jueves, 5 de noviembre de 2009

Mi color preferido


Ahora que ando en mi bodeguilla, al calor de fuego de la chimenea, con la voz de soprano de Sarah Brightman de fondo, rodeado de mi obra bricolajera, en franca meditación y reflexión con mi interior, a las tantas de la noche y degustando una copa de vino dorado y cargado del dulce sabor de mi tierra, me viene a la memoria que os debo un relato sobre la reflexión a que me indujo mi compañero y amigo en la dirección del hospital, cuando me dijo aquello de: “En el fondo estás resultando un rojillo”. Sinceramente, me marché pensando en eso de los colores y si realmente tenían algo que ver con el posicionamiento ideológico o no. Es evidente que desde hace tiempo se identificó a la izquierda con el color rojo y a la derecha, sobre todo en España, con el color azul.

A mí me indujo a una reflexión sobre eso de “en el fondo”, pues hice una introyección e intenté deslizarme por mi interior buscando cómo era yo en realidad, en el fondo, a ver si descubría que elementos podían dilucidar mis pensamientos e ideas y cual era mi disposición anatomofisiológica para afrontar las experiencias y vivencia del subsistir. En suma, intenté buscar mi esencia, desvestido de prejuicios e ideas preconcebidas. Esas ideas que desde pequeñito nos van metiendo en el coco y van calando hasta condicionar nuestra vida, nuestra existencia. Son ideas que nos pueden hacer esclavos de tendencias, posicionamientos, convicciones o fidelidades a principios ajenos que nos fueron colocando en el proceso de socialización. Normas o creencias que debimos acatar y asumir como condicionantes para integrarnos en una sociedad injusta, discriminadora y arbitraria que nos obliga a competir para tener más y colocarnos por encima de los demás, en plan ostentoso, incluso vejatorio para con el semejante. Esas son las reglas del juego que metódicamente te enajenan y llevan, de forma inconsciente, a un combate que puede resultar interiormente displacente, pero que extrínsecamente es reconocido como exitoso. Por tanto, me desvestí de esos prejuicios para intentar hacer un análisis aséptico y limpio, aunque original.

Bien, pues en ese ejercicio de introducción en mí mismo, que te invito a realizar, fui intentando ver como estaba predispuesto mi organismo y cuales eran los acomodos estructurales que me orientaban en la percepción de mi entorno, en el proceso vital que daba razón a mi existencia.

Entonces vi que el sustento básico de todo mi cuerpo se canalizaba a través de mi sangre. La arterial, de color rojo por la hemoglobina, a caballo de mis hematíes, transportaba los nutrientes y el oxígeno que requería mis células para subsistir y cumplir con su cometido. El color azul, o algo más azul y menos rojo, se reservaba a mi sangre venosa, cuando venía cargada de toxinas y detritus procedentes de la metabolización celular y la combustión energética, cuando ejercía la limpieza de CO2 o anhídrido carbónico. Es decir, el rojo llevaba el nutriente y el livianamente azul retiraba las excreciones. Pero mirando el motor, es decir el corazón que bombea la sangre nutriente y purificadora, vi que estaba ligeramente situado a la izquierda.

Entonces me decidí a ahondar un poco más y pensé que, si la base de la comunicación y comprensión del mundo estaba en el análisis de los estímulos que recibimos del entorno, era imprescindible analizar la disposición de los receptores de esos sentidos, que nos informaban de lo que sucedía a nuestro alrededor.

A la sazón vi que tenía dos oídos, uno para oír a la derecha y otro a la izquierda con lo que podría poseer una información bastante precisa de lo que se emitía a ambos lados. Pensé, entonces, que había gente sorda de los dos lados, resultando sujetos que no escuchan a nadie, que se creen en posesión de la verdad absoluta y por tanto se cierran en sus propias creencias, sin contrastarlas con el estímulo que llega desde el exterior. Otros, aquejados la mayoría de las veces de hipoacusia unilateral, solo escuchan por un lado, al que le dan toda credibilidad y al otro lo obvian o no lo atienden, con lo que difícilmente podrá rebatirlo al no comprender su posición o empatizar con él. Suelen ser sujetos intolerantes, que tienen su beneficio en ese lado que escuchan, percibiendo a la gente del otro como enemigos, en lugar de complementos informativos dignos de analizar para sacar unas conclusiones de la vida, y de las cosas del devenir, de forma más precisa. Luego hay gente que escucha atentamente a ambos lados, sin importarle las burradas que pueda escuchar, salvo para rebatirlas y aclarar sus propios pensamientos consolidando sus ideas. Estas son las mentes abiertas a que tantas veces aludo.

