Hoy os presento una reflexión muy personal, basada en una opinión con claro componente subjetivo, en tanto son percibidas y argumentadas desde una visión singular, la mía. Las opiniones que se vierten son convicciones propias que se han ido fraguando a lo largo de mi forma de ver y entender la vida, modulada por mis propios principios y valores, por mi razonamiento y discernimiento, con mayor o menor acierto.
Son convicciones como pueden ser las vuestras, pero estas son las mías. Si te decides a leerlas espero que no te cansen y, en todo caso, estás invitado a comentarlas.
Son convicciones como pueden ser las vuestras, pero estas son las mías. Si te decides a leerlas espero que no te cansen y, en todo caso, estás invitado a comentarlas.
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La historia se ha fraguado desde el poder y la guerra, desde la imposición y el arrebato, desde el saqueo y la muerte, desde la sumisión y el castigo; en suma, desde los intereses de las clases dominantes y sus adláteres. O sea, ha estado marcada por la codicia. Los otros principios como la solidaridad y la justicia han estado subordinados, cuando no controlados, a los objetivos de interés principal.
La codicia forma parte del ser humano, a la par que otras muchas características que conviven en nuestro interior. Tiene su origen en el egoísmo miope que garantiza la perpetuación de la especie. Digo miope, porque el ser humano está motivado por tres instintos básicos encaminados a esa perpetuación, como son: la nutrición, la reproducción y la socialización. En todos ellos hay un proceso de negociación con los semejantes para intercambiar bienes y cubrir necesidades, para conseguir alimentos, para buscar pareja de reproducción, para ayudarnos y defendernos de los enemigos que acechan y de los depredadores. Por tanto la codicia, debe ser reprimida, controlada y negociada para que en ningún caso impida el acuerdo de intercambio, para que no frustre el proceso de socialización; pero, si es posible, sacaremos la máxima tajada del negocio usando nuestra capacidad intelectiva y el poder que podamos ejercer.
Por otro lado, somos sujetos dicotómicos donde se conjugan elementos opuestos. Yo diría más, se establece una línea entre esos elementos opuestos, extremos, y nos movemos por ella acercándonos a uno u otro lado según el caso. Pero ¿que define que nos acerquemos más o menos a un lado u otro? ¿Que estemos más cerca del amor o del odio, de la generosidad o del egoísmo, de la comprensión o la intolerancia, de la caridad o de la tacañería, de la justicia o de la arbitrariedad, de la bondad o de la maldad…? En suma, somos capaces de lo más vil y de lo más sublime.
Yo creo que hay dos elementos claves, uno interno y otro externo, aunque están íntimamente relacionados. El interno lo conforman los principios y valores del propio sujeto, su conciencia y compromiso social, su ética y cuantas virtudes y defectos le arropan y acompañan, su personalidad. El externo, que en cierta medida fraguó al interno, hace alusión a las conductas y comportamientos sociales. Estos comportamientos no son totalmente generalizables, pues existen matices propios asociados a los roles de cada grupo social… la conducta de un militar, de un religioso, de un obrero, de un capitalista, de un profesional de de tal o cual actividad, etc… tiene características e intereses diferentes en función del rol social que se le asigne.
La formación e imposición de las culturas también se fraguó para sostener esos mismos intereses, y la estructura social que lo soporte, como es lógico. Los principios y valores, la ética y la moral de una sociedad, se estructuró en esas culturas y, para darle mayor poder y dominancia sobre la gente, se ampararon en dioses, que avalaron esos comportamientos. Establecieron premios y castigos, respaldo divinos a sus leyes hasta avalar la ejecución y muerte de seres humanos como algo aprobado y designado por la divinidad, quedando conjugado en los credos religiosos. Todo estaba justificado si protegía o hacía bien al grupo.
Pero el grupo no era homogéneo, era heterogéneo, cargado de diferenciaciones, de clases y roles propios de cada una de ellas, de servilismos y dependencias, estratificado como una pirámide donde la base era la mayoría y el vértice unos pocos. Arriba la cabeza pensante, abajo la mano de obra obedeciendo, en medio los intermediarios, motivados por un reconocimiento social y las mejoras económicas sobre la base, que les hacía ejecutores y leales al poder. El servilismo del oprimido era el garante de la perpetuación del poderío del opresor.
Resultado: Una sociedad con un grupo dominante, que acumula el capital y el poder sobre la producción y las finanzas, una clase media conformista con un relativo buen nivel económico, una clase baja sin grandes conocimientos ni posibilidades de desarrollo personal e intelectual. Este esquema se mantiene a lo largo de la historia, comportándose como un acordeón según las etapas y los países; acercándose en los desarrollados a una gran clase media y trabajadora que vive al amparo del salario, con una importante capa marginal de sujetos de deshecho, y un grupo de ricos inversores que manejan el capital.
El mensaje es bien claro; si yo, como empresario, gano mucho tú tendrás el beneficio del trabajo, pero la empresa que crecerá, con tu trabajo y mi dinero, será exclusivamente mía. Tu trabajo será pagado con la suficiencia para que puedas vivir y cubrir tus necesidades básicas, pero nada más… Yo creo el trabajo y, si retraigo mi dinero y no invierto, tú te quedas en la calle sin salario. Así es que vete con cuidado… porque te interesa que mi mesa esté bien llena para que caigan las migajas de ella y tú puedas comer algo. Tu pobreza solo se palia con la abundancia de mi riqueza.
Al hablar de codicia hemos de observar que, si hay algún colectivo que ejerza, potencie y valore esta conducta, es el capitalista, el empresariado, el mundo de las finanzas, donde la competitividad y la confrontación por el mercado y por los beneficios es manifiesta. A lo largo de la historia han dado sobrada cuenta de ello. El desarrollo de la banca, la acción especuladora de las bolsas, el acopio de capital, el abuso sobre el trabajador, el control de las instituciones, el manejo de los medios de comunicación, el dominio directo del poder en determinados regímenes, la compra y/o chantaje de políticos en la democracia, el apoyo al sistema desde las estructuras y jerarquías eclesiásticas o religiosas aunque digan lo contrario, el uso de la bandera y el concepto de patria, la difusión de la idea de que el ciudadano está al servicio del estado (de la patria) y no este al servicio del ciudadano, etc…, “sin entrar en que el problema está en la propia concepción de la empresa como un bien personal en contraposición a un bien social…”, todo ello conforman una filosofía de vida social y política que ancla en el pasado buscando la pervivencia en el futuro, que ha estado y está integrado en nuestra cultura.
