La primera vez que oí el concepto de deuda legítima
e ilegítima me quedé pensativo. Cómo diferenciar una de otra. Entiéndase que
estamos hablando de deuda pública, es decir, la que tienen los estados con sus
acreedores, o sea, la que tenemos el conjunto de los ciudadanos a través de la
hacienda pública, dentro de la filosofía de “Hacienda somos todos”. Ya sabemos
que para que funcione un país son necesarios unos presupuestos económicos, una
planificación de gastos e ingresos y un balance que determinará si hay
superávit o déficit. Cuando hay déficit
se ha de financiar y se suele hacer a través de préstamos pedidos a la
banca o a los estamentos financieros pertinentes. Por tanto, cada vez que se
solicita un préstamo contraemos una deuda legítima… eso lo sabe hasta el más
memo. Pero, entonces, ¿cuáles serían las ilegítimas?
A mí, como profano en la materia, se me ocurren dos
tipos. Veamos: ¿es legítimo que un país reciba préstamos de la banca privada a
un interés muy superior al que esa misma banca obtiene los dineros del Banco
Central, en este caso, Europeo? No parece lógico que el BCE dé unos dineros a
bajo interés a la banca privada para que esta haga negocio con los estados
cobrando sus préstamos a un interés muy superior al que consigue el dinero del
BCE. A este perverso juego se entra mediante el llamado mercado libre ya que
los estados tiene que buscar financiación en subastas públicas a las que pujan
los bancos y entidades financieras privadas, que a su vez consiguen el dinero
de los entes públicos como el ya mencionado BCE, dado que hasta hace bien poco
esta entidad no estaba autorizada a comprar deuda pública puesto que el negocio
estaba inmerso en el denominado mercado libre y podía chincharle el negocio a
la privada con su “competencia desleal”, cosa que ya sí se hace.
Aquí entra en juego la prima de riesgo, que es esa
especie de incremento en el interés al que se ha de prestar el dinero para
amortizar las posibles pérdidas por morosidad o impago… es, pues, un riesgo
calculado mediante las agencias de rating
que definen la solvencia de los estados o administraciones públicas.
Mientras que a Alemania, por ejemplo, le prestan dinero a un 1% a Grecia se lo prestan a un 15,09% dado el riesgo
y la insolvencia de la economía griega, lo que llevará un callejón sin salida
como en el que anda ese país. Por tanto se está incrementando la deuda en 14,09
puntos en función de factores
especulativos. Esto podría ser una deuda ilegítima, la que se refiere al
diferencial de la prima de riesgo (considerando que en este caso la prima de
riesgo de Grecia es a día de hoy de 1409 puntos, mientras la de España se sitúa
en 145). Así pues, ya tenemos una
primera identificación de este tipo de deuda a la que podemos calificar de
ilegítima, ya que ese 14,09% es correspondiente a intereses no lógicos, sino
especulativo. En estos últimos tiempos parece que la cosa cambia y el BCE asume
una función más racional respecto a la deuda de los países de la UE, comprando deuda pública.
Luego, dado que estamos en una economía de mercado
libre, donde la iniciativa privada tiene un papel importante asumiendo
beneficios y riesgos en función de su actuación, colegiremos que la gestión de
sus balances es una cuestión muy personal y propia de esas entidades. Por tanto
ellos ganan y ellos pierden. No podemos privatizar los beneficios y socializar
las pérdidas. Si gana, gana la empresa, y si pierde, pierde también ella. Pero
si un estado ha de rescatar a una empresa privada está haciendo un uso
fraudulento de los recursos públicos, pues está orientándolos a los beneficios
de la actividad empresarial privada, como ha ocurrido con el caso del rescate a
la banca. Es decir, que está usando el dinero de la ciudadanía para salvar a
unos entes privados que han hecho una mala gestión de sus recursos y actividades
empresariales. Por tanto, la deuda contraída para salvar a los intereses
particulares no es deuda legítima, sino ilegítima. Ya tenemos dos casos donde
aplicar el concepto de deuda ilegítima.
Posiblemente haya otros supuestos de los que se
pueda desprender casos de deuda pública ilegítima, donde los recursos no han
sido utilizados en la línea de lo público, sino que se distrajeron de ella para
pasar a manos particulares mediantes subvenciones ilegales, desvíos por
comisiones, mordidas, corrupción, etc. En todo caso estas hipótesis quedan más
en el aire, ya que no podemos cuantificarlas hasta que no se destapan.
Pero vayamos un poco más lejos. Hagamos una comparación
evolutiva de deuda pública y privada, considerando la deuda privada en las
vertientes de hogares y empresas, excluidas las entidades financieras, cuya
deuda, de la que desconozco datos fiables, parece que se acerca al billón de
euros. Estos serían los datos en millones de euros (Ver más datos en: http://javiersevillano.es/deuda-privada.htm):
Año
|
Deuda empresas
|
Deuda hogares
|
Deuda pública
|
2011
|
1.194.031
|
867.932
|
743.531
|
2012
|
1.082.851
|
830.879
|
890.978
|
2013
|
993.308
|
782.982
|
966.170
|
2014
|
948.943
|
748.357
|
1.033.857
|
Incremento
del 2011 al 2014
|
-20.52%
|
-13.77%
|
+39.05%
|
Si nos paramos a observar, apreciaremos que se ha
producido una reducción de la deuda de las empresas en un 20,52% en los últimos
cuatro años. También ha caído la deuda de las familias en un 13,77%, pero… he
aquí que la deuda pública, la de todos los españoles, la que nos atañe a los
ciudadanos y que se ha de pagar con nuestros impuestos, se ha incrementado en
nada menos que un 39,05%.
Cabría preguntarse cómo y por qué se ha incrementado,
para poder discernir cuánto es deuda legítima y cuánto ilegítima. Cuánto se ha
engordado con intereses especulativos de la banca y cuánto es por salvar o
rescatar a empresas privadas, incluyendo el mundo financiero, o sea, la banca,
que se nos ha llevado 88.140 millones según datos de la Vanguardia de junio del
pasado año.
Por tanto, yo me atrevería a aventurar que la quita que
se debería hacer por causa de deuda ilegítima podría estar en torno a un 20%
aproximadamente, considerando estos dos parámetros a que hago referencia de
intereses especulativos y de deuda privada asumida por la pública por
cuestiones de rescate bancario y otros. O sea, unos 200.000 millones.
Me parece muy bien que a los griegos se les haga una
quita de acuerdo a su situación particular, pero que también le hagan a España
la quita de la deuda ilegítima, si mis cálculos y apreciaciones no son
incorrectos. De todas formas esta reflexión personal está hecha desde mi capacidad
de razonamiento en base a lo que conozco, por lo que no deja de ser una visión
subjetiva, aunque se objetive en algunos datos concretos, dada la complejidad
del mundo de las finanzas y los entresijos que establecen sus “ingenieros” para
moverse por este complicado y oscuro mundo
de la economía.
¿Usted qué opina?
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