He titulado esta entrada de esta forma por pretender compartir eso, lo que pienso, con quienes visitan mi blog. Como no voy a escribir más hasta después de Semana Santa, me he permitido abusar un poco con este amplio texto. Lógicamente no recojo todo el corolario de mis ideas y razones por falta de espacio, pero este “microensayo”, que no deja de ser un reto para su lectura, es la exposición de una síntesis de mi visión de la situación. No sé si serás capaz de llegar al final. Si llegas te felicito, y si no, no pasa nada. Al fin y al cabo lo he escrito para aclararme mejor. Escribiendo pienso, escribiendo me aclaro. He dejado que fluyan las ideas libremente, llevado por la razón de mi argumentación lógica, basada en mi bagaje vital, y no puse reparos a nada, solo dejé discurrir el pensamiento para compartirlo con mis amigos. Ya sabéis: “Un amigo es aquel con quien se puede pensar en voz alta…” y sigue siendo tu amigo, claro.
A la vista de mi entrada anterior, creo que sería conveniente clarificar algo más mis ideas y postura respecto a esa concepción holística del ser humano, sobre todo considerando mi visión cercana a la percepción sistémica de la vida. Es decir, todos formamos parte de un macrosistema que está compuesto por distintos niveles de sistema y subsistemas que integran el todo.
Intento explicarme más concretamente. Cada uno de nosotros podemos identificarnos, a sí mismos, como un sistema, compuesto a su vez de subsistemas, desde el punto de vista funcional y fisiológico. Pero, también, formamos parte de otros sistemas de orden superior. Estamos integrados en una familia nuclear y amplia, en una comunidad de vecinos, en un municipio, en un grupo de amigos, en una empresa, en una nación, en un estado, en una serie de otros sistemas que no existirían si no fuera por la interacción de los elementos que lo integran.
Desde el punto de vista social y político, también estamos sometidos a esa dinámica interactiva. Centrémonos en el enfoque social, organizacional o político. El ser humano, como ya he defendido y sostenido en otras ocasiones, tiene un objetivo básico, que es la mejora y perpetuación de la especie, sin entrar en disquisiciones de otro tipo, pues el tema da para largo y lo eludo por cuestión de tiempo y espacio, es decir, su desarrollo y evolución serían los horizontes que marcan el camino a seguir. Cada uno, en su interior, es portador de un mensaje mediante el que asume, de forma muy singular e individual, esa función reproductora y de desarrollo de la especie. Por tanto, el egoísmo podría ser un motor para defender o justificar esa idea evolutiva, un garante de supervivencia, puesto que la primera función sería el sostener y conservar el cuerpo, que sirve como soporte o continente de la mente, de la inteligencia y capacidades cognitivas que hacen del sujeto un ser capaz de afrontar el proceso de desarrollo de forma integral. Por tanto, somos seres duales, en este sentido. Por un lado estaría nuestro cuerpo y por otro nuestra capacidad mental, inteligencia, mente, psique o como nos apetezca llamarlo, si bien siempre hablaremos de una cuestión de orden superior que se diferencia de lo material y tangible, pasando a la dimensión de la espiritualidad o del conocimiento racional de las cosas…
Pero el ser humano por sí solo no puede llevar a término esa función. Necesita de otros. No es hermafrodita, necesita nutrirse, defenderse de agresiones y protegerse, requiere de los demás para conseguir sus objetivos esenciales… De aquí esos tres instintos básicos de nutrición, socialización y reproducción. Nutrirse implica aportar a su organismo todo lo necesario para subsistir, seguir con vida, y facilitar el desarrollo cronológico de su persona y mente, por lo que será necesario beber, comer, respirar, eliminar residuos, etc. También es necesario asociarse con otros para establecer una organización que le permita defenderse de agresiones de otras especies y de grupos de la suya propia, para construir y crear herramientas y enseres, viviendas e infraestructuras, es decir, necesita socializarse, integrarse en una sociedad con sus normas y leyes que le permitan una vida relativamente tranquila y en alianza para dedicarse al desarrollo personal y colectivo. Claro que si no hay trascendencia, si no dejamos relevo, la especie desaparece, por lo que hemos de reproducirnos, y aquí está la clave de otro instinto, como es la reproducción y la sexualidad como medio para ello.
