Como sabéis, suelo colgar de cuando en cuando una ocurrencia. Le llamo ocurrencias a pensamientos de mayor o menor ingenio, que afloran de forma inesperada como respuesta a un estímulo casual, dónde la reflexión singular pretende plasmar una idea de cierta originalidad y de especial trascendencia en el proceso de razonamiento o asimilación de las vivencias personales. Toma ya explicación!!! Pido disculpas...
“La mediocridad siempre está en la acera de enfrente”.
En este caso, esta me surge tras ver las diferentes argumentaciones que se sustentan, sobre todo en política, para defender el posicionamiento personal respecto a las ideas. Se suele observar que, según la tendencia ideológica del sujeto, el calificativo de mediocre se coloca en el rival. Zapatero es un mediocre... Rajoy es un mediocre... etc. O sea, en la acera de enfrente, sin entrar en las connotaciones de orientación sexual que también se le dio a la referida acera.
Obviando las disquisiciones sobre estas valoraciones personales, sí pretendo reflexionar sobre el porqué se suele despreciar al rival, calificarle de mediocre y no darse cuenta de la propia mediocridad.
Según la RAE, mediocre es: “De calidad media”. “De poco mérito, tirando a malo”. Ser mediocre es el final de la inmensa mayoría de la sociedad, es lo normal, la calidad media. O bien, mediocre es quien se encuentra en medio, tirando para abajo. Esta última acepción es la que domina en estos descalificativos que usamos, en plan peyorativo, con respecto al rival político: la mediocridad tirando a malo.
La congruencia argumental, y por ende cognitiva, lleva, en muchas ocasiones, a la defensa a ultranza de nuestras ideas, sin fisuras ni aceptación de crítica. Esa posición de prepotencia, en consonancia con ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio, específica de mentes cerradas, conlleva una actitud defensiva y de reafirmación rayando en el infantilismo o la inmadurez psicológica. Nada existe absolutamente bueno o malo. No valorar al otro implica la pérdida de la ocasión de aprender algo al conocerlo.
Los seres humanos funcionamos mucho por comparación. Se establecen unos baremos donde predomina el hecho comparativo. Yo soy más alto, más guapo o lo que fuere, que el otro. Por tanto, lo importante nos es, únicamente, que yo sea guapo, sino que el otro sea feo. En este sentido, el mundo de la política, por sus connotaciones especiales, es un buen ejemplo de ello. Ya no se trata de presentar las cosas en positivo, sino de hacerlo en el menor grado negativo. Es decir, el programa del otro, la actitud del otro, su honradez, etc. son malísimos... Yo soy malo, pero tú eres peor... ¡Pues anda que tú! Elige, pues, entre el menos malo.
Esa estrategia se forja en dos frentes, en mostrar mis bondades y en resaltar los defectos del otro. Hasta ahí la cosa está bien. Lo malo es cuando la estrategia se establece en denostar al otro prioritariamente, para evitar comprometerse en el programa propio. En pedir un cheque en blanco, basado en la confianza, porque el otro es muy malo y no se puede confiar en él, pero en mí sí, en lugar de hacer una oferta atrayente desde el punto de vista político. Por tanto, no me dedicaré a esclarecer mis propósitos, sino a maquillarme la cara y, si es posible, a rompérsela al contrario, así se me percibirá más guapo. Luego, hay que denostar al otro, acusarle de mediocridad, crear el convencimiento de su incompetencia, no reconociendo sus logros y exhibiendo sus errores, en convertirlo en un sujeto pusilánime, patético, inepto, torpe e ignorante. Incapaz de tomar las decisiones que fueran necesarias para dirigir un gobierno.
Así pues, el objetivo principal se centraría, cuando hablamos de los procesos embaucadores, en vilipendiar al contrario hasta crear una opinión generalizada de ineficacia y rechazo al adversario. ¿Cómo se puede hacer eso? Lógicamente, machacando con mensajes en esa dirección, mediante los medios que se tengan al alcance. En este caso los medios de comunicación de masas y la participación activa de los afines, de los de esta acera, para hacer ver la mediocridad en la acera de enfrente.