También tenía dos ojos, uno a la derecha y otro a la izquierda para ver todo lo que me envolvía; de esta forma podría tener una visión completa de mi entorno. Mi nariz, donde albergaba el sentido del olfato, también tenía dos fosas nasales, a derecha e izquierda, para poder oler los efluvios que emanaban de ambos lados (no agradables en muchas ocasiones). Mis manos, una a la derecha y otra a la izquierda, intentaban saludar y tomar el pulso a ambos lados y, con el tacto adecuado, poder conjugar la harmonía de mi contexto. Lo mismo que pensé para los oídos, apliqué a los ojos, el olfato y las manos. Siempre había quien no lo usaba, quien solo usaba un lado y quien le sacaba el máximo jugo utilizando ambos lados.

Toda esta comunicación fluía a mi cerebro. Un único órgano que, aunque tuviera dos hemisferios, computaba, de forma coherente y centrada, la información. Era el encargado de darle sentido a todo, de conjugar todos los informes para estructurar un pensamiento constructivo que me ayudara a comprender el mundo y, por ende, a desarrollarme libremente y en armonía con mi entorno. El cerebro, pues, es el gran forjador de las ideas. Para que estas sean lo más cercanas a la realidad deben percibir la máxima información posible.

Pero mi entorno requiere comunicación, interacción para desarrollar la interactivación que permite el intercambio y flujo de nutrientes enriquecedores, que permitan el acercamiento y compartir experiencias y vivencias entre los sujetos que lo componen, que transmita esas ideas que elabora el cerebro. Si las ideas se quedan en el interior todo el proceso y el trabajo, desarrollado por la mente, solo servirá para el sujeto, sin trascender al exterior para que otros las conozcan, analicen y compartan

Entonces tendría que darle protagonismo a esa comunicación, con la que formular los mensajes que nos permitieran el flujo de las ideas, pensamientos y argumentos para entendernos y complementarnos los unos a los otros. Para eso esta la voz, el verbo que fluye, o debe fluir, libremente manifestando el resultado de esa computación cerebral. Solo tengo una boca, una laringe para modular mi voz y decir aquello que debo expresar. Ello indica que he de ser asertivo y veraz, convencido de lo que pienso y capaz de comunicarlo con respeto y consideración hacia los demás, compartiendo sus propios pensamientos y abierto a entender y comprender sus mensajes en base a la razón que los sustentan. Ser libre implica no dejarme avasallar por los sonidos de uno u otro lado, sino ser capaz de discernir por mis propios medios, sin dependencia a consignas externas establecidas por otros.

Mi cuerpo me acaba de dar una soberana lección. Su disposición me ha enseñado que todos mis sentidos están orientados hacia la comprensión del entorno, sea cual sea la procedencia del estímulo y que debo aprovechar esa disposición para sacar la máxima información que me permita un análisis coherente y veraz con la que fraguar mis principios y valores humanos. Que el color predominante de mi interior es el rojo de mi sangre nutriente, que porta la vitalidad. Finalmente he de reconocer que mi corazón, como motor de la vida está ligeramente inclinado a la izquierda.

Si mi cuerpo, fraguado a lo largo de siglos y milenios, se ha dispuesto así, llevado por los avatares y las vicisitudes de la existencia de mis antepasados… ¿No me estará orientando en mi actitud ante la vida?

52 comentarios:

escribes conmigo dijo...

El justo medio, sin colores ni ideologías fijas, creo que debemos ser justos sin apasionarnos para ser ecuánimes con nosotros mismos y para con los demas.

un gusto leerte pig

Ciberculturalia dijo...