Ahora, se nos presenta el dilema de cómo organizamos o intentamos cubrir estas tres necesidades: Nutrirnos, asociarnos y reproducirnos. En la mayoría de las especies se han establecido unas formas, normas y leyes que les permite perdurar. En el caso de los seres humanos también. Otra cosa sería cuestionar si estas que nos dimos, son las adecuadas para los objetivos que he descrito. Pero es evidente que necesitamos un sistema de convivencia capaz de facilitar esta evolución y desarrollo.
El primer conflicto social o confrontación debió surgir a raíz de una discusión sobre si esa manzana, que hay en el árbol que estamos recolectando, era mí o tuya. Al final se la llevó el que más fuerza tenía y aprendieron que las cosas, por la fuerza, se pueden conseguir sin necesidad de trabajarlas, sobre todo cuando, solo con la amenaza, se intimida al otro para que haga lo que nosotros queremos. Igualmente debieron aprender que si otro necesita algo y tú lo tienes puedes intercambiar con él en plan comercial, si bien, también, implica que tienes un poder sobre él para someterlo. Si no hace lo que tú dices, no le darás lo que necesita y si ello es una necesidad básica, de subsistencia, tienes garantizada su sumisión y no tendrá posibilidades de elevar su calidad intelectual, puesto que toda su energía deberá enfocarla a la consecución de los bienes que le cubran las necesidades básicas de supervivencia… Eso nos sueno bastante, pues a lo largo de la historia, si se han controlado los recursos y el saber, se ha controlado al sujeto mediante el hambre, la necesidad y la manipulación del conocimiento.
Yo creo, y no soy antropólogo, que los estados debieron surgir como consecuencia de un ajuste del grupo social, de una imposición intragrupal de los más fuertes sobre los más débiles, haciéndoles ver que era importante que trabajaran para el grupo y se dejaran proteger y dirigir por los mandos, que eran admirables, hasta tal punto de ser, en ocasiones, identificados con dioses encarnados en ellos. Deduzco que los estados no surgen básicamente para proteger a los seres humanos, sino como forma de organización para aprovecharse de ellos en beneficio de los poderosos que los dirigen. Y, sinceramente, parece que el hombre, a lo largo de la historia, no ha cambiado mucho en sus motivaciones básicas, salvo en la capacidad mayor de manipular e instrumentalizar la relación.
El principal problema que se da en el ser humano, bajo mi modesta e iletrada opinión, sería conseguir los nutrientes para su cuerpo, lo que Herzberg llamaría higienizar la situación para pasar a jugar y aplicar la motivación real que le llevara al desarrollo integral, una vez cubiertas las necesidades básicas. Todo su esfuerzo estaría enfocado a este menester, ya que si no hay cuerpo vivo, no hay ser humano para seguir adelante, y no hay posibilidad de evolución mental. Por tanto, lo primero es garantizar la existencia y después viene lo demás. Los listos, los poderosos, siempre supieron que controlando esos nutrientes tenían controlado al pueblo, que si les empleaban en esos menesteres, no evolucionarían a exigencias mayores y a cuestionar su poder.
Finalmente, crear conflictos intergrupales, internacionales, guerras con botines y rapiña, poder para hacer de los demás sumisos productores, contribuyentes en beneficio del rey y sus servidores más inmediatos, que componían las estructura funcional del sistema, léase ejército, ideólogos, religiosos, clases jerárquicas, etc. era una forma de potenciar el miedo, la paranoia entre los pueblos y alienar a la ciudadanía para embrutecerlos aún más.
Y ahora llego yo y digo que una mierda, que me río de las naciones y de los estados concebidos para esos fines, que solo deben tener sentido como integrantes de un sistema mayor, donde han de confluir las sinergias para un desarrollo integral de todos los seres humanos, que no sería necesario un ejército, pues la filosofía de vida no se plantearía desde la paranoia, la desconfianza y la confrontación, sino desde la cooperación y el encuentro.