Pues bien, cuando se han obviado los valores humanos; cuando se han perdido los esquemas de concebir la actividad productiva como un servicio a los demás para buscar el desarrollo del colectivo social; cuando los intereses de un grupo minoritario están por encima de los colectivos; cuando se entiende el mundo financiero y empresarial como una batalla de lobos hambrientos; cuando se crea terror y miedo en la gente para dar salida a productos farmacéuticos, como el caso del agripe A, mientras se mueren de hambre y de enfermedades endémicas millones de niños y adultos en el mundo; cuando la solidaridad pasa por entregar las migajas para limpiar conciencias en plan caridad; cuando la indiferencia ante el dolor y la muerte se reviste de cinismo invadiendo países para llevarles la democracia y lo que se persigue son sus materias primas y su mercado; cuando los medios de comunicación machacan para crear necesidades innecesarias; cuando muchos de estos mismos medios desinforman, manipulan, crean opinión amparando estas prácticas; cuando ha pasado todo esto… hay un solo dios, y este es LA CODICIA.
Si la CODICIA la elevamos al rango de dios, por encima de los valores humanos y la subimos al tobogán de la vida, arrasará con todo a su paso. Y eso, amigos y amigas, es lo que yo creo que ha pasado y está pasando. Pero lo grave no es que haya pasado sino que seguirá pasando, porque los políticos, y también los ciudadanos de a pie, salvarán al codicioso para no hacer temblar al sistema y caer. Porque el motor del desarrollo de este mundo mezquino, insolidario y antisocial es la codicia, a ella nos plegamos para que siga tirando del carro donde vamos montados con la opulencia; porque en el fondo todos somos codiciosos en esa lucha por la supervivencia individual y de grupo, nos han educado en ella, y votaremos a aquellos que perpetúen el bienestar, el status quo, que son defensores y colegas de los actores codiciosos del sistema. EL SISTEMA ES EL PROBLEMA, un mundo de yupis y de vampiros.
Pero, entonces… ¿Qué hacer?
Sociológicamente se entiende que en los grupos siempre existe tres subgrupos, uno lo definimos como el motor, el que tira de todos y va marcando los objetivos, la marcha del colectivo, el dirigente; otro lo forma la gran masa, la mayoría del grupo matriz, los que se dejan llevar y apoyan a uno y otro en función de sus intereses, pero que no se pringan; finalmente está el grupo freno, el opositor, el que tiene otras ideas y alternativas, esa minoría concienciada que tira del carro en sentido contrario para evitar que se sigan cometiendo los errores, según ellos.
En este caso el grupo dirigente o motor, en términos generales, está montado y llevado por la codicia. El grupo freno, o alternativa, deberá dejar bien claro esta situación para que la masa tome conciencia de ella y deje de apoyar al llamado motor, buscando la alternancia o el cambio de objetivos.
Si estamos instalados en la codicia, habrá que potenciar la generosidad, como oponente, para hacer correr la situación sobre la línea que les comunica en ese continuo al que ya me referí, desde un extremo al otro. Esa generosidad basada en un sentido de la justicia diferente al desarrollado por esta sociedad injusta y codiciosa. Pero eso significa hacer temblar los cimientos de nuestra propia cultura y entramado social, de nuestra economía, cuestionarse principios, ética, leyes, conductas, actitudes y formas de vida a los que, posiblemente, no estemos dispuestos a renunciar. En todo caso, tal vez, lo que se pretenda y sea efectivo para seguir con nuestros privilegios, sea un acto de contrición, simbólico, para limpiar nuestras conciencias y seguir en nuestras treces. Habrá que ir al confesionario para admitir las culpas, pedir la absolución y seguir luego en la brecha… ¿Os suena?
La codicia forma parte del ser humano, a la par que otras muchas características que conviven en nuestro interior. Tiene su origen en el egoísmo miope que garantiza la perpetuación de la especie. Digo miope, porque el ser humano está motivado por tres instintos básicos encaminados a esa perpetuación, como son: la nutrición, la reproducción y la socialización. En todos ellos hay un proceso de negociación con los semejantes para intercambiar bienes y cubrir necesidades, para conseguir alimentos, para buscar pareja de reproducción, para ayudarnos y defendernos de los enemigos que acechan y de los depredadores. Por tanto la codicia, debe ser reprimida, controlada y negociada para que en ningún caso impida el acuerdo de intercambio, para que no frustre el proceso de socialización; pero, si es posible, sacaremos la máxima tajada del negocio usando nuestra capacidad intelectiva y el poder que podamos ejercer.
Por otro lado, somos sujetos dicotómicos donde se conjugan elementos opuestos. Yo diría más, se establece una línea entre esos elementos opuestos, extremos, y nos movemos por ella acercándonos a uno u otro lado según el caso. Pero ¿que define que nos acerquemos más o menos a un lado u otro? ¿Que estemos más cerca del amor o del odio, de la generosidad o del egoísmo, de la comprensión o la intolerancia, de la caridad o de la tacañería, de la justicia o de la arbitrariedad, de la bondad o de la maldad…? En suma, somos capaces de lo más vil y de lo más sublime.
Yo creo que hay dos elementos claves, uno interno y otro externo, aunque están íntimamente relacionados. El interno lo conforman los principios y valores del propio sujeto, su conciencia y compromiso social, su ética y cuantas virtudes y defectos le arropan y acompañan, su personalidad. El externo, que en cierta medida fraguó al interno, hace alusión a las conductas y comportamientos sociales. Estos comportamientos no son totalmente generalizables, pues existen matices propios asociados a los roles de cada grupo social… la conducta de un militar, de un religioso, de un obrero, de un capitalista, de un profesional de de tal o cual actividad, etc… tiene características e intereses diferentes en función del rol social que se le asigne.
La formación e imposición de las culturas también se fraguó para sostener esos mismos intereses, y la estructura social que lo soporte, como es lógico. Los principios y valores, la ética y la moral de una sociedad, se estructuró en esas culturas y, para darle mayor poder y dominancia sobre la gente, se ampararon en dioses, que avalaron esos comportamientos. Establecieron premios y castigos, respaldo divinos a sus leyes hasta avalar la ejecución y muerte de seres humanos como algo aprobado y designado por la divinidad, quedando conjugado en los credos religiosos. Todo estaba justificado si protegía o hacía bien al grupo.
