El genial Forges siempre da en el clavo... |
Ando leyendo en estos días un interesante
libro, al menos para mí, titulado Revolución sin enemigos, de Daniel Gabarró y
Jaume López, editorial Boira, que se puede bajar sin coste de internet en
formato PDF (aquí),
tras leer, hace algún tiempo, otro sobre la actualidad política y social titulado
“Hay alternativas” que me pareció, también, muy interesante. Si bien dejan
sobre la mesa un sinfín de argumentos, ideas y sugerencias para ponerse a pensar, con las que podríamos llenar
infinidad de páginas y realizar interminables reflexiones, he querido resaltar
una que últimamente me llena de preocupación.
Veréis, tengo total y absoluta
convicción de que el deterioro del mundo político solo sirve para dar poder a
las fuerzas ocultas, o poderes facticos, que van gobernando el planeta, como
son aquellas que hacen del dinero el principal valedor de toda nuestra sociedad.
Son los que dominan la economía, las transacciones monetarias, los que manejan
las empresas multinacionales, la banca, la bolsa, los créditos, el flujo
económico en general… los que han atrapado al sistema bajo su dominio con el
juego del mercado y están sometiendo a los estados a sus propios designios. Los
que anteponen el valor del dinero a las personas… Han globalizado su poder e
influencia en el mundo mediante el mercado, pero seguimos con gobiernos separados,
incluso enfrentados entre sí, por lo que la ciudadanía está semihuérfana ante
ello. Podríamos pensar que la religión,
que busca en teoría unos fines humanistas, es una aliada, pero visto como se
mueve la economía en el denostado y nada ejemplar Vaticano, y su trayectoria
histórica, más bien son un opositor que un compañero… En todo caso, los adeptos
y creyentes tendrían la potestad de criticar y reconducir su propia organización
religiosa hacia la congruencia de sus ideas y credo, salvo que el credo dogmático
sea, sobre todo, sumisión al papado por su ministerio divino.
Los únicos que podrían poner coto a
tanta ignominia son los legisladores, los que tienen el poder de hacer e
instaurar las normas y leyes. En un sistema democrático, esos legisladores,
emanan de la voluntad popular y el afecto entre el pueblo y el político tiene
como resultado que la voluntad popular sea la que determine las leyes, siempre
que el político responda al programa por el que se le ha votado y con el que se
ha comprometido a gobernar ante el pueblo que le eligió. Esto no es plausible si
no existe esa connivencia, ese entendimiento, entre la sociedad y su gobierno,
a la vez que una capacidad de exigir responsabilidades a los gobernantes por
parte de quien los votó, de dar y retirar el voto en función de los resultados
del programa aplicado. Ahora bien, para ello la ciudadanía tiene que tener una
serie de valores que conformen una línea ideológica elemental, donde el ser
humano sea la base de la misma y considere al dinero como mero instrumento para
procurar el desarrollo de las personas y no al revés. Donde el progreso se
entienda inherente a la evolución de planteamientos humanistas, a la
realización del individuo en consonancia y equilibrio con su entorno, y no como
un mero poseer más medios materiales, más tecnología innecesaria invadiendo el
mercado, más consumismo irracional. Si queremos un sistema sostenido de desarrollo
debemos atenernos a lo que la tierra da como recursos y gestionarles
equitativamente, para que alcance al conjunto de la población y no se mantenga
el despropósito que tenemos en la actualidad… inmensos ricos versus inmensos
pobres.
Y, claro está, al mundo económico
desalmado que piensa antes en el dinero que en las personas, que cultiva los
valores de la competencia salvaje, y para el que la gente solo tiene valor si
sirve a sus propósitos de desarrollo económico, le interesa dominar la política
de todos los países, cosa conseguible al dominar a la clase política. Este
dominio puede ser directo o indirecto. Es decir, sometiendo a los políticos a
sus deseos para que ejecuten la política que les interesa a ellos, o sea,
hacerlos sus lacayos mediante el chantaje, la compra o la corrupción; o bien,
desprestigiarlos a todos ante sus propios votantes, la ciudadanía. El desprestigio
es un proceso simple, pues se les acaba responsabilizando de todo lo nefasto
que ocurre, dado su poder, aunque sea la banca y sus adláteres quienes
provoquen la crisis, o bien se les corrompe, cosa relativamente fácil cuando llega
a la política gente de bajos valores morales y éticos aupados por una sociedad
poco exigente, partidista a ultranza e ideológicamente mediocre. La alternativa
es la liberación de la mente del clientelismo político e ideológico, la educación
para pensar y discernir, el ejercicio del libre albedrio implicándose
responsablemente en la gobernanza mediante el voto. Es un proceso educativo que
libera al sujeto de los dogmas y lo dota de criterio, que lo hace más libre a
la vez que más comprometido con la propia sociedad, respondiendo y haciendo
responder a los gobiernos.
