miércoles, 23 de febrero de 2011

30 + 30 = 60 y se querían llevar una. Mi memoria histórica del 23F.




Hoy 23F, a mis 60 años recién cumplidos, rememoro que en el ecuador de mi existencia, hace 30 años, cuando contaba otros 30 (de ahí el título), se dio un hecho insólito, aunque propio de la España anacrónica del XIX, la España bananera, rancia, típica de la pandereta y el triunfalismo trasnochado de mentes enfermas, cargadas de ideas megalomaniacas y delirios de grandeza del imperio y la reserva espiritual de occidente. Era el coletazo de un tardofranquismo que se resistía a desaparecer y que solo claudicaría, aparentemente, con condiciones claras y beneficiosas para sus herederos.

Si bien es cierto que no se han vuelto a dar asonadas cuarteleras de forma clara, no lo es menos que sirvió para frenar el proceso democrático, la descentralización (aún quedan por desarrollar competencias autonómicas), y cualquier intento de pedir justicia por las injusticias cometidas por el franquismo y sus seguidores, tal como aún andamos viendo con la propia ley de la memoria histórica. El ejército se modernizó; es decir, se adecuó a la función de la OTAN, que “de entrada NO”, haciendo que el Sr. González se comiera sus palabras y claudicara para mantener el equilibrio, con el visto bueno de papá EE. UU. y de Europa. Hay C.E.E. si hay OTAN. Y ahí andamos… bueno, en Afganistan, los Balcanes (hasta hace bien poco), el Líbano, etc… como tributo al grupo de pertenencia.

A mí, cada vez que aparece la imagen del energúmeno de Tejero, pistola en mano, irrumpiendo en lo más sagrado que hay para una democracia, como es un parlamente, se me revuelven las tripas. Si a esto se le añade la cara biliosa de Milans con su gorra cuartelera y un conjunto de otras que dan miedo, no por su poder personal, sino por el mal uso que pudieran hacer del poder de las armas que le dimos los españoles para defendernos de agresiones imaginarias, no puedo menos que sentir el pánico de la reversión a tiempos pretéritos.

A parte de la repugnancia personal que sienta por sujetos de tal calaña, que se creen guardianes de valores patrios, y no sé cuantas cosas más, solo se me ocurre decir que son verdaderos traidores a su patria, entendiendo que su patria está formada por su gente, por la gente que la habita, y no por las tierras exclusivamente; la voluntad de esa gente es el valor principal que se ha de defender en sistema democrático de soberanía popular, y no de servilismo al señor. Son concepciones políticas antagónicas, que no pueden ser apoyadas por ningún sujeto que tenga una pizca de sentido común, dándole el sentido de común a todo aquello que se comparte entre gente adulta, responsable y madura que ejercen esa soberanía popular en un Estado moderno.

Ahora, desde el recuerdo de ese ecuador de mi vida, evoco con tristeza, aunque sin miedo, aquellos momentos terribles en que “se querían llevar una” naciente democracia para volver a humillarnos y someternos, cuando ya habíamos cambiado de señor, como se está viendo. Muchas dudas y preguntas siguen en el aire, muchas cuestiones sucias tapadas bajo la alfombra, muchas inquietudes sobre lo que fue, qué pasó y como se resolvió, si hubo o no pactos secretos, etc… No sé si la historia lo alumbrará, pero tengo, como siempre, mis recelos sobre la verdad que cuenta la historia, no por lo que cuenta, sino por lo que calla.

