sábado, 19 de noviembre de 2022

El moderno mito de Sísifo


 

Hoy conocí a Sísifo. Los dioses inmisericordes, ante su afrenta, le habían condenado a ejercer eternamente un trabajo infinito, debiendo rodar una piedra ladera arriba sabiendo que, antes de alcanzar la cumbre, voltearía de nuevo hacia abajo, para volver a empezar. Había perdido el sentido de la vista y su visión de la vida era absurda, incongruente y simplona, todo su mundo se concentraba en su tarea quedando cegato para el resto de su entorno.

Con aquel trabajo titánico fue descubriendo cómo se transformaba su cuerpo, crecía su musculatura y se iba perfilando su anatomía con una precisión asombrosa… y se enamoró de su cuerpo, vivió para él y a él le dedico su tiempo, su esfuerzo y atención. Se preocupaba de su salud física y andaba ejercitando su musculatura, ya no como suplicio, sino para remarcar su esbelta figura. Todo lo demás le era indiferente. Le importaban un bledo los conflictos sociales, el hambre o la miseria, incluso la cultura que solo tenía sentido para él si se llamaba culturismo. Viendo su espléndido aspecto, su tonificada musculación y el escultural aspecto de dios griego con su armoniosa belleza, daba por bien empleado el tiempo dedicado a subir la inmensa piedra montaña arriba, sabedor de que volvería a rodar hasta el valle para darle de nuevo la oportunidad de ejercitarse subiéndola, una y otra vez, a la retadora montaña, en un eterno retorno, un ciclo vital cerrado en círculo, donde solo el hedonismos de un ego centrípeto podía justificar tal desmesura. Amó a la piedra. Ella era su compañera, la amiga que le permitía su desarrollo, que afianzaba su belleza corporal, a la que abrazaba en pleno esfuerzo, queriendo acariciarla en una alianza de propósitos, donde él tenía un fin y ella era el instrumento para conseguirlo.

Sí, había descubierto, en el castigo de los dioses a su osadía, el gran regalo que le otorgaron al dictar una sentencia, o castigo ejemplar, a la que había reconvertido en oportunidad para perfeccionar su soberbia figura de cuerpo escultural. Aquel trabajo inútil pasó a ser útil… pero solo para él. Su mente obsesionada, por y para ello, dejo de pensar en otra cosa y fue aumentando su ceguera, menguando su cerebro pensante, concentrándose en un solo objetivo: conseguir cada día incrementar su desarrollo muscular, marcar las fibras o haces musculares, aflorar sus venas delimitando a la perfección su anatomía. Cada músculo reivindicaba su presencia, se hacía notar en su singularidad anatómica, para tomar un protagonismo preciso en el conjunto de aquella complexión tan envidiable.

En este estado andaba yo, contemplando a Sísifo voltear la inmensa piedra, cuando acabé percatándome de que aquel joven sudoroso, jadeante y magníficamente musculado, no movía una piedra, sino unas tremendas pesas con mancuernas que una y otra vez elevaba en el aire con esfuerzo. Con orgullo decía que cada día pasaba horas y horas en el gimnasio, dosificando un trabajo cuyo objetivo único era tonificar su cuerpo. Era feliz en aquel espacio que componía su mundo. Pagaba religiosamente su cuota mensual por el uso de aquellas instalaciones, para hacer un esfuerzo socialmente improductivo, pero que a su ego le satisfacía.

 Mientras observaba los chorros de sudor resbalar sobre su cuerpo, no sé por qué, me vino a la memoria una escena de mi infancia, donde los gañanes del cortijo, apegados a la labranza, sudaban embarrados, por el polvo del verano o de la trilla mezclado con sudor, para llevar a casa un sueldo miserable. ¡Cómo ha cambiado el mundo!, me dije pensativo. Aquel gañán trabajaba para ganar una miseria y poder subsistir él y sus hijos; este joven se mata trabajando sin nada producir, sino un gasto a su bolsillo. Vi a Sísifo en él, condenado a aquel trabajo inútil, improductivo, para dar satisfacción a los dioses del Olimpo: al dios dinero que residía en el gimnasio, al dios soberbia que habitaba en su interior, al dios Apolo en la perfección de su belleza, al hedonismo, al ego presuntuoso o la petulante vanidad.

