En otros tiempos se hablaba de
brotes verdes, pero es el mismo discurso. Los políticos del gobierno hablan de
indicios de salida de la crisis, de datos esperanzadores, de que se anda viendo
el final de la crisis, etc. Nada más lejos de la realidad… En todo caso nos
están instaurando en la crisis perenne. Me explico:
Salir de la crisis sería volver a donde
estábamos, a tener pleno trabajo, salarios dignos, derechos de los trabajadores,
contratos fijos, pagas decentes, una Estado del Bienestar que garantizara los
derechos constitucionales de salud, educación, vivienda digna, ayuda al
discapacitado y al dependiente, etc. Pero eso no va al volver. Olvidémonos de
aquellos sueldos, de aquella situación, tal vez alocada, que nos prometía
futuro, que nos llevaba a endeudarnos pensando que el boom iba a durar toda la
vida, a aquel paraíso que produjo una burbuja y que nos estalló entre las
manos. La pincharon la banca, el mundo financiero, el capital que jugó con el
mercado del dinero. Yo sospecho que intencionadamente, con los pasos medidos y
sabedores de que al final la banca siempre gana, no solo en los casinos, sino
en todo el juego donde se mueve el dinero.
Lo cierto, bajo mi punto de vista,
es que para el mundo neoliberal y su dinero no existen fronteras, las acaban de
desmontar ellos, pero solo las fronteras económicas. Tampoco ideología alternativa
que les ponga en peligro. El mundo comunista y su fantasma cerniéndose sobre
occidente han sido desbaratados y en su lugar priman los poderes mafiosos
amparados en sus antiguos dirigentes y serviles lacayos. Han desmontado el
Estado para ir entregando a grupos de poder económico el entramado empresarial
que era comunitario. ¿Les suena eso también aquí? Es un programa de
privatización donde el patrimonio del Estado se ha entregado al mundo privado
no sin muchas zonas oscuras, donde muchos políticos de turno han sido integrados
después para seguir disfrutando, incluso más que antes, de los beneficios de esas
empresas públicas privatizadas. Es el pago a su servicio…
Antes había una internacional socialista,
comunista, etc… que contrabalanceaba al mundo capitalista, un fantasma
amenazante que les hacía ceder ante la presión del mundo laboral para evitar
revoluciones que atentaran contra la existencia del sistema de mercado libre.
Una vez destruida esa amenaza, solo se toleraron residuos puntuales a los que
se les descalificó y ridiculizó. La ideología de izquierda, defensora de la
masa trabajadora, se ha hecho el haraquiri y acabó sucumbiendo al canto de
sirena de un sistema democrático teórico que ha resultado ser una falacia, una
quimera, al servicio del gran capital y de los intereses de las multinacionales
y el mundo financiero. Los derechos y la solidaridad humana han hecho mutis por
el foro y han pasado a segundo orden. Se defiende antes a los intereses de la
banca que al ciudadano que no tiene donde vivir si se le desahucia de la casa
que compró, amparado en ese canto de sirena que la propia banca alentó.
El único país comunista al que se
le habrá de temer es a China, que ya ha dejado de ser comunista para
convertirse en una especie de dictadura de las clases dominantes aliadas con el
sistema occidental. Ya son, desde un punto de vista productivo, uno más de los
nuestros, pero, como alumno aventajado, se ampara en el poder de Estado sobre
sus ciudadanos para gestionar su desarrollo en beneficio de los grupos de poder,
del partido, creando un selecto club de capitalistas ostentosos de su riqueza.
Los bajos sueldos, la localización de empresas occidentales, sus precios
supercompetitivos y un sistema de explotación sólido le auguran un futuro
arrollador. Otros países en vías de desarrollo le andan a la zaga. Explotación
de la infancia, terribles condiciones de trabajo, ausencia de derechos
laborales, escenarios infrahumanos del trabajador, sueldos miserables y un
largo etc. andan definiendo el futuro del currante. Mientras tanto, esos
productos se venden aquí a precios muy ventajosos con un amplio margen de beneficio,
ya que su coste es bajo y el precio de venta elevado comparativamente. Es la
única forma de entender la evolución económica de algunas empresas, por ejemplo
del sector textil, en las que sus dueños han pasado de casi nada a
supermillonarios cotizados en los ranking mundiales de hombres más ricos.