Pero el grupo no era homogéneo, era heterogéneo, cargado de diferenciaciones, de clases y roles propios de cada una de ellas, de servilismos y dependencias, estratificado como una pirámide donde la base era la mayoría y el vértice unos pocos. Arriba la cabeza pensante, abajo la mano de obra obedeciendo, en medio los intermediarios, motivados por un reconocimiento social y las mejoras económicas sobre la base, que les hacía ejecutores y leales al poder. El servilismo del oprimido era el garante de la perpetuación del poderío del opresor.
Resultado: Una sociedad con un grupo dominante, que acumula el capital y el poder sobre la producción y las finanzas, una clase media conformista con un relativo buen nivel económico, una clase baja sin grandes conocimientos ni posibilidades de desarrollo personal e intelectual. Este esquema se mantiene a lo largo de la historia, comportándose como un acordeón según las etapas y los países; acercándose en los desarrollados a una gran clase media y trabajadora que vive al amparo del salario, con una importante capa marginal de sujetos de deshecho, y un grupo de ricos inversores que manejan el capital.
El mensaje es bien claro; si yo, como empresario, gano mucho tú tendrás el beneficio del trabajo, pero la empresa que crecerá, con tu trabajo y mi dinero, será exclusivamente mía. Tu trabajo será pagado con la suficiencia para que puedas vivir y cubrir tus necesidades básicas, pero nada más… Yo creo el trabajo y, si retraigo mi dinero y no invierto, tú te quedas en la calle sin salario. Así es que vete con cuidado… porque te interesa que mi mesa esté bien llena para que caigan las migajas de ella y tú puedas comer algo. Tu pobreza solo se palia con la abundancia de mi riqueza.
Al hablar de codicia hemos de observar que, si hay algún colectivo que ejerza, potencie y valore esta conducta, es el capitalista, el empresariado, el mundo de las finanzas, donde la competitividad y la confrontación por el mercado y por los beneficios es manifiesta. A lo largo de la historia han dado sobrada cuenta de ello. El desarrollo de la banca, la acción especuladora de las bolsas, el acopio de capital, el abuso sobre el trabajador, el control de las instituciones, el manejo de los medios de comunicación, el dominio directo del poder en determinados regímenes, la compra y/o chantaje de políticos en la democracia, el apoyo al sistema desde las estructuras y jerarquías eclesiásticas o religiosas aunque digan lo contrario, el uso de la bandera y el concepto de patria, la difusión de la idea de que el ciudadano está al servicio del estado (de la patria) y no este al servicio del ciudadano, etc…, “sin entrar en que el problema está en la propia concepción de la empresa como un bien personal en contraposición a un bien social…”, todo ello conforman una filosofía de vida social y política que ancla en el pasado buscando la pervivencia en el futuro, que ha estado y está integrado en nuestra cultura.
Pues bien, cuando se han obviado los valores humanos; cuando se han perdido los esquemas de concebir la actividad productiva como un servicio a los demás para buscar el desarrollo del colectivo social; cuando los intereses de un grupo minoritario están por encima de los colectivos; cuando se entiende el mundo financiero y empresarial como una batalla de lobos hambrientos; cuando se crea terror y miedo en la gente para dar salida a productos farmacéuticos, como el caso del agripe A, mientras se mueren de hambre y de enfermedades endémicas millones de niños y adultos en el mundo; cuando la solidaridad pasa por entregar las migajas para limpiar conciencias en plan caridad; cuando la indiferencia ante el dolor y la muerte se reviste de cinismo invadiendo países para llevarles la democracia y lo que se persigue son sus materias primas y su mercado; cuando los medios de comunicación machacan para crear necesidades innecesarias; cuando muchos de estos mismos medios desinforman, manipulan, crean opinión amparando estas prácticas; cuando ha pasado todo esto… hay un solo dios, y este es LA CODICIA.
Si la CODICIA la elevamos al rango de dios, por encima de los valores humanos y la subimos al tobogán de la vida, arrasará con todo a su paso. Y eso, amigos y amigas, es lo que yo creo que ha pasado y está pasando. Pero lo grave no es que haya pasado sino que seguirá pasando, porque los políticos, y también los ciudadanos de a pie, salvarán al codicioso para no hacer temblar al sistema y caer. Porque el motor del desarrollo de este mundo mezquino, insolidario y antisocial es la codicia, a ella nos plegamos para que siga tirando del carro donde vamos montados con la opulencia; porque en el fondo todos somos codiciosos en esa lucha por la supervivencia individual y de grupo, nos han educado en ella, y votaremos a aquellos que perpetúen el bienestar, el status quo, que son defensores y colegas de los actores codiciosos del sistema. EL SISTEMA ES EL PROBLEMA, un mundo de yupis y de vampiros.
Pero, entonces… ¿Qué hacer?
Sociológicamente se entiende que en los grupos siempre existe tres subgrupos, uno lo definimos como el motor, el que tira de todos y va marcando los objetivos, la marcha del colectivo, el dirigente; otro lo forma la gran masa, la mayoría del grupo matriz, los que se dejan llevar y apoyan a uno y otro en función de sus intereses, pero que no se pringan; finalmente está el grupo freno, el opositor, el que tiene otras ideas y alternativas, esa minoría concienciada que tira del carro en sentido contrario para evitar que se sigan cometiendo los errores, según ellos.
En este caso el grupo dirigente o motor, en términos generales, está montado y llevado por la codicia. El grupo freno, o alternativa, deberá dejar bien claro esta situación para que la masa tome conciencia de ella y deje de apoyar al llamado motor, buscando la alternancia o el cambio de objetivos.
Si estamos instalados en la codicia, habrá que potenciar la generosidad, como oponente, para hacer correr la situación sobre la línea que les comunica en ese continuo al que ya me referí, desde un extremo al otro. Esa generosidad basada en un sentido de la justicia diferente al desarrollado por esta sociedad injusta y codiciosa. Pero eso significa hacer temblar los cimientos de nuestra propia cultura y entramado social, de nuestra economía, cuestionarse principios, ética, leyes, conductas, actitudes y formas de vida a los que, posiblemente, no estemos dispuestos a renunciar. En todo caso, tal vez, lo que se pretenda y sea efectivo para seguir con nuestros privilegios, sea un acto de contrición, simbólico, para limpiar nuestras conciencias y seguir en nuestras treces. Habrá que ir al confesionario para admitir las culpas, pedir la absolución y seguir luego en la brecha… ¿Os suena?
55 comentarios:
Mi enhorabuena por el extraordinario post,Antonio.
Sin duda que todos estamos apegados a este mundo-tierra a sus redes y estructuras.. Vivimos como eslabones de la misma cadena,entrelazados en distintas clase sociales,económicas y políticas.. Somos la imperfecta humanidad,materialista y codiciosa..!!
