sábado, 30 de octubre de 2010

Homenaje a Miguel Hernández.




La semilla de la tierra
brote de vida imparable,
saca al niño de la yunta
del trabajo deleznable.

Son los cánticos de vida
Que el poeta lanza al viento.
Son la esperanza perdida
Que vuelve como alimento.

Miguel Hernandez cantó,
dentro de su baja cuna,
A los sinos insufribles
Que presentó la fortuna.

Y saltó el niño yuntero
Liberando de su cuello
En un acto de osadía
El yugo de su degüello.

Sacó desde sus adentros
Al león y al toro bravo
Al águila poderosa
En su vuelo idealizado.

Con un esfuerzo de sangre
Fue rompiendo las cadenas
Y a ese yugo despreciable
Que de nuevo le impusieron
Con las flechas lacerantes.

Noches de nuevo vinieron
Noches negras, negras noches
Que sumieron las españas
En pozos tan repugnantes.

Los luchadores murieron
Bajo el flujo de las armas
Y los cantores callaron
Muertas ya sus esperanzas.

La semilla de su canto
Brotó desde la distancia
Y dio nueva vida a todo
Lo que en otrora callara.

En cien años no mataron
Por persistente que fuera
Las ideas de libertad
De Miguel en sementera.

(Antonio Porras, 30/10/2010)




El pasado 28, con motivo del centenario del nacimiento de Miguel Hernández, se le ofreció un homenaje en mi pueblo natal, Cuevas de San Marcos. En la Casa de Cultura se llevó a efecto una actuación con la presencia del catautor Paco Damas que, con el apoyo de un conjunto de vecinas de la villa aficionadas a la poesía, presentó una lectura de poemas y su último disco musicando poemas de Hernández. Cada poema era recitado por una participante previamente a la actuación del catautor que le pone música y melodía al mismo, resultando emotiva y francamente interesante la presentación. El disco Tristes Guerras recoge 12 canciones de otros tantos poemas de Miguel.

Previamente, con el concejal de Cultura del Ayuntamiento habíamos convenido en proyectar un audiovisual, montado por mí, sobre soporte pps, como homenaje del pueblo al poeta. Consta de unas cuarenta diapositivas, que recogen imágenes de su vida y muerte y una breve semblanza de la misma. De fondo suenan dos canciones que elegí como apropiadas para reseñar y destacar la propia evolución de Miguel. Se trata de “El niño juntero”, una premonición del sino que le espera al niño, por haber nacido donde nació, un sometimiento a la explotación y al yugo que le hará esclavo de la vida, arrancando el fruto de la tierra con la pesada carga del trabajo, mientras otros disfrutan del beneficio de ese esfuerzo. En este caso la interpreta magistralmente Serrat, como hace con algunas otras de Hernández. La otra canción es “Vientos del pueblo”. En ella encontré la rebeldía que pregonaba en la primera para librar al chiquillo de ese sino terrible cuando se pregunta:

¿Quién salvará a este chiquillo
menor que un grano de avena?
¿De dónde saldrá el martillo
verdugo de esta cadena?

Que salga del corazón
de los hombres jornaleros,
que antes de ser hombres son
y han sido niños yunteros.



Vientos del pueblo es, para mí, una exaltación a la fuerza y voluntad del hombre sometido por la historia y la estructura dominante de los grupos de poder fácticos y reales. Plasma la idea de buscar el león que hay dentro de cada uno para enfrentarse a aquellos que quieren colocar el yugo a ese pueblo, haciéndolo de bueyes. Si se analiza detenidamente, estos dos poemas, nos dan la pauta del conflicto de la guerra civil, nos ubican históricamente en el momento en que se da el contexto de injusticia y explotación del pueblo por parte de unos pocos, ante los cuales, se ha de luchar y morir antes que someterse como bueyes. En contraposición al párrafo anterior de El niño juntero, coloco estos otros de Vientos del pueblo, como apoyo a mi interpretación sobre los hechos históricos y sociológicos que se dieron en aquellos tiempos.

No soy un de pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.

Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España.
¿Quién habló de echar un yugo
sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?
Crepúsculo de los bueyes
está despuntando el alba.