Concluí que la base de la vida está en la ponderación, en el ejercicio necesario, en el alimento requerido, en el equilibrio entre el yang y le yin. Porque nada, absolutamente nada, es absoluto… 

viernes, 4 de noviembre de 2022

Desahucio en la Macarena

Tumba de las víctimas

Será una curiosa coincidencia o está hecho adrede. Cuando concluía el día de los difuntos, alguien aparece por la Basílica de la Macarena y exhuma los restos del general franquista Queipo de Llano. Ese día había estado yo en el cementerio para honrar a mis familiares y amistades ya fallecidos. Entre ellos los 15 fusilados y arrojados a una fosa común en un apartado olivar, donde sufrieron olvido y su familia escarnio, miedo y temeroso silencio.

Fueron muertos por sus ideas republicanas un 15 de septiembre de 1936, cuando las huestes de este señor, incitador a ello, les asesinaron vilmente. Cuando volvió la democracia, el primer alcalde, que surgió de las urnas, decidió exhumar los cadáveres de aquellos “mártires socialistas” y llevarlos al campo santo. Antes, los otros “mártires franquistas” ya habían sido sobradamente enaltecidos como héroes en todo el territorio nacional, aunque no en mi pueblo, porque allí los milicianos no fusilaron a nadie, al menos que se sepa. El alcalde se ocupó de evitar el derramamiento de sangre de los rebeldes y sus adláteres, lo que no evitó su propia muerte a manos de los secuaces de Queipo después…

Realmente no fueron 15, sino 16 vidas, pues la pobre Concepción Hidalgo Porras, a sus 33 años, llevaba a un hijo en su vientre y cometió el error de ir a buscar a su marido para salvarlo de la muerte, lo que le costó la suya y la de su feto, además del abuso. También fueron 14 hombres, entre 57 y 16 años, según reza en la lápida que hoy resalta su memoria en una tumba común del cementerio, a la que cada año, por estas fechas, pongo una vela en señal de recuerdo, con la intención de honrarlos.

Queipo ordenó e incitó al crimen, a dar café a Lorca, a la violación de las mujeres y a la tortura de los republicanos. Fue cruel y despiadado en su discurso y en sus hechos, e incomprensiblemente, yacía a los pies de la Macarena como si de un santo varón se tratara, lo que ponía en cuestión a la propia Virgen, representada por su hermandad.

Siempre me pareció una deshonra para la Virgen tener aquel personaje a sus pies. Pero qué culpa tiene la Virgen si ha sido manipulada siempre por los que se decían sus fieles, le han puesto coronas, la nombran alcaldesa, en algunos casos, hasta ministras y ministros, la han querido implicar en las cosas terrenales ante la propia incompetencia del demandante.

La pasividad conformista, la complicidad de la Iglesia, con estas situaciones le ha hecho mucho daño a la religión, pues las élites y el fanatismo religioso han jugado sucio olvidando el verdadero mensaje de Cristo, arrimando el ascua al interés de su sardina. Siempre me sorprendió que esa religión, que dice representar el mensaje evangélico, una vez transcurrido tantos años de aquellos sucesos lamentabilísimos, no hubiera hecho contrición pidiendo perdón o disculpas por sus actos. No exhumó a los asesinos inhumados en las iglesias dedicadas al culto. Pero sí elevaba masivamente a los altares a sus mártires como beatos, mientras que algunos de sus fieles acusaban de revanchistas y abrir las heridas de la guerra, a quienes pedían la justicia de la reparación con los que yacían en las cunetas o fosas comunes. No, la religión no ha estado a la altura de las circunstancias, porque nunca lo estuvo en estos casos, siempre acogió catafalcos de impresentables en sus lugares de culto, todo era cuestión de poder y dinero, ¿a cuánto impresentable se dio sepultura en iglesias y catedrales a lo largo de la historia?