Hay un trabajo subliminal que se
realiza desde los propios medios de comunicación, dominados por el capital y aliados
con grupos políticos poco democráticos, que va alienando al ciudadano hasta
jugar con ese libre albedrio y hacerles ver verdad donde hay mentira. En ello
incluyo valores morales y éticos, la adoración al dios dinero, los nacionalismos
exacerbados, ideologías totalitarias, partidos políticos nada democráticos en
sus propias estructuras, y a todos aquellos que entiende, o quieren, al
individuo como súbdito y no soberano.
En todo caso, para conseguir el desafecto
entre el pueblo y la política, solo basta con generalizar e incluir a toda la
clase política en un grupo dominado por la corrupción, bajo la expresión: “Todos
los políticos son iguales”. Así acabaremos no creyendo en la política, sin diferenciar
la política del político, que son, a mi entender, dos cosas bien distintas,
aunque deberían ser complementarias. Yo creo en la política como forma de gobernar
una sociedad y en la democracia como forma de controlar, regular y determinar
la política. Reclamo la dignificación de la política y condeno a los políticos y
a los grupos de poder que la deterioran, utilizan y manipulan en el propio
beneficio.
Pero, en fin, dije que quería
resaltar una reflexión para compartirla con vosotros y no la he mencionado aún.
Es la siguiente: “NO HABLEMOS MAL DE LA POLÍTICA: RECUPERÉMOSLA Y ECHEMOS A
QUIENES ABUSAN DEL LUGAR QUE OCUPAN”. La
política, como decía, es necesaria e imprescindible para gobernar una sociedad,
para ello hacen falta políticos de calidad, implicados y solventes, que cumplan
su papel adecuadamente y sean democráticos respetando la decisión soberana de
los pueblos. Si eliminamos la política democrática aparecen las dictaduras, que consideran al
ciudadano como un súbdito obediente, al servicio del sistema, y se amparan en
su opacidad para gobernar a su antojo.
14 comentarios:
Interesarse por la política es una actividad humana que nos diferencia de los animales. Es interesarse por la "cosa pública", por los asuntos de la "polis". El que diga que "pasa" de la política no sabe lo que está diciendo, salvo que sea una oveja o totalmente imbécil.
Un saludo.
Abundando en las palabras de Cayetano, la vida es pura política, ahora bien, hay vidas y vidas y la mejor suele acabar siendo enemiga de la buena, muy a mi pesar. Bss.
La política es hermosa. Pero los políticos son el reflejo de una sociedad, quizá la síntesis. Los "políticos" no son un elite o una raza surgida de un repollo, somos nosotros, y cuando los cuestionamos de esa forma tan general, debemos cuestionarnos como sociedad.
La conclusión del perrito es perfecta: "eso es lo que ustedes quieren". Claro que sí, los grupos de poder necesitan políticos desprestigiados, sociedades desprestigiadas para hacer sus chanchullos sin un Estado que los controle. Y la derecha recalcitrante, suele jugar un importante papel en esos intereses. Un abrazo.
Antonio, seguimos haciendo o por omisión pasando, lo que los politicos quieren. Todos nos definimos aunque digamos lo contrario por una opción política, el sólo hecho de comprar una camisa ya determina tu posición. Pero bueno, me parece acertada el no rechazar la política, y sí a los políticos sin idea. Alguien tiene que gobernar. Mientras tanto las injusticias y desniveles sociales campan por sus respetos, el rico más rico y el pobre aún más pobre. Y que decir de los más olvidados de la sociedad, cuanto sufrimiento se está produciendo en los últimos años. En fin, que los dioses, ( que deberá de haberlos) bajen del olimpo y tomen tierra.
Son los políticos los que están para hacer lo que nosotros queramos y que no nos vengan con aquello de "No he cumplido lo que prometí, pero hago lo que debo".