Los bueyes mueren vestidos
de humildad y olor de cuadra;
las águilas, los leones
y los toros de arrogancia,
y detrás de ellos, el cielo
ni se enturbia ni se acaba.

La agonía de los bueyes
tiene pequeña la cara,
la del animal varón
toda la creación agranda.
Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,
la boca contra la grama,
tendré apretados los dientes
y decidida la barba.

No sé que tiene este país nuestro, que la espada siempre pretende callar a la palabra, que la incultura mata al progreso real y humano, que los poderes fácticos no se bajan del caballo señorial respetando a los iguales, que la sangre del otro vale menos que una idea propia… La España invertebrada los es por no tener la cultura del entendimiento y el respeto, de la justicia social y del encuentro. Esas son las bases para estructurar y vertebrar una convivencia ciudadana que, aún hoy día, vemos deteriorada y vapuleada por intereses de grupo antepuestos al propio Estado y a la voluntad de todos, o de la mayoría, desde la libertad.

Este es mi pequeño homenaje a Miguel Hernández, cuya obra me impresionó extraordinariamente cuando se enterró un conocido joven, que murió de accidente, y leyeron la Elegía a Ramón Sijé. Desde entonces bebí de su poesía...





viernes, 29 de octubre de 2010

20.000 visitas



Hoy quiero agradecer a todos los seguidores y seguidoras de mi blog el haber alcanzado, desde cuando coloqué el contador en junio de 2009, las 20.000 visitas, que se han traducido en 30.000 páginas consultadas. También hago balance del número de comentarios, todos tan enriquecedores, casi ninguno fuera de tono y en su inmensa mayoría cargados de argumentación lógica, que nos sirvió, tanto a mí mismo como a los visitantes, como elemento nutriente en nuestro desarrollo intelectual. Han sido más de 3700 comentarios, sin contar las visitas realizadas en Facebook y los que allí se dejaron. También se ha llegado a los 111 seguidores, que me ha traído al recuerdo aquel chiste que decía: ¿En qué se parece un médico al 111? En que ambos empiezan con uno, siguen con uno y terminan con uno…

Visto este lapsus humorístico, he tenido la suerte de encontrar gente estupenda en este mundo bloguero, a la que me he sentido ligado por afinidad e ideas, a las que respeto y admiro. Vinieron muchos, se fueron otros, o al menos dejaron de colocar sus comentarios… es lógico en este libre trueque de ideas y reflexiones. Pero sobre todo, en este proceso de un año y pico, incluso de antes, cuando se produjo la creación del blog, he sentido que mis ideas se aclararon con la ayuda de los comentarios ajenos, con el intercambio, con la reflexión. Tal vez, este sea el arte y la esencia de este mundo bloguero, donde no nos sentimos mediatizados por ninguna imposición, salvo la propia, la que uno quiera establecerse. No servimos a ningún señor, salvo a nuestras ideas. Pero si hay algo que hace más nutriente y provechoso este intercambio, es la mente abierta, el respeto a los demás y la asertividad en la exposición para clarificar posiciones en el bien de todos.

En este sentido tendría que dar las gracias a muchos y muchas de los amigos y amigas que escribieron en mi blog, no nombro a nadie, pero seguro que sabréis daros por aludidos y aludidas. La libre, sosegada y respetuosa expresión que he ido percibiendo en vuestras aportaciones, me han permitido no tener que usar el mecanismo de moderación, pues todos se han expresado con la mayor y absoluta corrección. No solo eso, sino que se ha creado, bajo mi percepción, un contexto que ha facilitado el encuentro.

Ahora tengo que confesar que me siento atrapado y, a veces, superado por el tiempo, ese ente cronológico que nos condiciona el ritmo circadiano, segmentando el día para que lo gestionemos en función de nuestras necesidades biológicas, sociales e intelectuales. No puedo hacer todo lo que me apetecería, no puedo escribir todo lo que se me va ocurriendo, no puedo visitar a todos los amigos blogueros que querría... Hay muchas cosas que nos llaman y que nos requieren y eso implica priorizar, como siempre que se toma una decisión. Pero quiero dejar de manifiesto que sigue mi interés por vuestros escritos, aunque a veces no coloque comentarios, que me encanta pasear por este mundo bloguero policromado, como un caleidoscopio de la vida, que nos permite asomarnos a ella desde las diversas ventanas que nos abren los amigos blogueros. Por eso seguimos en esta onda y con las mismas ideas de compartir reflexiones.