Otra vez más, vuelvo a ser iluso. Pero me gusta la idea, me apetece pensar que algún día los seres humanos seamos capaces de ver con claridad donde están nuestros verdaderos intereses, y dónde se ubican los de los demás, los de quienes quieren, desde la codicia, la avaricia y el egoísmo, seguir con la idea de la confrontación y la explotación de los otros para enriquecerse ellos.
Por tanto, abogo por un supraestado a nivel mundial que priorice el ser humano sobre la materia, el SER se anteponga al TENER, dirigido por valientes que no tengan miedo al conocimiento de los demás, que se impliquen en los objetivos del colectivo humano, que pacifiquen y coordinen los flujos, tanto de dinero como de conocimiento y cultura, para que seamos todos beneficiados y no unos cuantos.
¿Pero esto cómo se articula? No soy yo quien para dar lecciones a nadie, pero sí para exponer mis ideas y, en este sentido, creo en los niveles taxonómicos, en la estructura jerarquizada por competencias, en los distintos niveles de implicación de los seres humanos según dónde estén, con quien convivan y sean sus intereses locales o proximales, dentro de los generales.
Aclarando: Yo participo con mis vecinos en la gestión de mi comunidad, y nadie más; los ciudadanos de mi ciudad participamos en la elección del alcalde, y nadie más; los residentes en Andalucía votamos nuestro gobierno autónomo y nadie más; el gobierno central lo elegimos entre todos los españoles y nadie más; el europeo (aunque sin demasiado contenido) lo elegimos el conjunto de los ciudadanos europeos de la U. E.; y así, en esta estructura jerárquica vamos marchando. Obsérvese que me paré en Europa, pues ya no hay ningún ente superior elegido democráticamente que nos represente. El resultado es que cada país defiende sus intereses sin someterse a mayores criterios de peso, aunque parezca lo contrario. Lo lógico sería que la representación de la O. N. U. fuera democráticamente elegida por todos los ciudadanos del mundo, pues toma acuerdos que afectan a todos, y tomara decisiones de gobierno vinculantes. Pero no, es un instrumento en manos de las naciones más poderosas, que manipulan y dirigen a su antojo y beneficio.
Por tanto, quién mejor que el interesado para tomar las decisiones que afecten a su entorno inmediato o a su nivel de implicación en un sistema más amplio? El problema o conflicto se dan a la hora de llenar de contenido, de competencias, los entes que tienen que tomar decisiones. Qué le compete al Estado, a la Comunidad, al Ayuntamiento…
Si defendemos la democracia, la soberanía popular, por encima de todo y damos al sujeto el protagonismo que se merece, según vengo determinando, colegiremos, deduciremos, que es soberano, dueño de su voto, para poder determinar lo que mejor le convenga, dentro de un orden convivencial. Por tanto a mayor autonomía mayor capacidad de ejercer esa soberanía, pero sin olvidar su implicación en otros niveles organizacionales, incluso, universales, que requieren su responsabilidad y compromiso. Pero si lo que se pretende es tener un Estado fuerte, centralizado, con súbditos para servir las decisiones que tomen unos pocos desde el epicentro, no es necesaria ninguna autonomía ni descentralización, nadie es nada para decidir, no somos soberanos, sino súbditos sumisos que acatan desde su incompetencia, lo que digan los padres de la patria.
Este es el dilema que tenemos en este momento. Una visión centralista del “por el Imperio hacia Dios” que subyace en mentes añorantes de pretéritos anacrónicos, con continuidad en la historia reciente del nacional catolicismo; frente a un estado moderno y soberano entendido como servidor del pueblo, como elemento aglutinador y catalizador de esa soberanía popular, amparado en la descentralización responsable y solidaria. Los estados no se mantienen unidos por la fuerza y la imposición; eso ha sido hasta ahora, donde la conquista y la guerra, los pactos entre señores feudales, etc. fueron marcando las fronteras que enmarcaban a sus súbditos, sino por la voluntad soberana de su gente, por las actitudes y conductas que beneficien a todos. Me preguntaría entonces: ¿Un estado es el conjunto de las tierras que se enmarcan en sus fronteras, o más bien lo integran las personas que las habitan? ¿En todo caso, qué es más importante? Para mí, indudablemente, las personas, los seres humanos, que están por encima de intereses espurios de los poderosos o grupos de poder.
