Una vez más un Estado de los EE. UU., en este caso Georgia, ha cometido un “homicidio legal”. Esta especie de subterfugio para arropar un asesinato desde el poder, vuelve a dejarnos con la boca abierta ante tamaña insensatez.
Troy Davis, al que se le acusó con pruebas, al parecer poco convincentes, hace más de 20 años, de haber asesinado a un policía, vuelve a poner en la picota también a los EE. UU. de América.
Por lo que he leído se dan circunstancias poco claras que atestigüen la verdad de lo que se le imputa. Pero, eso deja de tener sentido si se piensa en la prepotencia, arrogancia, soberbia y mucho más que muestran estos paladines de la justicia hecha a su imagen y semejanza, cuando deciden quitarle la vida a alguien.
Lo cierto es que una ejecución, además a destiempo, es la negación de la justicia y de todo el sistema de reinserción que conlleva en su propia filosofía. El error, el crimen, el asesinato, y todos los delitos que queramos conllevan prisión como castigo, pero también como medio para rehabilitar y reinsertar al sujeto, de lo contrario mostraremos que hemos dejado de creer en la posibilidad de mejorar al ser humano, de rehabilitarlo y reeducarlo, lo que sería un fracaso total… entonces para qué gastarnos dinero en la educación?. En este caso, tras los más de 20 años, este señor ha dejado de ser el que era y han matado a otro distinto. Ha cambiado por la vía de lo natural, en su propio proceso evolutivo, y por la vía de las influencias y la reflexión en la típica dinámica del desarrollo personal. Incluso en el supuesto de que este señor fuera el asesino, curiosamente negro, ya no lo es, pues él no es aquél en su integridad. Se puede comprender que el asunto no esta exento de la satisfacción o venganza de la victima o su familia, pero las victimas suelen estar muy influidas por las emociones encapsuladas durante 20 años, lo que muestra su inmovilismo.
Este viejo dilema entre detractores y defensores de la pena de muerte, no deja de tener vigencia. Pero lo más lamentable es que se dé en un país que presume de defender la democracia, los derechos humanos y ser paladín de la justicia criticando ejecuciones en otros países, tanto por la forma como por el fondo.
Es cierto que todas las sociedades tienen una dosis de enfermedad, pero, en este caso, hay un componente crónico que se ancla en la historia de los EE. UU. y la dinámica de dominio y conquista de las tierras propias de los nativos. Las armas se impusieron y usaron en una guerra de rapiña carente de valores, que osciló desde lo macro a lo micro. Es decir, desde el enfrentamiento entre el ejército y las tribus, a la par que entre los colonos y los indios. Ello dio pie al uso indiscriminado de armas, al desprecio a la vida ajena y a la imposición del orden con la propia pena de muerte, bien en la horca, bien en la silla eléctrica más tarde, que todavía colea. Lo lamentable es que los EE.UU. no han sabido, o podido, crear una cultura de respeto a la vida, aunque anden con la incongruencia de la lucha antiabortistas por un lado y la asunción de la pena de muerte por otro, en una misma conciencia, sin entender las diferencias entre ambas, rechazando el primero y apoyando el segundo.
En 1988, se ejecutó a Earl Clanton, otro caso que hizo correr ríos de tinta y que sirve para ver como el ser humano no ha cambiado un ápice en los últimos 23 años. El 13 de mayo de ese año, publiqué un artículo en el Diario SUR, al que titulé: “Pena de muerte… o proceso a la sociedad”. Hoy lo he buscado y releído. Su vigencia es absoluta y me atrevo a colgarlo en formato JPG en este blog, reiterando todas y cada una de las ideas que planteé hace tanto tiempo, solo espero que se pueda leer correctamente.
A ver que opináis mi queridos amigos y amigas que me visitáis y leéis... Para leer el artículo cliquear y cargar la imagen... ¿Seguimos en las mismas?.
11 comentarios:
La dicotomia instalada por Sarmiento en Argentina: Civilización o Barbarie le cae de perillas.
Sospecho que hay una maloliente versión de civilización, que en realidad es barbarie. Y los hechos están sobre la mesa.
Un abrazo.
Es trágico ver y escuchar como una gran parte, la mayoría, de la sociedad de ese país apoya sin recato la pena de muerte.
saludos
Antonio, no te figuras lo que me ha gustado leer tu artículo de aquellos días en que yo era un esforzado estudiante de primero de universidad (no, no te estoy llamando abuelo, jajaja, no pienses eso que te estimo demasiado). Lo único que quiero decir es que mi admiración es aún mayor porque veo desde cuánto tiempo llevas luchando por unos ideales de justicia y humanismo, y personalmente me quito el sombrero.