Gracias a todos y todas por vuestras visitas y aportaciones tan valiosas.

miércoles, 27 de octubre de 2010

El mango de la sartén.


-

Hoy me he desayunado con la noticia sobre las interesantes opiniones del señor Isak Andik, dueño de Mango y nuevo presidente del Instituto de Empresa Familiar. Cuando digo dueño de Mango me refiero a la empresa Mango, no a que él tenga el mango de la sartén, aunque le gustaría tener la sartén por el mango. Eso queda claro a la vista de sus declaraciones.

Creo que de su mensaje se pueden extraer interesantes conclusiones sobre cuales son las diferencias entre el sistema neoliberal y una gestión humanista de la cosa pública. Refiere que el funcionariado debería tener "una remuneración variable y una estabilidad similar a la de empresa privada para las nuevas incorporaciones, no para las anteriores, que ya tienen derechos adquiridos". La cuestión está en lo justo o injusto de los criterios para mantener esa estabilidad laboral. La empresa está llevando al paroxismo su idea de despido y de estabilidad laboral, solo entendible desde la perspectiva de un mercado donde el sujeto es una herramienta para la producción y el enriquecimiento del dueño del capital. Si yo gano tienes trabajo, no importa lo mucho que gane, pero si pierdo, aunque sea por mi mala cabeza, te vas a la calle y yo preservo las ganancias que obtuve con tus servicios.

Pero si concebimos la empresa orientada al servicio del ciudadano, entendiendo la producción como la gestación y gestión de un bien común, donde confluyen las fuerzas del capital y de la actividad laboral en una sinergia productiva, no podemos hablar de despido tan fácilmente, sobre todo en función de los intereses del dueño del capital, que saca su beneficio sistemáticamente y cuando la cosa va mal se desprende del empleado sin contabilizar los bienes que le aportó a lo largo de su servicio. Lo que habría que plantearse no es el sistema de relación laboral en la línea que lo propone el mundo empresarial, sino desde la perspectiva de la definición de la propia empresa, donde el capital tiene su función, pero nunca ha de ser superior su influencia a la del propio esfuerzo humano, al valor del trabajo, que desde el punto de vista humanístico está muy por encima de lo material que representa el dinero. El dios dinero debe dejar paso al valor del trabajo. El dinero y el trabajo conforman dos elementos que deben ser copropietarios de la empresa...

El problema radica en que en este sistema la gestión se hace desde el poder del dinero y no desde el poder de la producción. Habría que cambiar los órganos de gobierno de las empresas y dejar sobre la mesa un equilibrio de poder entre los agentes productores, incluido el dueño del dinero, sin excluir el aporte del empleado que conforma el recurso humano. El cambio pues, no debería ir por darle más poder al capital, sino por implicar más en la gestión al mundo laboral, al empleado que produce, al conjunto de los asalariados, para que la competitividad se tradujera en mayor conciencia de producción y en mayor beneficio, en un justo reparto de las ganancias y de las pérdidas. No podemos privatizar las ganancias para las empresas y socializar las pérdidas repercutiéndolas en el Estado.

Es cierto que el sistema del empleo público debería ser retomado y redefinido en base a parámetros más adecuados al momento. Establecer una contingencia entre eficiencia, productividad y calidad del servicio con respecto al salario, mediante pluses especiales, contratos programa, determinación de objetivos, que llevaran a nuestra administración a un mejor cumplimiento de su función. O lo que es lo mismo, establecer una dinámica de motivación que premie la productividad y el bien hacer del empleado público, dejando el despido para extremas situaciones. Ahí tienen mucho que decir los sindicatos y los gobiernos.

Pero también es cierto que el mundo empresarial, que siempre, quiere sacar tajada de cada situación de crisis, sin hacer demasiada autocrítica en cuanto a la gestión e implicación propia en la misma, cuando no la provocan a conciencia, anda intentando mermar el poder del Estado para llevar toda la dinámica relacional del mundo del trabajo y la producción al campo de lo neoliberal, donde prima, sobre todo, la idea de la producción y el valor del dinero y la autorregulación desde una selva de intereses donde el más poderoso, tramposo o manipulador, puede hacerse con el poder mediante técnicas poco contrastadas y justificables moral y éticamente.