¿Y esto cómo se resuelve? Es tremendamente difícil modificar una estructura como la existente. Es complicado en tanto los intereses de clase ya se forjaron y esas estructuras, políticas y administrativas, se crearon para defenderlos y consolidarlos. Un sistema fraguado desde la perversión, desde la injusticia, la guerra, el robo, el saqueo, la pillería y la imposición, no se cambia con facilidad, pues nadie deja su poder para pasar a niveles inferiores de influencia por su santa voluntad. Estos sistemas están avalados por la cultura que se fue instaurando, a lo largo del tiempo, en los pueblos. Los principios y valores, las normas y conductas socialmente aceptadas, los héroes y los mitos, son el garante de esta continuidad, de su solidez arropada por planteamientos religiosos, políticos y sociales, del modelado conductual que conformará los sujetos mediante el proceso de socialización, establecido desde largo tiempo.
No obstante, como es bien sabido, el mundo es dinámico, van cambiando y modificándose para adaptarse a las nuevas situaciones, a los nuevos escenarios, que determinan una situación novedosa desde el punto de vista político, social y económico. La cuestión estaría en cómo se va adaptando y quien gana con ello. Ese proceso dinámico es constante. Es como una plataforma homeostática que el sistema establece para absorber los cambios, integrándolos en el mismo, bajo la idea coyuntural y no estructural. Pero las novedades no siempre deben ser absorbidas sin traumas, sin cambios estructurales. Más bien al contrario. Los grandes cambios requieren modificaciones estructurales que redefinan los modos de interrelación del sistema.
Ahora bien, los cambios estructurales pueden ser planificados o acarreados forzosamente por las circunstancias en un proceso de adaptación al medio. En todo caso siempre se orientaron al beneficio de los actores o controladores de ellos. Lógicamente, quien puede hacer los cambios son los que están en el “poder” de forma directa o indirecta; o sea, quienes tienen la capacidad de provocarlos.
Los siglos XIX y XX han sido determinantes en esos cambios, tanto por la evolución tecnológica como por la concienciación de las clases en Europa y América, sobre todo. La revolución industrial y el marxismo fueron dos puntos de inflexión en los dos sentidos descritos, tecnología y lucha de clases, sin obviar otros hitos como la revolución francesa y la independencia de EE. UU. Se produjo, pues, un intento claro de internacionalizar las reivindicaciones de la clase trabajadora, creándose la internacional socialista y comunista, el propio himno aludía a esa idea. Su fracaso o neutralización ha sido evidente, pues el capitalismo ha impuesto su línea y ha demonizado, ayudado por los gestores de los países llamados socialistas, el espíritu de esa internacionalización. El mercado ha podido con la idea universal de igualdad. En lugar de trabajar para mejorarla, la han destruido supliéndola por el consumo alienante de la masa, que acaba diferenciándose de los trabajadores, surgiendo otra clase media de sofá y pancha con sus necesidades materiales medio cubiertas, incluso con la creación de un Estado del Bienestar que nos atrapa. Aflora, pues, el egoísmo que niebla la visión holística y cierra fronteras, volviendo a crear límites infranqueables para las personas del tercer mundo, al que se le sigue robando sus recursos mediante gobiernos traidores a su gente, que se venden al sistema en el ejercicio de un poder dictatoria que somete a sus pueblos pobres y miserables para facilitar a los ricos, a buen precio, la materia prima.
Lo curioso es que, una vez desmontada la movida internacional de las clases sociales más desfavorecidas, se ha pasado al ataque. El mercado ha establecido su internacional, creando su grupo de poder a través del control económico de la situación. La globalización ha sido el instrumento que les permite circular por una vía sin control supranacional, salvo los suyos propios, léase FMI (Fondo Monetario Internacional), las agencias de valoración de riesgo, la banca internacional, las multinacionales, los clubes y encuentros de los pudientes que se esconden tras bastidores, la manipulación de los medios de comunicación que crean y modulan sujetos a su antojo y, sobre todo, el control de la política, y de los políticos que la ejercen, mediante la compra y sumisión de los mismos, amén de algunos otros que también garantizan el camino de su éxito.