El desahucio forzado de Queipo se justifica, más bien, en que era un okupa, en un espacio religioso de amor maternal, de entrega a los demás, de todos eso valores que se le otorgan a la Virgen, y que este señor no merecía como ya demostró. Le deseo un eterno descanso, o lo que haya estimado el Juez eterno para él, al amparo de su familia, allá donde ellos estimen oportuno, en su intimidad, que seguro los tendrá cerca…  cosa que no podrán hacer muchos de los familiares de sus víctimas, que siguen en fosas comunes por su criminal actuación, por deshumanización y vileza… ¿Cómo pudo aguantar la Macarena la presencia de semejante genocida? No creo que fuera su compinche, su protectora de un llamado hermano mayor honorífico de su Hermandad. ¡Como las cosas terrenales nos hacen perder la fe! Ya no crees en ningún dios, cuando dejas de creer en aquellos que te decían lo que tenías que creer...

Las víctimas

lunes, 31 de octubre de 2022

Poema a Miguel Hernández (112 aniversario de su nacimiento)

 

Tal día como hoy, el 30 de octubre de 1910, nacía en la localidad de Orihuela (Alicante), uno de los poetas más grandes que dio nuestra tierra. Miguel Hernández, fue un espíritu libre y crítico, que se fraguó, incluso, a la falda de la religión. Pero, al igual que otros muchos, abandonaron el credo para ejercer un pensamiento libre, aunque le llevara a integrarse en otro grupo de principios e ideología diferente, entendiendo que la justicia y el desarrollo social han de liberarse del dogma. Su convicción revolucionaria, ante una sociedad injusta, donde el poderoso explota al débil, le llevó a defender las ideas y valores de la democracia siguiendo los pasos de Neruda y su influjo. En todo caso, con mayor o menor acierto paradigmático, su utopía de justicia e igualdad queda plasmada en su poesía.

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Miguel Hernández de niño


A Miguel Hernández en el 112 aniversario de su nacimiento.

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Volverá mi memoria a presentarte

como hombre de justicia y de pasiones

que plasmando los poemas con tu arte

sembraste de ilusión los corazones.

 

Del barro de los polvos de labranza

mezclados con la sangre jornalera

hicieron de tu honor fiel y balanza

buscando renacer la primavera,

luchaste como un bravo en la batalla

cantaste con tu voz a la esperanza

mostrando al infinito tu gran talla

por amor al pueblo unido en alianza.

 

El yugo que quisieron imponerte

lo arrojas como un toro desbocado

buscando derrotar la mala suerte

que al nacer te ubicaron al costado,

por eso en remembranza de aquel hecho

con mis versos escribo este poema

que surgen exhalados de mi pecho

en honor a tu espíritu y tu lema.

 

© Antonio Porras Cabrera

30 de octubre de 2022

 

 

 

 

lunes, 5 de septiembre de 2022

VADE RETRO

 


Me repugna la toxicidad que aflora por doquier, la falta de respeto al pensamiento ajeno, la manipulación de los principios y valores democráticos en beneficio del interés partidista o personal. Esa toxicidad ha encontrado en las redes sociales el mayor campo de cultivo y ha volcado en ellas la vehemencia del propio parlamento y los seguidores políticos a modo de hooligans futboleros, haciendo del usuario de esas redes una irracional correa de trasmisión en muchos casos. Las redes son peligrosas como elemento difusor, si uno no se para a meditar sobre el mensaje que nos transmiten, para discernir sobre el valor real del mismo, su veracidad y la intencionalidad que persigue el autor con esa difusión. 