Si partimos de la base de una sociedad humanista, donde toda actividad debería perseguir el bien común, no solo inmediato, sino de proyección de futuro, habría que someter al sistema capitalista a unas normas de juego que se alejan mucho de sus pretensiones. El objetivo es el desarrollo del sujeto, no del capital, que solo es un medio, una herramienta, para hacer crecer los bienes de una sociedad en justo reparto para la evolución de sus integrantes en conjunto, y no al revés, una ciudadanía sometida a los intereses del conjunto del capital, del dinero, que prima sobre el valor del ser humano. Esto último solo puede llevar a la autodestrucción de los valores humanos y del propio planeta, que está siendo explotado y expoliado, como estamos viendo, en beneficio de unos intereses inconfesables de grupos acaudalados que se esconden detrás de grandes multinacionales y que manipulan el dinero y el flujo de capital.

Para mí, la empresa del futuro tiene justificación desde la gestión compartida de sus integrantes, tanto capital como empleados, en una propiedad común donde la motivación tiene su sentido desde la implicación en lo propio. El Estado debe retomar la idea de que todo está al servicio del ciudadano en su conjunto y de que cualquier actividad debe someterse a criterios que lo garanticen. Es el Estado el representante democrático de los ciudadanos, el lugar donde confluyen los intereses del colectivo social y, por ende, donde se ha de establecer el control y desarrollo de la actividad social y productiva que redunde en beneficio de todos con arreglo a un criterio de justicia social.

En esta lucha denodada que se está dando entre el poder político y el económico, salimos claramente perdedores los ciudadanos. El mundo político está siendo denostado, vilipendiado y descalificado, si bien hay argumentos sólidos de incompetencia en muchos casos, mientras que el ejemplo de gestión empresarial sigue saliendo de rositas de una crisis que ellos ha provocado. Parece que los medios atacan sistemáticamente al político y obvian al capital que los paga y manipula en beneficio propio (véase mi entrada anterior sobre Noan Chosky).

Hoy quiero hacer una defensa del político honrado, de quien lucha por gestionar la cosa pública desde la idea de justicia social, de quien se siente portador y defensor de los intereses de sus votantes y no de aquellos a quienes son comprados con el dinero. Quiero reencontrarme con esa gente que respeta a los demás, que busca las sinergias, que no descalifica sistemáticamente para dejar en evidencia lo malos que son los contrincantes, sin descubrir su propio juego, sus alternativas. Quiero un político que anteponga el valor de la política a sus intereses persónales o de partido, que no esté vendido a réditos ocultos y a proyectos en la sombra que solo pretenden reforzar el poder de sus amos del mundo económico y financiero.

Si le damos el mango de la sartén a esos, se lo damos a los dueños de los Mangos, de las multinacionales y a quienes defienden el sometimiento del conjunto de la ciudadanía al sistema productivo, en lugar de a la inversa. Hay que sostener y seguir sosteniendo la sartén por el mango, desde los representantes de la ciudadanía. Para ello se han de hacer valer estos, de refundar el espíritu ético de la política y desenmascarar la estrategia de deterioro que se está imponiendo desde muchas esferas que pretenden menguar el Estado para saltar ellos como alternativa de gestión de la cosa pública desde su concepción neoliberal, donde el valor del ser humano solo cuenta en función del aporte al sistema productivo a la competitividad y al progreso económico y material.

No, yo no le doy el mango de la sartén al señor Isak Andik, aunque me lo haya quitado, sigo reivindicando mi derecho a tener el mango en la alícuota parte que me corresponda como ciudadano y dentro de la filosofía humanista, alejado del más puro materialismo que intentan imponerme. Tendrán la sartén por el mango, pero será contra mi voluntad…




Lo lamentable es que estamos inmersos en una cultura organizacional y social que se sustenta en la idea de que el Estado son ellos y no nosotros. El rey Sol no ha muerto, ahora son ellos quienes dicen aquello de: "El Estado soy yo".




viernes, 22 de octubre de 2010

NOAM CHOSKY: Las diez estrategias de manipulación mediática



Normalmente no suelo colgar, en este lugar, reflexiones realizadas por otras personas, salvo que sea para cumplimentar las mías propias, por eso este blog se llama Cosas de Antonio. Pero, a veces, uno se encuentra con explicaciones y pensamientos de calado con los que se suele estar de acuerdo, en mayor o menor medida, que merece la pena publicar en su integridad. Este es uno de esos casos.