Mi hija cumplía 5 años al día siguiente y mi hijo 6 meses ese mismo día. No se planteó un día de cumpleaños festivo y alegre, sino temeroso y amenazante, aunque al final el mismo 24 respiramos tranquilos. Trabajaba en la UCI, en la unidad de Cirugía Cardiovascular, de reciente apertura, y mientras luchaba contra los drenajes cardiacos para evitar coagulaciones, vigilaba y controlaba el flujo sanguíneo y los ritmos cardiacos, presiones arteriales, estados de conciencia, etc., una auxiliar, militante de Fuerza Nueva, se inundaba de alegría, creando tensión en el ambiente, y se vanagloriaba de los hechos. Por más que los compañeros y compañeras le pedíamos contención ella, exaltada, volaba en su mundo de ominosa fantasía. La radio era nuestro único contacto con el exterior, aunque el teléfono echaba chispas. Fueron horas de preocupación, de miedo y de frustración ante la posibilidad de regresar al pasado y echar por tierra todo un lustro de lucha y avance hacia una concepción unitaria de una nueva España.

Indecisión, inseguridad, miedo, animadversión, repugnancia, hostilidad, fastidio, desprecio, abominación, horror, etc… y, consecuentemente, acopio de alimentos, conforman un conjunto de sensaciones y recuerdos que me vienen a la memoria. Difíciles momento ante el patetismo de las torvas miradas de unos militarse traidores, que recordaban alzamientos bendecidos por otras fuerzas, y que sometieron a España a la vileza histórica de la dictadura. Hoy, treinta años después, se me sigue erizando la piel en el recuerdo, pero con el convencimiento, aunque el ser humano sea el único animal que tropieza con la misma piedra una y otra vez, de que esa historia, lastimera y cruel, no vuelva a producirse a pesar de los herederos del franquismo que quieren seguir enfrentando a las Españas y su gente, desde su idea territorial y del desprecio a la voluntad de sus pueblos soberanos.

lunes, 21 de febrero de 2011

Viajando con el IMSERSO (y II)


El jueves día 10 decidimos visitar Montserrat. Alquilamos un coche para las dos parejas que teníamos ese propósito y pusimos el GPS, dirección Monistrol, para subir con el aéreo, pero al final estaba cerrado y subimos en el cremallera.

El monasterio de Montserrat tiene su origen en una pequeña iglesia, Santa María, documentada ya en el año 888. De ella no queda nada, pero sí de la iglesia románica que la sustituyó. La basílica actual es renacentista, del siglo XVI. Es un monasterio Benedictino que, no solo tiene en su haber su historia y dedicación a la Moreneta, sino que es un centro catalanista de primera magnitud. Es, por excelencia, el lugar de mayor prestigio y devoción del pueblo catalán, siendo, también, lugar de peregrinación conocido en todo el mundo. Sus abades siempre tuvieron gran peso específico en lo religioso, la política y la sociedad catalana. En mis tiempos jóvenes hice el camino a pie desde Vallvidrera a Montserrat, 60 kilómetros andando, que solo se soportan desde la lozanía de los 18 años.

Tuvimos la suerte de poder escuchar en directo a la escolanía de Montserrat en el interior de la basílica, por lo que estaba repleto de gente. Voces infantiles, de tono angelical, que cautivaban al público asistente. Tras tomar diversa fotografías pasamos al camerino de la virgen y a la capilla aneja a su espalda, que resultó esplendorosa. Son varias las veces que he visitado Montserrat y me sigue fascinando, no solo por el monasterio, sino por la montaña en sí misma, con su especial morfología, su magia y todo el conglomerado que se ha fraguado en su alrededor. Anduvimos por el entorno admirando las vistas y edificaciones. Los rayos del sol guiñaban desde la espalda de la montaña, en un juego de huída y presencia fascinador, mientras la gente se asomaba a los miradores intentando llevarse, presa en la pupila, la imagen impactante que observaba.

No tuvimos el valor de subir a San Joan ni bajar a la llamada Santa Cueva con el funicular, no quisimos forzar a los miedosos a las pendientes excesivas y al artilugio mecánico que las vencía. Nos conformamos con ver como se cruzaban las cabinas sobre una doble vía en el centro del trayecto. Fotos y más fotos y adiós, hasta otro día.