Hay intoxicadores, entes difamadores, que lanzan su ponzoña por propia convicción para destruir al contrincante, otros persiguen la exaltación de su ego al amparo de un falso crédito intelectual que ellos se otorgan; los habrá también que, anclados a su pensamiento totalitario, pretendan aniquilar los derechos constitucionales para hacer prevalecer un liderato absolutista y paternalista que dé sentido a un pueril infantilismo y otros muchos casos y justificaciones… La visceralidad, la prepotencia, el desprecio al diferente, el rechazo a otros pensamientos que no son los propios, dejan en muy mal lugar al peleón que pretenden matar a la razón con exabruptos y gritos, con descalificaciones e insultos. Hay, incluso, quien sostiene y defiende, con sus ideas, el viejo adagio de Luis XIV: “El Estado soy yo” y lo que piensan los míos, los demás son traidores; como si tuvieran el derecho de otorgar la titularidad de ser español mediante el uso de la simbología, pero no de los principios solidarios y de respeto al Estado de Derecho.   

Lo malo es que la escuela del debate que se va imponiendo es la que emana de la “Salsa rosa” televisiva y del mundo de la tertulia partidista, donde la intolerancia, la confrontación y vulgaridad “infraverdulera”, en muchos casos, suple a los argumentos para nublar la razón a través de la irracional emoción, llegando al propio hemiciclo parlamentario o saliendo de allí para influenciar la calle. El objetivo del debate no es crecer personalmente con él, sino convencer al otro de lo que uno piensa, sin considerar el pensamiento ajeno, haciendo oídos sordos al contertulio divergente, dado que nosotros estamos en posesión de la verdad. Cualquier debate productivo pasa por saber escuchar lo que el otro dice para sacar de ello lo mejor, si hay algo aprovechable que nos enriquezca, y viceversa. Estamos, pues, invertidos en esto del debate; o sea, nuestro objetivo no es aprender de los demás sino enseñarlos a pensar como uno piensa… y ese planteamiento mesiánico no cabe en un debate productivo para nosotros mismos, pues no nos enriquece, salvo el enaltecimiento de nuestro propio ego, mediante un intento de imponer el propio pensamiento colonizando la mente ajena, adoctrinándola, como si ello confirmara nuestra superioridad intelectual a través de la seguridad manifestada, lo que lleva a la petulancia y a la pedantería y todo ello al ridículo o al patetismo más exacerbado. 

En alguna ocasión dije que cuando la política pierde el sentido común, ha de imponerlo la ciudadanía; pero en un alarde de manipulación, la política está arrastrando a la ciudadanía al sin sentido, a la irresponsabilidad, a la irracionalidad que conduce por senderos inescrutables a un abismo de confrontación, a un tobogán que nos lleva a las desgracias vividas a lo largo de nuestra historia. Nos falta empatía, humanismo, amor y comprensión de los demás y su libertad de pensamiento. 

Tal vez sería bueno que, antes de decir algo, pensáramos de verdad en lo que se dice, las razones que lo sustentan y las consecuencias e influencia en el entendimiento entre la gente. Sembrar lo negativo y no cultivar lo positivo solo lleva al caos, cuando el gran objetivo del ser humano debería ser la convivencia, el respeto y la empatía practicando la escucha activa. Pero cada cual es cada cual; o sea, como decía Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”. En este sentido, la segunda parte del aforismo, viene a introducirnos en el llamado sesgo confirmatorio, al anteponer el salvar la circunstancia para salvarse uno; o sea, defiendo a mi partido, a mis ideas y a mis principios contra cualquier otra planteamiento, porque si los cuestiono me cuestiono a mí mismo, me desestabilizo y creo un conflicto interno dada mi formación donde, el valor principal, está en la defensa a ultranza de mis principios religiosos, éticos, morales, ideológicos, políticos, etc. que son incuestionables.

Es tóxico quien intenta colonizar el pensamiento ajeno, borrando, desde la imposición y la descalificación, las ideas del divergente para que prevalezcan las propias. Por suerte, hay una tendencia a pensar más y mejor, lo que deja en el más puro patetismo ese intento de colonización mental.

lunes, 11 de abril de 2022

Qué nos deparará el futuro.