Como siempre, querido Antonio, es un lujo leerte. No solo porque lo haces con una maestría encomiable sino porque cada una de tus palabras, cada una de tus frases, son profundos pensamientos para la reflexión.
Tu párrafo "El cerebro, pues, es el gran forjador de las ideas. Para que estas sean lo más cercanas a la realidad deben percibir la máxima información posible" resume con gran acierto, el correcto proceso de formación de una ideología, de un posicionamiento, de un "color preferido".

Gracias por hacernos partícipes de esas reflexiones en tu bodeguilla y acompañado de esa copa de vino dorado.

Un beso
Carmen

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

El cerebro forjador de las ideas? sí, pero también las vivenvias?no? estas marcan mucho
buen día antonio

Txema dijo...

Tengo la impresión, querido Antonio, de que sería muy agradable compartir la bodega para convertirla en lugar de encuentro, de tertulia, de intercambio saludable de ideas y vivencias.

Creo que este país, o mejor esta sociedad esta necesitada de más tertulas, más reflaxión, más sensatez en torno a un vaso de buen vino.

Y, evidentemente, tu comentario nos leva en esa dirección.

maria rosa-prem prabha dijo...

Esplendida reflexión Antonio.
Cuanta sabidura encierra tu organismo y que sabio es haberlo escuchado.
Hoy en dia los colores nada tienen que ver con la percepción que nos llega a través de los ojos y mucho menos de los oidos......
un abrazo, felicidades y sigue disfrutando de tu bodeguilla que tan buenas reflexiones te lleva a compartir con todos nosotros.

Myriam dijo...

Ya sabes que anduve por tus pagos.... y no llegu[e a tu bodeguilla, per en la próxima ocasión....

La plasticidad y apertura de pensamiento, siempre nos llevan creo yo, a un terrenp de tolerancia y respeto por el otro.

Respecto a los colores rojo y azul, me quedo con el violeta, politicamente hablando.

Besos desde mi casita.

Felipe Medina dijo...

Espléndida reflexión.

Es un lujo leerte.

Claro, que estas reflexiones sólo pueden hacerse en esa especie de 'buhardilla' en la que te encierras

Un abrazo

Antonio dijo...

Lo importante para mí, amigo Mario, es que nadie piense por ti, que tú seas el dueño de tu pensamiento.
Un saludo

Antonio dijo...

Gracias Carmen, por tus palabras de apoyo y compartir mi reflexión. El vino dorado es un Málaga de un excelente buqué que explota en el paladar con suavidad y un aroma amable.
Un beso

Antonio dijo...

Querida Mª Ángeles, bajo mi modesta opinión, las vivencias son experiencias y estímulos consiguientes que analiza el cerebro mediante su sistema cognitivo, creando las ideas, actitudes y conductas consecuentes.
Buen día para ti también.

Antonio dijo...

Querido Txema, estás invitado a ese encuentro en mi bodeguilla con una copa de vino para deleitarnos con una tertulia nutriente.
Mi bodeguilla la creé para compartir. Su génesis la explico en mi post: http://antoniopc.blogspot.com/2008/06/mi-bodeguilla.html Te invito a visitarlo como primer paso.
Un saludo afectuoso

Antonio dijo...

Gracias, Maria Rosa. Ya sabes que a los blogueros nos gusta compartir ideas y reflexiones, somos sujetos que buscamos para crecer…
Brindaré por ti y por todos los amigos blogueros el próximo día en mi bodeguilla. Algún día me gustaría compartir con todos vosotros un encuentro en ella.
Besos

Antonio dijo...

Precioso color el violeta, Myr. Además es muy curativo y reparador (violeta de genciana).
Fuera de bromas, me encantaría poder compartir una copa contigo y charlar un rato.
Besos desde la bodeguilla.

Antonio dijo...

Gracias, Felipe, por tus palabras. Viniendo de ti, con tu solvencia como escritor y tu capacidad expresiva, es un verdadero placer. Reconozco que la bodeguilla es mi lugar de recogimiento cuando marcho al pueblo, donde está.
Un abrazo

RGAlmazán dijo...