El viernes y sábado lo dedicamos a Barcelona. Poco tiempo para tanta cosa. Realizamos un itinerario intentando adecuarlo a la brevedad disponible. El viernes empezamos por visitar la Sagrada Familia que se muestra, como siempre, sorprendentemente impactante. Una cola inmensa nos hizo desistir de entrar a los que ya la habíamos visitado y paseamos por los alrededores, mientras los interesados pasaban al interior.

Después de comer nos desplazamos al Parque Güell, que al hacer tanto tiempo que no lo visitaba me sorprendió gratamente. Fue encargado a Antonio Gaudí por el Conde Güell y se construyó entre 1900 y 1914. No serán mis torpes palabras las que le quiten mérito, por lo que más que hablar sobre él os remito a las fotos y a una visita personal para sorprenderse de tanta originalidad y belleza Gaudiniana. Su plaza ofrece una vista esplendorosa e inaudita de Barcelona. Mis amigos, que no conocían Cataluña, estaban encantados, aunque cansados de tanto caminar.

Siguiendo con la obra de Gaudí, aunque no llegamos con tiempo para entrar a visitar su interior, observamos la casa Batlló. Ésta obra, realizada por Gaudí a principios del pasado siglo, es consecuencia de una remodelación de una casa normal, que le solicitó el industrial Batlló a Gaudí y que resultó polémica y sorprendente por su originalidad dentro del modernismo. Los balcones parecen fragmentos de cráneos con las aberturas de los ojos y la nariz. Las columnas de la tribuna del primer piso parecen huesos humanos.

Al otro lado del Paseo de Gracia se encuentra otra de las obras más significativas de Antonio Gaudí, la Casa Milá, llamada popularmente la Pedrera. El edificio, por lo innovador, es una típica obra gaudiniana en la que, por lo que he leído, las líneas geométricas son sólo rectas formando planos curvos, y eso no lo entiendo, dado mi limitado conocimiento sobre arquitectura. Fue construida entre los años 1906 y 1910 en estilo modernista. Es patrimonio de la Humanidad declarado por la UNESCO. Cabe destacar la belleza del hierro forjado de sus balcones, que simulan plantas trepadoras.

El paseo se culmina con vista a las Ramblas, la Boquería (mercado de San Josep), una cerveza en la Plaza Real y cena en C/. Carmen, en El Rincón de Aragón… y a dormir hasta mañana.

El sábado lo dedicamos a visitar, a vuela pluma, el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) sito en el Palacio Nacional (o de las Naciones, nunca lo sé con exactitud, aunque sí que fue construido para la exposición de 1929) de Montjuic. Hace falta tiempo, bastante tiempo, para su visita completa. El MNAC comprende todas las artes (escultura, pintura, artes del objeto, dibujos, grabados, carteles, colección de fotografía y colección de numismática) y tiene la misión de explicar un discurso global del arte catalán, desde el románico hasta mediados del siglo XX. Os sorprenderán el contenido, las obras expuestas, y la arquitectura del continente.

De allí marchamos a un paseo por el barrio Gótico, con la catedral cerrada y andamiada su fachada, nos fuimos, vía Carrer del Bisbe, hasta la Plaça Sant Jaume, para ver las fachadas del Ayuntamiento y la Generalitat. Suerte tuvimos y encontramos el Ayuntamiento de puertas abiertas para visitarlo. Al parecer solo se da esta circunstancia cuatro días al año y, en este caso, era Santa Eulalia, la antigua patrona de Barcelona que es uno de esos días. Lástima que no pudiéramos ver la cripta de Santa Eulalia en la catedral. De allí deambulamos por el Barrio Gótico, sus calles y plazas, llegando a Santa María del Mar, la llamada catedral del mar en la novela de Ildefonso Falcones.

