jueves, 11 de abril de 2013

Ley Vs. Justicia



Últimamente estamos asistiendo a una controversia, a una disyuntiva o contradicción entre el concepto de ley y de justicia. No es lo mismo aplicar la ley que hacer justicia, aunque nos quieran convencer de ello. Se suele decir que se hizo justicia cuando se aplicó la ley, pero la ley no tiene por qué ser justa, por qué ajustarse a la justicia o viceversa. Son dos concepto diferentes en los que nos tienen atrapados y nos hacen callar con lo de aplicar la ley, entendiendo que son sinónimos.

La ley la hacen los legisladores, personas no neutrales, incluso siendo elegidas democráticamente. Son sujetos interesados, aliados con el poder y el sistema establecido, que antes han de asumir y someterse a los condicionantes propios de su actividad, de su papel o rol.  Es un ejemplo claro cuando dicen que nos es legal coaccionar mediante el escrache, a un diputado e intentar condicionar su voto en conciencia… pero, ¿acaso es justo que exija un partido, a cada uno de los diputados elegidos por el pueblo, que condicione su voto a los intereses o determinaciones de ese partido, relegándolo de su propia conciencia? Y lo que es peor, exigirle el voto para legislar en contra del programa que se ha votado por el ciudadano y con el que han llegado al poder. Será legal, pero no es justo.  Y yo me pregunto: ¿Es justa le lay que se escapa del sentido común? ¿Que en conciencia, ética y moralmente, no es asumible? ¿Que es un claro manifiesto contra la propia justicia social? ¿Qué está, o actúa, contra los propios derechos que avala la constitución, como el derecho a una vivienda digna? No, una cosa es la ley y otra la justicia.” Las leyes son la expresión de la voluntad del poder y la justicia es otra cosa distinta, es una cuestión de equilibrio, de equidad, de dar a cada cual lo suyo”.  (J. L. Sampedro).

La ley se cambia a conveniencia del legislador, según interese al grupo o colectivo que le sostiene en su puesto, como decía. Lo que antes era la sagrada libertad de expresión y manifestación, ahora se puede convertir en el delito de acoso, en manifestación ilegal, desacato a la autoridad y otras lindezas que le dejan a uno con las patas colgando. Te manifiestas, te piden el DNI y te sancionan por haberlo hecho de forma “ilegal”, sin pedir permiso, al señor contra el que te manifiestas, para expresarte. Te sancionan y ello es claramente inconstitucional, pero como no tienes recursos para defenderte te quedas colgado y asustado, te invade el miedo y te quedas en casa la próxima vez. Si la fiscalía obrara en consecuencia, debería defenderte de oficio ante el atropello, pues la constitución consagra el derecho a la libre expresión y eso debe neutralizar cualquier ley menor que la contradiga.  El juez, que está para aplicar las leyes, no para hacer justicia en el término que he definido, siendo un poder libre, también podría ser una garantía en tu defensa. Extraña situación en que tienes derechos pero no los puedes ejercer libremente y te queda sustraído en función de los intereses del colectivo poderoso, gobernante directa o indirectamente.

Luego está el tan manido mensaje de que la justicia es igual para todos. Debería serlo, pero si ya la ley no lo es, la justicia lo es menos. Estamos inmersos en un sistema de muchos valores injustos donde el sentido común, y las experiencias vividas, nos dicen que es mucho más fácil echar a una pobre familia de su caso por una  deuda de 30.000 € y dejarlos en la intemperie, que hacerle pagar al chorizo de turno, amamantado por la política y el orden establecido en las tetas del poder, donde sus colegas le protegen y defienden, le hacen víctima en lugar de verdugo, le excusan y justifican irracionalmente, incluso sacando al ruedo la mierda de los demás para escudar la propia; difícil hacerle pagar, digo, la tropelía, el abuso o la injusticia flagrante que ha cometido. Requiebros de abogacía, descalificación de jueces, cuestionamiento de todo, recursos y un largo etc. son las artimañas de las que goza el poderoso y que se escapan a la solvencia del pobre.

Estamos en un mundo injusto, tremendamente injusto. Es injusto porque no antepone lo esencial a lo secundario, porque no tiene en cuenta al ser humano ante el dinero, porque el rico impone su criterio con todos sus medios en esta sociedad despreciando al pobre, al ser humano en su esencia. No pretendemos el desarrollo, la autorrealización, del hombre en su intrínseca entidad, no se potencia la vida digna de la persona, sino que se enfoca todo a la competitividad material, al consumo, a la alienación que atrapa al prójimo en un estado de estrés y sumisión productiva y consumista bloqueándole su propio desarrollo personal, interior, espiritual, mental e intelectual… y, claro, así nos va…

Otra interesante intervención del brillante, comprometido y lúcido J. L. Sampedro


7 comentarios:

Camino a Gaia dijo...

Todo huele a podrido ahora que los corruptos hacen la ley, ahora que esa ley interpreta un requiem por la justicia.
El totalitarismo comienza cuando quienes toman las decisiones y ejercen mayor poder, se excluyen a sí mismos de asumir las responsabilidades y consecuencias de esas decisiones. Vivimos una política del juego a poli bueno poli malo, donde los que realmente mandan son los poderes fácticos, las plutarquías.
Un saludo

Ysupais dijo...

Complicadas cuestiones de...legalidades, injusticias..ley justa...justa legalidad ??
Los que legislan esas leyes-injustas,tanto como las justas, tendrian que pasar por muchos filtros,no que solo lo hagan por decreto-ley los legisladores y en un plazo x aplicarlas.
Como todo esto se " cuece " entre "hombres" legisladores y jueces, esos filtros de más "hombres" en un juicio de juicio,harian unas leyes mas aplicables de la JUSTICIA con mayúsculas, cuando interviniese una parte del pueblo,los legisladores,los jueces,abogados y fiscales...aunque sea una utopía de mi pensamiento.
Saludos.

emejota dijo...

Y aún así los idealistas pueden llegar a los 96. Un milagro. ¿Tu crees que cundirá? Por cierto, que acabo de colgar algo que tenía pendiente desde el martes pasado que me subí "pal monte". Bs. familiar.

Antonio dijo...

Camino a Gaia, lo lamentable es que a los corruptos los hemos puesto nosotros, por tanto, nosotros deberemos eliminarlos con nuestro voto y voluntad, con el permiso del dinero, la plutarquía...
Saludos

Antonio dijo...

Ysupais, creo que nada es absolutamente bueno o malo, que nada es perfecto y todo es mejorable, lo bueno es disponer de medios para poder subsanar errores y legislar en función de ello hacia lo que consideramos lo más justo respecto a la justicia y no a la ley establecida que se haya impuesto.
Saludos

Antonio dijo...

emejota, me paso por tu blog en cuanto pueda.
Besoss

Roberto R Bravo dijo...

No puedo menos que suscribir cada una de tus palabras, así como todas las de Sampedro en el video que muestras. Es tan obvia la distinción (para quien tiene ojos para analizar las cosas) entre la justicia y las leyes –y esto es un mensaje esperanzador– que en mis clases de bioética en la universidad no tengo siquiera que decirlo: mis estudiantes son los que hacen el comentario apenas al presentar los conceptos y empezar a analizar su funcionamiento. Lo que me da una gran esperanza en que el mundo que ellos construyan pueda ser mejor en muchos respectos fundamentales... Esto a su vez apunta a la tesis de Sampedro de que probablemente estamos viviendo el final del paradigma capitalista –que, por supuesto, da sus coletazos más fuertes cuanto más cerca está de su final, por lo que todavía puede hacer mucho daño...

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