viernes, 30 de octubre de 2015

Poema de dolor y de tragedia




Una vez más se fraguó la tragedia en el mar Mediterráneo. Los marginados, los sintecho, los que huyen de la nada buscando una mejor vida, encontraron la muerte en el empeño, y yo quiero llorar con ellos en mis versos.

Poema de dolor y de tragedia

El negro y tenebroso viento
empuja mi espalda con furor
embajador de la miseria,
la hambruna y el dolor.

La trampa del desierto iluminado
por miles de estrellas titilantes
jugó con mi destino
guiando mi huida de la nada
envuelto en arenales
de mágicos cristales
que fraguó mi fantasía
de un mundo mejor.

Corrí entre las montañas
y atravesando ríos
busqué desesperado la otra orilla
que vi tras las cuchillas lacerantes
de almas frías y falaces,
cimientos de muros y fronteras
que fragua la injusticia
a lomos del corcel de la avaricia
valor insigne en un mundo de codicia
que su esencia humana ya perdió.

En un último esfuerzo
tras ser atropellado
engañado y explotado
por mafias desalmadas
me lanzo a la aventura de la mar.

Bajel de imaginaria fortaleza
me reta a travesías de mares escarpados
de olas espumadas de amenazas
de oscuros peligros abismales
de miedos e ilusiones,
huyendo de la miseria y la ignominia
hacia la miel de la abundancia.

Y todos en la barca
para conjurar la fuerza de la parca,
unidos por las manos,
formamos la cadena de la vida
y el ariete que fuerce la frontera
que rompa ese muro insalvable
que el hombre miserable construyó.

Luego,
el mar se va tragando a los amigos
sus manos se escapan de las tuyas
como gélidos peces escamados
que volvieran a su océano profundo
y ves como el abismo los engulle
matando su esperanza e ilusión.

Caronte se los lleva en otra barca
camino mitológico del hades,
a la vez que las guadañas
forjadas en la Europa miserable
van segando las almas indefensas
yugulando con violencia la esperanza
de un mundo mejor.

El mundo de esta vida deplorable
abre su puerta deleznable
hacia el profundo abismo de la nada,
mientras un ave luminosa
guiada por dioses del dinero
revolotea alrededor
entonando estridentes canciones
con  notas disonantes del rotor.

Ahora estaré salvo
los otros se han hundido,
al mar los devoró.
Y a mí,
mañana injustamente,
obviando mi dolor
me volverán indiferentes
a donde vive mi color.








jueves, 22 de octubre de 2015

Me gusta navegar con las velas al viento


El otro día os narré, en mi muro de facebook, cómo se había hecho la foto que coloqué en mi perfil y mi primera experiencia de navegación. A partir de aquí, en plan de añoranza, reviví y reflexione sobre mis vivencias marineras posteriores, llegando a considerarlas como una especie de experiencia espiritual, donde el sentido de lo enigmático y la vida se enlazan para crear un momento de exaltación que hace levitar el espíritu sobre las aguas.

El mar es insondable. Navegar es no pisar tierra, dejarte llevar por el bamboleo del agua en conjunción con el viento. Es como un reto a desenvolverte en un medio desconocido y extraño al medioambiente del hombre. Una huída de la realidad, de los pies en la tierra, para ubicarte en la fantasía de un horizonte que se pierde en su linealidad, marcando el enigma del más allá, de la superficialidad de la nada, pero de la diversidad de las profundidades. Esa monotonía, ese paisaje perenne, te da alas para el pensamiento, para la reflexión en paz y sin interferencias de los accidentes orográficos que pueblan la tierra. Libertad y respeto a las aguas, a su poder envolvente, a lo desconocido e imprevisible, a la transparencia que aglutina miles de forma de vida diferentes.

Pero, algo llama desde esa inmensidad al ser humano. Es su cuna, su génesis biológica, su anagnórisis ancestral, que pretende una regresión a los principios del ser, de la vida, para comprender sus secretos. Hasta la propia Biblia, es su intento de explicar la creación, habla de: “El espíritu de Dios se cernía sobre la faz de las aguas”. En todo caso, la ciencia viene a dar más luz a ello y nos explica cómo la vida se fraguaba entre las aguas, de donde salimos todas las especies desde la concepción darwiniana. Nosotros somos agua, agua en un 73 % aproximadamente. Sin el agua no hay vida y hasta las bacterias más resistentes acaban formando esporas para sobrevivir a su ausencia.