 

Estamos ante una escalada temeraria del conflicto internacional. Parece que el pasado voló al olvido, que el desastre de la II Guerra Mundial solo ha quedado en una anécdota para determinados sujetos megalómanos y tramposos que alcanzaron el poder mediante estrategias de dudosa legalidad democrática. Sin embargo estas guerras de hoy y las que se fueron desarrollando en la segunda mitad del pasado siglo, se fraguaron, o empezaron a fraguar, con el fin de la gran guerra en 1945.

De los tres grandes bloques que confrontaron, fue derrotado uno y quedaron dos vencedores, aunque, en el fondo, todos perdieron. Por un lado la alianza nazismo y fascismo (incluyo en el concepto fascismo al imperio japonés que ideológicamente estaba influenciado por el pensamiento del general Hideki Tōjō ), fue derrotada por las armas, pero no muerta ideológicamente; tanto es así que el imperio americano abrió sus brazos al régimen de Franco en su alianza para confrontar en la guerra fría con la URRS, lo que, de alguna manera, lo blanqueó facilitando su inclusión en la ONU, a cambio de las bases militares otorgadas en usufructo a los EE. UU. y que aún persisten en su poder como otros “gibraltares” de nuevo cuño.

Pero casi desde el primer momento confrontaron los dos bloques vencedores para ganar influencia geoestratégica mediante el dominio de países limítrofes que entraban en conflicto, bien en guerra vicaria abierta, bien guerrilla entendida como liberalizadora por el sistema revolucionario que pretendía revertir el orden mundial. Ello les llevó a grandes inversiones en tecnología militar mediante una escalada simétrica que pobló el planeta de armas (nucleares, biológicas o químicas) de destrucción masiva, para sembrar el terror o pánico ante una posible tercera guerra mundial con la implicación de la URRS y los EE. UU. y demás aliados.

Los americanos mostraron al mundo la hecatombe que significaría un conflicto nuclear al observar el efecto de las bombas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki, en el ya cuasi vencido Japón de agosto de 1945. Hasta hoy solo los americanos han usado ese terrorífico armamento, pero, por lo que se ve, hay otros más que podrían hacer lo mismo, solo falta que se den las circunstancias requeridas. Estas las define la compleja mente de los políticos y militares jugando con sus paranoias y sus proyectos imperialistas megalómanos.

Parecía que el desmoronamiento de la URRS en circunstancias confusas, al menos para mí, abriría la puerta a la integración en occidente de los países comunistas de la extinta Unión Soviética, una vez establecida una economía de corte liberal. Pero ocurrió, bajo mi punto de vista, una situación curiosa: el desmantelamiento del Estado soviético, que capitalizaba la economía y el patrimonio de los países comunistas, significó que las mafias del poder económico y político se adueñaran de las solventes empresas del régimen, dejando en la más absoluta indigencia a los verdaderos dueños de ese patrimonio, que eran los ciudadanos que lo habían creado bajo el sometimiento al orden establecido. Una vez más, la ciudadanía y sus intereses eran obviados por el poder, siendo sometidos y manipulados. Surgieron las grandes empresas de la energía y las materias primas, los grandes holdings, de la mano de los oligarcas allegados al poder, siempre con la sospecha de testaferros y suplantadores que encubrían a los verdaderos propietarios.

El último fenómeno y el más significativo y trascendente, hasta el momento, fue la aparición de Putin. Su predecesor, Boris Yeltsin, con su faz de beodo y sus conductas irrespetuosas con las secretarias, era una vergüenza, según me comentaba hace unos años la guía en mi viaje a Moscú y San Petersburgo, que resaltaba la imagen de Putin como el salvador dignificante de la nueva era rusa.

Sin duda, Putin es un sujeto singular. Fraguado en la KGB, debe atesorar las virtudes y defectos que caracterizan a sus agentes: su misión está por encima de todo y no ha de pararse ante nada para conseguirla. Frio, calculador, egocéntrico, megalómano, de nula empatía y compasión ante el sufrimiento ajeno, solo debe obediencia a sus superiores, pero… Putin ya no tiene superiores, dado que en Rusia no hay una verdadera democracia, que implicaría dar cuentas a la ciudadanía mediante las elecciones libres y someterse a alternancia en el poder.