El papel de los medios requiere un análisis aparte, pero quien domina los medios crea opinión, sobre todo en gente de bajo perfil crítico y discernimiento limitado. Y quien domina los medios siempre es el dueño. El dueño es el dinero, el interés y el negocio... eso de la libertad de prensa es una utopía que, al menos yo, no me la trago sin hacer una amplia digestión de cada caso. Berlusconisss vendrá que nos abrirán los ojos, o nos los cerrarán llevándonos a la estulticia y a la sumisión, si no andamos alerta.
Y yo me pregunto: ¿No es más mediocre el que ve la mediocridad en la acera de enfrente sin ver la suya propia? Mucha gente no sabe bien donde está la acera de enfrente. Valga este chiste para dejar buen sabor de boca, relajar el debate y poner el colofón a la reflexión con una sonrisa (en este caso, el mediocre creo que es quien pregunta):
Se cuenta que un sujeto preguntó a un transeúnte dónde estaba la acera de enfrente.
El transeúnte le respondió:
- “allí”.
El sujeto sorprendido le respondió:
- ¡Pero si acabo de estar allí y me han dicho que está aquí!
“La mediocridad siempre está en la acera de enfrente”.
En este caso, esta me surge tras ver las diferentes argumentaciones que se sustentan, sobre todo en política, para defender el posicionamiento personal respecto a las ideas. Se suele observar que, según la tendencia ideológica del sujeto, el calificativo de mediocre se coloca en el rival. Zapatero es un mediocre... Rajoy es un mediocre... etc. O sea, en la acera de enfrente, sin entrar en las connotaciones de orientación sexual que también se le dio a la referida acera.
Obviando las disquisiciones sobre estas valoraciones personales, sí pretendo reflexionar sobre el porqué se suele despreciar al rival, calificarle de mediocre y no darse cuenta de la propia mediocridad.
Según la RAE, mediocre es: “De calidad media”. “De poco mérito, tirando a malo”. Ser mediocre es el final de la inmensa mayoría de la sociedad, es lo normal, la calidad media. O bien, mediocre es quien se encuentra en medio, tirando para abajo. Esta última acepción es la que domina en estos descalificativos que usamos, en plan peyorativo, con respecto al rival político: la mediocridad tirando a malo.
La congruencia argumental, y por ende cognitiva, lleva, en muchas ocasiones, a la defensa a ultranza de nuestras ideas, sin fisuras ni aceptación de crítica. Esa posición de prepotencia, en consonancia con ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio, específica de mentes cerradas, conlleva una actitud defensiva y de reafirmación rayando en el infantilismo o la inmadurez psicológica. Nada existe absolutamente bueno o malo. No valorar al otro implica la pérdida de la ocasión de aprender algo al conocerlo.
Los seres humanos funcionamos mucho por comparación. Se establecen unos baremos donde predomina el hecho comparativo. Yo soy más alto, más guapo o lo que fuere, que el otro. Por tanto, lo importante nos es, únicamente, que yo sea guapo, sino que el otro sea feo. En este sentido, el mundo de la política, por sus connotaciones especiales, es un buen ejemplo de ello. Ya no se trata de presentar las cosas en positivo, sino de hacerlo en el menor grado negativo. Es decir, el programa del otro, la actitud del otro, su honradez, etc. son malísimos... Yo soy malo, pero tú eres peor... ¡Pues anda que tú! Elige, pues, entre el menos malo.
Esa estrategia se forja en dos frentes, en mostrar mis bondades y en resaltar los defectos del otro. Hasta ahí la cosa está bien. Lo malo es cuando la estrategia se establece en denostar al otro prioritariamente, para evitar comprometerse en el programa propio. En pedir un cheque en blanco, basado en la confianza, porque el otro es muy malo y no se puede confiar en él, pero en mí sí, en lugar de hacer una oferta atrayente desde el punto de vista político. Por tanto, no me dedicaré a esclarecer mis propósitos, sino a maquillarme la cara y, si es posible, a rompérsela al contrario, así se me percibirá más guapo. Luego, hay que denostar al otro, acusarle de mediocridad, crear el convencimiento de su incompetencia, no reconociendo sus logros y exhibiendo sus errores, en convertirlo en un sujeto pusilánime, patético, inepto, torpe e ignorante. Incapaz de tomar las decisiones que fueran necesarias para dirigir un gobierno.