Yo creo que no es bueno intentar la equidistancia. Pero tampoco cerrar los sentidos al lado contrario al que tú crees pertenecer. La ideología es necesaria, la neutralidad es una falacia. Pero eso no quiere decir que se cierren puertas. Hay que intentar estar abierto a todo, para poder elegir, para poder criticar, para poder aprender.
Y no sigo más, cuando quieras, en tu bodega, con tu vino (yo pongo las aceitunas) podemos proseguir esta interesante charla.
Por cierto a mí me gusta más el rojo, no sé si lo habías notado.

Salud y República

Antonio dijo...

Claro, Rafa, que había notado que tu color es el rojo, posiblemente más intenso que el mío, pero eso, por lo que he leído de ti, espero que no te prive de la objetividad, aunque la objetividad siempre es subjetiva, pues depende de un razonamiento singular, de un sujeto determinado por sus propias experiencias, creencias y valores. Por tanto, puede que tu objetividad no coincida con la de otro, como es natural. Lo difícil es poder compartir determinadas posiciones en paz y tolerancia. La diversidad es enriquecedora, evidentemente.
Vale, yo pongo el vino, tú las aceitunas y buscamos alguien que ponga el queso y el jamón, jejeje… Nos lo pasaremos pipa…
Un saludo

mariajesusparadela dijo...

Me encanta un rojillo con esas características: sentido del humor, conocimiento, profundidad y ganas de compartir...¡¡¡qué lujo!!!

Lola Mariné dijo...

Bueno, la naturaleza es sabia, el ser humano, no tanto.
De todas formas, el rojo, es mi color favorito.
saludos.

Elisa dijo...

Mi padre y yo, siempre que comemos juntos, "discutimos" sobre política. Mi padre es de derechas y yo de izquierdas. Pero sabe más el diablo por viejo que por diablo, y mi padre, más experimientado que yo, siempre me acaba pillando en un algún renuncio.., y yo siempre termino defendiendome: "no, si yo no voto a ese partido" o "bueno, yo no pienso igual que los socialistas en ese aspecto...". Siempre intento no perder la razón... pero creo que con el paso del tiempo mi padre me está enseñando que si solo miro hacia un lado, seguramente me esté equivocando en algo. Y que yo soy yo, con mi forma de pensar, mis valores, mi ética, independientemente de lo que digan a mi izquierda o a mi derecha.
A partir de ahora me esforzaré por escucharle más.
Gracias por la reflexión.

Ana Márquez dijo...

Anda que no estás a gustito :-D

Mi abuelo tenía una radio parecida a esa. Un besazo y a disfrutar del otoño al amor de tu hoguera y tu cerebro. Muac.

Antonio dijo...

Gracias, María Jesús.
Un beso de sur a noroeste, de Andalucía a Galicia.

Antonio dijo...

Hola Lola. El rojo es un color precioso, es el color de la vida, de la sangre. Aunque mi color favorito, antes que el rojo, es el verde. El verde de la floresta, de la primavera, verde vegetal como primer nutriente arraizado y surgido de la tierra madre. Sin hacer interpretaciones de ideología política.
Cuando hice las oposiciones a la Universidad de Málaga para sacar mi plaza de profesor, toda mi docuemntación la presenté en color verde.
Un saludo afectuoso.

Antonio dijo...

Ay! Amiga Elisa, la confrontación ideológica con los padres…! No sé si has recibido alguna vez un correo mostrando la cantidad de gente que hay en PSOE o IU hijos de adeptos al régimen anterior. Como si eso fuese malo. A mí me parece estupendo, pues si no se hubiera dado esa circunstancia no habría cambio.
En todo caso, para mí, lo importante es que las convicciones sean razonadas y no producto de las consignas o esquemas establecidos por otros.
Un abrazo

Antonio dijo...

Hola Ana, cariño… ¿Cómo estás? Pues sí, es un placer estar en la bodeguilla a solas o acompañado. Es otro mundo, con esa radio de 1957 y otras muchas cosas antiguas, rodeado de fotos de mis antepasados y vistas panorámicas de mi pueblo, donde he volcado horas de trabajo, inventiva e imaginación para ejecutar esa obra.
Un besazo y espero que algún día la visites. De tu pueblo al mío no hay mucho.