Es aquí donde mi imaginación volaba, donde encontraba un campo de meditación ausente del mundanal ruido conjugado con esa brisa y mar; un mundo de estímulos sensoriales especiales. Línea del horizonte en lontananza, suave brisa acariciando la piel, música de la quilla al separar las aguas y envolverse en su canto, mano izquierda en la caña y en la derecha la pipa, a popa Málaga con su perfil que se pierden en el horizonte del ayer…

Con ese escenario tan inmenso, envuelto entre agua y aire, entre el planeta y el firmamento, entre el fluido de la vida y el cosmos, sientes que eres nada en esa inmensidad, que esa infinitud que te acompaña es incomprensible y enigmática para el hombre que siempre quiso etiquetarlo todo y, cuando no lo pudo, creó los credos para anclarse en una explicación de lo inexplicable.

Sea como fuere, mi sensación era de apertura hacia otro mundo inmenso, de fuga del terrenal y acercamiento a ese firmamento que se unía al mar en el horizonte. Detrás queda todo, delante el reto de lo inescrutable… , estimulante singladura. Entonces cobran su sentido estos versos:

Mi barco velero

La suave brisa
inflándole el velamen
empuja suavemente a mi velero
en todo su esplendor.

Tensa el obenque
y la ajustada botavara,
jugando con amuras,
ciñe con arte milagroso
hinchando la mayor.

La inquebrantable caña
resiste la disputa intransigente
entre la orza y el timón
ciñendo con viento de estribor
en suave derrota y leve inclinación.

El foque tensando va su cuerpo
en juego con la brisa que le riza
para ayudar a la mayor
y tremolando brinca
a capricho y antojo del timón.

El mar, levemente rizado,
abre su cuerpo a la incursión
y el agua se aparta en borbotones
al empuje de la quilla y su presión.

Al fondo un horizonte de utopía
fija la proa y la ilusión,
a popa abierta Málaga
saluda desde lejos con su adiós.

Cuaderno de bitácora
con rumbo hacia otro mundo
cargado de sosiego y de dulzor
evade de la nada de la vida
creando un insólito escenario
preñado de belleza y de abstracción.

Autor: Antonio Porras Cabrera
De mi libro: Eclosión


viernes, 16 de octubre de 2015

La niña de Rajoy… (reflexión humorística).


¡Caray!, ayer me llevé una tremenda impresión. Con esta televisión no gana uno para sustos. Vi un video donde “la niña de Rajoy”, la que nos presentó en las elecciones de hace unos años (por cierto bastante crecidita), entraba en un hospital muy malita, casi a punto de fallecer. Al parecer eso ocurrió hace casi cuatro años. El problema es que, después de tanto tiempo ingresada, parece que ahora es cuando empieza a ponerse algo mejor, cuando se estabilizan sus constantes, aunque sus órganos vitales, que son los que mantienen la vida, los que realmente trabajan por el sostén del sistema, como el hígado o fábrica que realiza la transformación energética, la labor excretora de los riñones, el aporte de oxígeno de los pulmones, la elaboración de alimentos del aparato digestivo, las manos, pies, músculos y huesos, el corazón que bombea y reparte ecuánimemente la sangre que lleva los alimentos a todos los órganos y tejidos del cuerpo, todos ellos, andan aún afectados severamente, funcionando a bajo nivel de efectividad y, en algunos casos, como las partes marginales del cuerpo, en la más absoluta pobreza funcional, tanto que corren el riesgo de necrosis tisular, o sea, de morir por falta de alimento.

No tengo muy claro si la enfermedad que padecía era una infección o un accidente de tráfico. Según algunas malas lenguas, la atropelló un coche de alta gama que conducía la banca y el capital. Ello puede ser verdad, pues es habitual en nuestro país que los grandes representantes del poder extranjero, en connivencia con estos de aquí, vengar de turismo con cierta frecuencia y abusen, al amparo de su pasta, de su dinero, obteniendo privilegios a los que no tiene acceso el ciudadano de a pie.