El artículo, muy bueno. Muy en la línea de tu pensamiento, y también del mío. Sobre todo, además de una injusticia y un error, la pena de muerte es una pérdida de tiempo, porque el campo de cultivo que citas, sigue ahí. Sí, es eso. Hay que venderlo no desde el punto de vista moral, sino del práctico. No sirve para nada, para nada. Hagamos cosas que sirven, no cosas que no sirven y que además puede ser un error.
Lo de la pena de muerte de esta noche, qué quieres... una muestra más del inmenso error. Estoy convencido que no fue él, pienso que no fue él. Pero la familia del pobre muerto no descansó hasta contemplar con sus propios ojos como mataban al otro. Es mejor no decir nada, porque la venganza nos afecta a todos, nos puede afectar en cualquier momento. Pero pienso que la educación para el amor, y la caridad, y la empatía, son infinitamente mejores. Yo creo que solamente podría descansar con el perdón. Pero no quiero asegurarlo.
Lo que sí aseguro, con firmeza, como tú, es que la pena de muerte es una mala cosa.
"No matamos al que mató, sino a otro". Qué profunda reflexión. No solo cambia el río, también lo hace el que se baña.
Te leo siempre y cada vez con mayor admiración.
Un abrazo.
De acuerdo con Ramón, pero en estos momentos prefiero considerar la muerte (no es el caso de tu entrada, por supuesto) como una verdadera liberación, visto lo visto. ¿Será que ya estoy tirando la toalla o una especie de autoterapia libertaria?
Las personas se sienten sustentadas por sus ideas, mejor dicho, por sus emociones. Se mata al indivíduo, a la máscara, pero la emoción permanece flotando en el colectivo. Consiste en confundir como siempre la forma con el fondo. Como siempre viene ocurriendo en este planeta. Beso.
Educad a los niños y no tendréis que castigar a los hombres. ¿Quién lo dijo? Ay, de la sociedad que tiene que escenificar sus venganzas para tapar sus horrores (y sus errores).
Queridos amigos y amigas, acabo de volver del V Encuentro de poetas en la red, que hemos celebrado en Sigüenza, y quiero agradeceros vuestros comentarios a mi entrada.
Joven Cuervo, creo que tienes razón. Pienso que esta civilización está más cerca de la barbarie que de otra cosa… Lo importante es tener cosas y el poder… los seres humanos les importan bien poco en un sentido amplio…
Un abrazo
Txema, si la justicia mata acabará enseñando el camino de la muerte a los asesinos y los alejará, aun más, del respeto a la vida.
Saludos
Gracias Ramón, por tu amplio comentario y por reforzar aun más la idea que planteo.
Después de 22 años, ya no importa si fue o no fue el, pues el que hay hoy no es el que había hace tanto tiempo. Esa es una de las premisas que sostengo.
De todas formas, tras releer mi artículo que, curiosamente, fue escrito cunado se produjo el hecho, vuelvo a ver que el tema está igual, que poco ha cambiado y que la autocrítica social no funciona…
Un abrazo
Gracias, Thornton. Creo sinceramente lo que digo, pues la evolución del ser humano a lo largo de su vida es incuestionable, si no de qué serviría la cárcel y todo el sentido de la rehabilitación y reeducación?
La justicia diferida es la mayor de las injusticias.
Un abrazo
Bueno, emejota, en este caso me da la sensación de que se mata para ahogar o satisfacer la sed de venganza familiar, más que social, y para escarmentar… pero se ha ido atormentando al sujeto a lo largo de 22 años en la situación de espera, en el corredor de la muerte.
Este hecho y el concepto de muerte o de asimilación y aceptación de la muerte es diferente. Para mí la muerte es el punto final de los ciclos vitales y solo me preocupa el llegar a ella en paz conmigo mismo y, por ende, con los que me rodean… No es resignación sino realismo…
Besos
Juan, preciso y concreto, tu comentario es clarificador… El problema es que mientras haya quien pague los errores y queden libres los que los provocan todo seguirá igual…
Qué guay poder volver a leerte Antonio... anoche me hizo mucha ilusión tu saludo. Voy mejorando, muy despacio, pero mejorando.
Un brazo muy fuerte
Mª Ángeles, pues tu comentario aquí es un bálsamo que calma mi preocupación y me colma de alegría. Seguimos en contacto.
Un beso con todo mi afecto
Publicar un comentario