Putin ha establecido una estrategia para consolidarse en el gobierno ruso y lo ha conseguido, aunque haya tenido que cambiar le ley y adaptarla a sus intereses. Un turbio mundo de sospechas, una nebulosa informativa le protege. Su poder, a través del control de los medios y sospechosas prácticas, se ha instaurado hasta tal punto que se dice le tienen miedo sus propios colaboradores, como se ha visto en algunos momentos de interpelación en la TV.

El problema con este tipo de personajes es que son imprevisibles. Juegan con fuego en sus escaladas simétricas y, una vez lanzado el órdago, el riesgo es que quede atrapado y antes de dar marcha atrás sea capaz de lo peor, caiga quien caiga, dada su personalidad psicópatica, fría y carente de emociones y sentimientos respecto al sufrimiento ajeno.

¿Qué nos deparará el futuro?

domingo, 27 de febrero de 2022

La trascendente crisis del Partido Popular

Casado abandona el Congreso en soledad
 

La crisis del Partido Popular afecta a toda España. Es una crisis trascendente en tanto el PP conforma uno de los dos partidos sobre los que se ha balanceado la gobernanza del país. Este tiene una sólida implantación a nivel nacional y conforma uno de los pilares donde se soporta el equilibrio democrático, dado que ejerce la representación de una gran parte de la población.

Es cierto que, tal como sostengo en mi libro “Reflejos de pensamiento político” publicado en Amazon, en el PP confluyen diferentes sensibilidades políticas, desde los herederos del franquismo, a la derecha democrática, pasando por demócratas cristianos, conservadores, liberales y algún que otro verso suelto. En los últimos tiempos, los primeros, los más afines a las concepciones de la ideología franquistas, se han decantado por otra formación política con la creación de VOX, lo que ha significado una sangría de votos por el flujo de voluntades hacia la nueva oferta electoral. En esa conjunción es complicado sostener el equilibrio y, tal vez sea el ejercicio del poder la argamasa más eficiente para mantenerlo.  Hemos visto, muy a menudo, que cuando un partido no toca poder, afloran los conflictos internos y se resquebraja la estructura del edifico, pasando del debate sosegado a la confrontación de los egos aspirantes a ejercer el liderato.

No dejaré de referirme a otro fenómeno de masas muy importante surgido en los últimos años, como es el populismo, en especial al “trumpismo”, que se sustenta en la sensibilidad emocional; o sea, en la provocación de emociones de carácter egoísta e insolidario, dejando como marca propia la expresión America First de Trump, o “primero nosotros”. Aquí se genera una interrogante para saber a qué se refieren con el término “nosotros”. Podrían aludir a un país, a una raza, a una clase, a un partido o grupo… es decir, que en esa ambigüedad, si colocamos a todos los demás al otro lado del “nosotros”, quedará, solamente, nuestra propia idea como identificadora de ese “nosotros”, lo que nos llevaría a una concepción enmarcada en la ideología fascista, donde “nosotros” es el eje sobre el que gira la política en desarrollo; o sea, la idea única y dogmática que excluye a todas las demás, que no sean afines a ella.

Pero, además, se han introducido, en el ejercicio de la política y la creación de la opinión pública, otras variables peligrosas o instrumentos de engaño y manipulación, basados en el concepto de crédito y descrédito, desde técnicas de marketing. A su amparo aflora el concepto de posverdad, la creación y difusión de falsas noticias, las llamadas internacionalmente «fake news», a las que recurren los manipuladores y creadores de bulos, tan de moda en estos tiempos, donde las redes sociales ofrecen un campo informativo arbitrario que lo inunda todo, sin ética, rompiendo los valores de la responsabilidad en el ejercicio de la libertad de expresión, con tal de desacreditar al contrario, jugando con las emociones del ciudadano hasta convertirlo en hooligan. En este sentido me sorprendió el bochornoso e histriónico escrache al que sometieron a Casado en la propia sede del PP de calle Génova, acto no condenado por Ayuso, sino entendido como un cultivo de su propio ego.