Al lado se encuentra Al fossar de les moreres, con una inscripción en catalán que dice: “Al fossar de les Moreres no s'hi enterra cap traïdor, fins perdent nostres banderes serà l'urna de l'honor”. Que en castellano sería: En el Fosar de les Moreres no se entierra ningún traidor, hasta perdiendo nuestras banderas será la urna del honor. Convertido en un cementerio adyacente a la iglesia de Santa María del Mar desde el siglo XII, es famosa porque en ella se enterraron los restos de los patriotas catalanes que defendieron la ciudad de Barcelona contra las tropas francesas que apoyaron a Felipe V al final de la guerra de sucesión, ya que ellos habían firmado un pacto de defensa de los intereses del Archiduque Carlos de Austria, junto a los ingleses, que les dejaron a los pies de los caballos.

Según he leído, porque uno no es experto en historia catalana ni de ningún otro lugar, cuando Inglaterra firmó el tratado de Utrecht, salieron de Barcelona, dejándola a su suerte y empeñada en seguir la guerra, por lo que las tropas de Felipe V cercaron la ciudad, pero, ante la dificultad, requirió la ayuda de su abuelo Luis XIV de Francia para someterla, que le mandó al mariscal duque de Berwick al frente de nuevos efectivos. Tras largos meses de asedio, creo haber visto escrito que once meses, se dio la capitulación de la ciudad el 11 de septiembre de 1714, que fue confusa, y Rafael de Casanova, Conseller en Cap, fue dado por muerto aunque escapó herido, siendo ajusticiados otros de los llamados héroes de esta guerra y enterrados en aquel lugar. Ganada la guerra por los seguidores de Felipe V, se derogan todos los derechos y se proclama el Decreto de Nueva Planta, que centralizaba el gobierno y dejaba si efecto las leyes catalanas y sus fueros, a la par que los demás reinos que apoyaron al Archiduque Carlos de Austria, salvo el Valle de Arán, quedando todos sometidos al sistema administrativo castellano. En la actualidad, la plaza es un lugar dónde, cada 11 de septiembre, se conmemora la Fiesta Nacional de Cataluña y se rinde homenaje a los defensores de la ciudad, muertos y enterrados en este lugar. No es el caso de Rafael de Casanova, pues este está enterrado en la iglesia de Sant Baldiri de Sant Boi, ya que murió en 1743, en esta localidad donde residía ejerciendo la abogacía, según tengo entendido.

Tras este pequeño paseo por la historia, paseamos, también, por la zona portuaria y nos aprestamos a tomar el tren de vuelta para llegar a Salou a la hora de la cena. Nuestro agradecimiento a Antonio y Carmen y Miguel y Magda por su acogida y compañía.

El domingo fue día de asueto, con visita de mi hermano, residente en Barcelona, paseo y comida en Salou y preparación de la vuelta a casa.

Fin de mi relato y os exhorto a visitar esa maravillosa tierra, que es Cataluña, y a conocer a su gente para romper tópicos y sentirse más cerca de ellos. Vale la pena. En todo caso, os dejo cincuenta fotos más para que la observéis en diferido.




viernes, 18 de febrero de 2011

Viajando con el IMSERSO (I)


Las siglas IMSERSO corresponden al organismo: “Instituto de Mayores y Servicios Sociales”, dependiente del “Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad”, en España. Ya sabréis, la mayoría, que tiene un programa de vacaciones subvencionadas para mayores de 60, siempre que estas se hagan en temporada baja y de acuerdo a su propia planificación. Forma parte de una política social que cubre dos frentes: por un lado facilita vacaciones y posibilita viajar y conocer mundo, aunque sea fuera de temporada, a personas de bajos recursos económicos y, por otra, mantiene actividad en la hostelería en lugar de cerrar los hoteles, dando vida a esos servicios…

Pues bien, como ya visteis, cumplí los sesenta recientemente, por lo que nos fuimos a Salou ocho días con el IMSERSO, acompañados de dos parejas más de amigos. Como se me subvencionó, por parte del Estado, cierta cantidad del coste, creo que tengo la obligación moral de compartir algo con quienes, pagando sus impuestos, colaboran en el sostenimiento de esta prestación del sistema, jejeje… Por tanto a ellos dirijo mi crónica y a todo aquel que sea amante de los viajes, de la fotografía y del conocimiento de otros pueblos… amén de dejar constancia escrita, para la historia, de semejante acontecimiento.