A lo largo de la historia,como dices siempre fue así..
No obstante,el espíritu del hombre siempre fue llamado al crecimiento y a la madurez..De ahí surgen "seres iluminados" líderes espirituales, que revolucionan y cambian sistemas y costumbres..En nuestra mano está seguir sus huellas,dejando atrás apegos y codicias.. Levantar el vuelo hacia la libertad,conscientes de lo que ello supone.. generosidad,entrega y aumentar talentos espirituales en beneficio de los demás.
Ardua tarea que comienza en la soledad y silencio de una noche reflexiva..o de cualquier tarde, cuyos rayos del sol,iluminen nuestro pequeño "huerto de los olivos.."
Mi abrazo y agradecimiento,amigo.
M.Jesús
No está muerto quién codicia (expresado como grito revolucionario)
No está vivo quien codicia (reflexión post adolescencia)
Saludos
mi Antonio, te leo en un momento que tengo los sesos disecados pero quiero que sepas que puse intención
un besazo, estoy cansadísima y es luuuuuuuuuuuuunes aún
¡¡¡Qué importante y certera reflexión nos brindas!!!
Justamente desde que lleguè a Argentina, con cada rubro que me encuentro ( industria, salud, sector agropecueario, inmobiliario, etc) cada uno coincide en que este gobierno está movido por la codicia y una corrupción alevosa y desmesurada, que està destruyendo el pais, peor que los peores gobiernos de los últimos ...¿100 años? y lo terrible es que NOOO HAY OPOSICIÖN.
LA gente honesta, intelectual y capaz, no quiere meterse en política y, tiene que ser un movimiento, porque a uno sólo se lo fagocitan. Aquì se está llendo hacia el populismo de Chavez en Venezuela. hasta los Medios de COmunicaciòn ya estàn a punto de monopolizarse por el Estado!!!
Fíjate, encambio, Lula en Brasil: Una maravilla lo que está haciendo!
Y lo más preocupante, es que la juventud ( y te halbo de universiotarios) aquí no tiene idea de lo que está pasando....
Fíjate ayer nomás una pareja de universitarios en los veintitantos,
decía ¨"NO... pero si la cosa con el campo no es tan asi....._y cito textual_ el campo ha destruido gobiernos"...
Después de haber oido eso, el alma, mi amigo, se me fué al piso...
ARGENTINA!!! que fué el granero del mundo!!!!!!!!! en unos años más va a tener que importar carne, leche y cereales!
Ni hablar de los medios de Transporte....Y la educación?
En fin, no me quiero alargar más...
Y se está dejando campo orégano a ....
cualquier mafioso que asuma el poder...
Qué peligro.... y que veneno éste el de la codicia.... ¡¡¡Como impera el generar consciencia, ¡ahora!, el tiempo apremia....!!!
Un abrazo
PD Aclaro: cualquier mafioso que suba al poder, cuando éstos se cansen...
Gracias por tu comentario M.Jesús.
El problema es que en el espíritu del hombre viven muchas contradicciones, muchos impulsos contradictorios que se han de modular con la educación y la formación en valores menos materiales. El crecimiento y la madurez conlleva la elevación del espíritu y eso es lo que ilumina el sentido, pero cuidado con los líderes espirituales que nos pueden comer el coco, las religiones ya lo hicieron y mira lo que pasó. Bienvenidos aquellos que nos enseñen a buscar en nuestro interior las verdades de la vida…
Un abrazo
Querido Dragón. Todo es relativo. Lo importante son las dosis. El curare de los indios amazónicos, que produce la muerte por parálisis muscular, se usa en medicina como anestésico, paraliza los músculos estriados en los tratamientos del tétanos, mientras que se mantiene la respiración por procedimientos mecánicos. La digitalis purpurea, que se emplea en tratamientos cardiacos, es mortal a dosis mayores…
Un poco de codicia puede ser estimulante, pero no determinante…
Un saludo
Mª Ángeles, como digo puede ser cansado leer todo el escrito. No te preocupes por eso, descansa que el lunes es mal día…
Un beso
Totalmente de acuerdo. Este sistema no funciona; vivimos engañados, creyendonos ricos y felices por tener el último movil y un coche aparente, contentos con un sueldo que nos permite cenar fuera de casa los fines de semana. Pero el sistema no funciona. Cada vez hay más ricos que lo son cada vez más; y cada vez hay más pobres que lo son cada vez mas. Nosotros, como masa, nos conformamos con las migajas, y nos olvidamos de los que no tienen ni eso.
Pero a pesar de la crisis, de la tomadura de pelo de la que hemos sido victimas, seguimos manteniendo este sistema. Nos da miedo cambiar; llevamos toda la vida oyendo que este es el único sistema posible. Que cualquier otra alternativa nos destruirá. Pero no es cierto, nos mienten, solo les destruirá a ellos; nosotros no necesitamos tantas cosas para ser felices, al contrario, es el consumismo el que nos trasmite ese deseo irrefenable y frustrante que nos puede hacer infelices. ¿Otro mundo es posible? Por supuesto. ¿De quien depende? De nosotros.
Gracias por hacerme reflexionar.
Hola Myr.
Ciertamente, creo que en Argentina hay un excelente caldo de cultivo de la codicia en los políticos desde hace tiempo. Lástima que no surja esa oposición leal al ciudadano y capaz de entender la política desde el servicio en lugar de la rapiña mafiosa… Pero con esto que comentas de la juventud parece que no hay demasiadas esperanzas de cambiar a corto y medio plazo.
Un abrazo trasatlántico y disfrutad, al menos, de la primavera…
Gracias, Elisa, por tu comentario que cumplimenta perfectamente la idea que yo sostengo. Tus preguntas tienen respuesta, eso es lo importante. El problema es si podremos y sabremos hacer ese cambio, que ha de empezar en nosotros mismos, en nuestro interior…
Un abrazo
Interesante reflexión, para los momentos que estamos viviendo, pero siempre fué así, sociedad, economia y como no, politica.
Algunas situaciones a lo largo de la vida son ciclicas, pero no la codicia, siempre se ha mantenido en pié.
Te felicito Antonio por tan estupendo post, buenas noches y buena semana.
un abrazo desde Barcelona.