El poder y los medios de comunicación que lo sustentan y le sirven, tiene sibilinas formas de atrapar al pueblo. Si tomamos cuenta de ello, podremos empezar a liberarnos de esa trampa y conseguir ser más libres.

He aquí lo que dice NOAM CHOSKY: Las diez estrategias de manipulación mediática
10 Septiembre 2010

El lingüista Noam Chomsky elaboró la lista de las “10 Estrategias de Manipulación” a través de los medios.

1. La estrategia de la distracción
El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. “Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales (cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

2. Crear problemas y después ofrecer soluciones
Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

3. La estrategia de la gradualidad
Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

4. La estrategia de diferir
Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad
La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.

6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión
Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…

7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad
Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad
Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…

9. Reforzar la autoculpabilidad
Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!

10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen
En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídas y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.

Aquí os lo dejo como base de reflexión sobre la manipulación a que estamos sometidos. Vuestros comentarios aportarán más luz a este debate para que desaparezca la oscuridad en la que nos quieren sumergir.

domingo, 17 de octubre de 2010

La nueva y eterna guerra

---

“Ahora, según la Tradición, una nueva guerra va comenzar. Una guerra todavía más sofisticada, de la que nadie puede escapar, porque a través de sus batallas se complementará el crecimiento del hombre. Veremos los dos ejércitos, de un lado, aquellos que todavía creen en la raza humana, que creen en los poderes ocultos del hombre, y saben que nuestro siguiente paso está en el crecimiento de los dones individuales. Del otro lado estarán los que niegan el futuro, los que creen que la vida termina en la materia e, infelizmente, aquellos que, aunque tengan fe, creen que han descubierto el camino de la iluminación y quieren obligar a los demás a seguirlo.”


Paulo Coelho


Hace unos días, mi amiga Marga, me regaló el libre de Paulo Coelho, Valquirias. Reconozco que no es uno de mis escritores preferidos, pero lo leí, como siempre que alguien me regala un libro, hasta el final. No es pesada su lectura, aunque lo encuentro bastante críptico, lo que siembra un aliciente para ello. El hecho es que en el epílogo, encontré este texto tan interesante, que nos lleva a la reflexión.

En el blog “Grito de lobos” publicó una interesante entrada, como todas las que suele hacer, el amigo Camino a Gaia, titulada “La guerra de los mundos”. Este título tiene bastante similitud con la idea de Paulo y mi reflexión sobre el tema la establezco como complemento a estas posiciones, que cada vez toman más fuerza en una sociedad que atraviesa por una crisis estructural y busca un nuevo orden.

Estoy de acuerdo con las tres posiciones que establece Paulo. Por un lado la que cree en el ser humano y sus capacidades individuales como aporte al colectivo, entendiéndolo como un elemento de un sistema que influye, desde su propio desarrollo, en la evolución de la sociedad; los que buscan el SER. Esta posición, la enmarco en la relación constructiva entre los seres humanos, que busca sumar y establecer sinergias, que sean beneficiosas para todos, desde la implicación de cada uno de los sujetos del sistema.

Por otro los materialistas, los que pretenden la satisfacción de las necesidades corporales sin preocuparles otra cosa que no sea el dinero y el comercio de lo material. El hedonismo egoísta y el desprecio a los demás, que solo tienen sentido si sirve a su causa, a sus intereses. Su miopía no les permite razonar más allá de lo inmediato, y no pretenden el desarrollo del ser humano en un sentido íntegral, sino su uso como herramienta para un falso progreso que centran en el tener más.

