miércoles, 18 de septiembre de 2013

No al toro de la vega…

¿Puede ser la crueldad un divertimento?

Existe un instinto asesino en el ser humano, una tendencia a inferir daño a otros como forma de reafirmar el propio poder y, por ende, su propio yo. Es una manera de mostrarse superior, de soslayar complejos infantiles, inseguridades y reacción por estar sometido a conductas impositivas desde la propia sociedad. Este tipo de sujeto es un ser humano inmaduro que quiere mostrar su poder a través  del dominio sobre otro, a través de su capacidad de hacer daño a los demás. En estos demás incluyo a todos los seres de la creación. El placer desprendido del maltrato y el suplicio infligido a los animales es una forma de dar rienda suelta a ese instinto asesino. Ya que la sociedad no permite hacerlo de otra forma lo sublima de esta.

Por tanto, aquel que ejerce ese maltrato, aquel que ejecuta el suplicio es, además de un inmaduro, un desequilibrado mental, pues es incapaz de comprender y entender la vida, en su sentido más amplio, ni comprender su propio medio. Es un desajustado al entorno, pues para disfrutar ha de agredir a elementos que lo integran. Una de las características esenciales de  la madurez humana es la capacidad de respeto, la comprensión de la realidad en su sentido más amplio, el equilibrio emocional, la empatía, la responsabilidad con su hábitat, etc.

El ser humano maduro no se consigue de la noche a la mañana, sino que va madurando con el tiempo, con la propia evolución, pudiendo darse el caso que, estando sometido a procesos educativos inapropiados, no consiga madurar en toda su vida desde el punto de vista psicológico. La llamada cultura de los pueblos está repleta de actos y conductas inmaduras, impropias, impresentables, inhumanas, que se presenta como conductas adecuadas en un sistema cultural inamovible. Pero la cultura, al ser la expresión de las personas y los pueblos, también se va transformando con el tiempo a través del progreso de la gente y de la asunción de nuevos valores más coherentes con los principios de una civilización moderna. Por tanto, justificar y potenciar conductas inmaduras, inhumanas, mediante el sostenimiento de la cultura de un pueblo es otra aberración que frustra y coarta la evolución de ese pueblo. Para el desarrollo y progreso de una sociedad se ha de someter a la crítica y análisis continuo todo el sistema, de esa forma se provoca y sustenta el proceso evolutivo. Es retrógrado y anacrónico el conservador a ultranza de culturas, o actos definidos como culturales, de componente agresivo con el mundo que nos rodea, cuando estamos tendiendo a una integración del ecosistema y de todos y cada uno de los elementos que lo componen.

Y ustedes dirán que a qué viene toda esta cascada de argumentaciones…  Pues es consecuencia de una reflexión sobre el espectáculo del famoso Toro de la Vega. Esa especie de martirio que se inflige a un toro a las puertas de la ciudad de Tordesillas, por parte de unos salvajes inmaduros, que dan muerte a lancetazos, siguiendo la tradición de unos energúmenos que vivieron en el pasado con su violencia a cuestas y carentes del más mínimo respeto al animal, algo heredado de sus ancestros. Se desata el instinto asesino, el sadismo, la propensión y el atavismo de parte de un pueblo que ve en ello un  divertimento.

Por tanto, si queremos una sociedad más moderna, más madura y humana, empecemos por deshacernos de esos atavismos que nos anclan a un pasado de violencia y brutalidad, de crueldad y salvajismo. Nuestra cultura no puede justificar esas conductas, no debemos dejarla atrapada en un pasado impresentable de bestialidad. El ser humano ha de evolucionar y apartar comportamientos y actitudes irracionales de componente sádico y cruel. Hoy, la crueldad no tiene cabida en el concepto “cultura”, aunque haya gente interesada en sostenerla.


Por tanto: 
¡NO AL TORO DE LA VEGA¡ 
¡NO AL MALTRATO ANIMAL DE CUALQUIER CLASE¡


10 comentarios:

RGAlmazán dijo...