...Sabes, entre tanto caudal de letras sugestivas, y llenas de mucha verdad, resalto el siguiente párrafo:
"Resultado: Una sociedad con un grupo dominante, que acumula el capital y el poder sobre la producción y las finanzas, una clase media conformista con un relativo buen nivel económico, una clase baja sin grandes conocimientos ni posibilidades de desarrollo personal e intelectual"
...¿sabes porqué?, porque es la realidad más obviada por nuestra sociedad actual, la codicia corrompe las almas que antes eran suceptibles a lo menos interesante, hoy día entre tanta codicia politica que es el peor de los males sociales (y eso que tengo un politico activo en la familia, un hermano) pero es la realidad de la vida, la politica va de la mano con la codicia y la ambición desmedida, pero es un mal que cuando llega cambia a las personas y en ocasiones le hace incapaces de ver la realidad de las cosas porque cosntruyen sus propios mundos...
...En fin, habría tanto que hablar sobre esta entrada tan certera en estos tiempos que vivimos!!
Una ves mas gracias por compartir tanta grandeza real que nos ayuda a reflexionar y hacer un detente en nuestras vidas!!
Peter
Querido Antonio, todo un manifiesto. La codicia y el poder en grandes dosis no es buena, y sin querer o no, todos formamos parte del sistema que nos arropa en cualquiera de sus manifestaciones. Obviamente, cuando nos topamos con una reflexión como la tuya y nos ponemos críticos, es porque algo nos dice que vamos por un sendero que no debería ser el correcto; la desigualdad, la opresión, la corrupción, el capitalismo desmedido es algo que nos hace ruido y que nos hace ver que el bienestar no llega de la misma manera para todos y eso lo traducimos como una injusticia. La necesidad es algo latente que en algún momento nos hace estar en una situación de dependencia, y que nos vamos aletargando en posturas cómodas como para endosar culpas a nuestra falta de iniciativa. La codicia históricamente se ha enquistado en todos los niveles, en todas las formas, en todas las culturas y en la parte que me toca de cerca, veo la codicia de un mandatario que se ampara en un discurso social, prodigando limosnas para mantenerse. Culpable es el que atiza, pero tambien quienes nos dejamos. Gracias por tus palabras en mi blog. Y tu artículo, excelente. Besos desde Barquisimeto!
Amigo Antonio, coincido en líneas generales con tu brillante exposición, pero tengo una discrepancia importante en cuanto a lo de las clases.
En mi opinión, respecto a la clase media, no creo que sea ajustado hablar de conformismo.
En realidad esa clase media en la más concienciada políticamente y es el semillero del progresismo de este y otros países.
Como habrás visto en mi perfil soy militante de IU. Pues bien, desde hace años he comprobado que nuestro mensaje llega mucho más a profesionales de clase media, incluso económicamente bien situados, que a los que podríamos llamar la típica clase trabajadora. De hecho nuestros votos salen fundamentalmente de esa espectro social.
Y, si bien es cierto, que la clase baja tiene menor poder económico (en cuanto a consumidores) no creo que la escasa preparación sea la norma.
Otra cosa es que esa clase se haya vuelto escéptica y "pasota" lo que lleva, por puro sentido matématico, al poder a los representantes de la primera clase.
Una saludo
Bon día Antonio.Te hago una visita rápida,voy acelerada hacuendo kilómetros para visitar a mi hija y a mi nieto y no dispongo de tanto tiempo para los blogs.Un beso.
De todas tus reflexiones(muy acertadas por cierto )me quedo con esta: "El mensaje es bien claro; si yo, como empresario, gano mucho tú tendrás el beneficio del trabajo, pero la empresa que crecerá, con tu trabajo y mi dinero, será exclusivamente mía. Tu trabajo será pagado con la suficiencia para que puedas vivir y cubrir tus necesidades básicas, pero nada más… Yo creo el trabajo y, si retraigo mi dinero y no invierto, tú te quedas en la calle sin salario. Así es que vete con cuidado… porque te interesa que mi mesa esté bien llena para que caigan las migajas de ella y tú puedas comer algo. Tu pobreza solo se palia con la abundancia de mi riqueza".
Es triste que un ser humano piense y trate a si a sus semejantes,no se yo hasta que punto tiene culpa el capitalismo salvaje de esta manera de pensar, mas bien el unico culpable es al final el ser humano que permite que esas ideas fraguen en su mente y no las ponga freno.
Salud y felicidad
Yo no le veo solución, Antonio, y mira que me gusta tirar de esperanza en todos los asuntos, pero aquí no veo solución alguna. Un economista dijo hace poco que la crisis se pasará y luego regresará, porque no aprendemos, porque la codicia está en lo más intrincado del interior del ser humano, como está su páncreas, allí, enmarañada con la ambición, el orgullo, la altivez, y eso no es posible arrancarlo de ahí, aunque vayas mil veces al confesionario :-)Igual que no puedes arrancarle el páncreas a un ser humano, no puedes arrancarle la codicia tampoco.
Triste, pero cierto.
Besos, interesante como siempre, todo lo que escribes.
Ops, olvidé algo, referente a los empresarios y los asalariados. Antonio, desengañémonos, si tú a un asalariado le metes cien millones de euros en la cuenta corriente, el asalariado acabará usándolo para lo mismo que lo usó el malísimo empresario. Yo fui comunista de panfleto y pancarta hasta que me di cuenta de eso. No seamos pardillos (no te lo digo a ti, mi arma, lo digo en general), que un pobre, "jarto pan", como dicen en mi pueblo, se comporta igual que el rico al que tanto aborrecía, porque en el fondo no lo aborrecía, sólo lo envidiaba. Yo conozco casos muy cercanos y es bochornoso, pero no puedo decir nada demasiado alto porque yo nunca he tenido cien millones, a saber cómo me comportaría si los tuviera.
Es el ser humano el que no tiene remedio, Antonio. Lo malo no es que haya ricos empresarios, lo malo es el ser humano en general. Tú ya conoces el chiste, ¿no? los dos comunistas jornaleros, uno le dice al otro, "si tuvieras dos casas, ¿qué harías?". "Pues, una para mí, la otra para el partido". "¿Y si tuvieras dos coches?", "pues uno para mí, y el otro para el partido". "¿Y si tuvieras dos bicicletas?", "¡Eh, un momento! que dos bicicletas sí que tengo, eh?".... Y claro, las bicicletas que no eran entelequias, sino reales, esas estaban las dos en su casita. Y es que es muy fácil repartir lo que no se tiene. Lo mío pa mí, y lo tuyo pa los dos.