El viaje se inició con algún sobresalto, pues una señora se cayó en el aeropuerto de Málaga y se fracturó un brazo, por lo que quedó frustrado su deseo. No sería este el único incidente sobre accidentes y cuestiones de salud.

Llegamos al hotel Calypso muy tarde (23,30 horas), ya que una vez en el aeropuerto del Prat, de Barcelona, nos trasladaron en autobús hasta Salou. Cena fría, bien fría, y aire acondicionado mal funcionando en nuestra habitación y la de otra pareja de las tres que formamos el grupo de amigos, que, por suerte, fue reparado al día siguiente, dejando las habitaciones confortables.

Empecemos, pues, la crónica sin demora. El día ocho nos desplazamos a Tarragona, donde pasamos toda la jornada. Paseamos por La Rambla Nova hasta el Balcón del Mediterráneo. Un mercadillo en el centro de la Rambla nos distrajo, sobre todo a las señoras, con su oferta variada de ropa y otros elementos afines.

Visitamos el Anfiteatro romano, que, como siempre, sufrió un atentado a su integridad. Dado que en 259 d C. quemaron en él al obispo Fructuoso y a dos de sus diáconos, acabaron haciendo en su interior una basílica martirial a finales del siglo VI, usando el material procedente del desmontaje del propio anfiteatro. Las vibraciones del tren que transcurre a su lado también atentan a su integridad.

Después recorrimos los restos del Circo romano, sobre cuya tribuna principal se asentó el ayuntamiento y en su base un aparcamiento subterráneo en una espléndida plaza. No quiero ni pensar la cantidad de material arqueológico de valor que ha sido usurpado, destruido y ocultado para construir nuevos edificios. Se comenta que los arquitectos se echan a temblar cuando tiene que excavar unos cimientos, comentario similar al que una vez me hicieron en una visita a Mérida.

Pasamos luego al Pretorio romano (siglo I a. C.), edificio romano reformado, también llamado Torre de Pilato, y el Museo Nacional Arqueológico, donde se pueden apreciar gran cantidad de restos arqueológicos provenientes de la ciudad. Como es habitual se pueden observar algunas esculturas en mármol, decapitadas y, en sala adjunta, diversas cabezas de próceres tarraconenses. Ello es debido a que en cada casa importante existía una estatua del dueño y señor amo. Cuando este fallecía, su heredero, para ahorrar dinero, cambiaba la cabeza por la suya y mantenía el cuerpo. La cabeza del padre, o anterior dueño, se almacenaba y se exhibía la escultura actualizada.

La catedral, que puede observarse desde la Torre de Pilato, la encontramos cerrada por la hora y obras, no pudendo entrar a visitarla. Las murallas merecen un paseo para disfrutar de bella vistas y admirar su sillería y las distintas etapas de su construcción en función del material y forma utilizados. Sus calles y plazas, junto a otros lugares de interés completaron la visita que resultó ser bastante agotadora, pero enriquecedora en suma.

El miércoles día 9 hicimos la ruta de los monasterios, visitando Santes Creus y Poblet, además de Montblanc y Reus. Otro día intenso. Yo ya había hecho esta ruta, pero hace treinta años y los recuerdos eran muy vagos.

Los monasterios, cistercienses, son espléndidos. Forman parte de ese catálogo de grandes obras arquitectónicas, cargadas de arte, que fueron dejando, a lo largo de todo el país, las órdenes religiosas, como aglutinadores de poder y conocimiento en su tiempo. La orden de San Benito se expandió por Europa y cuajó un papel primordial, de gran influencia.