Y hay que ver lo que dicen para defenderlo: "La tradición". Es una cuestión de ignorancia. Como si no hubiera tradiciones inhumanas que hay que desterrar. Por esa razón, el esclavismo, la inquisición y unas cuantas cosas más estarían vigentes.
Una verdadera salvajada que debería estar prohibida.

Salud y República

Antonio dijo...

Cierto Rafa. La tradición puede ser abominable, como en este caso, y debe ser erradicada de las conductas de los pueblos cuando así sea, bien por convicción o prohibición.
Saludos

Modesto Reina dijo...

Brutalidad,ensañamiento y salvajadas que se quieren maquillar con la tradición y la cultura. Donde hemos puesto el nivel de divertimento a costa de la maldad de matar de esa manera a un animal. Lo desglosas bien en la entrada, Antonio,se puede hacer mucho para que no se vuelvan a dar este tipo de espectáculos. Rotundamente no a este tipo de espectáculos.
Un abrazo,amigo.

Antonio dijo...

Amigo MOdesto, si las personas sensibles siguen enfrentando al bruto con su mundo violento puede que acabemos haciéndoles ver donde está la verdadera civilización y la cultura de los pueblos.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Emilio López Gines:
Por desgracia, todavía existen en este país muchas fiestas, mal llamadas "culturales", que no dejan de ser una expresión de sadismo y crueldad gratuita, que ensombrece a una España rica en una cultura popular de lo más variopinto y de una hermosura increíble que son las realmente nos representan como pueblo. cada vez son más las voces que se alzan en contra de estas otras, sanguinarias y crueles. Me ha gustado mucho tu exposición Antonio. Un saludo

KRT dijo...

Totalmente de acuerdo, Antonio! También eran "tradición" las luchas de gladiadores, los autos de fe y las ejecuciones públicas. En algunas cosas nos hemos civilizado, en otros atavismos cuesta un poco más. Ni tauromaquia, ni 'embolados' ni 'ensogados' ni 'correbous' ni riñas de gallos. Aunque Wert diga que es un 'bien cultural', para mí eso no es cultura ni enriquece a una colectividad, más bien nos estigmatiza como crueles y sanguinarios a los ojos del mundo. Un saludo!

Antonio dijo...

Amigo Emilio, la diversión y sus formas pueden formar parte de la cultura de los pueblos, pero nunca es admisible que esta se base en hacer sufrir a otros seres.
Un saludo y gracias por pasar por esta casa virtual y dejar tu comentario

Antonio dijo...

Cierto KRT, de acuerdo con lo que planteas. Hoy la lucha de gladiadores se puede haber cambiado por el fútbol como espectáculo de masas y, aunque yo no sea un defensor de esto, creo que sirve para sublimar y volcar en ello muchas frustraciones. El resto de actos de violencia contra otros seres son inhumanos, se mire como se mire y quien los mire sea WERT y toda su casta política e ideológica. Lo malo es que los califique de culturales el ministro que gestiona la competencia de educación... ¿De dónde ha salido este sujeto tan nefasto para nuestra educación y nuestra cultura?
Un saludo

Myriam dijo...

Me sumo a tu denuncia.

Detesto las corridas de toros por todo lo que dices aquí.

Una única vez fui un día en Colombia a unas corridas de toros y vomité. Me sorprendió (o quizás no tanto) el fervor de la gente.... me recordó a los circos romanos...

Besos
(Ya me contarán como les fue!!!!! me imagino que el viaje y el evento estuvo divino)

Antonio dijo...

Ciertamente, amiga, Myriam, fue un viaje muy bonito, cargado de afectos y vivencias de amistad. Italia, como siempre, monumental. Su gente variable. Hay de yodo como en botica, jejeje.
Un beso

El derecho a opinar

  Por: Antonio Porras Cabrera Publicado en: https://xornaldegalicia.es/opinion/el-derecho-a-opinar-por-antonio-porras-cabrera https:...