Así pues, el objetivo principal se centraría, cuando hablamos de los procesos embaucadores, en vilipendiar al contrario hasta crear una opinión generalizada de ineficacia y rechazo al adversario. ¿Cómo se puede hacer eso? Lógicamente, machacando con mensajes en esa dirección, mediante los medios que se tengan al alcance. En este caso los medios de comunicación de masas y la participación activa de los afines, de los de esta acera, para hacer ver la mediocridad en la acera de enfrente.
El papel de los medios requiere un análisis aparte, pero quien domina los medios crea opinión, sobre todo en gente de bajo perfil crítico y discernimiento limitado. Y quien domina los medios siempre es el dueño. El dueño es el dinero, el interés y el negocio... eso de la libertad de prensa es una utopía que, al menos yo, no me la trago sin hacer una amplia digestión de cada caso. Berlusconisss vendrá que nos abrirán los ojos, o nos los cerrarán llevándonos a la estulticia y a la sumisión, si no andamos alerta.
Y yo me pregunto: ¿No es más mediocre el que ve la mediocridad en la acera de enfrente sin ver la suya propia? Mucha gente no sabe bien donde está la acera de enfrente. Valga este chiste para dejar buen sabor de boca, relajar el debate y poner el colofón a la reflexión con una sonrisa (en este caso, el mediocre creo que es quien pregunta):
Se cuenta que un sujeto preguntó a un transeúnte dónde estaba la acera de enfrente.
El transeúnte le respondió:
- “allí”.
El sujeto sorprendido le respondió:
- ¡Pero si acabo de estar allí y me han dicho que está aquí!
25 comentarios:
Jajajaja, muy bueno el final.Pues sí, de mediocres está el mundo lleno y eso de ver siempre la paja en ojo ajeno es muy normal entre los humanos, en cuestión de política la cosa va en desmerecer, atacar y vapulear todo lo que se pueda al contrario, y si lo dejas a la altura del betún pues mejor que mejor, cosa que no deja de hacer el PP contra ZP y el partido socialista, aquí tenemos la mejor muestra, la mediocridad de Rajoy se ve por todas partes. aunque hay mucha gente que no se ha percatado de ello.Besos.
También a mí me ha hecho reír el final que resume perfectamente tu estupenda entrada, Antonio.
Nuestra capacidad de autocrítica es cierto que está demasiado mermada
Un beso
Acierta usted D. Antonio. Muchas veces veo la paja en el ojo ajeno y no me dpy cuenta de que, en algún momento, he estado en la acera de enfrente.
Yo suelo cambiar de acera para ver escaparates diferentes.
Sobre todo si por la otra camina una belleza femenina.
Muy bueno el artículo, Antonio. Y el final, ¡ja,ja,ja!
Abrazos.
Efectivamente,la mediocridad está en juzgar y no aportar algo propio,positivo y convincente.
Hemos de dar siempre un margen de confianza a la acera de enfrente,que la barremos de lejos con los ojos,y mientras, limpiar la nuestra de prejuicios,desconfianzas y rutinas..
La mente está en continua evolución y las ideas cambian de acera continuamente. A todos nos pasa en muchos temas de la vida. Por tanto,una cura de humidad y a barrer nuestra acera.
Mi felicitación y mi abrazo,Antonio.
M.Jesús
Mi Querido Antonio, que estupenda ocurrencia!. Siempre miro con lupa a las personas que descalifican, porque llevan implicíto alguna carencia importante que no pueden aceptar, si para construir una mejor imagen hay que hacerlo en detrimento de otro, es porque realmente se tienen pocos atributos. Creo que la persona que califica negativamente tiene un problema de inseguridad. No todos tenemos que ser iguales, en la diferencia y las diferencias está una esencia importante de la vida. Me encantó!!!! y con el chiste los has ilustrado muy bien. Un beso grandisímo!!!
Pues yo creo que ninguno de nosotros está nunca en la acera de enfrente (en relación consigo mismo), de la misma forma que nunca estamos en mañana. Pero, desgraciadamente para mi, muchas veces he actuado de forma mediocre...
José Ingenieros escribió un estudio sociológico del hombre en un trabajo que título: 'el hombre mediocre'... a princiopios del siglo XX. Habría que leerlo para ver si hemos progresado algo en estos ultimos 100 años.