El Partido Popular, tras la marcha obligada de Rajoy por la moción de censura a caballo de la corrupción, entró en crisis. Se vio claramente en el Congreso de donde salió elegido Casado como presidente, tras los “navajazos” (en sentido metafórico, claro está) entre las dos contrincantes crecidas al amparo del aparato y del propio Gobierno, Cospedal y Santamaría. Tal combate y desencuentro reforzó, o aupó, a Casado como savia nueva forjada y formada en las juventudes del PP, que vienen a representar esa granja intensiva donde se cría el animal político de cada partido, donde se adoctrina al futuro gobernante desde la perspectiva partidista, pero no desde la visión de estadista que requiere el buen gobierno de un Estado democrático. Por lo que he comentado antes de la argamasa, la pérdida del poder significa una menor cohesión intrapartido y una oportunidad para entablar la lucha de aspirantes para acceder al mismo cuando haya lugar; o sea, cuando se dé la ocasión de unas nuevas elecciones.    

En estas circunstancias que concurren, de conflicto y desencuentro en el PP, no son pocos los interrogantes que se plantean. No es exactamente una situación igual a la que se dio en el PSOE, cuando los “susanistas” asaltaron el poder dejando marginado a Sánchez, aunque se le puedan buscar similitudes en la comparable magnitud del desencuentro. 

En este caso, bajo mi modesto entender, el conflicto viene dado por dos desajustes significativos: uno es el salto generacional desde la cúpula anterior, adulta y madura, hacia una generación recién salida de sus juventudes, criadas en la granja intensiva, sin madurar democráticamente y con excesivas ansias de alcanzar el poder a pesar de su ignorancia y falta de pericia y formación estadista. La otra es las tendencias y estrategias políticas, que se han abierto camino en todo el mundo a caballo del “trumpismo” y el populismo, que arrastran, emocionalmente, al poco reflexivo.

El dilema que ahora se presenta para el PP y, por ende, para todo el país, es la salida o resolución del conflicto. Ya se le ha ido el ala derecha a VOX. Ahora andaba deglutiendo el ala izquierda, digiriendo a Ciudadanos con cuestionables prácticas. La pregunta sería si acabarán disociándose las diferentes sensibilidades políticas ya mencionadas anteriormente, dando al traste con la esencia singular del partido, donde conviven en equilibrio diferentes elementos diluidos, que precipitarían sin el ejercicio del poder que hace de atracción.

Mucho nos queda por ver, pero sobre todo, por comprender y entender, cuáles son los verdaderos motivos que llevan a un partido a ejercer la gobernanza y, sobre todo, quién mueve los hilos tras bastidores. Solo nos queda esperar, porque hay otra materia que puede estallar, se trata de la sospechosa corrupción de Ayuso en favor de su familia, que ha denunciado Casado, y que ya puso en marcha la maquinaria judicial, aunque ahora pretendan esconderla. Tal vez caigan los dos por diferentes motivos…

 


 

martes, 22 de febrero de 2022

Me dejas

 




Me dejas

(octosílabos)

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Me dejas a la intemperie

en esta noche tan larga

donde monstruos y fantasmas

me asustan con amenazas.

 

Me dejas en el desierto

cubierto de arena blanca

con esta boca reseca

a la que ya no das agua.

 

Me dejas en estas islas

sin que pueda abandonarlas

sin barco para buscarte

bogando la mar salada.

 

Me dejas en soledad

con la muerte que amenaza

en la barca de Caronte

con la mano en la guadaña.

 

Esta noche que yo vivo

ya no tendrá madrugada

el sol no despuntará

con la luz de la alborada.

 

Solo me queda un recuerdo,

noches de luna de plata

con besos de amor intenso

entre tus sábanas blancas.

 

Si ya no tengo esos besos

que alimentaban a mi alma

¿para qué seguir viviendo

sueños de amor y esperanza?