A uno, con estas cosas, siempre le queda un regusto con cierta ambivalencia, entre la obra en sí, su magnificencia en todos los sentidos de la palabra, y el sufrimiento o sacrificio económico de quienes la soportaron, que, como siempre, acabó siendo un pueblo oprimido por sus señores civiles y religiosos. En contraposición a la obra romana, centrada en lo civil (anfiteatros, circos, vías, acueductos, etc.) que vimos en Tarragona capital, en este caso nos centramos en lo religioso que, teniendo voto de pobreza, está cargada de esplendor para alabanza y gloria del creador y disfrute de sus hijos elegidos para servirles (entiéndaseme el sarcasmo). Es fácil imaginar estas inmensas moles, rodeadas de humildes casitas o chabolas, donde acudían los siervos bajo el impacto de su inmenso poder coercitivo, para ser aleccionados desde el púlpito, y seguir en la sumisión al espíritu emanante de la divinidad que ellos, los frailes y abades de los monasterios, administraban, tanto desde la influencia en el poder terrenal como en el dominio del conocimiento y su control.

Esto no quita para que hoy podamos disfrutar de toda una obra, que si bien pudiera haber sido civil, se presenta con todo su esplendor y belleza. No pretendo hacer un panegírico sobre los monasterios, ya que pueden encontrarse en Internet muchas y mejores informaciones de las que pudiera yo aportar, sino un relato del viaje para adornar el Slide fotográfico que acompaño.

Por tanto, tras esa pequeña reflexión de componente social, he de decir que, en el caso de Santes Creus, me impresionó su claustro, me encantó el video explicativo de su historia y actividad (eso sí, algo comprensiblemente tendencioso), la iglesia, el conjunto de dependencias que visitamos y su monumentalidad, desde la entrada al complejo hasta la salida.

La siguiente parada fue en Montblanc, pueblo amurallado con encanto en sus calles y plazas, sus iglesias y torreones, su gente y sus casas. Comimos sorprendentemente barato en un buffet libre y continuamos hasta Poblet.

El monasterio de Poblet vuelve a ser otra muestra del cisterciense de espectacular belleza. Ocupa un amplio espacio monumental, donde habitan 32 monjes, tres de ellos postulantes. Tiene un pequeño museo con piezas de gran valor. La visita se hace acompañados de un guía que da las explicaciones oportunas. Encontramos, en él, un panteón real donde reposan los restos de reyes de Aragón y Condes de Barcelona. El claustro, en obras, no permitió verse en toda su belleza. Una vez más repetir las mismas sensaciones que tuvimos en Santes Creus. Eso sí, mientras que en Poblet pagamos una buena entrada, sin rebaja para pensionistas si no tenían los sesenta y cinco años (pronto serán sesenta y siete si no lo remediamos), en el otro tuvimos entrada gratis. Se ve que el negocio sirve para mantener al colectivo de monjes que lo habitan, supongo… Aparte del claustro, los panteones reales, la iglesia y demás dependencias, me maravilló el retablo, con su conjunto escultórico.

En todo caso, se ve la mano indolente, que llevó a su abandono y, en cierto sentido, expolio, con la desamortización de Mendizabal. Eso sí, tengo que hacer honor el excelente trato y amabilidad de la gente con quien contactamos en todos los casos, con contadas excepciones. El pueblo catalán es acogedor, respetuoso y afable, tal como pudimos comprobar.

Finalmente, ese día acabamos en Reus. Visitamos el museo del Centro Gaudí y poca cosa más, salvo dar una vuelta por la ciudad y admirar algunas de sus fachadas modernistas, la catedral, sus calles y sus plazas.

Ahora coloco un Slide con 50 de las más de seiscientas fotos que hice en el viaje.

domingo, 6 de febrero de 2011

Mis 60 años


Esta entrada es diferente. También está cargada de reflexión, de serena reflexión. De la reflexión propia de la edad, de la madurez y del posicionamiento en el camino de la llamada tercera edad cronológica. El día 4 cumplí oficialmente 60 años, digo oficialmente porque en el registro, por aquello que pasaba en los tiempos pretéritos, se me apuntó el cuatro cuando ya tenía dos días de vida, aunque con mala salud, por lo que me han contado.

