrarles y hacerles justicia? Aquí no caben tibiezas. No nos vale que la derecha, que se asoma en nuevas caras buscando el voto, nos diga que el pasado se ha de olvidar, que lo importante el presente sin mirar atrás; sin comprender que el pasado siempre estará presente mientras siga clamando justicia y pida a gritos que se le trate desde la verdad histórica para que no sea olvidado en su justa dimensión, evitando que se transmita al mañana la falacia de un grupo que venció por las armas y calló con sus balas la verdad. Si ustedes, y me refiero a su grupo señor Rivera, olvidan el pasado y su injusticia, como forma de librarse del estigma de su sospechosa adhesión al franquismo, serán cómplices de ese pasado y de sus actos. 

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Hoy me viene a la memoria esta canción de Lluis Llach que compuso como homenaje a las víctimas de la matanza de Vitoria del 3 de marzo de 1976. Yo quiero hacerla extensible a todos aquellos que murieron asesinados vilmente durante la contienda civil y a manos del franquismo en la represión de la posguerra y que siguen olvidados en las fosas comunes que deshonran a la nación española y sus gobiernos.

5 comentarios:

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

Buenas días Antonio, ayer estuve escuchando un debate sobre este mismo tema que tratas y me sembró una idea que antes la tenía por duda: memoria histórica sí, ningun ser humano debe olvidar su propia historia ni la de conjunto, pero no a consta del odio y el rencor que es lo que pasa, memoria histórica utilizada en intereses partidistas. Buen finde, ah, y como siempre, me encanta leerte

Antonio dijo...

Como casi siempre, estamos de acuerdo Mª Ángeles. Memoria histórica significa que no debemos olvidar la realidad de los hechos, para que quede escrito lo que realmente ocurrió y cómo ocurrió, sin manipulación de nadie. Ya sabes que la historia la suelen escribir los vencedores, pero en la actualidad, cuando los pueblos y la ciudadanía adquiere niveles de conocimiento adecuados, no se traga las mentiras y exigen la verdad para que el testimonio sea el justo y necesario para dejar constancia de lo ocurrido.
El asunto está en hacer justicia y dejar claro todo, sin olvidar las cosas bajo la escusa del odio. El odio se siembra cuando se siente el desprecio, cuando se vive la injusticia, cuando las cosas se tergiversan en detrimento de una de las partes. Se elimina cuando se honra a la verdad y se dan los honores en equidad, en este caso, a todos los contendientes. Acabo de leer un libro muy clarificador, que aconsejo a los interesados en la contienda civil y sus causas, que se llama Los mitos del 18 de julio.
Por otro lado, no está bien que la iglesia esté beatificando y sacando en procesión a los llamados mártires de la guerra mientras permanecen en las fosas los otros, los apestados. Si se niega que se traiga a la memoria la verdad de los vencidos por considerarla despertadora de odios, ¿cómo permitimos que esa iglesia saque los suyos sembrando también el odio de esa misma manera? Soy de los que sostienen que se han de zanjar las zanjas donde yacen los otros mártires olvidados, para drenar simbólicamente ese odio al que aludes dejando a los muertos en el lugar que les corresponde.
Lo de condenar y rechazar a cualquier ideología totalitaria es un acto democrático... y, por supuesto, lo de eliminar las alusiones y honores a los dictadores y su ideología va incluido en ello. La simbología cultural de los pueblos no puede elevar al rango de mitos y modelos a los dictadores. La cultura democrática ha de rechazar y condenar a todo impositor de ideas por la fuerza, sea Franco, Hitler, Estalin o cualquier otro.
Un abrazo

Antonio dijo...

Es imposible que muera Franco, amiga María, en lo referente a la ideología. Franco se alimentó de unos principios y valores ideológicos vigentes en aquellos tiempos. Lo malo es que eran principios y valores antidemocráticos que han arraigado en muchas mentes cultivadas desde el adoctrinamiento de aquellos tiempos y que , además, representaban viejos posicionamientos. Franco vive y vivirá en sus hijos ideológicos, pero no tendremos un país democrático de verdad hasta que esos hijos antidemocráticos no estén en minoría y no puedan gobernar desde esa concepción de la política y de la sociedad a nuestro pueblo, pues solo con la falsedad podrán mostrarse verdaderos demócratas.
Un abrazo

Camino a Gaia dijo...

Las víctimas son los familiares que aún quedan, las víctimas somos todos los que nos hemos visto desprovistos no solo de democracia sino de quienes lucharon por ella.
Un abrazo

Antonio dijo...

Camino a Gaia, estoy contigo. En el fondo y en la forma, todos los demócratas somos víctimas de esos hechos. Lo lamentable es que haya gente que se diga demócrata y no se sienta víctima, tal vez lo sea de conveniencia y esté más cerca de la ideología de los dictadores que de los demócratas.
Un abrazo

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