ISABEL MIRALLES dijo...

"Ser libre implica no dejarme avasallar por los sonidos de uno u otro lado, sino ser capaz de discernir por mis propios medios, sin dependencia a consignas externas establecidas por otros"

Totalmente de acuerdo contigo, Antonio

Ser libre es no ser gregario y sacar tus propias conclusiones.

Un abrazo.

Circe La Hechicera dijo...

Querido Antonio, ciertamente hacer el ejercicio que tu sugieres es como una reconciliación con uno mismo, llegar a ser objetivos con nuestra subjetividad es una conquista.
Independientemente del color, que yo siempre opino que son caprichos políticos, lo que nos enriquece es la manera de adoptar las posturas, que se quiera o no es inevitable, pues no hacerlo es como navegar en un limbo.
En el uso de nuestra razón, ser tolerantes, argumentativos sin ser demasiado apasionados, nos conduce a ser críticos, constructivos, abiertos, las diferencias van sazonando y alimentando nuestro pensamiento y la comunicación nuestro mejor instrumento.
Que divino y que lujo sería compartir en tu hermosa bodeguilla una interesante tertulia. Por ahora te leo, brindando con un excelente oporto. Un placer siempre leerte. Besos!!!

JUAN PAN GARCÍA dijo...

Usar como metáfora el funcionamiento del cuerpo humano para explicar cómo actúan las personas según sus percepciones o dependencias, y cómo deberíamos actuar tras analizar lo que percibimos es una idea original.
Pero si además está explicado con la maestría con que nos tienes acostumbrado, el texto se convierte en una obra digna de formar parte de ese libro que todos esperamos.
Un placer leerte, Antonio; un lujo poder beneficiarnos de tus conocimientos.
Un abrazo.

Antonio dijo...

Hola Isabel, encantado de tu visita siempre bienvenida. Gracias por compartir mi afirmación sobre la libertad.
Para mí, ser gregario tiene sus límites y estos están en mantener tu propia independencia. Cuando el grupo te pide renuncies a tu discernimiento personal te está atacando a ti a tu independencia, entonces ese grupo es malo porque te pide sumisión y no colaboración constructiva.
Un abrazo

Antonio dijo...

Querida Circe, “…objetivos con nuestra subjetividad…” ¡Qué paradoja más interesante! Reconocer nuestra subjetividad es lo más objetivo e implica, en el fondo, cuestionar nuestras propias conclusiones, dejar una puerta abierta para una mejor conclusión si la hubiera. O sea, la mente abierta, como el paracaídas que solo funciona cuando se abre.
Como siempre tus aportaciones son de gran interés para enriquecer y clarificar mis argumentaciones.
Para mí sería un placer poder compartir mi bodeguilla con mis amigos y amigas blogueros/as, pero para conocerla puedes ver su presentación en: http://antoniopc.blogspot.com/2008/06/mi-bodeguilla.html y más fotos en: http://picasaweb.google.com/aporrascabrera/Bodeguilla
El brindis lo haríamos con un vino de la tierra, un ligadillo de fino y dulce Málaga Virgen, un placer al paladar.
Besos trasatlánticos.

Antonio dijo...

Amigo Juan, yo siempre digo que los esquemas funcionales se repiten en el cosmos, que en cada uno de nosotros hay un microcosmos. Por eso creo que debemos aprender de la naturaleza, que es nuestra madre creadora y sustentadora.
Algún día puede que me decida a publicar estos microensayos de la vida. Por cierto, ha llegado a casa La pista del lobo y ya se la están rifando para empezar a leerlo. Te contaré.
Un abrazo afectuoso

JAVIER dijo...

Amigo!
Si que eres un persona que se toma su tiempo para redactar un post: creas el ambiente para reflexionar, te das un viaje por todo tu mundo interior, utilizas metaforas sencillas para entender el desarrollo de las persona y al final nos dejas una gran pregunta.