Luego hay otro importante colectivo, que es digno de temer, que se refiere a los iluminados, a aquellos que se siente en posesión de la verdad absoluta y quieren imponerla, incluso, por la fuerza de la sangre. No siguen un razonamiento que se centre en lo material, ni en el desarrollo de las potencialidades del ser humano, sino que se fundamentan en principios anacrónicos que fueron freno a la evolución del mundo y que se sustentan en dogmas y creencias, en muchos casos irracionales, que son indiscutibles para ellos. No admiten, por tanto el proceso evolutivo del ser humano, sino su sometimiento a los principios, bíblicos, coránicos o de sus libros sagrados, que pretenden regir la convivencia desde su incuestionabilidad, desde la entrega a un orden de poder y de prelación donde el ser humano está sujeto a normas y principios estancos, donde la individualidad queda subyugada, en gran medida, a estos viejos valores.

Pero hay otro punto en lo que no estoy de acuerdo con Paulo. Esa guerra no va a empezar, esa guerra es la guerra de los tiempos, la eterna guerra que enfrenta a los hombres. Pero no se trata de una militancia definida perfectamente, sino de una confusión de militancia, pues en cada sujeto se libra una batalla interior donde juegan estas posiciones de forma innata. Todos somos militantes potenciales de cada posicionamiento, solo hace falta nacer en un lugar donde prevalezca uno u otro planteamiento, y someterse al proceso de socialización que establece esa sociedad, del que es tremendamente difícil escapar, salvo cuando tienes uso de razón y has evolucionado desde la capacidad crítica y el libre discernimiento, como librepensador.

Las armas, tal vez, estén en la aplicación de la teoría de la motivación que estable Maslow, con su pirámide. En el primer caso, el ser humano tiende a la autorrealización de forma ascendente, hacia el vértice, en función de que haya cubierto o no las necesidades inferiores. La dimensión y valor de esas necesidades depende del nivel consumista de su sociedad y de su integración en ella. Ya no se trata de alimento, agua, oxígeno, etc. sino de autos, casas, chalets, etc que manifiesten su posición social desde la ostentación de lo material. A esto podríamos llamarle lastre para el desarrollo personal intelectual, o espiritual para muchos… Yo entiendo que la principal misión del ser humano, como ente pensante, es el desenvolvimiento de la espiral de potencialidades que trae consigo, como individuo singular. No debe emplear más energía de la necesaria para conseguir lo material, pues lo material solo actúa como higienizante, dejándolo en posición adecuada para volcarse en su propio desarrollo.

En el segundo caso, si sometemos al pueblo a la pobreza, sin capacidad de conseguir la totalidad de los nutrientes para satisfacer sus necesidades básicas, que son las que le permite mantenerse con vida, haremos que su esfuerzo no se centre en el desarrollo personal, sino en servir a aquellos que pueden darle a cambio lo que necesitan, siendo, estos, los dueños de los recursos materiales que demandan. Pero si, además, le inoculamos que el progreso no es el llegar más lejos en sus capacidades e individualidad, sino en tener más cosas y disfrutar más de lo material, amén de imbuirles la competencia y la ostentación como armas de confrontación en el reconocimiento de su valor social, tendremos un perfecto idiota, miope y con alta dosis de alienación.

Como decía antes, la socialización es la forma en que uno se integra en su grupo social; es decir, cómo y qué hay que hacer para que se te acepte en ese grupo del que tienes necesidad social por definición. Por tanto, es la cultura, las formas, principios, valores, héroes, mitos y leyendas, los que definen el modelo a seguir en cada sociedad. Estos, digamos héroes, consolidad y modulan la estructura social del grupo desde conductas del pasado, que se siguen manteniendo como válidas en el presente, si bien hay distintos tipos de culturas que hacen más o menos dinámica a cada sociedad, como es evidente. Aunque una cultura haya demostrado su obsolescencia, siempre habrá resistencia al cambio, en función de las pérdidas que sufran los sujetos o grupos de poder, por lo que la lucha tendrá más o menos éxito en función de la cohesión o coherencia del entramos social.