Saludos
No somos capaces de 'juzgarnos' a nosotros mismos.No somos capaces o no queremos(existe subconscienye que lo impide)de ver nuestras limitaciones,pero sí que nos apresuramos a juzgar y valorar a los demás en nuestros propios criterios(subjetividad)
Es un rasgo común de todo ser humano en su afán alienante del propio ego
Abrazos
Una entrada magnifica y un nivel igual en los comentarios, por lo que me limitare a exponer mi humilde opinion.
Ser mediocre es ser humano, pues todos solemos mirar antes los defectos ajenos que los propios.
Ser politico, es ser mediocre, pues ninguno ve sus limitaciones, sino los errores del contrario.
Ser votante es ser mediocre, pues votamos por afinidad politica, no por propuestas electorares,(falsas casi todas ellas).
Ser periodista es ser mediocre, pues escriben y publican lo que sus jefes les ordenan sin pensar si es verdadero o falso.
En definitiva. un mediocre gobierna un pais mediocre,con una oposicion mediocre, unos medios de comunicacion mediocres, y a un pueblo...¿mediocre, o maniatado?.
Un abrazo.
Salud y felicidad
Nada es lo que parece,pero de algo estoy segura esta gente que nos gobierna son lo peor junto con la oposicion, no se a quien sirven, al pueblo no.Dan un mal ejemplo, con humildad se pueden corregir los errores,estan llenos de soberbia y mienten mas que hablan.
Este sistema esta caduco.
Como siempre, da gusto leerte
un cordial saludo
Acabas de definir por qué en este país nunca se produce un verdadero debate político. Así nos va, con el "tú más" siempre a cuestas...
Imagino que para ellos sería demasiado arriesgado decir qué piensan en realidad, incluso para aplaudir la decisión del contrario: tendrían entonces que mantener una cierta coherencia, y ya tenemos todos claro que no es su fuerte.
Deplorable su actitud, acertado tu análisis, y muy divertido el fina ;o)
Un abrazo.
das en la diana antonio y el final es redondo
Queridos amigos y amigas internautas, como dice Navegante, la calidad de los comentarios es magnífica. Dan un toque de perfeccionamiento al tema en plan colegiado. No cabe más comentario que el releer lo que habéis aportado y digerirlo. Creo que esto nos acerca bastante a una realidad social que nos preocupa a todos.
Dejo otra reflexión más específica sobre el tema en mi siguiente post.
Un abrazo a todos y todas
De la mediocridad.....me aparto, no tengo tanto tiempo.
Cariños
Abu, vete al siguiente post, pienso que de él no te apartarás en demasía.
Un beso o cariños como decís vosotros.
Eso de condenar todo lo que esté fuera de nuestro alcance, dice mucho de nuestra mediocridad. Es importante reconocer las bondades y valores de los demás, porque como bien dices ver sólo la paja en el ojo ajeno y no la viga que tenemos en el nuestro es un error del que pecamos mucho. Entiendo que es más constructivo analizar nuestras deficiencias para tratar de superarlas, antes que ir por la vida buscando los errores de los demás.
Un fuerte abrazo y feliz domingo
Estoy totalmente de acuerdo contigo, aniga Belkis... Así es.
Un abrazo
...Con esta frase que resalta mucho en toda esta gran verdad que planteas: "El dueño es el dinero, el interés y el negocio... eso de la libertad de prensa es una utopía que, al menos yo, no me la trago sin hacer una amplia digestión de cada caso" me hago eco en mi memoria de un Himno que ha crecido junto a mis oidos por tener un hermano que a sus 36 ha sido y es un Politico de nación, es decir me he tenido que desayunar, almorzar, cenar y merendar la politica de cerca toda mi vida, y esa parte del Himno "Verguenza contra dinero" fue creado para un ex- gobernador, el primero gobernador electo por el pueblo puertoriqueño y decia:
"no hay dinero que compre mi conciencia, ni razón para entregar yo mis derechos"...