En estos sesenta años uno ha vivido muchas y variadas experiencias, unas gratificantes y otras menos, pero todas han contribuido a fraguar el sujeto que ahora soy. No renuncio a nada de lo que me pasó y solo me quejo de no haber sabido sacar las mejoras conclusiones de todo ello. No me enseñaron a enfrentar las cosas desde la afrontación positiva, desde la actitud de sacar beneficio de todas las experiencias, y fue la propia vida la que me mostró, en un proceso de ensayo error, como ir modelándome para crecer y hacer mi camino sin influencias nefastas y condicionantes, que pretendían hacer de mi lo que ellos querían y les iba bien. Me sometieron a una formación del nacional-catolicismo, me birlaron u ocultaron ideas, razones y visiones de la vida, me engañaron con la patria, la sociedad y su formación del espíritu nacional, procuraron aborregarme y someterme alienándome y haciéndome comulgar con ruedas de molino. Me cargaron de prejuicios que me fue muy penoso y difícil de eliminar para ser libre, sin llegar a conseguirlo totalmente.

Por suerte, la vida, la naturaleza, me dotó de cierta inteligencia (perdón por la pedantería) que me facultó para analizar y ver las cosas desde un espíritu crítico, mostrando un camino alternativo desde la mente abierta y aséptica, que me permitió ver y comprender otras cosas distintas, diferentes, que me enriquecieron. El resultado deja mucho que desear, pero confieso que aún no he terminado mi obra. Los sesenta años es un buen momento para hacer una reflexión, una parada en el camino, descansar bajo la fresca sombra del árbol de la vida y reconsiderar muchas cosas, tantas como sean necesarias para afrontar esta etapa final con ilusión y alegría, con propósito de encontrar la libertad personal que me permita ser, como somos todos, único y singular.



Soy el resultado de lo que fui y de cómo lo gestioné. Recuerdo a Sabina en su canción del pirata cojo y su repaso a los oficios de la vida, en ese viaje imaginario de quien quiso ser y no fue. Yo, sin embargo, fui hijo de campesino, de madre analfabeta, que con sus manos sacaban el fruto a una tierra que se resistía a darles lo que le pedían, pensando que, seguramente, se lo quedaría el señorito que no la labraba.

Fui monaguillo en mi pueblo, estudiante de cura en un seminario, aceitunero de dedos helados en el crudo invierno, ayudante inexperto de albañil, emigrante con 16 años en una Barcelona distinta a lo que el régimen me dijo, sufrido oficinista entre papeles y máquinas hoy obsoletas, denodado estudiantes nocturno de bachiller y ATS, enfermero psiquiátrico implicado en la reforma psiquiátrica de Andalucía, a la par que enfermero de Cuidados Intensivos, supervisor general de un hospital, subdirector de enfermería, estudiante y licenciado en psicología y sus cursos de doctorado mientras trabajaba, profesor titular de escuela de la universidad de Málaga, subdirector de la Escuela Universitaria de Ciencias de la Salud. Di y recibí cantidad de cursos de muy variada temática, conferencias y ponencias en congresos, artículos y publicaciones varios; fragüé un curriculum competente y dediqué mi tiempo a todo ello, olvidándome de mí mismo y a veces de mi gente y entorno. También fui hijo, hermano, esposo, padre, abuelo, amigo…que no es poco.


En 2005 fui tocado por la gracia de la enfermedad y esta me dio con creces el tiempo que había perdido. Entonces me di cuenta de que este tiempo nuevo, de regalo, que se me otorgaba, tenía una doble finalidad, por un lado recopilar el bagaje que la vida me dio, estructurarlo y conformar (dar forma) mi línea de pensamiento y, por otro, seguir con el compromiso social que ya había asumido, gestionar esta nueva etapa para, desarrollándome yo, ayudar a mi entorno con mi humilde aportación y dedicarme a mi familia. Pero sobre todo, para descubrirme a mí mismo, para descubrir todo aquello que llevaba dentro y el compromiso laboral no me permitió hacer. Ahora ando buscando mi verdad, desarrollando mi librepensamiento para gestionar el conocimiento que acumulé y hacerlo crecer, con el objetivo básico de mi modesta autorrealización, de llegar a lo que defino como la bonhomía, de ser un ente maduro y adulto en mi forma de ver, vivir y pensar… En ello ando y por ello creé este blog.