La política también puede corromperse y llevar a una deriva totalitaria. Son los que reciben los beneficios de la corrupción política los que nos dicen que todos los políticos son iguales.
Un saludo
Yo creo, amigo Cayetano, que interesarse por la política es un acto de solidaridad social.
Un saludo
Emejota, tal vez podríamos definir la política como la forma de enfocar y resolver los problemas que nos va presentando la vida. Luego vienen los principios y valores que la sustentan.
Besos
Dario, por eso hablo de educación y formación de la ciudadanía para que sea capaz de ejercer su papel en la política, implicándose y exigiendo a los gobiernos que cumplan con su función. Un país de borregos solo podrá ser dirigido por un pastor, otro de elementos pensantes tendrán dirigentes por delegación.
Un abrazo
Pues sí, amigo Modesto, los actos del ser humano, quiera o no quiera, conlleva una actitud política.
Un abrazo
Camino a Gaia, creo que cuando un partido no cumple su programa, por el que ha sido elegido, comete fraude electoral y está deslegitimado para gobernar, por lo que debe volver a convocar elecciones y presentarse con otro programa que se ajuste a lo que quiere hacer ahora.
Un abrazo
Querida María, siguiendo con tu acertado comentario, después de ¡Todos los políticos son iguales! luego no me gusta la política, luego no acudo a manifestarme, luego no voto, la cosa degenera en: que decidan por mi, que me someto al poder del caudillo y sigo siendo un borrego. Por desgracia el franquismo creo escuela de sujetos que no se meten en política para dejar al poder las manos libres, si bien, con su no me meto en política, andan haciendo lo contrario, dando el poder el dictador. La democracia conlleva forzosamente implicarse en política desde el punto de vista crítico y constructivo. Ajora andamos criticando por si implicarse la mayoría de los que critican.
Un abrazo
Hola Antonio, como siempre muy acertado en tus reflexiones y propuestas. Estoy totalmente de acuerdo contigo en que hay que prestigiar la política. Los que hacen mal su trabajo que los quiten de sus puestos y pongan a quienes lo hagan bien. La política, como dices, es necesaria e imprescindible para gobernar una sociedad. Si queremos democracia, pluralidad de ideas y diversidad pero democracia hay que estar activos políticamente, no dejar que hagan lo que quieran, exigir que cumplan los programas que prometieron. Necesitamos personas de ideas y honestas en la política. Y estas personas necesitan nuestro apoyo también, nuestra participación social y nuestros votos. Ojalá no caigamos en la desgana porque TODAS LAS Y LOS POLÍTICOS NO SON IGUALES.
Un abrazo Antonio, y gracias por regalarnos tus reflexiones.
Aurora, es un placer verte por esta casa y disfrutar de tus comentarios, sobre todo por coincidir en nuestros planteamientos, como viene siendo habitual.
Un abrazo afectuoso
Buen artículo, Antonio, y buena conclusión. Mira tú qué casualidad: yo ando estos días también con estos dos libros que mencionas al principio. Hay que renovar la política, sí señor. Hay aquí en Cataluña una propuesta muy interesante impulsada por Arcadi Oliveres (Presidente de Justícia i Pau) i la monja benedictina feminista, Teresa Forcades, una mujer increíble con mucho carisma, que intenta esto. Lo llaman "Procés constituent" ("Proceso constituyente"). Hace ya al menos medio año que empezaron y de momento funciona muy bien: empezaron con una propuesta de programa de regeneración política de valores humanos, que presentaron en Internet y al que podían adherirse quienes estuvieran interesados/as en apoyarlo. Han conseguido muchos miles de seguidores y organizan reuniones sectoriales de base en las que se discute sobre cómo debería estar organizado cada sector (sanidad, educación, etc.). Convocan a todos/as sus adheridos/as. No sé en qué va a acabar la cosa. Supongo que, cuando se acerquen elecciones, la plataforma se concretará en algún partido político o pedirá a partidos políticos ya existentes si desean suscribir un programa avalado por X número de adheridos/as. Yo más bien imagino que se hará esto último. Es una iniciativa maravillosa y verdaderamente democrática.Si quieres puedes informarte en: http://www.procesconstituent.cat/
Un abrazo, nos vemos en Madrid, espero.
Anna
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