Esto no quita que debamos luchar contra las injusticias sociales y la igualdad de derechos, por supuesto, pero que lo hagamos con realismo y los pies en la tierra y sabiendo siempre hasta dónde llegamos y hasta dónde no. Casi siempre nos quedamos bastante cortitos.
(Y aunque lo parezca, no soy de Rajoy, eh? :-D, jaja, yo voy por libre, me limito a observar y reflexionar, aunque voté a Cañazares en las últimas elecciones porque me da pena verles de capa caída).
Más besos, guapo.
Poco tengo que añadir a los brillantes comentarios anteriores, sobre todo el de Ana Márquez, que asumo plenamente desde la A a la Z.
Sí quiero felicitarte, una vez más, por tu acertada reflexión.
Y decirte que me has sorprendido con eso del efecto de curare: ¡es un tema que uso en mi segunda novela!
Actualmente, y después de haber fracasado en un certamen, la estoy revisando de nuevo.
Un abrazo.
Como siempre elevas un trabajo debidamente meditado y fundamentado.
Digno de ser leido despacio y con mente abierta.
Creo que la historia tambien nos enseña que todo tiene su ciclo.
Y que los tiempos acutales con tanta comunicacion y posibilidades de sintonizar todas las campanas, hacen al hombre receptivo, más proclive a la crítica y la autocrítica.
Soy conciente de que el conocimiento da libertad y... hoy día se está propagando como un virus benigno.
La magnitud de la hambruna en el mundo es tal, que muchas cosas sucederan para poder poner un poco de igualdad.
De la forma que sucumbieron colonialismos antiguos, de la misma forma sucumbiran los actuales.
Es un constante renovarse a lo largo de millones de años no???
No pienso enjusticias divinas, sino en justicias naturales.
Sin olvidar que las codicias rompieron siempre el saco.
Saludos
Antonio el sistema y las sociedades estan fundadas en pilares falsos y han construido sus bases que se tambalean, pero no llegan a desmoronarse.
Ojalá se cauigan pronto y se formen nuevas sociedades con otros principios.
Buena entrada de sociologia.
Un abrazo
Gracias, Maria Rosa, por tu aportación.
Y yo me pregunto… ¿Esto no se podría cambiar?
Un abrazo desde el sur
Querido Peter, yo creo que esto se potencia cuando lo que prima es el TENER en lugar del SER. Cuando lo que vale es lo que hay fuera y no lo que sale de dentro, cuando miramos al exterior en lugar de mirar a nuestro interior.
Un saludo y gracias a ti.
Amiga Circe, en el ser humano se conjuga lo más vil con lo más sublime. Depende de lo que se cultive tendremos un fruto u otro. Siempre se impusieron los labradores de la codicia a los de la bondad… o al menos, los codiciosos, tuvieron más poder para decidir y dirigir el mundo.
Besos desde Málaga
Gracias, Txema, por tu aportación. Respecto a la divergencia he de indicar que me refiero en sentido de estructura social clásica a lo largo de la historia. Si bien es cierto que el conocimiento y preparación de la clase media da grande luchadores, me cabe la duda de si cuando llegan al poder no se dedican al sostenimiento del sistema y acaban haciendo lo mismo que hacían los otros, o parecido. El mundo está lleno de ejemplos. Yo aprovecho para dar un voto de confianza a la gente luchadora mientras no me demuestre lo contrario, eso es al fin y al cabo la base de la democracia. Pero la mayoría de la clase media sostiene y sostendrá el sistema por mera cuestión de tranquilidad y bienestar comparativamente… insisto en que la mayoría no quiere decir que todos… Lo interesante es que el sistema se sostiene con partidos muy diversos, incluida IU, que de alguna forma consolidad la situación desde la marginalidad injusta en la que están, al conformar una minoría que no es representativa de los votos que le otorgan…
Con relación a la clase baja sostengo lo mismo. Si bien en estos últimos años se puede estudiar gracias a las becas y otras facilidades, la clase baja lo tuvo muy difícil. Yo tengo dos carreras y ambas les hice trabajando. Empecé a trabajar a los 14 años y compaginé con los estudios mientras otros estaban divirtiéndose. A eso me refiero a la dificultad y la desigualdad de oportunidades para esta clase. Sin entrar en otras cuestiones de marginalidad, microcultura, etc… ¡Qué difícil nos lo pusieron a los sesentones actuales! Verdad?
Un abrazo
Buen viaje Geni. Disfruta de tu hija y de tu nieto. Yo acabo de recoger al mío de la guardería y me está contando lo que ha hecho, con esa media lengua ininteligible que tiene. Acabaré comprando un diccionario español-crío para empezar a traducir sus palabras.
En el fondo son una delicia.
Un beso
Efectivamente, Navegante, mira como se las gasta la patronal, el presidente de las cajas de ahorro, etc. Van a lo suyo, a chantajear al Estado, amenazan y retraen sus inversiones, etc.. Aún recuerdo lo pasado en Chile en tiempos de Allende. El dinero mueve voluntades. Las empresas y las multinacionales mandan cada día más en el mundo...
Un saludo
Ana, el ser humano es complejo, ciertamente. Pero el problema es que venimos de una cultura donde los roles eran esos y solo con la concienciación, el desarrollo intelectivo de la gente y el análisis crítico se puede adecuar esa cultura a los intereses generales de los seres humanos. El problema es cómo y cunando. El pensamiento es el motor del mundo. La cuestión está en pensar en positivo o negativo, en ser creadores de riqueza social o particular, en desarrollar al sujeto e integrarlo en la evolución de la propia naturaleza como un sistema integral, orientando las sinergias.
Un beso y paciencia
Gracias Juan, por tu comentario. Comparto contigo la idea de lo enriquecedor que son los comentarios de la gente. Creo que eso es lo más importante, que todos pensemos y queramos compartir el pensamiento y nuestras reflexiones con la mente abierta.
Suerte en esa segunda novela. Por cierto, le pedí a mi librero “La pista del lobo” y aún no me la ha servido, espero que lo haga próximamente para leerte.
Un saludo
Gracias Abu, por tus palabras. Ciertamente la historia nos ha demostrado como somos los seres humanos, los ciclos que se producen, bien coyunturales o estructurales, etc. Pero en los últimos años se ha producido un fenómeno inquietante, como es el desarrollo de las tecnologías y el conocimiento. Digo inquietante porque depende de como se use ese conocimiento entraremos en una sociedad justa o mantendremos la injusticia actual. Mal van las cosas, pues el poder los siguen teniendo los mismo, lo que me hace sospechar que los objetivos que tenían los siguen manteniendo. Ya hablaremos más adelante del asunto, si te parece.