Algunos cuentan que el problema de que la niña no haya superado aún su patología es que el hospital donde la ingresaron dio preferencia a la cura de las lesiones que la banca y el capital sufrieron en el accidente, que, por supuesto y dado que el vehículo era de alta gama, no fueron letales aunque sí de importancia, a pesar de ser los causantes del percance. Si bien les sometieron a un interrogatorio, como es de rigor, para que no se diga que tienen trato preferente, solo fue durante un Rato, no llegaron a pedir responsabilidades de sus actos a tan significativos personajes. Eso sí, el pago de la factura de la sanación de los agresores (banca y capital) se lo van a pasar a los vecinos de la niña, que no a su padre, que bastante sufrimiento tuvo al enterarse del percance cuando estaba cenando en el Bar Cenas invitado por el dueño.

A esto hay que sumar el proceso de deterioro que sufrió la asistencia sanitaria, pues en esa etapa, el cuadro médico y administrativo del centro hospitalario recortó presupuestos, por lo que hubo de bajar la contratación de personal cualificado, aparecieron falta de recurso materiales, farmacológicos, dietéticos o nutricionales, y aparataje para afrontar el reto de la cura de la niña, por lo que la calidad de la asistencia sufrió un considerable deterioro, lo que justificaría la ineficacia del tratamiento y el que a estas alturas el caso no esté resuelto y la niña siga ingresada sin muchas esperanzas de volver a la situación previa al ingreso.

El caso es que, después de tanto tiempo, la niña sigue casi igual, salvo el cerebro, que con el tratamiento ha mejorado muchísimo, dado que es donde se encuentran los órganos de poder, mientras el resto del cuerpo quedaba tremendamente afectado al no llegar el flujo de sangre necesario para su correcta sanación. Ahora, la niña tiene un cuerpo debilucho, con continuos dolores y molestias, con sus órganos al borde del fracaso y con la motilidad limitada, aunque a nivel cerebral se encuentra lúcida, orientada hacia dónde debe estar y, aunque ha perdido algo de memoria, es solo selectiva, o sea, se acuerda de lo que debe acordarse y olvidó lo que debe olvidar referido a su entorno inmediato: los malos Ratos, los abusos y las juergas en el Bar Cenas con amigos de dudosa catadura y los malos hechos de su pasado inconfesable. Con el tratamiento parece como si le hubieran destruido a martillazos de fármacos y más fármacos el disco duro de su memoria, o al menos las partes más comprometidas para su felicidad y equilibrio mental… o sea, un lavado de mente para evitar la disonancia cognitiva. Eso está bien, pues la conciencia es mala consejera para obtener la felicidad completa.

No obstante, dado que se avecina un partido interesante y quiere el padre que la niña vea como gana el equipo de su papá y que ella le apoye con sus gritos de “¡PAPÁ, PAPÁ!”, le ha animado a salir a la calle, a pedir el alta voluntaria, para acudir al evento, donde la selección española de fútbol se enfrentará al rival, dejando a España, si ganan, en un buen estado de ánimo, dándole el prestigio internacional que conlleva tal hazaña. Para ello, los amigos de papá, que forman el cuadro médico que le atiende, le han hecho una rehabilitación de emergencia y, como anécdota curiosa, pero significativa para acudir al partido, le han pintado en la cara una bandera española…

El resto de la familia anda muy preocupada, pues no ven claro que la niña esté en condiciones de tomar el alta y acudir a ese acto, por lo que temen la recaída que la llevaría a una situación peor de la inicial. El asunto está en que andan pensando en una segunda opinión médica y en la posibilidad de cambiar el equipo asistencial. Se han presentado varios grupos de expertos médicos y hospitales de reconocido prestigio, pero la duda está en cuál es el más adecuado para sanar a la niña y que tratamiento sería el idóneo para que esa sanación fuera integral y no afectara solo a parte del organismo.


¡¡¡Ahora toca discurrir a quién elegimos para que cure a la niña!!!

La cosa no ha cambiado mucho, salvo que tenemos casi 400.000 parados menos, pero con más de medio millón de parados de larga duración más que antes, el fondo reserva de la Seguridad Social se ha rebajado en 25.000 millones de euros y la deuda pública ha crecido en 300.000 millones de euros, o lo que es lo mismo ha pasado de un 69,2% del PIB a un 99,5%. El resto está más o menos igual, con la salud muy deteriorada.

Me embarga el estupor ante los hechos

  Opinión | TRIBUNA Antonio Porras Cabrera Profesor jubilado de la UMA Publicado en La Opinión de Málaga el 10 FEB 2024 7:00  ======...