Pues volviendo al tema, ese es el
modelo que persiguen los inversores para crear empleo. Que el trabajador cobre
poco, que sea competitivo con ese mundo de explotación y que los derechos
laborales beneficien al empleador como elemento principal del sistema
productivo. No, ya no es el ser humano lo importante en el sistema productivo, si alguna vez lo fue, sino el dinero y el beneficio. El Estado, que debería velar por los ciudadanos, se ha plegado al grupo económico y solo le cabe al político, mientras continúe este
sistema de elección “democrática”, engañar a la ciudadanía, proponerles un programa
de gobierno para conseguir su voto y luego hacer otro justificándose en los argumentos
más sibilinos... ¿les suena? ¿Esto nos es un fraude electoral? Se han cambiado
las reglas del juego y el político ha dejado de ser un ideólogo responsable y
comprometido con el pueblo para ser servidor del jefe que le sostiene con sus
dineros, cuando no les compra. El “patriota” tienes sus dineros en Suiza, el
ciudadano no tiene nada y lo poco que tiene lo deja en los bancos de los “patriotas”
para que sigan especulando.
Por tanto, señores, no vamos a salir
de la crisis nunca, en todo caso nos vamos a instaurar en ella definitivamente.
Ahora, lo que nos quieren decir cuando hablan de ello, es que ya no nos van a
castigar más y que hemos llegado al punto donde querían llevarnos. El trabajo
precario se institucionaliza, la sumisión del trabajador se garantiza, los
sueldos se congelan o se bajan algo más, las pensiones, que deben ser un
derecho legitimado por una cotización que ya se les entregó, van a la baja… La
educación y la sanidad, que son empresas golosas que mueven mucho dinero, se
las deberá pagar usted de su bolsillo a medio o largo plazo.
El futuro es la crisis si no somos
capaces de reivindicar y desarrollar una alternativa humanista a esta
situación. Otro mundo es posible, hay alternativas, pero quienes dirigen el
cotarro no las aceptan porque van en detrimento de ellos. El humanismo les
importa un bledo, incluso en su frío análisis saben que sobran millones de
seres humanos para hacer viable ese mundo que pretenden.
Una economía humanista pasa por crear
empresas competitivas pero donde los dueños sean el dinero y el trabajo, el capital
económico y el capital humano, donde el trabajador esté implicado en la propia
empresa como dueño consustancial por su aportación laboral y el Estado vele
para que las normas y leyes protejan el sistema de esos especuladores y
sinvergüenzas que andan a lo buitre acechando; para que los derechos humanos sean
respetados y se considere, en todo momento, el derecho de la ciudadanía a una
vida digna, donde sus necesidades básicas sean cubiertas, donde la solidaridad
social esté garantizada y el sistema educativo conforme sujetos libres, con capacidad
de crítica constructiva que aporte un valor añadido al sistema evolutivo de la
propia sociedad . Sin un Estado fuerte y democrático, capaz de ordenar y
clarificar las cosas, es tremendamente difícil conseguirlo… El Estado, en todo
caso, debería reservarse el derecho a gestionar o controlar toda empresa que
sea consustancial a los derechos de la ciudadanía y no dejar en manos del mundo
empresarial el poder decisorio en esos campos.
Pero si el futuro es la crisis, habrá
que reinventar la lucha, su internacionalización para conseguir, ya que
nosotros vamos hacía atrás, que en el resto del mundo el trabajador, el
ciudadano de base, sea dignificado y no se le explote. Si tenemos que ajustar
los niveles entre el tercer mundo y el nuestro, que sea el nivel nuestro el que
sirva de base, al que se deba tender y no a la explotación y la miseria que
están sufriendo ellos. Ese es el verdadero problema de la globalización
inventada por el mundo del libre mercado de bienes de consumo, pero no de
derechos.