Cariños desde Andalucía
Totalmente de acuerdo, Marian. Yo sigo pensando que el cambio de esta sociedad solo puede darse a través del conocimiento y desarrollo de la ciudadanía. Hasta ahora se mantuvo todo en función de la preponderancia de un grupo sobre otro. En el dominio de la información, de la cultura y los conocimientos por parte del poder. Se sigue manteniendo la lucha por la educación para formar a los sujetos en función de los intereses de grupo. Los adoctrinadores de siempre no quieren renunciar a su adoctrinamiento y acusan a los otros de adoctrinar cuando ellos lo llevan como un objetivo básico de su función. Ejemplo claro en la asignatura de EpC. No permiten el más mínimo resquicio por donde se introduzcan elementos desestabilizadores de su poder.
Un abrazo
Antonio:
Un brillante análisis. Desgraciadamente, mucho se habla al respecto, pero no se ven soluciones. Algunos partidos populistas, que desean y se proclaman bienhechores de la masa, cuando están en el poder los ambarga la codicia y se vuelve a lo mismo. ¿Es que acaso habrán "incorruptibles"? Yo digo que sí, pero que son la minoría. El poder es tentador y no todos lo pueden sobrellevar, se necesita grandiosidad humana y valores muy firmes.
Ojalá artículos como el tuyo pudieran movilizar conciencias, actitudes y formas de vida.
Te dejo un sincero abrazo.
Gracias Shanty.
¿Los incorruptibles no serán aquellos que no quieren ponerse en el lugar que corrompe para no corromperse? Ahora en bien, sí creo que hay incorruptos, pero esos no son los que suenan. Los que cumplen con su labor no son noticia...
Un abrazo
Querido Antonio, estupenda entrada sin duda, me ha encantado. Un abrazo.
Muy buen análisis, comparto la visión clara, diría que meridiana, organizada y coherente, sin ambigüedades ni concesiones a la autocomplacencia, tan propias ellas de la naturaleza humana.
Gracias por su visita a nuestros espacios.
Un cordial saludo
He colocado un enlace recomendando la lectura de estas reflexiones en la red de blogs colectivos O.V., espero que esto sea de su agrado.
Un cordial saludo
Gracias, Carlos,por tu visita y comentario.
Un abrazo
Gracias, CharlyChip por sus palabras. Por supuesto que me parece bien su recomendación en colectivos O.V.
Un afectuoso saludo
LA CODICIA se enquistó entre los hombres para dividirlos, trastorna las almas en locura de egoísmo, financia guerras, captura territorios, masacra, expropia terrenos, quema bosques, inventa subsidios, engaña, corrompe, roba cemento de las obras públicas, crea muros, trafica influencias, confabula, escala hacia el poder, lo maneja, se inclina ante el poder, se prostituye…
Es tiempo de frenarla, hermanarnos, comprometernos, sembrar con sacrificio un nuevo fundamento que fomente la voluntad de la renuncia y la virtud de la generosidad y el desprendimiento
Como dijo el Dalai Lama: "Si un individuo posee la base espiritual necesaria, no se dejará vencer por la tentación tecnológica y la locura de poseer. Sabrá encontrar el justo equilibrio, sin pedir demasiado. El peligro constante es abrir la puerta a la codicia, uno de nuestros más encarnizados enemigos, y ahí reside el verdadero trabajo del espíritu".
Muy interesante planteamiento con respecto alcual deberíamos actuar. Un abrazo
Estimado Antonio:
Las cosas que se fraguan desde tu andadura tienen un discernimiento muy curado.
Para responder bien a tu comentario necesitaría mucho tiempo.
Solo decirte que de forma desagregada tengo respuestas a tu tema en distintos escritos/poemas/reflexiones en mi blog.
Has tocado tanto...Y lo que has escrito me ha tocado tanto que también he comentado sobre ello.
Un placer leerte.
Con toda mi admiración y respeto,
Cris.
Gracias Belkis, por tu comentario amplio y preciso. Has dejado bien claro la función de la codicia y sus consecuencias. Es ese eterno dilema del ser humano entre SER y TENER. La codicia se centra en TENER y olvidamos que, ante todo, debemos SER para desarrollarnos como personas, lo material son instrumentos que se ponen al servicio del desarrollo personal, son cosas que tenemos en usufructo y cuando partimos se quedan aquí.
Un abrazo
Cris, gracias por tu visita y bienvenida a esta casa. Ahora mismo marcho a visitarte y conocer tu blog en el convencimiento de que compartimos similares posiciones respecto al tema.
Un afectuoso saludo
Y tan difícil. Yo que casi me cuento entre los sesentones recuerdo lo complicado, y mi caso no era de los peores, que resultaban para mí algunas cosas que otros tenían con total naturalidad.
También yo me refería a ese aspecto estrutural de la sociedad.
En realidad lo que quiero decir es que, dentro de la clase media, es donde se encuentra, por emplear un término tópico, el verdadero espíritu revolucionario e, insisto, sé que es tópico.
Desde la Revolución Francesa hasta hoy han sido las clases medias ilustradas las que han cambiado la sociedad.
Incluso se podría delantar esa fecha a la revolución Comunera que es un movimiento pre-burgués pero revolucionario y democrático.
Después, la sans culatoríe de cada época se ha sumado al proceso. Pero la inciativa no ha sido del proletariado.
Precisamente, en demasidadas ocasiones, los excesos de las masas radicalizadas y descontroladas, es lo que provoca la reacción y que, como bien dices, una vez en el poder hagan casi lo mismo que los otros.
Hay un caso paradigmático dentro del catolicismo: la reacción del miedo ante el Vaticano II.
Ratzinger pasa de ser un perito muy contestatario a responsable de la Congregación de la Fe. Un ejemplo individual del que se pueden extraer algunas conclusiones.
Txema, en el fondo estamos en la misma idea. Yo también soy cincuentón, aunque falta poco para el sesentón. Al fin y al cabo somos la generación de la transición y ahí la clase media y obrera tuvo mucho que decir.
Un saludo
De acuerdo en lo general. No puede ser de otra manera. De todos modos "esto" no tiene arreglo por que nos es más cómodo hablar y hablar y plantearnos todo como culpa de "otros"; llamemosle clases, grupos de presion, religiones etc. etc. PERO no nos paramos a pensar en nuestro día a día, en nuestra codicia personal avasallando a los que se cruzan en mi camino, mi mujer, mis hijos, mis vecinos, mis compañeros de trabajo etc. Este cambio de comportamientos de cada en su quehacer diario es el único que puede cambiar al mundo. Osinvito a que cada dia tomemos cinco minutos para ver a quien hemos usado (persona o grupo) para alcanzar un beneficio, vereis la sorpresa que nos llevamos. Por lo menos yo.
y !ah, Antonio! No existe perdón en la confesión si no hay PROPOSITO FIRME DE ENMIENDA.