Todo esto está amparado por constituciones llamadas democráticas, pero que solo tienen de ello la llamada libre elección, y según y cómo. El resto no es democrático, pues no están sometidos al bienestar social los bienes y materias que se producen, sino que amparan a la propiedad privada en contraposición a los intereses generales. No se preserva y potencia la voluntad de soberanía popular sobre otros intereses y siguen estando sometidos a las ambiciones estatales, o de grupo minoritarios, la inmensa mayoría de los ciudadanos.
Por tanto, ¿Cuál es la diatriba en la que nos encontramos? Bajo mi punto de vista la globalización es imparable, por lo que es necesario acometerla desde la justicia y el interés general y no de unos pocos. No podemos, dada la situación, evitar los flujos económicos que se están produciendo hacia los países en vías de desarrollo, ni es conveniente ni deseable. China produce a muy bajo precio y los comerciantes venden a precios de mercado europeo. ¿Quién gana más, los que producen o quienes comercian? Evidentemente quienes comercian. Las empresas multinacionales más que nadie, sin importarles el paro que generen en los países occidentales. A ellos les mueven los beneficios no el espíritu de desarrollo de su propio país.
Para poder un ejemplo. Supongamos que tenemos un depósito de 1000 metros cúbicos de capacidad conteniendo 500 de agua. Al lado hay otro de las mismas dimensiones pero conteniendo 50 metros cúbicos solamente. En ambos mantenemos un flujo de entrada que los sigue llenando, es decir siguen produciendo riqueza, pero a ritmo distinto. Ahora los conectamos con vasos comunicantes. Es evidente que el agua del primero tenderá a ir al segundo hasta nivelarse con el mismo. Pues bien, la liberalización de los mercados ha producido este fenómeno, que bajo mi punto de vista no es malo, pues servirá, en el fondo, para equilibrar las economías mundiales. Lo malo es que en la tubería de comunicación se han puesto válvulas y desvíos que controlan unos pocos para hacer llegar el agua que quieren al otro depósito, o derivarla a sus bolsillos llevándola a otro almacén propio. Esto serían las ganancias que aporta este comercio al comprar a precio de producción de país subdesarrollado y vender en los países desarrollados a precios de esos mercados. Son listos, los jodidos.
Claro que ahora viene el miedo. Los chinos se harán dueños del mundo en unas décadas. Lo que habría que plantearse es que los chinos vivan como el resto del mundo civilizado en unas décadas, pero lo que pasará será que las empresas con intereses en China serán las dueñas del mundo dentro de poco, pues habrán crecido y ganado dinero a espuertas con este sistema, mientras que los chinos, indios, etc. habrán sido los artífices de ese crecimiento económico sin percibir los beneficios que les corresponden, ya que se lo habrá substraído el injusto reparto de estos beneficios por parte de la empresa.
Pues bien, esta globalización potencia los intereses del capital y va directamente contra los intereses de la ciudadanía, del conjunto de los seres humanos. Pretende un mercado libre sin trabas ni sujeciones, desde una concepción neoliberal en la que el propio mercado se autorregule, mientras que los gobiernos no puedan meter baza en esas normas reguladoras o, en todo caso, serían los grandes estados los que definirían esas normas en función de sus intereses. Son los instrumentos del nuevo imperio, del nuevo orden mundial, que se planificó hace tiempo en las mesas de neoconservadores y defensores de libre mercado. El socialismo está mal visto, la izquierda clásica ha perdido su orientación y ha sido sometida al sistema, la idea de solidaridad y de justicia ha sido pisoteada y manipulada, se ha conformado un ser humano que es feliz con el consumismo y su integración en el mercado, pero no piensa en su autorrealización personal.
Por tanto, ¿Quién defiende los verdaderos intereses del ciudadano de a pie? Nadie, salvo el propio ciudadano. Por tanto es necesario unirse, establecer estrategias conjuntas para reivindicar el protagonismo o prevalencia de la persona sobre el mercado, del pueblo soberano sobre el interés de grupos de poder. Hemos visto como se ha salvado a la banca y se ha sumido en la miseria a millones de seres humanos. En los últimos años se han producido 200 millones de pobres y se han incrementado considerablemente el número de multimillonarios.