8 comentarios:
Antonio, hace tiempo tocamos este tema. La única solución es suprimir el Dinero, y adoptar un nuevo sistema para la Humanidad.
Hoy es posible porque disponemos de las TIC y el único camino pacífico es optar por su difusión.
Un cordial saludo y mi felicitación por tu análisis. Pepe
Gracias, Pepe. Es evidente que hay que cambiar el sistema y que ha de ser asumido por las generaciones venideras... esperemos que su inteligencia creativa dé una solución a esta situación que se escapa a nuestra generación...
Un abrazo
Así es, Antonio, nos tienen donde querían llevarnos, ¡es deplorable! Ojalá se consiga articular un movimiento efectivo que nos haga dar pasos hacia delante y no hacia atrás, tal y como ocurre hoy día.
Mucha pena me da todo esto, mucha.
Abrazos para ti, querido Antonio.
Coincido plenamente con tu análisis. Lo que me indigna es que partidos de izquierdas como el PCE no se dieran cuenta de que la caída de la URSS y demás países socialistas nos llevaría a la situación mundial actual. Recuerdo a un Carrillo más condescendiente con EEUU que con la URSS: ¿traición o despiste?
Sin querer vanagloriarme de nada, debo decirte que posiblemente fui una de las pocas personas que desde antes de la caída de estos países se dio cuenta de lo que se nos venía encima (a ellos, y en consecuencia a nosotros también). Porque, en definitiva, lo que sucede es que el capitalismo LE HA PERDIDO EL RESPETO A LA CLASE TRABAJADORA.
Desgraciadamente, porque esto llevará mucho tiempo, la izquierda necesita reorganizarse de abajo arriba a escala internacional. Ya no valen líderes carismáticos por muy honrados que sean o lo parezcan ya que, como dicen los anarquistas, el poder corrompe.
La izquierda tiene que organizarse de manera que los dirigentes sean elegidos para desempeñar comisiones concretas y por un período de tiempo limitado. De manera que sus cargos puedan ser revocados siempre que las bases lo decidan democráticamente.
Si las nuevas generaciones lo hacen, y yo creo que ya lo empiezan a hacer, iremos por buen camino. En caso contrario, la bestia capitalista seguirá engordando a costa del sufrimiento de la mayor parte de la humanidad.
Por cierto, desde hace mucho tiempo creo firmemente que el estado chino se parece más al nazismo que al comunismo.
Un abrazo, amigo.
Antonio Capilla
¿No es posible que seamos nosotros mismos los que estamos alimentando la crisis?.Queremos trabajo digno con un sueldo digno pero compramos productos en grandes superficies y tiendas de "marca" amparados en el precio, (género de dudosa procedencia en cuanto a la forma y manera de producción)llenando más las arcas de los que más tienen, dándoles píe para que aún nos puedan exprimir más en detrimento de los comercios de barrio que son los que de una manera u otra contribuyen humildemente a la sostenibilidad de la economía invirtiendo lo poco que puedan ganar en consumo y no engordando las grandes cuentas de los poderosos.
Todo es tal cual lo explicas. Jamás hubiera creído que llegáramos a este extremos de no haberlo vivido. Hace relativamente poco, que me convencí de que tenían decidido todo el proceso en beneficio de los grandes. Y ahí nos han dejado, quién sabe si todavía nos hundirán más. No interesamos, somos gasto y solo quieren haberes.
Qué impotencia tan grande!
Gracias por tu artículo, Antonio y besos mermados.
Gracias por el análisis, Antonio, y a todos los que habéis dejado comentario.
Hay al respecto varios libros; uno de ellos -que aún no he leído- pero del que he leído una reseña y a cuya presentación asistí, promete mucho:
Daniel Gabarró Berbegal/Jaume López Hernández, "Revolución sin enemigos", Boira Editorial.
Os lo podéis bajar gratuitamente aquí: http://www.boiraeditorial.com/ebooks/revolucion_sin_enemigos.pdf
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