En mi país te diriamos por el excelnte texto: "Mis respetos caballero".

Un abrazo desde Japón.

Antonio dijo...

Gracias, Javier, por tus palabras. La reflexión es uno de mis defectos, o de mis virtudes, es un continuo pensar y darle vueltas al coco, como se dice por aquí. En todo caso lo que me apetece es compartirlas para que los demás entren en el juego y aporten la suya, tal vez así me aclare mejor.
Un abrazo desde España.

JUAN PAN GARCÍA dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
JUAN PAN GARCÍA dijo...

Hola, Antonio: me alegro mucho de que al fin tengas mi libro en tus manos.
Te agradezco mucho que te hayas tomado la molestia de encargarlo, pues ya sabes que los noveles no tenemos espacio en los escaparates de las librerías.
Espero te guste tanto como a todos los que lo han leído. Hoy mismo he recibido un correo de un lector que dice lo siguiente:

"Hola Juan, aunque tarde he terminado de leer tu libro, me ha gustado mucho, una delicia para leer y una historia muy interesante y bien contada.
Felicidades.
Andres "

Le he dicho que escriba su opinión en el blog. Espero lo haga.
Bueno, Amigo Antonio,con todo mi agradecimiento, te envío un abrazo

Abuela Ciber dijo...

Muy interesnte como has llevado el tema para que cierre perfectamente de acuerdo a lo que sientes.

Por lo cual has de ser muy solidario dado tu inclinacion como dices roja.

Cariños y gracias por tu saludo el 6.

María dijo...

Yo me quedo con el color azul.

Interesante reflexión, Antonio, y ahora brindemos desde tu bodeguilla, aunque sea, virtualmente.

Un beso.

@SusVersiva dijo...

Qué fantástica alegoría! Un resumen perfecto de lo que deberíamos ser capaces de hacer como colectivo.

Sólo quiero añadir (porque a tu reflexión no se le puede tocar ni una coma) que desde mi punto de vista el organismo es perfecto y su mejor representante sería la sangre, que aporta oxígeno y nutrientes a todo aquel que lo necesita y en la justa proporción; a todo órgano le ayuda a eliminar, y también según se necesita, todos sus tóxicos.

Si miramos bien adentro de todos y cada uno de los seres humanos, el corazón sólo puede inclinarse hacia la izquierda, aunque el cerebro derecho esté hiperdesarrollado para oír mejor los órganos que le hablan en tonos azules.

Genial, una vez más, Antonio. Un abrazo!!

MAJECARMU dijo...

Antonio,vengo un poco tarde pero vengo. Te felicito por esa tremenda y sincera reflexión que valoro en profundidad.
Nuestro cuerpo es sabio y nos habla constantemente en comunicación con el alma..

Puedo decirte,que desde pequeñita me gustó el color del cielo de la noche,que me inspiró para hacer mi primer poema a los doce años..
Me gusta el verde, sabio y pacífico de la naturaleza,que nos enseña y nos ama.
Me gusta el rojo en todos sus matices, apasionados,otoñales,festivos y vitales.
Me apasionan los dorados y marrones del otoño por la variedad de sentires que me inspiran..

Me gustan las personas,que son personas por encima de tendencias e ideales políticos..

Pero sobre todo la sinceridad y la generosidad..

Mi felicitación por el tema y mi abrazo siempre,amigo.
M.Jesús

Belkis dijo...

Haces una magnífica analogía entre tu organismo, los colores y las ideologías. Me has impresionado gratamente. Creo en el libre albedrío, el respecto y la tolerancia. Unos se identifican con el rojo, otros con el azul, yo prefiero quedarme con el neutro, abierta a escucharlos a todos, pero a seguir a ninguno. Cada uno tiene sus flaquezas y yo las mías. Fenomenal post. Un abrazo cariñoso y feliz semana

Cida Torneros dijo...

Hola, Sr. Antonio, escribo desde Brasil, Rio de Janeiro, a mí, quiero decir, encanta su blog y sus reflexiones, siempre. Un gran saludo!
Maria Aparecida Torneros da Silva

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Peter Pantoja Santiago dijo...