Ya no me importa tanto lo que la gente piense de mí, de dar a los demás aquello que esperan. Mi lema ahora es “Compartir”. He dejado de ser competitivo para ser complementario, quiero poner sobre la mesa lo que sale de mi interior sin condicionamientos, de ser como la vida me hizo desde la responsabilidad y el respeto, pero exigiendo también el mismo respeto a mi autonomía y mi propia necesidad para marchar a mi autoencuentro. Desde mi agnosticismo y eclecticismo voy caminando, haciendo el camino propio que solo a mí me llevará a donde iré, a ese lugar desconocido cercano a la verdad absoluta que nadie consigue y a la que todos buscamos.


Ahora, a mis sesenta, me paro a pensar y reflexionar sobre ese camino y su orientación. No me gustaría perderme con GPSs ajenos que me dirijan hacia lugares impropios, sino de rentabilizar lo sembrado en mi interior, que actúa como brújula personal en el proceso de racionalización y razonamiento que mi mente va forjando. Es posible que después de escribir esto me conozca aún mejor y también que tú, lector, me comprendas y entiendas mejor.
Soy el producto de toda una vida, desde sus inicios, cargados de penurias, a su estado actual, donde ando recogiendo el fruto de una siembra de labriego infuso y ávido bebedor de las fuentes que esa vida puso en mi camino, desde aquel monaguillo a este jubilado. ¿Qué me depara ahora?... sinceramente no lo sé, pero espero, al menos, que la dinámica establecida no se trunque y la inercia me lleve al final de mis días con el mismo espíritu de mente abierta y desarrollo asertivo… Cuando me vaya no me llevaré nada, pues nada traje, pero dejaré algo y quiero que ese algo sea positivo, para que mi gota de agua en el inmenso océano de la vida sirva para mejorar en una pizca la calidad y pureza de esa agua que lo integra.

Mis hijos, mis dos maravillosos hijos, que fuimos forjando durante tanto tiempo su madre y yo, son una realidad, mis nietos una prolongación de esa realidad. Hoy, a los sesenta, me siento orgulloso de ellos y de mi familia, de esa familia que fraguamos desde la nada mi esposa y yo, con nuestro sudor, preocupación y esfuerzo, a quienes dimos nuestro amor desinteresados de padres, solo a cambio del gozo de verlos crecer en libertad, sanos y con mente abierta para entender y comprender el mundo.

Los sesenta, la tercera etapa, la tercera edad, son el inicio del tobogán vertiginoso que lleva al merecido final donde todos iremos… No os preocupéis, es cuestión de tiempo… Lo importantes es llegar con el trabajo bien hecho, cargados de bonhomía, de sencillez y afabilidad para sembrar y cultivar un buen fruto en esta sociedad que va lanzada a la deshumanización y al materialismo si no ponemos remedio.



Un brindis por todos

Después del día cargado de sorpresas, con la fiesta organizada por Loli y mis hijos, con la presencia de mi hermano, mi cuñado, toda mi familia nuclear y mis amigos, me he permitido, también, homenajearme con un Slide de fotos de mi vida, desde mi infancia hasta la actualidad, que comparto con el visitante. Entre el texto entrelazo algunas fotos de esa fiesta cargada de sorpresas y emociones…







Me embarga el estupor ante los hechos

  Opinión | TRIBUNA Antonio Porras Cabrera Profesor jubilado de la UMA Publicado en La Opinión de Málaga el 10 FEB 2024 7:00  ======...