 

© Antonio Porras Cabrera

Málaga, 22 de febrero de 2022

sábado, 12 de febrero de 2022

La política es cosa muy seria para dejarla en manos de los políticos

 

Genial Forges


Hoy es día de reflexión allende Castilla y León. Seguí con cierto interés las barrabasadas y absurdidades que nos ofrecieron ciertos políticos de granja; sí, de esos que se crían en los partidos. Son granjas intensivas que los toman de pequeñitos, los forman en sus juventudes y van sembrando el pensamiento único en su mente y la incapacidad de ir algo más allá de los dogmas y principios que encorsetan sus ideas. De los que entienden la política como la forma de imponer esa idea suya, dado que todos los demás están equivocados o, al menos, eso les han enseñado a ellos.

Luego pasa lo que pasa, que cuando llegan al poder, en algunos casos no saben lo que es la democracia ni el respeto al adversario, que representa a parte de la ciudadanía soberana, y se lanzan al insulto y la descalificación, como si la idea política fuera un dogma religioso aplicable para la salvación eterna, como si no debiera existir otro planteamiento que el de ellos, calificando a los demás de traidores a la patria; o sea, a la idea que ellos tienen de su patria sin considerar que es tan suya como de los demás y que la democracia es la oportunidad leal de debatir, convergiendo o divergiendo, con los pensamientos ajenos en pura simetría de respeto, con la intención de buscar la mejor solución para cada problemas que nos afecta.

En estos días he visto el esperpento entre granjas y remolachas, entre vampiros que muerden y convierten en zombis a las víctimas (yo pensaba, craso error el mío, que los vampiros cuando mordía convertían a las víctimas en vampiros, pero no… siempre hay motivos de satisfacción por el aprendizaje). He conocido nuevos títulos nobiliarios otorgados por el dedo discursivo inmerso en el mitin, como Duque de Maduro. He observado deslealtades, falaces discursos disruptivos, claros intentos de engaño y manipulación, errores al votar que truncan la artimaña para cargarse un proyecto, metiendo un gol en propia meta para luego querer linchar al árbitro, como si este fuera quien apretó el botón.

Me entristece todo esto, me da pena ver como la política se desacredita en manos de los que deberían dignificarla, de aquellos que la ejercen, teóricamente, en nombre del ciudadano que les otorgó su voto. Ese saprofitismo, cuasi biológico, que permite la saludable vida del parásito (obsérvese que si se descompone la palabra parásito nos queda la expresión “para sí to(do)”) a costa del huésped que le acoge, que es la sociedad que ejerce de víctima de la corrupción y el chalaneo, o politiqueo, en el tránsito de prebendas.

Pero, el problema es que caigamos en la trampa y ese descrédito de la política se convierta en desidia y pasotismo, dejando en sus manos el ejercicio de la misma. Tal vez pretendan eso, el desencanto, para que renunciemos a nuestros derechos de soberanía y sean ellos los que, ya libres de compromisos con la ciudadanía, puedan volver a ejercer el dictado de la clase dominante desde un poder impositivo, omnímodo y paternalista, cultivando la sumisión del niño adaptado a la obediencia del padre nutricio, para evitar la actuación del padre crítico y fustigador, como diría Eric Berne en su técnica terapéutica del Análisis Transaccional; o sea, la técnica impositiva del palo y la zanahoria.

Después de este día de reflexión mi conclusión es que “LA POLÍTICA ES COSA MUY SERIA PARA DEJARLA EN MANOS DE LOS POLÍTICOS”, al menos de estos que he visto en días pasados. Aunque también debería decir que una buena escuela de la democracia es la formación de la ciudadanía, desde niños, en esa disciplina convivencial, para que sepan distinguir el grano de la paja y ejerzan sus derechos y deberes con coherencia y responsabilidad para neutralizar esos influjos.

 


Necesitamos una catarsis social

  A veces, en la vida, merece la pena frenar y parar un poco para reflexionar, cuando la reflexión cotidiana, del día a día, no resulta prod...