Amigo Campanillero, si bien no se quien eres, pues "casi miro" tu perfil y no lo encuentro, he de decirte que exista o no el perdón, al sujeto no le importa, pues es un mero protocolo para seguir haciedno lo que hacía. El sujeto religioso y creyente de verdad, posiblemente, se ajuste a lo que tú dices, pero el que usa la confesión come detergente solo aplica la parte que le interesa. Por lo tanto, al confesar se sentirá limpio... Eso puede que le cuesta entenderlo al creyente de verdad, pero cuantos hay que no lo son y anda justificándose, dándose golpes de pecho y haciendo de su capa un sayo? Usando la religión parea esconder sus vilezas...
Un saludo afectuoso, casi...
Está bien que de vez en cuando alguien nos recuerde la historia, sobre todo como en este caso de forma tan coherente.
El hombre siempre está repitiendo errores, las utopías ya no existen y la historia siempre la escriben los vencedores...
Soy asalariada pero si los que tienen el capital no lo invierten y no dan trabajo yo me pregunto: ¿tiene que papá estado convertirse en empresa?...
Si no pagamos impuestos cómo puede el estado hacer frente a las necesidades de una sociedad?...
¿Por qué siempre nos toca a los de la nómina? y los grandes empresarios? que se van a paises donde pueden seguir teniendo esclavos, después de haber utilizado los beneficios que papá estado les dió para levantar sus fábricas con el cuento de crear empleo..., por otro lado al empresario le es cada vez más difícil vender sus productos y obtener una ganancia... los bancos que hacen apuestas sucias con el dinero del ahorrador y luego hay que sacarle las castañas del fuego...
El egoismo está en nuestra naturaleza, cuando eres niño ya te cuesta compartír juguetes...
Y para rematar ratoncitos de laboratorio para empresas farmacéuticas que durante años tienen en su poder patentes que pueden salvar vidas...
A estas alturas qué puedo decirle... El éxito de cada persona depende del éxito de los demás, garantía mutua.
Fue un placer leerle, saludos.
Gracias, Alondra, por tu comentario tan solidamente establecido. Efectivamente los seres humanos somos egoístas, pero ese egoísmo nos tiene que llevar a ala solidaridad, porque sin los demás no somos nada… Ahora bien ¿Quiénes son los demás para esta gente sin escrúpulos?
Saludos
Querido Antonio:
Sí. Está claro el maldito capitalismo oprimiendo a prácticamente el mundo entero. Unos con mucho de todo y otros con mucho de nada. Yo, personalmente, voto siempre en contra de estructuras no gubernamentales, aunque todo flaquee. Pero el capitalismo está claro que lleva a que la humanidad se deslice por ese tobogán del que hablas y caiga al fango.
No sigo...Este tema que tratas me gustaría más hablarlo personalmente contigo, es muy denso y me implico mucho ante cualquier injusticia.
Te felicito Antonio no solo por tu calidad de estructura gramatical y rico dominio de léxico sino por tus PENSAMIENTOS más que nada y por encima de todo.
Con toda mi admiración,
tu amiga Cris.
¿Sabes que también hago el número 50 en este comentario?
Esto ya pasa de casualidad.
Besos.
Querido Antonio:
Te acabo de dejar un comentario en el Tobogán de la codicia y justo coincidía con el comentario número 50. Me vengo a tu última entrada para decírtelo y justo hago nuevamente el número 50.
Oye esto es algo realmente asombroso. ¿No te parece? Siempre llego la 50 a todo lo referente a ti.
En fin lo importante es llegar aunque tarde medio siglo.
Recibe toda mi admiración y afecto.
Cris.
Querida amiga Cris (50):
La situación me ha llevado a la curiosidad sobre el significado del número 50 y esto es lo que he encontrado en Internet sobre su simbología:
"Número 50
Es el número de las puertas de Binah, es decir, del entendimiento. En el lenguaje de los 50 aconseja desconfianza. En griego se lo identifica con Nu, que en árabe es Nun y en hebreo también Nun, equivalente a nuestra N. Los neopitagóricos lo identificaron con el nihilismo, oponiéndolo al 5 que significa la aspiración al acontecimiento. Para los cristianos es el número con que se identifica al Espíritu Santo.
¿Pero qué es Binah?
Binah es el Espíritu Santo, es el Tercer Logos, el Señor Shiva de los Indostaníes, que se manifiesta como POTENCIA SEXUAL en todo lo que es, ha sido y será."
Para mí, lo mágico que tiene es que ya pasé de los 50 y lo considero la entrada en la etapa de la madurez psicológica, en términos generales.
Gracias por haber llegado en tan buen momento y mil besos
Cris (50), más cosas sobre las puertas de Binah:
"Las 50 Puertas de Binah están compuestas de 49 Puertas enumeradas y una Puerta sin número. La Puerta sin número representa al Creador y es la primera de las 50. Las Puertas numeradas del 1 al 48 corresponden a los 32 Caminos “expresados” y a los 16 “no-expresados” Caminos Ocultos que el Árbol Hebreo genera. [NOTA: Aquí, en el nivel de Binah, estas ahora son Puertas en vez de Caminos.] La Puerta final, número 49, corresponde a la acción integrada de las 49 previas. A modo que el Creador entra en la Puerta 49, el velo es finalmente penetrado y el arquetipo para Yetzirah, el Árbol Hebreo, aparece."
Bueno, esto dice internet, pero a mí me da la sensación de que ya entramos en la cuestión de la numerología...
¡Cuántas cosas desconocidas hay en este mundo!
Cuando habla de camino expresados y no expresados... ¿No estará hablando del consciente y subconsciente? Freud, que era de ascendencia judia, estable el psicoanálisis basado en estos dos campos y los conflictos que generan.
Un beso y aunque trascriba de internet esta información no quiere decir que la asuma, claro...
Querido Antonio:
Qué magnitud de simbología se enreda a este número tan relevante.
Solo pido que la amistad al azar del 50 siempre viva entre nosotros.
Gracias por tal cantidad de información que has buscado.
Recibe mi testimonio de afecto y admiración.
Tu amiga,
Cris.
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