Las religiones, a lo largo de la historia, han actuado como catalizadores o garantes de las culturas que sujetan y consolidad el poder, pues desde el mando se intentan siempre cultivar culturas afines a sus intereses. El contar con la alianza divina para justificar las actuaciones terrenales de los grupos, es una garantía de éxito. Los faraones, emperadores, y reyes, cuando no se definían como encarnación de los dioses, sí planteaban ser reyes por la Gracia de Dios, incuso algún caudillo, paseado bajo palio, lo colocó en sus monedas. Estas alianzas, entre lo divino y lo terrenal, solo consiguen que los sujetos pensantes cuestionen esta realidad y se aparten, en gran medida de los principios que defienden los integrismos religiosos, pero también el sometimiento de las masas de creyentes que asumen esos principios. Por tanto, las religiones en general y las más cerradas en especial, son los oponentes más grandes para el desarrollo personal de la espiritualidad del ser humano, al intentar encorsetarla desde sus dogmas. No pretendo entrar en mi concepción personal de la espiritualidad, que merece una reflexión aparte, y que es posible la plasme más adelante.

En conclusión: Busco el desarrollo de mis potencialidades personales que me lleven a la autorrealización. Necesito, para sostener y mantener mi cuerpo como continente de mi mente, satisfacer mis necesidades básicas corporales y materiales. Mi espiritualidad, mi búsqueda de la verdad, también me condiciona. Por eso, tal vez, ande preguntándome qué cosas son las realmente necesito sin ser consumista, dónde está la verdad de la vida sin caer en el dogmatismo e integrismo, cómo encontrarme conmigo mismo y mis potencialidades para aportar todo mi saber y conocimiento a la sociedad en la que vivo, a la vez que bebo de mis semejantes. Esa guerra interior ya está en marcha, depende de quien gane será el resultado de la otra a la que alude Paulo Coelho.

Os dejo esta reflexión que quiero compartir con todos, pues puede que subamos más de uno al mismo carro, el de la victoria final del ser humano sobre la barbarie depredadora y mercantilista del sistema en curso.

jueves, 14 de octubre de 2010

Crónica de la Fiesta Nacional… aplausos y pitos

(La razón del grito amparado en el aguilucho)

El doce de Octubre se celebró el acto de la fiesta nacional. Yo no la vi en la TV, al igual que no suelo verlo cada año, pero leí crónicas y oí comentarios al respeto. No fue una corrida, con perdón, pero sí una pasada. Tropas representativas del ejército español desfilaron como homenaje a las fuerzas armadas en el llamado día de la hispanidad, al que otros llaman, al otro lado del charco, del genocidio, por los hechos acaecidos en el proceso de colonización de nuestras queridas Américas.

Sin entrar en estos pormenores, o pormayores, que nunca se sabe, queda uno estupefacto al ver como un importante grupo de sujetos asistentes al desfile, vociferan como energúmenos, irrespetuosos hasta con los símbolos que presentan a su propia patria, que no identifico a estas alturas con la mía, dejando muchas dudas sobre lo que es nuestro ejército actual y cuantos nostálgicos hay, que se sienten vinculados al pasado y manchan un acto de este tipo con banderas preconstitucionales y pitos hacia un gobierno libremente elegido, como lo fue el de la República al que se enfrentaron sus ascendientes ideológicos de la mano de un ejército trasnochado y traidor. Pidieron las orejas y el rabo del torero y aplaudieron a rabiar el comisario de la plaza. En el fondo el espíritu nacional tiene mucho de corrida sanguinaria y sobre todo en algunas plazas.

Y, ciertamente, a uno le quedan muchas y variadas preguntas, dudas e inquietudes. La primera es por qué no se han condenado desde la oposición, al igual que desde el conjunto de los partidos políticos, estos hechos; serán porque se sienten identificados con el mensaje que vociferaban los susodichos sujetos, que teniendo derecho a expresar libremente su opinión, dejaron de manifiesto su catadura política e, incluso, moral y ética. La segunda es quien se esconde detrás de estos aspavientos y qué pretenden. La tercera sería, si bien no está permitida la expresión de ideología política a los militares, considerando que muchos de los asistentes eran familiares, si no estaremos ante un ejército de dos caras, cumplir el deber y por detrás jugar, en muchos casos, a lo contrario, sembrando deslealtad en la intimidad. La cuarta sería si no estamos ante una democracia tutelada, desde la sombra, por los descendientes del viejo régimen, en mayor o menor medida; los hechos acaecidos desde la judicatura, el mundo empresarial, el posicionamiento de la religión, las fuerzas fácticas que intrigan sistemáticamente para ampliar su cuota de poder y un largo etc. de segmentos sociales que quieren volver a los principios que se defendieron en la posguerra, nos vienen a mostrar que tenemos la asignatura pendiente de la convivencia ciudadana y el respeto a los demás desde la concepción democrática de la vida social.