...Ciertamente creci escuchandolo, amandolo y respetandolo como base principal, y a mis 33 recien cumplidos lo hago en eco de mi conciencia, pero cuando se creo ese himno sin duda alguna eran otros tiempos, los tiempos de mis padres, y al sentarme a observar cuanto ha "evolusionado" la politica actual, me hace ver que los principios son de aquellos que no le temen a represarias porque mantienen sus pies bien puestos sobre la tierra, en estos 9 años como funcionario he aprendido mucho, también sufrido mucho, quizás con mi espiritu un poco rebelde por no tlerar las injusticias, no sea del agrado de algunos intereses que simplemente piensan que porque seas o representes o vivas en un entorno dado al servicio público o privado, no puedas mirar al lado y congrasiarte con aquellos que la misma sociedad (es decir politicos) tratan de obviar en sus necesidades por diferenciar un ideal diferente al tuyo, por eso se que mis convicciones no las cambiare JAMAS, me mantengo en aquel juramento en el cual en enero 8 de 2001 leia y cito: "ser servidor publico" es decir vine a servir y no a ser servido, vine a ayudar a TOD@S por igual, sin mirar ideal alguno, ha sido mi politica personal y creeme, me ha dado y actualmente me da dolores de cabeza, pero hoy más que nunca este escrito tan real y tan potente para mi vida que has escrito, me hace recordar el porque estoy aqui, el porque nunca bajo ningun golpe injusto de la vida laboral, yo me derrote a mi mismo, por el contrario me reafirme en hacer la diferencia.
Una vez más GRACIAS por ser un puente y vehículo de bendición en esta red tan amplia y a la vez tan pequeña, porque todo se hace pequeño cuando hay tanto por aportar.
Un abrazo desde el caribe,
Peter
...Con esta frase que resalta mucho en toda esta gran verdad que planteas: "El dueño es el dinero, el interés y el negocio... eso de la libertad de prensa es una utopía que, al menos yo, no me la trago sin hacer una amplia digestión de cada caso" me hago eco en mi memoria de un Himno que ha crecido junto a mis oidos por tener un hermano que a sus 36 ha sido y es un Politico de nación, es decir me he tenido que desayunar, almorzar, cenar y merendar la politica de cerca toda mi vida, y esa parte del Himno "Verguenza contra dinero" fue creado para un ex- gobernador, el primero gobernador electo por el pueblo puertoriqueño y decia:
"no hay dinero que compre mi conciencia, ni razón para entregar yo mis derechos"...
...Ciertamente creci escuchandolo, amandolo y respetandolo como base principal, y a mis 33 recien cumplidos lo hago en eco de mi conciencia, pero cuando se creo ese himno sin duda alguna eran otros tiempos, los tiempos de mis padres, y al sentarme a observar cuanto ha "evolusionado" la politica actual, me hace ver que los principios son de aquellos que no le temen a represarias porque mantienen sus pies bien puestos sobre la tierra, en estos 9 años como funcionario he aprendido mucho, también sufrido mucho, quizás con mi espiritu un poco rebelde por no tlerar las injusticias, no sea del agrado de algunos intereses que simplemente piensan que porque seas o representes o vivas en un entorno dado al servicio público o privado, no puedas mirar al lado y congrasiarte con aquellos que la misma sociedad (es decir politicos) tratan de obviar en sus necesidades por diferenciar un ideal diferente al tuyo, por eso se que mis convicciones no las cambiare JAMAS, me mantengo en aquel juramento en el cual en enero 8 de 2001 leia y cito: "ser servidor publico" es decir vine a servir y no a ser servido, vine a ayudar a TOD@S por igual, sin mirar ideal alguno, ha sido mi politica personal y creeme, me ha dado y actualmente me da dolores de cabeza, pero hoy más que nunca este escrito tan real y tan potente para mi vida que has escrito, me hace recordar el porque estoy aqui, el porque nunca bajo ningun golpe injusto de la vida laboral, yo me derrote a mi mismo, por el contrario me reafirme en hacer la diferencia.
Una vez más GRACIAS por ser un puente y vehículo de bendición en esta red tan amplia y a la vez tan pequeña, porque todo se hace pequeño cuando hay tanto por aportar.