Por ello, las organizaciones deben romper fronteras, dejar la miopía de los partidos políticos de contenido localista e implicarse en un proyecto de nivel internacional que considere el interés común y lo defienda. No nos engañemos por cantos de sirena que añoren al pasado, a lo que fue mi nación, a lo que me hicieron, a lo que no me dejaron ser, sino a lo que debemos ser desde este punto donde estamos. Si no nos espabilamos nos la colarán doblada. Ellos, mientras tanto, potenciarán la confrontación de los pueblos, el conflicto intergrupal, para dividir fuerzas. Divide y vencerás, es su lema, nosotros a jugar su juego… o NO… eso depende de cómo veamos las cosas, si somos capaces de anteponer las ideas propias y la elaboración crítica de la opinión llegando a un análisis real que podamos comprender y manejar para el combate de intereses que se avecina. Por eso defiendo el encuentro, y no el desencuentro, con quienes tienen mis mismas ideas y mis mismos intereses en el desarrollo de la vida y del ser humano. Por eso creo que hay que integrar las fuerzas y no dispersarlas.
ESTE SISTEMA SE ACABA Jose Luis Sampedro... por hordashispanicas
16 comentarios:
Efectivamente se trata de un texto largo y muy elaborado que, además, toca diversos asuntos que están relacionados en mayor o menor medida.
Sería, por tanto, ocioso despachar con un comentario de "magnífico post" este trabajo. Ocioso y posiblemente insensato.
Comienzas con una visión que me ha recordado a cierto optimismo humanista o casi, y sin casi, con una notable influencia cristiana en cuanto a que el hombre pretende mejorar y desarrollar la especie.
Bueno, tú mismo dices que eres, y quieres seguir siendo, un iluso. Yo por motivos de otra índole procuro serlo en la menor medida posible.
Sinceramente Antonio, después de tantos años he llegado a la conclusión de que lo que se pretende en términos generales es el dominio absoluto de las otras especies y esto enlazaría con la parte que corresponde a la globalización y sus consecencias. A la organización social.
Evidentemente todo esto muy simplificado porque, insisto, un texto tan denso no se puede comentar en poco tiempo.
Por supuesto paso por alto todo lo que se refiere al concepto de estado y de ciudadanía y soberanía que ye merecerían, por si mismos, un amplio debate.
Pero como bien señalas, no es cosa de abrumar a los amigos con extensas intervenciones.
un saludo
Gracias Texema. Ya digo que, en el fondo, es mi bagaje el que me orienta en las argumentaciones. Tú eres otra persona de las que estoy convencido van cargados de un amplio bagaje intelectual que debe ser enriquecedor. Por eso, cualquier comentario tuyo es digno de ser tenido en cuenta.
Soy consciente de que estos temas se deberían de hablar distendidamente, con una copita de vino en la mano y desde la posición de mente abierta y de amigos que intercambias ideas con el máximo respeto, pero con la asertividad que se requiere.
Un saludo
De nada Antonio, espero que algún día podamos charlar con esa copita delante.
Un abrazo y gracias por tus elogios.
se ve que la semana santa te motiva, y tambien la paloma y la jodienda que no tiene enmienda, tu texto es muy interesante sacado de tu bajage y tus vivencias. Te has dejado llevar por tu inspiración y lo has bordado.
Un abrazo.
Ana, es que tú te has ido a tomar la cervecita al final, jejeje... Yo me quedé en casa, me tomé una copita de Rioja con Loli, acompañada de queso y chorizo de mi pueblo.
Lo otro habrá que precticarlo también, aunque los enemigos sean el mundo, demonio y carne. No va a ser solo el palomo...
Un beso y buena semana
Lo primero que pases una estupenda Semana. Lo segundo, que me encanta leerte, resulta tan familiar.... bueno. Lo bordas, bendita ilusión la tuya. y que te voy a decir que no sepas. Un fuerte abrazo.
Antonio, sinceramente creo que ibas para político jejeje
¿No habrás equivocado tu carrera?
Este escrito me parecía haberlo ya leído en otros discursos.
A mí lo que me gustaría es un sistema Mundial con un solo partido de verdadera democracia. Pero todos sabemos que el Mundo no es fácil de gobernar. Porque lo que quiere uno, el otro lo detesta. Todos sabemos que el hombre no se contenta con lo que tiene, que el egoísmo que desarrollamos cuando eramos animales y necesitábamos subsistir, sigue vigente hoy en día.