No todo vale en democracia. Cuando alguien abuchea a un gobierno y muestra su falta de respeto, lo hace también a todos los ciudadanos que democráticamente lo votaron. Pero, claro, para entender esto se ha de tener espíritu democrático y eso no es posible en sujetos que se creen que ellos son las España y los demás sediciosos y traidores. De todas formas, pienso que esa lacra ideológica sigue estando presente, sin entender que España la conforman el conjunto de sus ciudadanos, con derechos y deberos, donde el valor de la convivencia se ha de centrar en la libertad y el respeto a los demás y a las normas y leyes que nos rigen, aunque no sean de nuestro agrado en muchos casos. El nexo o amalgama que une España debería ser la voluntad popular y el sentirse todos integrantes de un mismo proyecto político y social, pero sigue la España invertebrada, por haber las dos Españas, que no han resuelto aún su convivencia. Una ubicada en el centralismo y la imposición de la historia subyugante y sometida desde el proyecto de los Reyes Católicos; la otra desde la necesidad de la soberanía popular y el respeto a la democracia como forma expresión libre del ciudadano.

¿Aplauden la monarquía por lo que significa de imposición de reyes soberanos, de tradición en el ejercicio del poder desde ideologías totalitarias, desde el conservadurismo y el sometimiento del súbdito a su rey y sus señores? Esto implicaría que niegan el derecho que el ciudadano tiene a decidir quien le gobierna desde su soberanía popular, pues no entienden de eso, de soberanía popular, sino de su modelo político anclado en el pasado y en la imposición por la fuerza de las armas, si fuera necesario. Les faltó corrección, pero dejaron claro cuales fueron sus consignas y, por ende, cuales son sus ideas y posiciones… Eso está bien en cuanto clarifica las cosas y su posicionamiento, pero, si bien todo el mundo tiene derecho a expresar su opinión, también tiene la obligación de hacerlo en los lugares adecuados, respetando los actos y a los integrantes de los mismos. Parecen sentir al ejército como propio.

Por eso hay algo que se me escapa. Mi duda está en si es este el ejército que nos representa y sirve al pueblo y a la hacienda que les paga, o si el aplauso de este sector, al rey y a las fuerzas armadas, se centra en el convencimiento de que siguen siendo suyas ambas instituciones.

Yo hubiera quedado más contento si este sector del público hubiera abucheado a ambas instituciones, por ser servidores del pueblo que votó al gobierno, ante un posicionamiento democrático de las fuerzas armadas y un enfoque claro de la corona en defensa de la democracia, aunque es difícilmente comprensible que una institución que no se funda en la democracia y en la elección de representantes del ciudadano de forma periódica, como podría ser un presidente de la República, pueda defender o ser un ejemplo de actitud democrática. De todas formas, lo ideal habría sido que, ante esta actitud vociferante, el colectivo asistente, mayoritariamente, les hubiera inducido al silencio y al respeto, confrontándolos que un posicionamiento racional y respetuoso. Hasta que eso no se dé, no estaremos en un país suficientemente maduro políticamente, al menos eso pienso yo…

miércoles, 6 de octubre de 2010

Un problema estructural, no coyuntural…

En estos días, cuando uno decide escribir, la duda viene en sobre qué. Son tantas y tantos los elementos que nos invitan a reflexionar en este mundo lleno de interrogantes, de cuestiones pendientes de racionalizar, de propósitos y objetivos para renovar y redefinir esta sociedad, que la duda te hace transitar de un tema a otro encontrando todos de especial interés.

Yo, hoy, he preferido invitaros a reflexionar sobre un aspecto esencial de nuestro ordenamiento social. En Grito de lobos podrás encontrar el artículo que, en esta ocasión, he colgado respecto al tema. Si te apetece conocerlo pincha
aquí.

Me embarga el estupor ante los hechos

  Opinión | TRIBUNA Antonio Porras Cabrera Profesor jubilado de la UMA Publicado en La Opinión de Málaga el 10 FEB 2024 7:00  ======...