...Somos creadores de nuestro propio pensamiento y nadie puede entrar en el, así que gracias por expresar com exactitud ese sentimiento genuino, de equidad y centro, de espacio justo entre la persona y su ser interno, en colores, en blanco y negro, en fin, simplemente centrados en la realidad de las cosas,d e la vida y de cada nueva vivencia que en ella podemos disfrutar, un placer y una bendición siempre leerte, y más que no sabes con cuanta certeza llegas con cada nueva reflexión, llegas justamente en el momento indicado, un abrazo y siempre lo mejor para ti y los tuyos!!

Peter

Antonio dijo...

Amigo Juan, ya lo estoy leyendo y de momento me ha enganchado.
Cuando termine te haré algún comentario.
Un abrazo y solo me falta tu dedicatoria.

Antonio dijo...

Querida abuela, yo me siento, ante todo ciudadano del mundo, creyendo en que el ser humano está por encima de todo y que el cultivo individual de cada uno en armonía e interacción positiva es el mejor resultado para hacer avanzar la sociedad, que las imposiciones siempre tienen un ganador, que es el impositor y someten al sujeto arrebatándole la libertad. Si eso es ser de un color rojo, debo serlo, pero si es de otro color también lo sería, lo importante es lo que se piensa, las ideas, principios y valores que tenemos. Pero sí es cierto que la sangre es roja, con su significado nutriente.
Cariños

Antonio dijo...

Querida amiga María, es cierto que en la foto de tu blog predomina el azul y queda preciosa la imagen. Me importa más lo que pienses que el color que prefieras y en eso lo importantes son las confluencias y la actitud para valorar las divergencias.
Un beso

Antonio dijo...

Gracias, Susana. Veo que tu imagen identificatoria es un corazón rojo, nutriente, oxigenador e inclinado a la izquierda. Sigo creyendo que lo importantes es ver lo que hacemos con nuestros sentidos para analizar las cosas que percibimos. El color es importante, pero el equilibrio mental para ejercer la libertad es la clave del proceso de desarrollo personal y social.
Un abrazo.

Antonio dijo...

Hola M.Jesús. Gracias por tus palabras. Creo que lo justo es saber apreciar la policromía que nos ofrece la naturaleza para no perdernos ninguna de sus maravillas, de sus creaciones y poder valorarlas todas en su justo término. Ya he comentado en una respuesta anterior que mi color favorito es el verde, pero sería estúpido si renunciara a los otros colores. Sobre el pensamiento político, creo que debe ser el resultado de computar los estímulos que vamos recibiendo para crear y sostener un posicionamiento de convicciones propias, pero sujetas siempre a revisión en función de la propia experiencia y evolución personal.
Un abrazo

Antonio dijo...

Hola Belkis. Gracias por tu comentario. Yo te invito a montar en el caballo de la policromía, como le decía a M.Jesús, y dar un paseo por la diversidad que nos ofrece la naturaleza y la mente humana, bajo la modestia de la duda arropada por la comprensión.
Un abrazo

Antonio dijo...

Hola María Aparecida, encantado de tenerla en esta casa abierta al mundo de la ideas. Un afectuoso saludo para Río de Janeiro y gracias, siempre, por su visita.

Antonio dijo...

Gracias, amigo Peter, por tus palabras que refuerzan mi idea. La clave está ahí, en estar centrados en el análisis justo y racional, para no dejarse llevar por las consignas engañosas y las exigencias ventajistas de los poderosos, en usar todos los medios que tenemos al alcance para conseguir la mayor información y llegar a la verdad lo más cerca posible.
Un abrazo para ti también.

Anónimo dijo...

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Roberto R Bravo dijo...

Gracias, Antonio, por compartir conmigo estos pensamientos tuyos. Me has recordado la metáfora con la que Víctor Hugo, en Los Miserables, explica la importancia del alcantarillado subterráneo de ese "organismo" que es la ciudad... Bueno, y también a Swift, y a los empiristas... Envidiable ambiente el de tu "bodeguilla", como la llamas.
Mis mejores deseos.

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