Un abrazo desde el caribe,
Peter
...Con esta frase que resalta mucho en toda esta gran verdad que planteas: "El dueño es el dinero, el interés y el negocio... eso de la libertad de prensa es una utopía que, al menos yo, no me la trago sin hacer una amplia digestión de cada caso" me hago eco en mi memoria de un Himno que ha crecido junto a mis oidos por tener un hermano que a sus 36 ha sido y es un Politico de nación, es decir me he tenido que desayunar, almorzar, cenar y merendar la politica de cerca toda mi vida, y esa parte del Himno "Verguenza contra dinero" fue creado para un ex- gobernador, el primero gobernador electo por el pueblo puertoriqueño y decia:
"no hay dinero que compre mi conciencia, ni razón para entregar yo mis derechos"...
...Ciertamente creci escuchandolo, amandolo y respetandolo como base principal, y a mis 33 recien cumplidos lo hago en eco de mi conciencia, pero cuando se creo ese himno sin duda alguna eran otros tiempos, los tiempos de mis padres, y al sentarme a observar cuanto ha "evolusionado" la politica actual, me hace ver que los principios son de aquellos que no le temen a represarias porque mantienen sus pies bien puestos sobre la tierra, en estos 9 años como funcionario he aprendido mucho, también sufrido mucho, quizás con mi espiritu un poco rebelde por no tlerar las injusticias, no sea del agrado de algunos intereses que simplemente piensan que porque seas o representes o vivas en un entorno dado al servicio público o privado, no puedas mirar al lado y congrasiarte con aquellos que la misma sociedad (es decir politicos) tratan de obviar en sus necesidades por diferenciar un ideal diferente al tuyo, por eso se que mis convicciones no las cambiare JAMAS, me mantengo en aquel juramento en el cual en enero 8 de 2001 leia y cito: "ser servidor publico" es decir vine a servir y no a ser servido, vine a ayudar a TOD@S por igual, sin mirar ideal alguno, ha sido mi politica personal y creeme, me ha dado y actualmente me da dolores de cabeza, pero hoy más que nunca este escrito tan real y tan potente para mi vida que has escrito, me hace recordar el porque estoy aqui, el porque nunca bajo ningun golpe injusto de la vida laboral, yo me derrote a mi mismo, por el contrario me reafirme en hacer la diferencia.
Una vez más GRACIAS por ser un puente y vehículo de bendición en esta red tan amplia y a la vez tan pequeña, porque todo se hace pequeño cuando hay tanto por aportar.
Un abrazo desde el caribe,
Peter
Amigo Peter, creo que si todo el funcionariado pensara como nosotros (yo también lo soy, aunque jubilado) el mundo de las relaciones Ciudadano-Estado sería diferente.
Me quedo con la idea de ser servidor de los demás y no hacerse serbir por los demás.
Un abrazo
Querido Antonio:
¡Qué gran ocurrencia la tuya!
Sabes que nunca somos los mismos, como diría Neruda. A menudo, las circunstancias nos hacen cambiar, ser personas diferentes. Sería propicio basarnos en ciertos tratados filosóficos u otras obras que hablen del carácter y de la personalidad sobre el "yo" como principal referencia. Y podamos distinguir el yo positivo del yo negativo: egocéntrico, intolerante antisocial y...todo aquello que concurra en una conducta negativa que no se base en un comportamiento cívico: igualdad, respeto y fundamentos de derechos naturales al margen de las leyes, que nunca se podrán aparcar lógicamente. ¡Dios nos libre! de cada loco a su libre albedrío.
Antonio podría estar días escribiendo sobre tus geniales ocurrencias.
Comparto con los queridos contertulianos que el final es genial. Pero no solo el final todo el texto en sí mismo.
Con toda mi admiración hacia ti.
Besos de tu amiga,
Cris.
Pido disculpas, pues en mi respuesta a Peter, se me fue el dedo a la b en lugar de la v y salió serbir en lugar de servir.
Gracias Cris. Esto de las ocurrencias lo inicié en febrero con una que coincide bastante con lo que planteas y la puedes ver en: http://antoniopc.blogspot.com/2009/02/ocurrencias-dos-son-seis.html
Yo creo que hay dos elementos claves en cómo somos y cómo nos vemos, por un lado está la evolución y su dinamismo, que nos hace cambiantes continuamente; por otro está la idea u opinión que tenemos de nosotros mismos, que nunca se ajusta a la realidad. De eso trata la ocurrencia: Dos son seis.
Besos, con todo mi afecto y admiración personal
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