Que es evidente como tú dices al final del escrito que la gente en general suele juntarse y encontrase con los que piensan de forma parecida. De ahí nacen los grupos y también los nacionalismos y el fanatismo.Debido a que la gente se une con los que son como ellos y se apartan de los contrarios, en vez de practicar la tolerancia y el respeto hacia la diversidad del pensamiento.
Un fuerte abrazo, felices vacaciones
Gracias emejota. Eres un sol, ya sabes cuanto refuerzan estas cosas. Me alegro de que te guste y podamos compartir experiencias e ideaciones de nuestra vida. Un abrazo afectuoso
La verdad, Marian, es que durante un tiempo milité en un partido, pero luego lo dejé autonominándome librepensador. Hoy me siento contento de no estar en ninguno, aunque haya unos que me gusten más y otros menos, como es natural.
Un abrazo afectuoso
Hola Antonio,piensas y mucho,he leido con atención tu texto, se nota que estas desengañado de las supuestas Democrácias que nos gobiernan, sí se necesitan hombres y mujeres valientes un batallón de líderes que pudieran transmitir a las masas una nueva ideología que fuera sostenible con la naturaleza y que se cumpliera la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
No eres un iluso, eres un soñador y eso es bueno, primero se imagina se sueña con un Mundo mejor.
Me temo que dada la naturaleza del ser humano,esa supuesta ideología pudiera ser una Dictadura, somos el producto de generaciones de egoistas y rastreros y los que tienen el poder económico, los mas, ¿Como luchar contra ese Poder?
Lo tienen bien atado, poseen los medios y conocen nuestras devilidades, pero yo tambien digo "una mierda" y la Esperanza no me la quitan.
Me voy ha hacer torrijas que mañana me llegan ambrientos.
Un abrazo.
Todos los seres humanos tenemos los mismos miedos, y las mismas necesidades de cariño y salud. Somos más parecidos de lo que pensamos y son más las cosas que nos unen que las que nos separaran aún cuando pensemos diferente con respecto a algunos temas.
Un abrazo
Pues sí, esta bien agruparnos con buenas ideas, el caso es que hay gente con "mu mala hidea"....¿ahí qué hacemos?
El post "es la penitencia de la semana".....jajaj es broma don Antonio. Muy interesante todo lo que plantea, pero son demasiadas juntas.
Yo pienso que mejor no pensar, para como está el patio, a mi me esta deprimiendo el momento en que vivimos y eso no puedo permitirmelo.
Saludos.
Luna Llena, eso de hacer torrijas es una excelente decisión. Está en la base de la pirámide… cubrir las necesidades básicas antes de cualquier otra cosa. Ya lo decía Maslow. En el fondo no se puede desarrollar la mente si ante son se ha comido, pues toda ella irá a ver cómo consigue satisfacer esa necesidad. Ellos lo saben, nos crean necesidades y nos atrapan… Nuestro esfuerzo se dirige a conseguir lo material y nos olvidamos de las ideas que elevan la mente.
Un abrazo y espero que esas torrijas hayan salido riquísimas.
Ciertamente, Myriam, en esa línea pienso que algunos lo tienen cubierto y otros no. Quien lo tiene cubierto también tiene mejores posibilidades de crecer y desarrollarse intelectualmente desde el humanismo. Podríamos establecer una igualdad de oportunidades para que todo el mundo, que tiene los mismos miedos y necesidades, resolviera sus conflictos desde una cultura social diferente, pero eso es tremendamente complicado y solo se consigue desde el conocimiento y la formación.
Un abrazo
Es verdad, Beli, hay gente con muy malas ideas, pero si no tenemos otras mejores para neutralizarlas acabarán imponiéndose esas y nos joderán. Yo sigo pensando que la utopía tiene su función…
Saludos y no nos fustiguemos mucho esta Semana Santa.
Gracias, Abu. Tus deseos siempre son constructivos.
Emerson, era un sujeto inteligente. Siempre hay alguien que sabe más que tú de cualquier cosa y de se es bueno aprender.
Un abrazo
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